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El pietismo comenzó con los luteranos alemanes en el siglo XVII. Fue muy enfático en promover la fe personal contra el extremo ritualismo y dogmatismo percibido dentro de la iglesia luterana. El luteranismo había hecho un sobre énfasis en la doctrina y en la teología, adormeciendo la práctica cristiana entre los creyentes.
Aunque fue un movimiento con muchos puntos ciegos, como una pobre producción teológica, una tendencia natural hacia el ecumenismo y un énfasis muy alto en la experiencia personal, no se puede desconocer el efecto que tuvo en el protestantismo, evidente aun hasta nuestros días.
Movimientos similares al pietismo alemán han aparecido de vez en cuando a través de la historia de la iglesia, especialmente cada vez que la práctica del cristianismo parecía alejarse de la experiencia y de la práctica personal.

De vuelta a la devoción personal
A comienzos del siglo XVII, el luteranismo había creado un sistema de enseñanza útil para luchar contra los oponentes católicos, pero no para nutrir espiritualmente a los creyentes. Profesaban tener una sana doctrina, la administración correcta de los sacramentos y una Iglesia nacional establecida y bien organizada.
Pero, aunque la Biblia era reconocida como la única autoridad y la primera y más elevada fuente de conocimiento, su contenido esencial se consideraba resumido en los dogmas y la doctrina del luteranismo. Como consecuencia, la única exigencia puesta sobre los miembros era el reconocimiento de la doctrina de la iglesia. Había un pobre énfasis hacía el deber personal de buscar a Dios y una incipiente lectura personal de las Escrituras.


El puritanismo inglés llegó al continente europeo a través de la traducción de obras de Richard Baxter (1615-1691), John Bunyan (1628-1688) y otros protestantes exiliados en los Países Bajos que habían desarrollado previamente su propio pietismo. Pronto estas ideas se extendieron a Alemania.
Las diversas corrientes del movimiento de renovación convergieron inicialmente en la vida y obra de Philipp Jakob Spener (1635-1705). Como pastor luterano, Spener veía con preocupación la degeneración y la ausencia de piedad entre los creyentes de su iglesia. En respuesta, organizó reuniones en las que los cristianos realizaban lecturas devocionales de la Biblia y oraban los unos por los otros.

En su obra más famosa, Pia Desideria, Spener evaluó las debilidades de la ortodoxia de su tiempo y propuso reformas muy ambiciosas:
- Predicación centrada en la Biblia.
- Un mayor énfasis en el sacerdocio de todos los creyentes.
- Una vida cristiana mucho más integral.
- Unidad entre todos los cristianos.
- Formación cristiana enraizada en el seguimiento de las enseñanzas de Jesús.
- Proclamación de las buenas nuevas en palabras y hechos.
El pietismo pretendía que toda la práctica y vida del creyente y de la iglesia estuvieran exclusivamente basadas en la Biblia. También buscaba que los creyentes tuvieran una intensa sinceridad moral y una austeridad material evidente. La experiencia cristiana debía basarse en el nuevo nacimiento, y la esperanza futura debía estar centrada en la resurrección.

Pasión por las almas perdidas
La intensa vida cristiana del pietismo inspiró a sus seguidores a compartir las buenas nuevas con otros, a testificar de su fe y a dar prueba de ella con una vida recta y un amor fraternal. En concordancia con esta actitud buscaron a los pobres y necesitados, creando programas e instituciones para asistirlos. La labor social fue el punto de partida para las misiones de evangelización en el exterior.
Después de Spener, el liderazgo del pietismo alemán pasó a August Hermann Francke (1663-1727), de la Universidad de Halle. El hábil liderazgo de Francke convirtió a Halle en un próspero centro institucional del pietismo. Además de una intensa labor social y educativa, esta universidad suplió a los misioneros que fueron a la India, fundó el primer periódico misionero alemán, recaudó dinero para propósitos misioneros y dirigió a la Alemania protestante a impulsar las misiones antes de que la mayoría del mundo protestante se preocupara por ello.

Otro alumno de Halle, Nikolaus Ludwig von Zinzendorf (1700-1760), fundó la iglesia de Moravia entre los refugiados moravos en su propiedad en Sajonia. Los esfuerzos de Zinzendorf proporcionaron al pietismo su mayor influencia directa fuera de Alemania. Bajo la dirección de Zinzendorf, la labor misionera se centró en la predicación exclusiva del evangelio de Cristo y no del dogma.
John Wesley, el fundador del metodismo, tuvo un encuentro de fe trascendental precisamente entre los misioneros moravos, que eran pietistas y que lo guiaron hacia una experiencia de conversión. A la postre, Wesley incorporó elementos pietistas, como el énfasis en la gracia salvadora y en una experiencia necesaria de conversión, en su movimiento. Probablemente influenciado por el pietismo, Wesley guio a sus seguidores a buscar el más alto sentido de moralidad y a vivir vidas austeras.

Es posible hallar en el pietismo respuestas contra el excesivo énfasis de muchos en el sectarismo. El pietismo nos hace pensar en promover la proclamación por el evangelio por encima de cualquier sobre énfasis en posiciones doctrinales, y nos ayuda a comprender la importancia de la relación personal con Dios, de la lectura de la Biblia, del reconocimiento de las verdades del evangelio, de la constante necesidad de que la iglesia se preocupe por las misiones y la búsqueda de una vida santa.
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