“No hay ni una pulgada cuadrada en todo el dominio de nuestra existencia humana sobre la cual Cristo, quien es soberano sobre todo, no exclame: ‘¡Mía!’” Esta convicción de Abraham Kuyper lo llevó a redefinir la cultura neerlandesa.
Martín Lutero fue un monje agustino alemán y profesor de teología que se convirtió en el iniciador de la Reforma protestante.
Aunque la fe del emperador Constantino ha sido cuestionada, es imposible negar su legado en la historia del cristianismo: creó la relación Iglesia-Estado, abolió la crucifixión y los sacrificios paganos, y detuvo la persecución contra los cristianos.
Sabelio intentó conciliar la unicidad y particularidad del Dios cristiano basándose en las Escrituras, pero su interpretación trinitaria resultó en un error teológico. Esto dejó en evidencia la necesidad de dar una definición ortodoxa de la trinidad.
Ignacio de Antioquía, un discípulo del apóstol Juan, se convirtió en el primer mártir conocido, fuera del Nuevo Testamento, en ser asesinado por su fe en el Coliseo romano.
¿Una teología seria y el activismo social están en conflicto? No para Carl Henry. En un contexto de tensiones ideológicas, este humilde teólogo emergió como el arquitecto de un nuevo movimiento cristiano: el neoevangelicalismo, que puso en sinergia el evangelismo, la justicia y la teología.
Aunque solo vivió 28 años, Keith Green dejó un legado musical centrado en la adoración y la predicación. Era un apasionado por compartir el evangelio y solía plasmar sus luchas espirituales en sus canciones.
Un impresionante artista que reflejó su deseo por la espiritualidad, el perdón y la redención en sus más importantes obras religiosas. Aunque fue alguien moralmente controversial, la gracia de Dios se sobrepuso a sus errores.
Durante su vida, este hombre atendió a miles de niños sin hogar y predicó el evangelio en muchos países. Siempre confió en que Dios proveería de forma milagrosa, y así fue.
Aunque sufrió de ceguera, compuso entre 5000 y 10.000 himnos a lo largo de una vida marcada por el servicio. Nunca se lamentó por su discapacidad y, en cambio, dejó un legado musical que ha influenciado a muchas generaciones de cristianos.
Fue testigo de castigos públicos en su juventud y se embarcó en una misión para aliviar el dolor humano. Pero, aún más importante que el descubrimiento del cloroformo, su mayor hallazgo fue Jesús mismo.
Ed McCully, un joven con un futuro prometedor, cambió su vida de éxitos mundanos por un compromiso inquebrantable con Cristo. En una remota selva ecuatoriana, junto a sus compañeros de misión, encontró el final de su vida terrenal y el comienzo de la eterna.