Eduardo VI de Inglaterra (1537-1553) fue el tercer monarca de la Dinastía Tudor. Es conocido como el primer gobernante inglés de corte protestante; no obstante, fue su padre, el rey Enrique VIII (1491-1547), quien rompió relaciones con la Iglesia católica romana. Eduardo fue constituido como heredero al poder cuando su padre falleció, y en ese contexto, la Iglesia de Inglaterra inició un proceso moderado hacia una tendencia protestante, que, a la postre, sería conocida como anglicanismo.
Sin embargo, el temprano fallecimiento de Eduardo y la llegada al poder de su media hermana, María I (1516-1558), desdibujaron –al menos, por un tiempo– la esperanza de los protestantes ingleses de separarse del romanismo imperial de una vez por todas para solidificar su identidad religiosa. ¿Quién fue Eduardo VI y por qué su llegada al trono inglés fue importante para la tradición anglicana?
Una salud frágil y un intelecto notable
Eduardo nació el 12 de octubre de 1537 en el Palacio de Hampton Court, en la capital de Inglaterra. Fue el único hijo sobreviviente y legítimo del entonces rey Enrique VIII (1491-1547), fruto de su tercer matrimonio con la reina consorte, Juana Seymour (aprox. 1504-1537). Desde hacía tiempo, Enrique anhelaba tener un heredero varón, y hasta el momento, solo tenía dos hijas con vida que podrían convertirse en sus sucesoras: María I (1516-1558), a quien tuvo con su primera esposa, Catalina de Aragón y Castilla (1485-1536), y Elizabeth I (1533-1603), a quien tuvo con su segunda esposa, Ana Bolena (aprox. 1501-1536).
Debido a la gran noticia que representó el nacimiento de Eduardo, se dispararon 2000 cañones desde la Torre de Londres, se hicieron sonar las campanas por toda la nación, e incluso durante 24 horas hubo banquetes y fiestas. Sin duda, la llegada del recién nacido príncipe generó mucho revuelo. Lamentablemente, en medio de la celebración, a tan solo doce días de haber dado a luz al pequeño príncipe, Juana Seymour falleció a causa de complicaciones postparto.
El nacimiento de un varón significó para el rey Enrique una gran satisfacción; sin embargo, el niño presentó aparente fragilidad en su salud. Por tal razón, su padre lo mantenía aislado y resguardado constantemente, en aras de evitar que contrajera alguna enfermedad. No obstante, a pesar de su delicada salud, Eduardo no dejó de recibir una formación educativa de alto nivel y demostró ser un estudiante muy inteligente: a sus siete años tenía dominio del latín y a los trece había leído la Ética de Aristóteles en griego y estaba traduciendo De philosophia de Cicerón. También aprendió alemán.
Único heredero del rey que separó a Inglaterra del catolicismo
Dado que el primer matrimonio de Enrique VIII fue anulado para permitirle contraer las segundas nupcias, y que su segunda esposa fue ejecutada tras ser acusada de manera fraudulenta de adulterio y traición, ambas hijas, María e Elizabeth, fueron desheredadas. De esta manera, Eduardo se convirtió en el único heredero directo a la corona de Inglaterra.
Como Enrique era consciente de la condición frágil de su hijo, intentó tener más hijos varones, así que llegó a contraer matrimonio tres veces más (en total, tuvo seis esposas), pero no logró tener más descendencia. Esto lo condujo a declarar que Eduardo podría ser sucedido por María I, y que quien le seguiría en línea de sucesión a la corona sería Elizabeth I.
Ahora bien, en este contexto, resulta importante tener en cuenta que Enrique VIII se caracterizó, entre otras cosas, por haberse separado de la Iglesia católica romana e impulsar su propia reforma eclesiástica en Inglaterra, donde ya la Iglesia se denominaba “anglicana”. Esta fractura en las relaciones político-religiosas entre el rey Enrique y el catolicismo imperial se desencadenaron con el divorcio de su primera esposa, Catalina de Aragón, quien era hija de los Reyes Católicos, Fernando II de Aragón (1452-1516) e Isabel I de Castilla (1451-1504). A priori, sus nupcias habían representado el cimiento de una alianza entre Inglaterra y España.
Enrique también hizo que los asuntos eclesiásticos del clero en su nación estuvieran supeditados a su autoridad particular, en contraposición a la “autoridad suprema” que el pontífice romano poseía sobre la Iglesia. Asimismo, instauró algunos cambios en la liturgia eclesiástica, como contar con traducciones de la Biblia al inglés. Pese a que la Iglesia anglicana se encontraba todavía en una etapa de formación temprana, la nación que años más tarde presidiría el príncipe Eduardo ya había dado pasos significativos en la desvinculación con Roma.
Con el transcurrir del tiempo, la salud del rey Enrique VIII comenzó a complicarse y deteriorarse, puesto que sufría de sobrepeso y tenía una úlcera en una de sus piernas. El 28 de enero de 1547, a sus 55 años, falleció en el Palacio de Whitehall, tras haber reinado en Inglaterra desde 1509. Fue enterrado en la Capilla de San Jorge ubicada en el Castillo de Windsor, próximo a su fallecida esposa Juana.
Llegada del pequeño rey al trono y tensiones políticas
A raíz del fallecimiento del rey Enrique, el príncipe Eduardo pasó a llamarse Eduardo VI, cuando fue designado sucesor y nuevo rey de Inglaterra. Fue coronado en la Abadía de Westminster el 20 de febrero de 1547 por el entonces Arzobispo de Canterbury, Thomas Cranmer (1489-1556). En ese momento, Eduardo VI era todavía un niño: tenía solo nueve años, y el estado económico, político y religioso de la nación inglesa eran inciertos debido a las decisiones que su padre había tomado durante su reinado.
Dado que el rey Eduardo VI era aún demasiado pequeño, se le designó un Lord Protector: Eduardo Seymour (1506-1552), su tío materno, el cual desempeñó un papel importante durante su reinado y fue un defensor notable de la causa protestante. A pesar de que Enrique VIII había dispuesto que el Consejo de Regencia –institución designada para gobernar durante la minoría de edad de un monarca– no fuera controlado por una sola persona, en la práctica esto resultó complicado, por no decir que ignorado.
El mismo Seymour concedió títulos y dineros a quienes estaban a su favor y, en 1547, se nombró a sí mismo duque de Somerset, convirtiéndose así en el único líder del Estado. Aprovechando su nueva posición, quiso concretar el matrimonio del rey Eduardo VI con María Estuardo –María I de Escocia (1542-1587)–, con el fin de entrelazar los reinados de la nación inglesa con la escocesa. No obstante, Escocia no aceptó, puesto que su lealtad estaba con Francia. En su lugar, concertó matrimonio con el heredero del trono francés, Francisco II (1544-1560), cuando María tenía solamente cinco años de edad.
Por ello, Seymour impulsó una campaña armada contra Escocia; tomó la ciudad de Haddington, aduciendo la infracción a los Tratados de Greenwich (1543). Nunca logró el éxito perseguido, pues los escoceses sumaron fuerzas con las tropas francesas, y en cambio puso a Inglaterra en un conflicto exterior con los dos países en un momento en el que difícilmente el poder inglés tenía la capacidad de afrontar una situación de tal magnitud.
Finalmente, en 1550 los tres países firmaron un acuerdo de paz que puso fin a los conflictos: el Tratado de Boulogne. Sin embargo, debido a tales acciones bélicas, así como a otros problemas y disturbios, Eduardo Seymour fue reemplazado por John Dudley (1501-1553), conde de Warwick, quien fue nombrado duque de Northumberland.
Reformas eclesiásticas bajo el reinado de Eduardo VI
Como Seymour estaba comprometido con la reforma religiosa en Inglaterra, hizo que se incluyera en la ceremonia de coronación de Eduardo VI, bajo la asistencia del Arzobispo de Canterbury, un juramento de que el rey debía asentar y mantener la reforma que había iniciado su padre en vida. Mediante la Ley de Traición (1547) se levantaron algunas restricciones severas que su padre había impuesto y se permitió el debate libre de temas religiosos, así como la impresión, difusión y distribución de materiales afines.
La reforma eclesiástica prosiguió según las expectativas, y el término “protestantismo” empezó a popularizarse y generalizarse. En las iglesias, fueron eliminadas las iconografías, los vitrales y los murales, y los altares papistas fueron cambiados por mesas de comunión. Las misas empezaron a ser celebradas en el idioma vernáculo de la nación, en lugar del latín, rasgo que caracterizó a las distintas tendencias protestantes. Desde entonces, los sacerdotes tuvieron la posibilidad de contraer matrimonio.
En 1549, se publicó el Libro de Oración Común, el cual era de obligatoria vinculación (es decir, debía usarse en todos los servicios religiosos). Con la actualización que se le hizo en 1552, la Inglaterra de Eduardo VI se terminó separando aún más del cesaropapismo —sistema en el que el líder político, como un emperador o rey, también tiene autoridad sobre la iglesia o la religión oficial— por el rechazo a su dogma de la transubstanciación.
Seymour terminó siendo ejecutado el 22 de enero de 1552, pero Dudley continuó con las reformas, aunque más por razones egoístas que por un espíritu religioso devoto. Se llegaron a imponer medidas más severas a las prácticas romanistas, como la mitigación de las vestimentas del clero y la eliminación de las oraciones por los muertos. La situación financiera y económica de Inglaterra mejoró como consecuencia de su legislación contra los cercados (privatización de terrenos que antes los campesinos usaban de manera colectiva) y de frenar la mezcla de las monedas entre varios minerales.
Fallecimiento del rey y medidas desesperadas de Dudley
Para el verano de 1552, el joven rey contrajo sarampión y viruela, y en el invierno de 1553, que fue sumamente fuerte, evidenció signos de tuberculosis. Este escenario generó desconcierto en Dudley, quien no desconocía que el padre de Eduardo había designado como sucesora de la Corona inglesa a María I, quien era una devota romanista. Sospechaba que, una vez constituida reina, ella revertiría las reformas religiosas que se habían logrado hasta el momento. Por tal razón, persuadió al rey Eduardo, quien era un reformista, a que nombrara como sucesora a su prima Juana Grey (aprox. 1536-1554).
El 6 de julio de 1553, cuando tan solo tenía quince años, se dio la fatídica muerte del rey Eduardo VI en el Palacio de Greenwich a causa de tuberculosis. Estratégicamente, Dudley calló la muerte durante varios días, mientras se dedicaba a la instalación de Juana en el trono, quien tenía 16 años en ese momento. El Consejo y el Parlamento inglés aprobaron el nombramiento de la joven reina. Sin embargo, María no iba a dejar perder la oportunidad de llegar a la corona de Inglaterra; no solo era hija de Enrique VIII, sino que también tenía muchos seguidores, lo cual fácilmente le abriría paso al poder real.
Entonces, un ejército avanzó en favor de María hacia la ciudad de Londres. Sumado a esto, la nobleza y a los plebes querían que se cumpliera el deseo del fallecido Enrique VIII. Así, Dudley fue destituido y ejecutado el 22 de agosto de 1553. Por su parte, Juana Grey, quien había estado de acuerdo con el plan —aunque de mala gana—, terminó encerrada en la Torre de Londres hasta su ejecución el 12 de febrero de 1554, siendo conocida como la “reina de los nueve días”, ya que ese fue el tiempo que duró su reinado. El 1 de octubre de 1553 se coronó a María en la Abadía de Westminster, quien pasó a convertirse en María I de Inglaterra.
El retorno del romanismo a Inglaterra y la “Edad de oro”
Además de anhelar el trono inglés, María I quería el retorno del catolicismo a la nación, así que se propuso eliminar todo rastro del protestantismo que su recién fallecido hermano había instituido durante su reinado. Para cumplir tal propósito, se propuso casarse con Felipe II de España (1527-1598), lo que permitiría una alianza para forzar el romanismo en Inglaterra nuevamente. No obstante, el temor rodeaba a la reina, ya que tenía 37 años de edad y si no llegaba a tener un heredero de tendencia papista, su hermana Elizabeth volvería a establecer una Inglaterra protestante.
A esa tensión se añadía cierta desconfianza por parte de los ingleses hacia Felipe por ser español; muchos temían que tuviera interés en las riquezas que surgieron como consecuencia de la adopción del protestantismo. El Parlamento comenzó a demostrar su disconformidad con la reina, quien no toleraba sus consejos sobre no aliarse con España. Cuando se supo que se casaría con Felipe, se desató una insurrección de los protestantes ingleses liderada por Sir Thomas Wyatt (1521-1554), pero María I logró ganarse el apoyo de muchos ciudadanos y derrotó a Wyatt y sus disidentes. Luego de casarse con Felipe, restableció un sistema eclesiástico-político romanista.
En los años siguientes, la reina empezó una férrea persecución, tortura y ejecución contra los protestantes ingleses y todo aquel que vindicara el protestantismo; por eso se ganó el nombre de “María, la sanguinaria”. Reinó hasta 1558, cuando la sucedió su hermana Elizabeth I, quien fue recibida con satisfacción por el pueblo inglés. De forma paulatina, ella se propuso reformar religiosamente de nuevo a Inglaterra: implementó cambios a su consejo cercano y realizó ajustes en el ámbito judicial, político y administrativo de la nación.
En resumen, fue en el reinado de Elizabeth I que el protestantismo no solo regresó, sino que se afirmó. Así, Inglaterra se convirtió en una nación de corte protestante y se consolidó la Iglesia anglicana. Por lo anterior, y otros logros, se considera que la época isabelina fue la “Edad de Oro” de Inglaterra.
El legado de Eduardo
A pesar de su delicada condición de salud y de que su tiempo a la cabeza de la Corona inglesa fue corto, Eduardo VI fue un instrumento significativo para el avance e impulso de la Reforma protestante en su nación. En especial, sus medidas sirvieron para el establecimiento de la tradición anglicana que, sin lugar a dudas, ha tenido entre sus filas a personajes relevantes en la defensa de la fe cristiana ortodoxa y la difusión del Evangelio de Jesucristo.
¿Crees que, pese a su corta edad y reinado, Eduardo VI marcó un hito importante para la Reforma protestante en Inglaterra? ¿Piensas que pudo haber hecho mucho más en favor del anglicanismo?
Referencias y bibliografía
Edward VI - Death, Successor, & Facts | Britannica
Henry VIII - Biography, Wives, Religion, Death, & Facts | Britannica Jane Seymour | Biography, Queen, Henry VIII, & Facts | Britannica
Thomas Cranmer - Archbishop of Canterbury, Reformer & Martyr | Britannica
Edward Seymour, 1st duke of Somerset - Protector of England, Tudor Statesman | Britannica
ENRIQUE VIII: Cuál fue su papel en la Reforma protestante | BITE
Elizabeth I: La reina que afirmó al protestantismo en Inglaterra | BITE
María I: La última reina católica en gobernar Inglaterra | BITE
THOMAS CRANMER: Precursor de la Reforma en Inglaterra | BITE
Eduardo VI de Inglaterra | World History Encyclopedia en español
Eduardo VI, el único hijo varón del terrible Enrique VIII | AQUÍ Medios de Comunicación
Enrique VIII, el rey que mandó asesinar a dos de sus esposas | National Geographic
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