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Pocos gobernantes son tan famosos como lo fue Enrique VIII. Su reinado estuvo marcado por la intriga, las infidelidades, los divorcios, las guerras, el poder y la creación de una denominación protestante histórica que hasta hoy sobrevive. La influencia de la Iglesia que este peculiar rey fundó es más que significativa en toda la historia del protestantismo. Pero ¿realmente Enrique VIII fue protestante?
Un comienzo prodigioso
Enrique nació en 1491 como el segundo hijo de Enrique VII. Era inteligente, guapo, talentoso en música y un ávido cazador y deportista. Fue el único gobernante de Inglaterra y el hombre más rico del mundo a los 18 años.

Para cimentar la alianza de Inglaterra con España, Enrique se casó con Catalina de Aragón, la tía del rey español, que era también la viuda de su hermano. Cuando Enrique derrotó a Francia y Escocia en batallas sucesivas, su popularidad se disparó. Durante la década siguiente, hizo y rompió los tratados de paz, se presentó a las elecciones como Sacro Emperador Romano, participó en la política de poder de Europa y centró su atención en la religión.
Enrique siempre había sido un hombre religioso. Escuchaba misa cinco veces al día excepto cuando estaba cazando, que solo podía oír tres. También estaba profundamente interesado en las disputas teológicas. En 1521, con el luteranismo llegando a las universidades inglesas, Enrique escribió una defensa del catolicismo. Un Papa agradecido lo recompensó con el título de "Defensor de la fe".

Produciendo un heredero
En 1526, Enrique comenzó a buscar formas de poner fin a su matrimonio con Catalina, argumentando razones de estado, ya que Catalina no le había dado un heredero varón. Para la desventura de Catalina, cinco de sus hijos varones habían nacido muertos. Solamente una hija llamada María había sobrevivido. Enrique necesitaba un heredero varón para asegurar una sucesión pacífica después de su muerte.


Pero Enrique se había enamorado de una joven de 19 años llamada Ana Bolena, así que estaba desesperado por anular su matrimonio. Obtener una anulación era bastante fácil en el siglo XVI, si ambas partes querían una, pero Catalina no estaba dispuesta y buscó el apoyo de su sobrino, nada más y ni nada menos que el emperador Carlos V. El emperador no quería ver a su tía deshonrada. El Papa Clemente, que necesitaba el apoyo del Carlos V, no tuvo más remedio que rechazar la anulación de Enrique.
Cuando Ana Bolena quedó embarazada en 1532, Enrique se adelantó solo. Ya había obligado al clero a someterse a su supremacía en todos los asuntos eclesiásticos y ahora se casaría con Ana en secreto: hizo que su nuevo arzobispo de Canterbury, Thomas Cranmer, declarara inválido su matrimonio con Catalina y coronó a la reina Ana en 1533.

Una lucha por el control
Cuando el Papa amenazó con excomulgarlo, Enrique obligó a todos a reconocer a los hijos de su nuevo matrimonio como herederos del trono. Luego se convirtió en la "cabeza suprema" de la iglesia en Inglaterra y disolvió monasterios, redistribuyendo sus propiedades entre sus nobles para reforzar su lealtad. Los monjes que se resistieron fueron ejecutados, y su dinero y tesoros entraron en las arcas de la Corona.
Pero en una era de Reforma como lo fue el siglo XVI, los cambios en su iglesia fueron conservadores. Parecía querer una Iglesia católica, una que siempre fuera leal a él y a Inglaterra, así que, mientras él se separaba de Roma, continuó defendiendo la transubstanciación, el culto a las imágenes, la invocación a los santos, la oración por los difuntos, la veneración a María y el celibato clerical. Además de esto, prohibió la lectura privada de la Biblia.
A pesar de la gran división que provocó en la iglesia de su país, Enrique nunca estuvo dispuesto a convertirse en protestante. Como consecuencia, los protestantes ingleses fueron perseguidos, encarcelados, asesinados y muchos tuvieron que huir del país.

Pronto Enrique se había cansado de Ana porque solo le había dado una niña, llamada Elizabeth, así que falsificó acusaciones de infidelidad contra ella, la decapitó y luego se casó con Jane Seymour. Después de que dio a luz a un hijo llamado Eduardo, ella murió. Enrique se casó tres veces más antes de morir, y fue precisamente su muerte lo que les dio la oportunidad a los protestantes de iniciar la Reforma en Inglaterra.
Enrique VIII se alejó de Roma por el control de la iglesia inglesa, que ya se empezaba a llamar Iglesia anglicana. Aunque instituyó algunas medidas protestantes durante su reinado, como poner Biblias en inglés en todas las iglesias, y aunque siempre apoyó a su arzobispo de Canterbury, Cranmer, inclinado a los protestantes, Enrique se puso de parte de Roma en cuestiones clave de doctrina y práctica.

Católicos o protestantes
Pero los eventos que puso en marcha Enrique no le permitirían a Inglaterra regresar al pasado. Eduardo VI, hijo de Enrique, gobernó de 1547 a 1553. En ese periodo Inglaterra se volvió firmemente protestante. Dos consejeros de Eduardo, uno luterano y el otro calvinista, fueron claves. Sin embargo, Eduardo murió rápidamente y las esperanzas de que el protestantismo avanzara murieron con él.
La hija de Enrique con Catalina, María, ascendió al poder en 1553 y trajo el catolicismo de nuevo a Inglaterra. María asesinó a al menos 273 protestantes, mientras miles huían del país. Pero las hogueras y los juicios públicos tuvieron un efecto contrario entre la población. Cuando María murió en 1558, la mayoría de los ingleses respiraron con alivio y los protestantes renovaron su proyecto.
Finalmente, la hija de Enrique con Ana Bolena, Elizabeth I, puso a Inglaterra en un curso permanentemente protestante. Así que el protestantismo inglés no le debe mucho a Enrique VIII, quien oficialmente abandonó a la Iglesia católica, pero nunca fue protestante. Él solo quería su propia versión de catolicismo.

Nuestra perspectiva
Tenemos una tendencia a sacralizar, y casi santificar, a los personajes históricos que se entrecruzan con la historia de la Iglesia y que ayudan en su progreso. Muchos personajes históricos usaron el protestantismo como una plataforma para conducir sus deseos egoístas y sus agendas personales. La historia está plagada de este tipo de casos. Lo verdaderamente importante es que Dios es capaz de cambiar eso que parece que el hombre hace mal en algo bueno para el cumplimiento de sus planes.
La Iglesia anglicana fue la cuna de personajes muy importantes como Richard Sibbes, Charles Simeon, Henry Martyn, J.C. Ryle, John Stott y muchos más. John Wesley y George Whitefield fueron dos ministros anglicanos ordenados toda su vida. A ellos le debemos mucho del paisaje protestante en el que vivimos hoy. Dios siempre lleva a cabo sus propósitos, incluso usando a personas como Enrique VIII.
¿Y tú? ¿Qué piensas? ¿Cuál crees que fue la influencia más grande de este importante personaje en la historia de la Iglesia? ¿Crees que de alguna manera Dios lo usó para llevar a cabo Sus propósitos?
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