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La palabra Navidad procede del latín nativātis, que significa ‘nacimiento.’ ¿Es la Navidad una fiesta pagana? ¿Es bíblica? Muchos a través de la historia se han hecho esta pregunta. De hecho, existen cuatro polémicas narraciones sobre el origen de la celebración de la Navidad.
1. Una fiesta pagana
El nacimiento de Cristo era celebrado por las iglesias primitivas orientales antes que por la iglesia de Roma. En Alejandría, Antioquía, Jerusalén, Constantinopla, Armenia y demás iglesias orientales, se celebraba la Epifanía, es decir, el nacimiento de Cristo, su presentación en el templo y la visita de los 'magos' el 6 de enero.
La iglesia en Roma comenzó a celebrar el nacimiento de Cristo a principios del siglo IV, siendo ya el cristianismo la religión oficial del Imperio. El 6 de enero fue trasladado al 25 de diciembre, fecha en que todo el Imperio celebraba el Nacimiento del Invencible Dios Sol. La Iglesia de Roma conservó la celebración de la Epifanía el 6 de enero, pero solamente centrada en la visita de los magos, probablemente para atraer a los paganos y así transformar sus fiestas en la celebración cristiana del nacimiento de Cristo.
La iglesia de Roma escogió el solsticio de invierno, época en que, además de la fiesta en honor al sol, había otras importantes celebraciones romanas como las Saturnales, en honor a Saturno, dios de la agricultura. Las iglesias orientales, sin embargo, desaprobaron el cambio hecho por Roma y lo tacharon de idólatra y pagano.
En el año 46 a.C., el Emperador Julio César cambió el calendario romano por el juliano. Más adelante, en el siglo VI, el calendario juliano fue corregido por Gregorio III. Podría ser que el cambio se debiera, más que todo, a la intención de este Papa de justificar la transferencia de fechas, del 6 de enero al 25 de diciembre, para la celebración del nacimiento de Cristo.
En el calendario juliano, durante el siglo IV, la Encarnación de Cristo se fechaba el 7 de abril, por lo que el alumbramiento, 9 meses después, caía el 6 de enero. De ahí la celebración de Epifanía el 6 de enero por las iglesias orientales. En el gregoriano, la anunciación del ángel a María ocurrió el 25 de marzo, quedando así el 25 de diciembre como la fecha supuesta del nacimiento de Cristo, justificándose así la celebración del nacimiento del Salvador en diciembre.
Hoy es casi imposible conocer la fecha exacta del nacimiento de Jesús y, más difícil aún, sería poner de acuerdo a los millones de creyentes en Cristo sobre este asunto. Lo que sí está claro es que, al no haber en la Biblia una fecha exacta o al menos pistas más claras sobre el nacimiento de nuestro salvador, siempre existirán razones para polemizar sobre este tema.
2. Una fiesta católica
La Iglesia Católica o la Iglesia Anglicana celebraban la Navidad en el siglo XVII, pero los puritanos ingleses, quienes eran separatistas, tenían leyes que prohibían la celebración de la Navidad. La primera controversia sobre la Navidad tuvo lugar cuando Inglaterra fue gobernada por un parlamento puritano.
Los puritanos trataron de eliminar los elementos de la Navidad que no eran de origen bíblico, pues consideraban que se trataba de una celebración derrochadora e inmoral que recordaba más al mundo católico que al entorno protestante. En 1647, el Parlamento inglés liderado por los puritanos prohibió la celebración de la Navidad, reemplazándola con un día de ayuno. En Escocia, la Iglesia Presbiteriana también desalentó la observancia de la Navidad.
En la América colonial, los peregrinos de Nueva Inglaterra desaprobaban la celebración. La observancia de Navidad fue proscrita en Boston en 1659. La prohibición de los puritanos fue revocada en 1681 por un gobernador inglés. Sin embargo, no fue hasta mediados del siglo XIX que celebrar la Navidad se puso de moda en la región de Boston.
Antes de la época victoriana, la Navidad en los Estados Unidos era principalmente una fiesta religiosa observada por católicos romanos, episcopales y luteranos. Su importancia a menudo se consideraba secundaria frente a la Epifanía y a la Pascua.
3. Una fiesta secular
Durante la revolución francesa, a inicios del siglo XVIII, se prohibieron los servicios religiosos cristianos de Navidad y la torta de los tres reyes fue rebautizada por la fuerza como la "torta de la igualdad" bajo las políticas anticlericales del gobierno. Más tarde, en el siglo 20, las celebraciones de Navidad fueron prohibidas bajo la doctrina del ateísmo estatal en la Unión Soviética. La Liga de Ateos Militantes promovió una campaña contra las tradiciones navideñas, como el árbol de Navidad.
En la Alemania de Hitler, debido a que los ideólogos nazis veían la religión organizada como un enemigo del estado totalitario, los propagandistas intentaron restar importancia o eliminar por completo los aspectos cristianos de la fiesta. Como resultado, promovieron numerosas canciones nazificadas sobre la Navidad, que reemplazaron los temas cristianos con las ideologías raciales del régimen.
Pero la Navidad como la conocemos hoy tal vez tuvo su origen durante la era victoriana en Inglaterra. Cuando Charles Dickens escribió A Christmas Carol (Canción de Navidad en español), de acuerdo con la opinión de muchos, la Navidad se empezó a ver como un festival de generosidad centrado en la familia y no como una tradición basada en el cristianismo y en la iglesia.
La sociedad secularizada de hoy ha empezado a generar controversia sobre el asunto de la identidad cristiana de la Navidad. Por ejemplo, en los Estados Unidos y en Canadá se utiliza el término Holidays para hablar de la temporada de Navidad, el cual está más relacionado con ‘vacaciones’ que con una celebración religiosa.
Los gobiernos también se han visto presionados a no asociar la Navidad con el cristianismo. Los aspectos populares de la celebración, como los árboles de Navidad, las luces y la decoración, se asocian con la temporada de vacaciones y no con la religión. La controversia también incluye objeciones a las políticas que prohíben que el gobierno o las escuelas obliguen a las personas a participar en las ceremonias de Navidad.
También es común que en muchas ocasiones no se permita que el árbol o los pesebres se muestren en entornos públicos. Además, varias cadenas minoristas de EEUU., como Walmart, Macy's y Sears, han optado por saludar a sus clientes con la frase "Felices fiestas" en lugar de “Feliz Navidad.”
4. Una fiesta para el consumo
La última controversia gira en torno al consumismo desproporcionado que genera la época de Navidad. La exaltación de figuras como Santa Claus y sus regalos le da a la Navidad una esencia de gasto y de materialismo que nada tiene que ver con el cristianismo. La época navideña se asocia cada vez más a la idea de comprar.
Según Forbes, sólo en Estados Unidos se esperaba que los consumidores gastarán más de 1 billón de dólares durante la Navidad de 2016. En promedio, cada persona gastaría más de 419 dólares en artículos y regalos. En países de Sudamérica como Brasil o México el comportamiento es muy similar. Mientras la Biblia nos enseña sobre la generosidad y la austeridad, el gasto para estas fechas no hace más que aumentar año tras año.
La verdadera esencia
El cumplimiento de las profecías, la encarnación, el advenimiento y la unión hipostática tuvieron lugar en el nacimiento de Cristo. Es una celebración que no podemos menospreciar. Creamos o no en la Navidad, hay algo más importante. Dios se hizo Hombre para salvar a la humanidad y eso requiere ser proclamado. El Padre envió a su Hijo al mundo. Nos ha nacido, en la Ciudad de David, un Salvador, que es Cristo, el Señor.
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