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Fue la primera reina de Inglaterra, anterior a Elizabeth I. Recibió el triste apodo de “María la Sanguinaria” por la persecución generalizada en contra de los protestantes durante su reinado. Lideró un fracasado y penoso intento de restaurar el catolicismo romano en Inglaterra que la convirtió en una figura poco apreciada entre su pueblo. Bienvenidos a este resumen de la vida de María I de Inglaterra (1516-1558).

Hija ilegítima
María nació el 18 de febrero de 1516 en Greenwich, una pequeña población cerca de Londres, Inglaterra. Hija del rey Enrique VIII (1491-1547) y de la princesa española Catalina de Aragón (1485-1536), la pequeña María se convirtió en un instrumento en la amarga rivalidad de Inglaterra con las naciones más poderosas.

A lo largo de la infancia de María, Enrique trató de negociar posibles matrimonios futuros para ella. Negoció con el heredero al trono francés. También se acordó un matrimonio con Carlos V (1500-1558), el emperador del Sacro Imperio Romano y primo de María por su línea materna. Luego se retomó la negociación con los franceses. Finalmente, se trabajó en la posibilidad de una unión con el heredero al trono escocés. Sin embargo, ninguna de estas posibilidades de matrimonio para una alianza avanzaba satisfactoriamente.
Ya en la década de 1520, Enrique había planeado divorciarse de Catalina, la madre de María, para casarse con Ana Bolena (1501-1536), alegando que, dado que Catalina había sido la esposa de su hermano fallecido, su unión con Enrique era incestuosa. Como es sabido, el Papa se negó a reconocer la petición de Enrique para divorciarse, incluso después de que el divorcio se legalizara en Inglaterra. Como consecuencia, en 1534 Enrique VIII rompió con Roma, estableció la Iglesia de Inglaterra y como consecuencia, María pasó a ser una hija ilegítima.

La princesa europea más importante
Ana, la nueva reina, dio al rey una hija llamada Elizabeth. En una desdichada espiral de acontecimientos, a María se le prohibió el acceso a sus padres, se le despojó de su título de princesa y se le obligó a actuar como la dama de honor de la pequeña Elizabeth. Pero María demostró que tenía el coraje de su madre y toda la terquedad de su padre, por lo que no quería admitir la ilegitimidad de su nacimiento, lo cual la convertiría en una persona incómoda para su padre y para Ana Bolena.

Después de un conflicto con Enrique, el Rey se ofreció a restaurar a María si ella lo reconocía como cabeza de la Iglesia de Inglaterra y admitía la "ilegalidad incestuosa" de su matrimonio con su madre. Ella se negó a hacerlo hasta que su primo, el emperador Carlos V, la persuadió para que se rindiera, una acción que lamentaría profundamente. Enrique se reconcilió con ella y le dio un hogar acorde con su posición y nuevamente se hicieron planes para su compromiso. También se convirtió en madrina del Príncipe Eduardo (1537–1553), hijo de Enrique con Jane Seymour (1508–1537), la tercera esposa del Rey.

De la noche a la mañana, María era la princesa europea más importante. Aunque sencilla, era una figura popular, con grandes habilidades artísticas y una gran capacidad lingüística. A pesar de esto, muchos pretendientes buscaron una unión sin que nunca se diera un trato matrimonial. Sin embargo, cuando Enrique se casó con Catalina Howard (1523-1542), a María se le concedió permiso para volver a la corte. En 1544, aunque en los entornos reales todavía se consideraba ilegítima, se le otorgó la sucesión al trono después del príncipe Eduardo y cualquier otro hijo legítimo que pudiera haber nacido de Enrique.
Eduardo VI sucedió a su padre en 1547 e, influido por el fervor religioso y los consejeros entusiastas, hizo que el inglés en lugar del latín fuera obligatorio para los servicios religiosos. En cambio, María, fiel al trasfondo católico de su madre española, continuó celebrando misa a la forma antigua en su capilla privada.

La coronación
Pero las cosas giraron a favor de la joven María en 1553 cuando su hermano, el rey Eduardo VI murió prematuramente. Tratando de resguardar su vida, María huyó a Norfolk, ya que Lady Jane Gray (1537-1554) había tomado el trono y fue reconocida como reina por unos días. Sin embargo, la gran mayoría de los ingleses consideraba a María la gobernante legítima, y en poco tiempo hizo una entrada triunfal en Londres para su coronación.
Pero lamentablemente el entusiasmo de la coronación y del apoyo popular que recibió cegó su prudencia. María anhelaba traer a su gente de regreso a la iglesia de Roma y desechar el protestantismo impulsado por su hermano Eduardo. Para lograr este fin, estaba decidida a casarse con Felipe II de España (1527-1598), el hijo del emperador Carlos V y 11 años menor que ella, con el objetivo de obtener la alianza que le permitiera imponer de nuevo el catolicismo en Inglaterra.

Por el mismo tiempo otro temor rondaba la mente de María. Ella tenía 37 años en el momento de su ascensión. Sabía que, si no tenía hijos, el trono pasaría a su media hermana protestante, Elizabeth (1533-1603). Necesitaba un heredero católico para evitar la reversión de sus reformas. Para lograr este objetivo, una unión con una potencia católica sería ideal.
Pero las ideas de María para el futuro de Inglaterra se empezaron a volver impopulares. Por ejemplo, Felipe era español y, por lo tanto, generaba mucha desconfianza. Por otro lado, muchos en Inglaterra ahora tenían un interés personal en la prosperidad del protestantismo después de haber recibido tierras y dinero de la iglesia cuando Enrique disolvió las riquezas de la Iglesia de Roma y las distribuyó entre los nobles. El Parlamento también se empezaba a mostrar en desacuerdo con María, ya que la Reina nunca estuvo dispuesta a escuchar consejos sobre la idea de que una alianza con España no sería provechosa.
Como consecuencia, cuando en 1554 se hizo evidente que María se casaría con Felipe, estalló una insurrección protestante bajo el liderazgo de Sir Thomas Wyatt (1521-1554). Alarmada por el rápido avance de Wyatt hacia Londres, María pronunció un magnífico discurso que conmovió a miles de ciudadanos a luchar por ella. Wyatt fue derrotado y ejecutado, y María se casó con Felipe, restauró el credo católico y revivió las leyes contra la herejía.

Caos
A partir de entonces se desató el caos. Durante tres años, los cuerpos de quienes se oponían a la reina colgaron de las horcas, y los protestantes fueron ejecutados implacablemente, unos 300 fueron quemados en la hoguera. Por esta razón, a la reina se le impuso el apodo de María la Sanguinaria.
Para la reina, la quema de protestantes no era una política sino un deber. En consecuencia, ignoró todas las pruebas que indicaban que no estaban teniendo el efecto deseado. La reacción del pueblo a las primeras hogueras públicas no fue el esperado. En lugar de ser intimidados y retractarse, los condenados generalmente morían con valor. Debido a la impopularidad de las quemas, después de un tiempo, las autoridades comenzaron a buscar otros medios de coerción menos dramáticos como el encarcelamiento, las multas y el exilio.

Durante el resto de su reinado, María continuó sus persecuciones, sin darse cuenta de que estaba promoviendo cada vez más la simpatía hacia el protestantismo. Mientras se acercaba al final de su reinado, estaba claro que los ingleses tenían más probabilidades de simpatizar con las víctimas que de buscar su ejecución, especialmente si las víctimas seguían mostrándose valientes.
Las casi 300 ejecuciones de María podrían haberse olvidado pronto si no hubiera sido por el escritor John Foxe (1516-1587). Foxe dejó memoria de los mártires del protestantismo inglés del período de María en su famosa obra El libro de los mártires.

La vida personal de María tampoco iba bien. El matrimonio con el rey español no produjo hijos y Felipe, cansado de su esposa, pasó poco tiempo en Inglaterra y no dio nada de su vasta red comercial del Nuevo Mundo a la corona británica. Mientras tanto, la alianza con España arrastró a Inglaterra a un conflicto militar con Francia, y le costó el área de Calais, la última de las posesiones continentales europeas de Inglaterra. Sin hijos, enferma, afligida e impopular entre su pueblo, la Reina se hundió cada vez más en la tristeza.
María murió el 17 de noviembre de 1558 en el palacio de St. James en Londres. Fue enterrada en la Abadía de Westminster. Su media hermana la sucedió en el trono como Elizabeth I en 1559. Las esperanzas de María de una Inglaterra católica fueron enterradas con ella, pues Elizabeth dirigiría a la nación por el rumbo definitivo del protestantismo.
¿Y tú? ¿Qué piensas? ¿Qué decisiones crees que provocaron el desafortunado reinado de María en Inglaterra? ¿Por qué crees que la persecución de María contra los protestantes se tornó tan impopular? ¿De qué formas crees que un creyente puede demostrar valentía en medio de la persecución?
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