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En este lugar, en el cual están muchas de las tribus más aisladas del planeta, se les han cerrado las puertas a los evangelistas cristianos.
El trabajo misionero transcultural de muchas décadas en Brasil ha dado frutos abundantes. Un ejemplo de ello es la tribu Pataxó, que según Joshua Project es en la actualidad mayoritariamente cristiana, tiene iglesias locales sólidas y un liderazgo fiel. Sin embargo, aún hay bastante trabajo por realizar: según Ethnos360, una organización misionera con base en Estados Unidos, hay más de 160 grupos no alcanzados en el país suramericano, de los cuales solo siete tienen una traducción completa de la Biblia a sus idiomas.
Uno de los lugares menos alcanzados es el Valle del Javari (o Yavarí), hogar –aislado por orden gubernamental– de más de 3000 indígenas, quienes hacen parte de al menos catorce tribus distintas. En este artículo pretendo hacer una breve reflexión respecto a la situación de este valle, a los esfuerzos misioneros (positivos y negativos) que allí se han realizado, y al problema relacionado con la obediencia a la autoridad gubernamental.
Batalla legal en el lugar más aislado del mundo
El Valle del Javari es una de las tierras indígenas más extensas de Brasil: ocupa una superficie de 85 444 kilómetros, mayor a todo el país europeo de Austria. Está ubicado al occidente del estado de Amazonas y su nombre viene del río Yavarí, el cual marca la frontera con Perú. Es la región con el mayor número de tribus indígenas no contactadas en el mundo, de las cuales se conoce a través de técnicas de observación remota, informes de organizaciones de protección, como Survival International y la Fundación Nacional del Indio (FUNAI), y de testimonios de trabajadores humanitarios y miembros de comunidades con las que sí se ha hecho contacto.
A lo largo de los años, muchos ministerios han hecho importantes esfuerzos para alcanzar a las tribus del Valle con el evangelio. Por ejemplo, diferentes denominaciones han realizado labores evangelísticas en áreas cercanas al Valle, como la Iglesia Presbiteriana de Brasil, la Iglesia Bautista Fundamentalista y las Asambleas de Dios. De hecho, de acuerdo con Climate Home News, muchas iglesias, organizaciones, e incluso sectas como los testigos de Jehová, tienen su base en el pueblo de Atalaia do Norte, un pequeño municipio de 20 000 habitantes que está bastante cerca de la entrada del Valle de Javari. Según ese medio, hay al menos quince denominaciones establecidas, lo cual es desproporcional a la pequeña población que se ubica allí.
Sin embargo, alcanzar a los indígenas del lugar no es sencillo. Además de los obstáculos naturales que implica entrar a profundidad en el Amazonas, el gobierno brasileño ha implementado políticas estrictas para proteger y mantener aislado el valle, las cuales han sido respaldadas por decisiones judiciales. Además de mantener a las tribus no contactadas como tal, las organizaciones de protección buscan cuidar la biodiversidad del lugar, ya que hay una gran riqueza de flora y fauna. El aislamiento de estos grupos tiene varios propósitos: la protección cultural, la vulnerabilidad de los indígenas a enfermedades infecciosas para las cuales no tienen inmunidad (como la gripe, el sarampión, la malaria y la hepatitis), la prevención de conflictos con el exterior, y la protección de recursos que pueden ser explotados.
El problema con estas políticas es que representan un gran obstáculo para los misioneros cristianos que buscan alcanzar con el evangelio a estas tribus aisladas. Quizás el ejemplo más notable de esto es la demanda que presentó la Unión de Pueblos Indígenas del Valle del Javari (UNIVAJA) en 2020 contra Ethnos360 y otros misioneros independientes, por su intención de contactar a pueblos indígenas del Valle de Javari para evangelizarlos. El principal motivo de la demanda fue la protección de las tribus para que no se contagiaran de COVID-19. Ese año un juez brasileño falló a favor de UNIVAJA, prohibiendo así la entrada a todos los misioneros evangélicos y terminando con la fructífera labor que allí se realizaba.
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El problema de la obediencia al gobierno
¿Qué deberían hacer los cristianos frente a las estrictas políticas de Brasil y otros gobiernos con lugares aislados por decreto?
Desde que Jim Elliot y sus compañeros perdieron sus vidas entre los Aucas, la pregunta de hasta qué punto los cristianos deben llegar con tal de hablar el evangelio a los perdidos ha estado presente. No hace mucho (2018) John Allen Chau perdió la vida al contactar ilegalmente a los indígenas de la isla Sentinel del Norte, uno de los pueblos más aislados del mundo. Si bien no todas las tribus de Brasil son tan agresivas como para matar a los misioneros, sí hay una fuerte oposición por parte del gobierno, a tal punto que se ha dado la orden de asegurar el aislamiento a través de las fuerzas del ejército.
La Biblia hace un claro llamado a los cristianos a someterse a las autoridades. Pedro les dice a los expatriados: “Sométanse, por causa del Señor, a toda institución humana, ya sea al rey como autoridad, o a los gobernadores como enviados por él para castigo de los malhechores y alabanza de los que hacen el bien”, 1P 2:13-14 (NBLA). La dificultad está en aquellos contextos en los que la autoridad terrenal se opone a la divina. En una situación similar a la de los misioneros que buscan servir en Brasil, alguna vez los guardias del templo les dijeron a los apóstoles que tenían prohibido seguir enseñado en el nombre de Jesús, a lo cual el mismo Pedro respondió: “Debemos obedecer a Dios en vez de obedecer a los hombres”, Hch 5:29 (NBLA).
La discusión acerca de cuándo es legítimo desobedecer a las autoridades es muy amplia y no pretendo resolverla aquí. Para este caso preciso, basta con traer un principio propuesto por Bradford Littlejohn, PhD de la Universidad de Edimburgo y experto en teología política:
Hay una diferencia crucial entre una ley injusta y una ley que nos obliga a cometer una injusticia. Considera, por ejemplo, la diferencia entre un régimen legal que permite el aborto y una ley que requiere que todos los médicos realicen abortos. Mientras que los cristianos podrían objetar enérgicamente a ambas, solo la última obliga al dilema de “Debemos obedecer a Dios antes que a los hombres”.
Entonces, aunque los cristianos no tienen derecho a desobedecer cada vez que estén en desacuerdo con las injusticias del gobierno, sí tienen derecho a hacerlo cuando se les obligue a hacer una injusticia. ¿Cuál es la injusticia en cuestión? Quedarse callados frente al evangelio de Cristo, pues “El Dios de nuestros padres resucitó a Jesús, a quien ustedes mataron (…) y nosotros somos testigos de estas cosas”, Hch 5:30-32 (NBLA).
Compromiso misionero y opinión pública en Brasil
Ahora, aunque el llamado a obedecer la Gran Comisión es indiscutible, aún hay dos grandes desafíos que las misiones evangélicas en Brasil deben enfrentar: la falta de compromiso misionero y la opinión pública.
Como señala Selah Vetter, escritora del ministerio Radical, es necesario que la iglesia en Brasil adquiera un mayor compromiso misionero en el largo plazo. Ella afirmó: “Hay una tentación de querer una respuesta inmediata o un resultado rápido en lugar de construir buenas iglesias locales”. Es importante que los misioneros y las iglesias que los envían estén dispuestos a trabajar durante mucho tiempo para tener fruto.
Sumado al afán de lograr un impacto en poco tiempo, en Brasil hay muchos cristianos que valoran más la riqueza material que el alcance de las tribus perdidas. Aunque este país tiene la población católica más grande del mundo, el número de evangélicos continúa creciendo: si bien en 1940 el 95 % del país se identificaba como católico, ese porcentaje se ha reducido hoy al 51 %, a la vez que el 31 % se identifica como evangélico. Con todo, ese crecimiento está muy influenciado por las megaiglesias de la prosperidad, las cuales promueven el individualismo y la comodidad entre la comunidad cristiana.
Es necesario que el amor hacia la riqueza sea transformado en un amor por las almas del prójimo y la gloria de Dios en todas las naciones. En lugar de megaiglesias que siguen enriqueciéndose, es necesario plantar numerosas congregaciones sólidas. Vetter agregó: “La iglesia es la que tiene la responsabilidad de bautizar, discipular y enviar misioneros (...) Más iglesias locales buenas con bases firmes y bíblicas llevarán a más discípulos y misioneros a difundir el evangelio en Brasil”.
[Puedes leer: Un desbalance en las misiones al que la Iglesia debería prestarle atención]
En cuanto a la opinión pública, lastimosamente los misioneros evangélicos no han tenido buena reputación en Brasil por bastante tiempo. En la década de 1980, muchos integrantes de la tribu Zo’é perdieron la vida después de tener contacto con New Tribes Mission (antiguo nombre de Ethnos360) a causa de enfermedades llevadas por los misioneros. Específicamente en el Valle de Javari, un misionero fue expulsado por FUNAI en 1991, tras ser acusado de entrar al lugar de manera ilegal.
Sin embargo, quizás lo que más ha manchado el nombre del cristianismo en la zona fue el horrible suceso ocurrido en 2014, cuando Warren Scott Kennell usó su labor como “misionero” para producir pornografía infantil con niños de la tribu kanamarí y abusar sexualmente de algunos de ellos, hecho por el cual fue condenado. Lamentablemente, este tipo de hechos afectan la imagen de toda la iglesia: muchos siervos de Cristo, quienes realmente trabajan para hacer discípulos por amor a las almas, son catalogados dentro del mismo grupo de criminales con intereses como los de Scott.
Además de esta conflictiva historia legal, los ministros americanos tienen la fama de intercambiar diferentes formas de bienestar por la disposición de los indígenas a escuchar su mensaje. “La propuesta es que los misioneros estadounidenses traen filtros de agua y suministros médicos y, a cambio, los miembros de la tribu ven videos sobre Jesús durante algunas horas”, reportó Isobel Yeung, de Vice News.
Finalmente, la opinión pública se ha quejado de un conflicto de intereses políticos relacionados con las misiones. Varios medios afirman que el voto de la población evangélica fue muy influyente para la elección de Jair Bolsonaro, presidente de derecha que durante su gobierno (2018 – 2022) sostuvo una postura asimilacionista, es decir, que buscaba que los pueblos indígenas pudieran integrarse más con el exterior. En su período eligió a Ricardo Lopes Dias, un exmisionero de Ethnos360, como director de la agencia gubernamental de protección FUNAI. Esto fue bastante controvertido por la percepción colonizadora que se tiene de las entidades cristianas extranjeras (una organización lo describió como un “zorro a cargo de un gallinero”), y terminó en la destitución de Lopes Dias.
La necesidad de orar
Es claro que el problema de las misiones en el Valle de Javari es bastante complejo. Por un lado, los cristianos tenemos el llamado de predicar el evangelio a todas las naciones, incluso por encima de la autoridad gubernamental. Por otro lado, las leyes de protección, la opinión pública y los desafíos de compromiso en la iglesia evangélica de Brasil, hacen que el camino esté lleno de obstáculos.
¿Qué podemos hacer ante un panorama tan desafiante? Orar, como bien lo señaló el ministerio Radical:
Mientras esperamos expectantes que Dios avance Su reino, podemos orar para que más misioneros vayan y compartan el evangelio con los grupos no alcanzados. Además, podemos orar por fortaleza para esos misioneros mientras se equipan, aprenden el idioma y la cultura, y establecen relaciones. También podemos orar para que el gobierno brasileño se vuelva más abierto al trabajo misionero con los grupos aislados. Por último, oremos por aquellos que nunca han escuchado el evangelio y por sabiduría para la iglesia brasileña.
Referencias y bibliografía
Un juez brasileño prohíbe a los misioneros evangélicos ingresar al territorio indígena | Nationalia
En misión: evangélicos acuden en masa al hogar amazónico de tribus aisladas | Climate Home News
¿Por qué todavía hay personas no alcanzadas en Brasil? | Radical
De Jim Elliot a John Allen Chau: el dilema del misionero-mártir | Christianity Today
Ciudadanía Cristiana y el Estado de Derecho | The Gospel Coalition
El cambiante panorama religioso de Brasil | Pew Research
Las tribus indígenas se resisten a los misioneros evangélicos | Vice News
Las tribus aisladas en riesgo de enfermedades por los misioneros del Amazonas | The Guardian
Pataxo en Brasil | Joshua Project
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