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¿Cuándo nació Jesús?
La tradición de la iglesia ha sostenido durante milenios que Cristo nació el 25 de diciembre del año cero a la medianoche. Ese momento dio inicio a una nueva forma de contar el tiempo, definida por un antes y un después de Cristo. Pero, ¿qué hubo detrás del origen de esa fecha? ¿Qué sabemos hoy sobre la cronología del nacimiento de Jesús y la celebración de la Navidad desde un punto de vista histórico?
El 25 de diciembre del año 0
Hasta hoy, se ha dicho que el nacimiento de Jesús tuvo lugar a las doce de la noche. Sin embargo, es probable que sea un simbolismo. Al igual que sucede con el año cero, la hora representa el hecho de que Jesús dividió la historia e inició una nueva era marcada por el poder transformador del anuncio del evangelio. Aunque podríamos analizar la narración en los evangelios y extraer teorías sobre el momento de su nacimiento, es muy complicado concluir una hora exacta.
Acerca del 25 de diciembre, vale la pena preguntarnos: ¿por qué para la iglesia primitiva era importante señalar una fecha en el calendario para el nacimiento de Cristo? El Evangelio de Lucas nos da datos importantes acerca del año en el que nació Jesús, de lo cual hablaremos en un momento, pero no nos ayuda a determinar el mes en el que nació. Además, la Biblia no nos pide que lo celebremos. ¿Qué intención tenía la iglesia de ese entonces sobre la fecha del nacimiento? ¿Por qué lo empezaron a celebrar?
En los primeros siglos de la iglesia hubo grupos, especialmente los docetistas, que comenzaron a negar el nacimiento físico de Jesús, ya que lo veían como un ser netamente espiritual que no requería de ningún tipo de nacimiento físico. Esto resultaba muy problemático para la iglesia a medida que anunciaba su mensaje entre los paganos, quienes consideraban que la materia era intrínsecamente mala. Esta fue la motivación principal de la iglesia primitiva para determinar un día al año en el que se celebrara el nacimiento de Cristo. Pero, ¿cómo determinaron la fecha?
Comencemos afirmando que la celebración del nacimiento de Jesús no concordó con otras. Desde sus inicios, la iglesia primitiva tuvo dos fiestas anuales muy importantes que no se realizaban en diciembre: la Pascua y el Pentecostés. A ellas se agregaron la Navidad y otras relacionadas, como Adviento y Epifanía. Sin embargo, a pesar de que la pascua judía encajaba perfectamente con la muerte y resurrección de Jesús, pues existe abundante testimonio de las Escrituras al respecto, y de que la fiesta de pentecostés concuerda con el derramamiento del Espíritu Santo y posiblemente con la ascensión, los primeros cristianos decidieron celebrar el nacimiento de Cristo en diciembre.
Aunque es difícil determinar en qué momento la iglesia empezó a celebrar la Navidad, sí podemos saber que esa fecha fue oficializada el 25 de diciembre del año 336, durante el gobierno del emperador Constantino. También sabemos que, para inicios del siglo cuarto, ya existía cierto consenso sobre esta festividad. Así, se determinó que la medianoche del 25 de diciembre del año 1 sería el comienzo del nuevo tiempo de la iglesia.
El haber fijado la celebración el 25 de diciembre pudo haber tenido una conexión con la festividad romana del solsticio de invierno, la misma fecha de la fiesta dedicada al dios sol y la finalización de las realizadas en honor al dios Saturno. Esta no solo marcaba el regreso de los días más largos, sino que también seguía al popular festival romano llamado Saturnalia. Para los cristianos, esta ocasión probablemente se convirtió en una oportunidad para conectarse con la cultura romana y anunciar a Cristo como el verdadero sol de justicia.
No obstante, este hecho no dejó de ser controvertido al interior de la iglesia. Varios líderes se mostraron preocupados acerca de que los cristianos mezclaran su adoración a Jesucristo con la idolatría al dios sol.
Agustín de Hipona exhortó a sus hermanos cristianos a no celebrar ese día solemne en honor al sol, como lo hacían los paganos, sino en adoración a Aquel que hizo el sol. Ambrosio de Milán describió a Cristo como el verdadero sol, quien eclipsó a los dioses caídos del antiguo orden. Un corto texto del siglo tercero, escrito por Clemente de Alejandría, nos da pistas sobre cómo se concebía la idea de Jesús y la luz del mundo:
Así como de no haber sol la oscuridad dominaría sobre todo el universo a pesar de todos los demás astros, así también si no hubiéramos conocido al Verbo de Dios, y no estuviéramos iluminados por él, estaríamos en una oscuridad semejante a la de las aves que viven en oscuridad donde se les alimenta y engorda con el solo propósito de llevarlas a la muerte. Por tanto, aceptemos la luz, que será admitir a Dios. Aceptemos la luz, y seremos discípulos del Señor.
Este énfasis en el tema del sol y su luz, evidente en este escrito y muchos otros, fue uno de los factores que finalmente llevaron a establecer la celebración del nacimiento de Jesús el 25 de diciembre, momento en el que nacía un nuevo sol que vencía a la oscuridad y que hacía que los días fuesen más largos. Sin embargo, los primeros escritores cristianos nunca hablaron sobre alguna trama o conspiración para encajar las fechas y claramente no creían que la iglesia hubiera elegido esa en particular. Más bien vieron la coincidencia como una señal providencial, como una prueba natural de que Dios había elegido a Jesús sobre los falsos dioses paganos.
La teoría de que fue Constantino quien inventó esta fecha tiene dificultades. Por ejemplo, no tenemos pruebas de que alguien dentro de la iglesia se hubiera opuesto a que el 25 de diciembre fuera la verdadera fecha del nacimiento de Cristo, lo que indica que la tradición ya estaba instaurada desde hacía mucho tiempo, probablemente desde el siglo II. El historiador cristiano romano Sexto Julio Africano, que vivió entre el siglo II y el III, fechó la concepción de Jesús el 25 de marzo, que después de nueve meses en el vientre, nació el 25 de diciembre. Es muy probable que los cristianos hayan comenzado a celebrar formalmente la Navidad a modo de oposición, para reemplazar las celebraciones paganas mucho antes de Constantino.
Aunque inicialmente fue motivo de controversia entre la iglesia en oriente y en occidente, la fecha del 25 de diciembre fue finalmente aceptada en todo lugar. También fueron ampliamente aceptadas con días específicos en el calendario las conmemoraciones de Adviento y Epifanía, que celebraban la visita de los magos de oriente, el bautismo de Jesús y hasta las bodas de Caná.
Ahora, ¿qué dice la Biblia sobre la fecha del nacimiento de Cristo? La Biblia muestra que Jesús no nació en diciembre, especialmente por la narración sobre los pastores mencionada por Lucas y por la visita de los magos que relata Mateo. Estas narraciones apuntan a una posible fecha en otoño o primavera, lo que encajaría con algunas fiestas judías como la expiación, las trompetas, la pascua, las primicias o el pentecostés. Sin embargo, la Biblia no lo detalla, así que afirmar una fecha nos lleva al plano de la especulación.
El año en el que nació Jesús
El año del nacimiento de Jesús es quizá el dato sobre el que tenemos más evidencia histórica y sobre el que podríamos sacar una conclusión más certera. Podemos estar casi seguros de que Jesús no nació en el año 0 o empezando el año 1, y eso se lo debemos a un erudito y matemático del siglo quinto conocido como Dionisio el Exiguo, quien fechó el nacimiento de Jesús en el año 0, fecha que dividiría la historia en dos: antes y después de Cristo.
Antes de la división de la historia que conocemos, la humanidad calculaba los años partiendo de la fundación de la ciudad de Roma, el evento más importante de la época, pero Dionisio consideró que el punto central de la historia debía dejar de ser Roma y comenzar a ser el nacimiento de Jesucristo. No obstante, pese a sus minuciosos cálculos sobre los años de cada emperador hasta Jesucristo, Dionisio cometió un error de entre 4 y 7 años en la fecha del nacimiento de Jesús. La prueba más irrefutable es que, según los números de Dionisio, Herodes ya llevaba entre 4 y 7 años de muerto cuando nació el Mesías, lo cual contradice la narración bíblica. El erudito jamás se percató de su equivocación.
Mateo 2:1 nos dice que Herodes era rey cuando unos magos del oriente llegaron a buscar a Jesús. Herodes el Grande murió en el año 4 a.C., lo que significa que Jesús nació para entonces, o antes. Además, dado que Herodes ordenó matar a todos los niños de dos años o menos después de que los magos no regresaran, esto indica que Jesús podría haber tenido dos años en el 4 a.C., lo que da una ventana del 6 al 4 a.C. para su nacimiento.
Pero hay un detalle polémico que hace que determinar la fecha del nacimiento de Jesús sea una tarea compleja. El Evangelio de Lucas señala que, para el tiempo del nacimiento de Jesús, Octavio Augusto había ordenado un censo a lo largo de todo el Imperio. Sin embargo, los padrones más conocidos de Augusto ocurrieron el 28 a.C., el 8 a.C. y el 14 d.C. y eran solo para ciudadanos romanos. Josefo y Lucas 2:2 se refieren a otro, en el cual los judíos del área habrían sido registrados. Este se dio bajo Quirinio, gobernador de Siria, pero fue posterior a la fecha probable del nacimiento de Jesús.
No obstante, este problema podría resolverse asumiendo que el censo no fue para cobrar impuestos sino para jurar lealtad al César, el cual Josefo data de un año antes de la muerte del rey Herodes el Grande. Así, algunos suponen que Jesús probablemente nació en el año 5 o 6 a.C. de nuestro calendario.
Los siguientes comentarios de la Biblia de estudio MacArthur y la Biblia de estudio de la Reforma resultan útiles para entender los pasajes del nacimiento de Jesús en Mateo y Lucas:
Los eruditos consideran por lo general que 6 a.C. es la fecha más probable del nacimiento de Cristo. Es evidente que el censo fue ordenado por César Augusto en 8 a.C., pero no se llevó a cabo hasta dos a cuatro años más tarde, quizá por motivo de dificultades políticas entre Roma y Herodes. Por lo tanto, el año preciso del nacimiento de Cristo no puede conocerse con certidumbre, pero es probable que no tuvo lugar antes del año 6 a.C. y por cierto no después del 4 d.C. Los lectores de Lucas que estaban familiarizados con la historia política de la época, habrían discernido sin lugar a dudas la fecha exacta con base en la información que el escritor sagrado les suministró.
Se sabe que Herodes el Grande murió en el año 4 a.C. Por lo tanto, Jesús nació en realidad cerca de los años 5 o 6 a.C., según la datación normativa del calendario gregoriano.
Celebrándola en el siglo XXI
Pero si la celebración navideña ha estado marcada por la tradición y no por un mandato bíblico sobre la festividad, ¿por qué los cristianos del siglo XXI deberíamos celebrar esta fecha?
Los cristianos de la actualidad no somos los únicos con dudas sobre esta festividad. Algunos reformadores del siglo XVI y algunos puritanos del siglo XVII objetaron la práctica de la celebración, dado que la Biblia no nos proporciona fechas precisas y tampoco establece la Navidad como un mandato. Sin embargo, no todas las iglesias protestantes objetaron la práctica. Por ejemplo, en la anglicana la tradición se mantuvo viva y, durante los siglos XIX y XX, la gran mayoría de los protestantes ya la festejaban de forma ininterrumpida.
No podemos pasar por alto el hecho de que la celebración era fundamental para nuestros hermanos en los primeros siglos. Importantes teólogos y defensores de la fe, como Ireneo de Lyon, Clemente de Alejandría, Tertuliano, Atanasio, Juan Crisóstomo, Agustín de Hipona y muchos más, hablaron de ella, la promovieron y la celebraron, quizá un 25 de diciembre. Así, cada vez que meditamos en la Navidad nos conectamos de alguna forma con nuestros hermanos del pasado.
También debemos considerar que la Escritura no prohíbe la conmemoración del nacimiento de Jesús. A pesar de la comercialización y banalización que se ha dado en torno a esta fecha, debemos quitar las distracciones de enfrente y encontrar en la Navidad al Jesucristo encarnado, al igual que lo hicieron los teólogos de los primeros siglos, quienes rechazaron mezclar la celebración del nacimiento de Cristo con las prácticas mundanas y pecaminosas de su tiempo.
Al final, no se trata de celebrar una fecha exacta, tal y como lo hacemos con los cumpleaños de nuestros seres queridos y las conmemoraciones nacionales, sino de anunciar al mundo la obra redentora que se ha producido a través de Cristo como Dios y Señor. La Navidad como conmemoración del nacimiento de Jesús, aunque no es una fecha precisa, tiene sentido para los creyentes, quienes podemos gozarnos de manera especial por la salvación que nos ha llegado en Jesucristo y, al mismo tiempo, anunciar a la humanidad la alegría y la liberación del pecado que proporciona la salvación.
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