Charles Hodge nació a finales de 1797 en Filadelfia, fue el último hijo de cinco. Sus padres eran Hugh Hodge, médico cirujano del ejército, y Mary Blanchard. El padre murió seis meses después del nacimiento de Charles a causa de la fiebre amarilla, así que no pudo guardar ningún recuerdo de él. La madre quedó sola con Charles y su hermano Hugh, homónimo del padre. El resto de los niños también fallecieron. Desde ese momento, Mary se dedicó a trabajar sola como hospedera en su casa y a esforzarse por sacar a su familia adelante.
Pero lo más importante para ella era brindarles una iniciación en la fe cristiana. Hodge luego reconoció que la crianza de esta piadosa viuda fue muy influyente en su vida espiritual. La madre contrató mentores a fin de asegurarles a sus hijos una buena educación y asistió con ellos a la Second Presbyterian Church de Filadelfia. El pastor de esta iglesia era Ashbel Green, quien luego se convirtió en presidente de Princeton College, en New Jersey. Este hombre también fue muy influyente para el niño Charles, lo puso a aprenderse de memoria el Catecismo de Westminster (con la ayuda de la madre) para que luego se lo recitara. Más adelante Hodge aprendió de memoria el mismo catecismo, pero en latín.
Con el paso de los años, y mientras se acercaban a la juventud, los hermanos comenzaron a tomar rumbos diferentes. Hugh, el hermano mayor, siguió a su padre y se convirtió en médico. Charles, en cambio, se matriculó en Princeton College a los 14 años. Allí estuvo tres años, hasta 1815, bajo la tutela del Dr. Archibald Alexander, un eminente teólogo presbiteriano, quien además fue como un segundo padre para Hodge, pues lo guiaba con consejos y lo llevaba a las visitas que hacía a diferentes iglesias.
De repente, durante el último año en la universidad, surgió un avivamiento en el campus. Varios estudiantes experimentaron una conversión espiritual y Hodge fue uno de ellos. Hasta ahora el joven no tenía del todo claro su futuro, había considerado estudiar medicina, pero a partir de este acontecimiento su rumbo quedó fijado. Ahora sus creencias de niñez eran propias y sinceras, así que dio testimonio de su fe en la Princeton Presbyterian Church.
Luego de aquel cambio espiritual, y por la influencia del Dr. Alexander, Hodge se matriculó en el Princeton Theological Seminary, un seminario asociado a la Princeton College que había sido fundado recientemente para la preparación de pastores. Allí, Charles estudió tres años, hasta 1819, cuando se graduó con honores. Al siguiente año Hodge ya era profesor del seminario. Se especializó en los estudios bíblicos, para lo cual aprendió hebreo, y dirigió la materia de Literatura oriental, enseñando distintas cátedras sobre Hermenéutica, Crítica Bíblica y Antiguo Testamento.
En 1821, fue ordenado como pastor por su denominación. Poco después se casó con Sarah Bache, bisnieta del famoso Benjamin Franklin, padre fundador de los Estados Unidos. La pareja se conocía desde 1813, pero primero tuvieron una larga amistad y un tiempo de cortejo, antes de casarse en 1822. Con Sarah tuvo ocho hijos, uno de los cuales se llamaría Archibald Alexander, como el querido profesor de Hodge en Princeton.
En 1825, Charles empezó a editar la revista Biblical Repertory and Princeton Review y a publicar ensayos en la misma. En ellos defendía la doctrina de Princeton, entendida por él como teología reformada clásica. Sus adversarios eran de diferentes corrientes teológicas, algunos eran cristianos liberales, otros anglocatólicos, católicos romanos o evangélicos arminianos. Para Hodge, el calvinismo de los siglos XVI y XVII era la forma más bíblica y racional de teología.
Por aquel entonces, era costumbre que los intelectuales estadounidenses como Charles fuesen a estudiar por un tiempo a Europa, él lo hizo entre 1826 y 1828. Con este propósito, dejó a su esposa y a sus dos primeros hijos con su madre Mary. También se retiró temporalmente de sus funciones laborales en Princeton, aunque continuó recibiendo su salario. Después de un viaje en barco hasta Europa, pasó por Francia y Alemania. Centró sus estudios en las lenguas semíticas y conoció a los mejores eruditos en el campo teológico del siglo XIX: Wilhelm Gesenius, Augustus Tholuck, Augustine Neander, Ernst Hengstenberg y Friedrich Schleiermacher.
En especial, Charles admiró la erudición del teólogo liberal alemán Friedrich Schleiermacher. A pesar de las diferencias teológicas importantes, Hodge le extendió siempre el brazo de la hermandad, lo reconoció como el “teólogo más interesante e influyente de la época moderna”. También dijo que era un cristiano genuino, al afirmar después de su muerte:
Cuando estaba en Berlín (…) acudía a menudo a la iglesia de Schleiermacher. Los himnos que se cantaban, se imprimían en folletos y se distribuían en las puertas. Eran siempre evangélicos y espirituales en un grado eminente, llenos de alabanza y gratitud a nuestro Redentor. Tholuck dice que Schleiermacher, cuando se sentaba por la noche con su familia, solía decir: “Silencio, niños: cantemos un himno de alabanza a Cristo”. ¿Podemos dudar de que ahora él está cantando esas alabanzas? Para quien Cristo es Dios, San Juan nos asegura que Cristo es un Salvador.
Tras finalizar sus estudios en Europa, volvió a Princeton para retomar su trabajo de enseñanza como uno de los principales hebraístas de la época, y se dedicó de lleno a dar clases de Literatura Oriental y Bíblica. Durante la década de 1830, continuó escribiendo para su revista mensual y publicó un comentario sobre Romanos (que le generó fama), aunque luego lo reescribió en 1864.
Pero, en 1840, las cosas cambiaron para Hodge en Princeton, cuando le ofrecieron dar la cátedra de Teología Exegética y Didáctica. Se negaba a pasar de la teología bíblica que tanto disfrutaba a la sistemática, sin saber la relevancia que esta tendría para su vida, pues ella lo haría conocido. Pero a causa del consejo y la insistencia de su viejo mentor, Alexander, aceptó el cambio, aunque todavía con algo de renuencia. Además, logró mantener la cátedra de Exégesis del Nuevo Testamento.
Asimismo, por ese tiempo comenzó a tener más participación como ministro en la iglesia presbiteriana de los Estados Unidos (PCUSA, por su siglas en inglés). Fue clave en el debate con la corriente New School que proponía el “revivalismo” de Jonathan Edwards y otros espiritualistas como nueva forma de piedad presbiteriana. Hodge era parte de la Old School, que prefería la piedad clásica de los puritanos ingleses y el calvinismo ortodoxo. Ambas escuelas terminaron separándose y dividiendo a la iglesia presbiteriana nacional en 1837.
En 1846, fue moderador de la Asamblea General de su denominación Old School en la Tenth Presbyterian Church de Filadelfia. Fue también parte de juntas para misiones foráneas y domésticas, y contribuyó a la revisión del Libro de Disciplina. Para el beneficio de la iglesia presbiteriana, escribió The Constitutional History of the Presbyterian Church in the United States of America, una obra de carácter histórico, aunque también polémico, que buscaba defender la doctrina y práctica Old School.
Un curioso hecho es que, en una ocasión, Charles Hodge escribió una carta al Papa Pío IX en representación de aquellas corrientes que estaban tan separadas. Los presbiterianos estadounidenses habían recibido una invitación, a través de una encíclica, por parte del obispo romano para que asistieran al Concilio Vaticano I, que se celebraría entre 1869 y 1870.
Pero en una reunión de la Asamblea General de la Iglesia presbiteriana nacional se decidió que no se accedería a la invitación y se encargó a Hodge el redactar la misiva, quien lo hizo en un tono respetuoso pero firme. En el siguiente párrafo de la carta se resume la razón para declinar la invitación papal:
… no podemos con buena conciencia ser representados [por delegados] en el Concilio propuesto. Pero como el Concilio de Trento, cuyos cánones están aún en vigor, declara malditos a todos los que sostienen los principios [protestantes] antes enumerados, nada más es necesario para mostrar que nuestra declinación de su invitación es un asunto de necesidad.
En general, la vida de Charles iba muy bien hasta ese momento, excepto, quizá, por un problema de salud en su pierna que le ocasionaba una parálisis. Durante un tiempo, esto lo obligó a dar clases en su oficina. Sin embargo, la mayor prueba llegó en la Navidad de 1849, cuando murió su esposa Sarah. En una carta a su hermano Hugh, expresó: “Ningún ser humano sabe, antes de experimentarlo, lo que es perder en una familia la cabeza y el corazón, la fuente de su luz y amor”. Esta dura muerte fue seguida por la de su querido profesor, Archibald Alexander, en 1851, añadiendo más dolor al corazón de Hodge.
Estas muertes sacudieron la vida de Charles, pero, en última instancia, lo hicieron para bien. En 1852, se casó con una viuda como él: Mary Hunter Stockton, con quien tuvo un feliz matrimonio. Además, después de la muerte del decano de Princeton, Hodge pasó a ocupar el cargo de director principal del seminario. A esta tarea se dedicó hasta la muerte y continuó con su oficio como profesor.
En 1872, se cumplieron 50 años de su profesorado en Princeton. Aquel aniversario fue grandemente celebrado un 23 de abril en la First Presbyterian Church con 400 de sus estudiantes que se reunieron para honrarlo y con invitados de otras instituciones estadounidenses. Incluso desde Escocia recibió felicitaciones de parte de la Free Church of Scotland, una importante denominación presbiteriana de la tierra de John Knox: “Lo felicitamos por el lugar honorable y distinguido que tiene para toda la iglesia presbiteriana y todas las iglesias que honran la verdad evangélica”. Aquel acto fue un reconocimiento y, sin saberlo, también una despedida, ya que el profesor Hodge estaba viviendo sus últimos años.
Para cuando la muerte llegó, Charles vivía una dulce y tranquila vejez. Disfrutaba de la visita de sus hijos y nietos, y cuando dio su último aliento estaba rodeado por varios de ellos. Cuando estaba en cama le dijo a su hija: “Querida, no llores. Estar ausente del cuerpo es estar presente con el Señor. Estar con el Señor es verlo. Ver al Señor es ser como Él”. Así, Charles Hodge murió el 19 de junio de 1878 en Princeton, siendo todavía decano del seminario. C. W. Hodge y A. A. Hodge, dos de sus hijos, fueron profesores de teología bíblica y sistemática, respectivamente, en el Princeton Theological Seminary.
Su teología era esencialmente reformada-ortodoxa, en consonancia con los teólogos de Westminster (1647), pero también fue muy influenciado por Francis Turretin, teólogo suizo que vivió dos siglos antes que él. Charles aseguraba que su postura teológica era extraída de la Biblia, por lo que prácticamente no experimentó cambios. De hecho, en una ocasión se atrevió a decir, con orgullo, que en Princeton nunca se había propuesto una idea nueva.
No obstante, la aplicación de su teología a las realidades del siglo XIX sí fue novedosa, pues tuvo que abordar temas modernos como la abolición americana de la esclavitud, la teoría de la evolución darwinista y la crítica bíblica alemana. Así, Hodge fue uno de los teólogos evangélicos que dio forma a la teología conservadora-moderna, la cual se enfrentaría al liberalismo teológico. Esto caracterizó al Princeton Seminary hasta la generación de John Gresham Machen, de la década de 1920, considerado el gran y último teólogo conservador de dicha institución.
En general, Charles fue un escritor prolífico. Además de los libros ya mencionados, y de muchos artículos y ensayos, Hodge publicó comentarios sobre 1 y 2 Corintios, Efesios y Apocalipsis, también un célebre libro sobre la piedad reformada llamado The Way of Life. Además, hizo una publicación sobre la relación entre el cristianismo y la ciencia: What is Darwinism? Todas estas obras demostraron tanto su competencia académica como su espiritualidad cristiana.
Pero, sin duda, Charles Hodge es recordado hoy como un teólogo sistemático. Esto se debe a su obra magna: Systematic theology, una dogmática de tres volúmenes que en la mayoría de seminarios reformados de los Estados Unidos sustituyó a la Institutes of Elenctic Theology de Francis Turretin (que el mismo Hodge había pedido traducir al inglés). A su vez, la publicación de este teólogo presbiteriano fue reemplazada por una de título homónimo, pero de Louis Berkhof. Sin embargo, el legado de la obra de Hodge, que fue publicada entre 1872 y 1873, permaneció a lo largo del siglo XX e inicios del XXI, tuvo varias ediciones en inglés y una en español, algo que posiblemente Charles nunca vislumbró que pasaría.
Bibliografía: Charles Hodge: Guardian of American Orthodoxy en ligonier.org; Charles Hodge: American Theologian en ccel.org; Charles Hodge y Charles Hodge’s Letter to Pope Pius IX en banneroftruth.org; Charles Hodge: American Scholar en britannica.com; Charles Hodge en keithshistories.com.
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