Egipto cumple un papel interesante en la historia del cristianismo. En el Antiguo Testamento vemos cómo el pueblo de Israel fue oprimido y perseguido por un faraón que quiso frustrar los planes de Dios, mientras que en el Nuevo Testamento esta nación se convirtió en un lugar de refugio para el niño Jesús. Sus padres, José y María, lo llevaron para guardarlo del Rey Herodes, quien estaba asesinando a los recién nacidos pues quería acabar con la vida del Mesías prometido.
El evangelio de Mateo nos señala que el propósito de este suceso era darle cumplimiento a lo profetizado en Oseas 11:1 (NTV): “Cuando Israel era niño, Yo lo amé, Y de Egipto llamé a Mi hijo”. Pero, ¿cómo llegó el evangelio a esa nación?, ¿cómo se formaron las primeras iglesias y qué sucedió con ellas a lo largo de la historia?, ¿cuál es el estado de la iglesia copta hoy?
Surgimiento de la iglesia copta
El Antiguo Egipto, que se reconoce como civilización desde el año 3300 a.C., desplegaba una riqueza cultural, arquitectónica e intelectual. Esto se evidenciaba en múltiples inventos que incluso han impactado nuestros tiempos, como la división del día en 24 horas, el papiro, las pirámides, los jeroglíficos y muchos otros. A pesar de que su esplendor se vio disminuido en el siglo III a.C. con la llegada del Imperio persa, cuando fue conquistado por Alejandro Magno, en el 332 a.C., tomó un nuevo rumbo, pues fue influenciado en la ciencia, las artes y el pensamiento filosófico debido a las raíces griegas de su nuevo gobernante, quien fue nombrado faraón.
En su corto reinado, Alejandro el Grande logró fundar una de las ciudades más emblemáticas de Egipto: Alejandría. Tras su misteriosa y prematura muerte, el poder quedó en manos de uno de sus generales: Ptolomeo I Sóter, quien se propuso, al igual que su predecesor, difundir la cultura helénica. Por eso, construyó allí un museo y una biblioteca que prontamente se convirtieron en epicentros de la ciencia, la literatura y la filosofía.
En Alejandría se daban profundos debates entre los más distinguidos pensadores, por tal motivo, era vista como la ciudad de la vida intelectual del Mediterráneo y, probablemente, en ella se encontraba la escuela de filosofía más célebre del mundo. Además, gran parte de los judíos se asentaron en ella tras la diáspora y, tiempo después, llegaron a ser tantos que casi igualaron en número a la población egipcia. Como era de esperarse, también se vieron influenciados por el helenismo, a tal punto que el hebreo quedó en desuso y fue reemplazado por el griego, comúnmente utilizado en todo el territorio.
Sin poder ignorar la cultura judía, y como amante de la literatura, se dice que Ptolomeo I promovió la traducción del Pentateuco al griego, convocando a 62 hombres de Jerusalén para que se reunieran bajo el prestigioso Faro de Alejandría y crearan lo que hoy se conoce como la Septuaginta. Sin duda, este suceso preparó el terreno para la llegada del evangelio a Egipto, propiciando que tanto judíos como egipcios pudieran remitirse a la Septuaginta para comprender la predicación del Mesías prometido.
Según relata la tradición de la iglesia, el evangelio alcanzó las tierras egipcias gracias a Marcos, quien luego de tomar un camino diferente al del apóstol Pablo, se dirigió a esa nación para cumplir la gran comisión. Cuenta la historia que, mientras andaba por las calles de la antigua civilización, una de sus sandalias se rompió y llegó donde un humilde zapatero quien, al remendarla, se puyó uno de los dedos con la aguja y exclamó: “¡Oh, mi único dios!”.
Marcos, aprovechando la oportunidad, le habló a este pagano sobre Jesucristo, el verdadero y único Dios. El hombre, que se llamaba Aniano, recibió gratamente este mensaje y se convirtió no solo en el primer creyente de Egipto, sino también en el sucesor de Marcos como obispo de Alejandría. De esta manera, nació la iglesia copta, término que hace referencia al idioma utilizado por los egipcios, en especial por los campesinos y la clase más baja.
Alejandría fue el epicentro del cristianismo, pero también de las diversas escuelas filosóficas y religiones que circulaban en la época, por eso, esta ciudad llegó a ser reconocida por su sincretismo religioso. En su escuela catequística, probablemente fundada por Marcos, se formaron destacados teólogos y padres de la iglesia. Se caracterizó, primordialmente, por implementar una metodología de estudio de las Escrituras simbólica y alegórica, distinta a la escuela de Antioquía, del Imperio Romano, que promovía la exégesis literal. (Ver: ¿Por qué estudiamos la historia del cristianismo?)
Egipcios que impactaron la historia de la iglesia
De Egipto surgieron distintos personajes que causaron gran influencia en la iglesia universal. Entre ellos, se destacan San Pablo el Ermitaño y San Antonio Abad, quienes le dieron nacimiento al monacato cristiano entre los siglos III y IV. Promovieron la renuncia al mundo material al aislarse en comunidades solitarias y llevar una vida de ascetismo y contemplación. Pronto, esta práctica fue acogida por los coptos y se extendió hasta Occidente.
Asimismo, cuando empezaron a circular dentro del cristianismo doctrinas que contradecían las verdades del evangelio, en Alejandría se levantaron pensadores y teólogos que buscaron erradicarlas. Uno de ellos fue Clemente, un maestro intelectual que se dio la tarea de atacar el gnosticismo con argumentaciones “cristocéntricas”. No obstante, por la influencia del pensamiento filosófico que le rodeaba, se apoyó mayormente en Platón y en muchas ocasiones se desbordó en alegorías sin fundamento bíblico.
Su discípulo Orígenes también se dedicó a combatir a los gnósticos al afirmar que existe un único Dios. También resaltó la encarnación de Cristo, su humanidad y divinidad, y enseñó que el Espíritu Santo comparte la misma gloria del Padre y del Hijo. Desde corta edad, se desempeñó como maestro, fue escuchado por cristianos y paganos, entre los que se destacan la madre del emperador y el gobernador de Arabia. Sin embargo, también llegó a alegorizar mucho las Escrituras al tratar de darles respuesta a asuntos que no estaban claros en ellas. A pesar de sus desvíos, Orígenes es reconocido como mártir, pues fue fuertemente torturado durante la persecución del emperador romano Decio y falleció en el 253 a causa de sus heridas.
El inicio de las controversias
Si bien la iglesia de Egipto estaba en unanimidad con la iglesia de Occidente en los primeros siglos, a lo largo de la historia se dieron distintos conflictos que resultaron en una separación definitiva. La controversia se remonta a la década del 250, cuando un presbítero de Alejandría, llamado Arrio, empezó a profesar que Jesús no era Dios, sino un ser inferior. Para contrarrestarlo, se levantó Atanasio, quien en su momento era diácono de esa misma ciudad.
La discusión conllevó a la realización del Concilio de Nicea (325), en donde fue condenado el arrianismo gracias a la elocuencia y sólida argumentación de Atanasio, autor de múltiples obras que defienden la encarnación de Jesús y que son utilizadas aún en la actualidad para instruir sobre la divinidad de Cristo. A pesar de esta victoria por parte de la iglesia de Alejandría, el arrianismo no desapareció por completo y fue necesario condenarlo nuevamente en el Concilio de Constantinopla (381).
Entonces, la controversia dejó de enfocarse en la trinidad para dedicarse a definir cómo era posible que Jesús fuese tanto divino como humano. En ese momento, Nestorio, patriarca de Constantinopla (capital del Imperio de Oriente), tenía mucha cercanía con la teología de Antioquía, así que difundió su idea de que Jesús tomó un cuerpo humano para habitar en él, mas no era el mismo cuerpo de Cristo.
Esto conllevó al Concilio de Éfeso (431), donde el papa y patriarca de Alejandría se opusieron a Nestorio, mientras que el patriarca de Antioquía lo defendió. Finalmente, también fue condenado y de esa manera la postura de Alejandría resultó victoriosa una vez más. Sin embargo, la disputa no fue resuelta del todo, pues luego apareció en la historia el monje Eutiques, quien negó que en Jesucristo existieron dos naturalezas después de la encarnación y que su humanidad fue consustancial con nosotros.
Como resultado, se convocó un segundo concilio en Éfeso (449), que más adelante se conoció como el latrocinio de Éfeso. Se le atribuye ese nombre pues el obispo de Alejandría, Dióscoro, precedía la reunión e instó a sus seguidores a que golpearan fuertemente a Flaviano, patriarca de Antioquía, con el fin de impedir que se opusiera a la postura de Eutiques, a quien Dióscoro defendía. La golpiza llevó a Flaviano a morir días después. De esta manera, se condenó la doctrina de las dos naturalezas de Cristo.
No obstante, las cosas cambiaron cuando Pulqueria se posicionó como emperatriz y convocó una nueva asamblea para remediar lo que catalogó como un “conciliábulo de ladrones”. Así, se dio el cuarto Concilio de Calcedonia (451), donde se condenó a Dióscoro y Eutiques, y se concluyó la definición de la naturaleza de Jesús, utilizada hasta el día de hoy por la iglesia de occidente: “perfecto en divinidad y perfecto en humanidad; verdadero Dios y verdadero hombre”.
A pesar de esto, quedaron rastros de las influencias eutiquianas, que dieron nacimiento a los llamados monofisitas, quienes se negaron a aceptar la doctrina de las dos naturalezas de Cristo definida en el Concilio de Calcedonia.
Consolidación del monofisismo en Egipto
Mientras en Antioquía hubo satisfacción por el Concilio de Calcedonia, en Egipto muchos cristianos se opusieron, volviéndose más simpatizantes del monofisismo. Incluso, algunos llegaron a llamarse monofisitas moderados; su argumento era que veían en la doctrina de las dos naturalezas el peligro de asemejarse a lo que se había condenado anteriormente con Nestorio.
También influyó que muchas personas en Egipto se consideraban ajenas a los intereses del Imperio, por lo que canalizaron su oposición a las políticas oficiales en la posición teológica del gobierno de Constantinopla. Viendo la amenaza de perder adeptos en el territorio oriental, los emperadores intentaron en distintas ocasiones atraer la atención de los monofisitas. Por eso, desde que inició su mandato en el 527, el emperador Justiniano se dio a la tarea de recuperar el Imperio Romano para devolverle su unidad y grandeza.
En vista de que los monofisitas se oponían a lo determinado en el Concilio de Calcedonia, consideró que una forma de contentarlos era publicar un edicto en el que se negaran tres obras que sirvieron como fundamento para la teología de Antioquía. Las obras eran de los autores Teodoro de Mopsuestia, Teodoreto de Ciro e Ibas de Edesa, y tuvieron gran influencia en la decisión definitiva de esa reunión. Al edicto se le denominó la Condenación de los Tres Capítulos.
El emperador esperaba que los alejandrinos quedaran satisfechos con negar las obras que, a su parecer, se relacionaban con Nestorio. Sin embargo, En Antioquía, temiendo que la condenación de los Tres Capítulos fuese el inicio de la condenación de Calcedonia, se opusieron. La fuerte controversia que le siguió resultó en que el emperador se retractó y sacó otro edicto para negar la condena o el Cisma de los Tres Capítulos.
Las conquistas árabes que cambiaron el rumbo de Egipto
Sin embargo, un suceso cambió el panorama de todo Oriente: las conquistas árabes. Para el año 632, Mahoma, tras conformar su primera comunidad y lograr un gran prestigio, hizo de la mayor parte de la península de Arabia una población musulmana. Tras su muerte, con los califas como sucesores, Egipto fue invadido en el año 639 y rápidamente gran parte de la nación fue conquistada.
En el 642, Alejandría se rindió y todo el país quedó bajo el poder musulmán. La conquista trajo consigo una prohibición para construir y restaurar iglesias; los lugares de adoración y las casas de los cristianos no podían estar en sitios más elevados que los pertenecientes a los musulmanes. No fueron permitidas las cruces en los templos, tampoco podían escucharse oraciones de judíos y cristianos. Entre esas y muchas otras restricciones, se hizo muy difícil para los cristianos continuar con su profesión de fe.
Las conquistas musulmanas acabaron con los centros de difusión del cristianismo: Jerusalén, Antioquía, Alejandría y Cartago. Así, solo quedaron Roma y Constantinopla para disputarse la hegemonía del cristianismo.
El esperado Cisma de Oriente
Los intentos por restaurar la relación entre Occidente y Oriente continuaron con el patriarca Sergio de Constantinopla, quien, para agradar a los monofisitas moderados de Egipto, propuso el monotelismo, término que viene de “uno” y de la palabra griega thelema, que significa “voluntad”. Su postura era que Cristo, si bien tenía dos naturalezas, tenía una única voluntad. Rápidamente esta posición fue condenada y se evitó la discusión al respecto. (Ver: ¿Qué fue el Cisma de Oriente y por qué dividió a romanos y ortodoxos?)
Pronto, el intento de conseguir adeptos monofisitas disminuyó cuando fueron conquistados por los árabes. La corte de Constantinopla dejó de esforzarse por agradar a los egipcios, y prefirió reforzar las relaciones con los cristianos calcedonenses, población mayoritaria en los territorios que no habían sido conquistados por musulmanes. En consecuencia, el sexto concilio condenó el monotelismo y afirmó la postura de Calcedonia.
A todo esto, se sumó otra controversia que giró en torno a una palabra en latín: filoque, que quiere decir “del Hijo”. Esta expresión fue insertada en el Credo Niceno por iglesias occidentales, de modo que su significado era: “en el Espíritu Santo, que procede del Padre y del Hijo”; mientras que en las iglesias de Oriente omitían el término y decían: “en el Espíritu Santo, que procede del Padre”.
Esta sola palabra causó gran revuelo cuando fue escuchada por primera vez por los coptos, quienes cuestionaron por qué se había modificado el antiguo credo, adoptado por los concilios y todos los cristianos ortodoxos. Esta diferencia nunca se resolvió, tampoco muchas otras que había entre Occidente y Oriente en lo concerniente a las tradiciones cristianas. En suma, entre ambos territorios siempre hubo barreras culturales y políticas que impidieron su conciliación.
Por todo este trasfondo, el 16 de julio de 1054, el Oriente y Occidente se excomulgaron oficialmente la una a la otra, dándose definitivamente el Cisma de Oriente. Al mismo tiempo, la mayoría de los cristianos egipcios se opusieron al patriarca de Constantinopla, quien había aceptado las doctrinas del Concilio de Calcedonia, por lo que adoptaron definitivamente el monofisismo y le dieron inicio a la iglesia copta, que hasta el día de hoy es la más numerosa de Egipto.
Por siglos perduró esta división, hasta que, en el año 1973, el Papa Pablo VI, de la iglesia católica, y el Papa Shenouda III, de la iglesia copta, firmaron un acuerdo cristológico en el que se confesó que “Jesucristo, es Dios perfecto con respecto a su divinidad, hombre perfecto con respecto a su humanidad”. Por eso, cada 10 de mayo se conmemora el Día de la Amistad Copto-Católica.
¿Qué distingue hoy a la iglesia copta del resto del cristianismo?
Durante los siglos pasados, la confesión de fe egipcia se diferenciaba por no reconocer la naturaleza divina y humana de Jesús. Sin embargo, esto parece haber cambiado con el reciente acuerdo que hizo con la iglesia católica. Sin bien los coptos se asemejan con el catolicismo por venerar a María y por considerar que, aparte de las Sagradas Escrituras, es necesaria una revelación divina, como la tradición oral; la aparente reconciliación no significó una unión entre las iglesias de Oriente y Occidente.
Los coptos poseen particularidades que los distinguen del cristianismo. Una de las más destacadas radica en el canon, pues, aunque utilizan la traducción antigua de la Septuaginta, que incluye los libros deuterocanónicos también empleados por la iglesia católica (y que para los protestantes son apócrifos), añaden textos como el Libro de Enoc, el Libro de los Jubileos, el Testamento de los Doce Patriarcas, entre muchos otros.
Otro aspecto a destacar es que, mientras la iglesia católica es liderada por el papa desde el Vaticano, el gobierno eclesiástico de los coptos es regido por el Santo Sínodo, que a su vez es presidido por el patriarca de Alejandría. Ellos definen las normas y reglamentos del resto de la iglesia, de lo cual se derivan diferencias eclesiales. Por ejemplo, está el hecho de que los sacerdotes coptos tengan la posibilidad de contraer matrimonio o hacer voto de celibato antes de su ordenación. Al contrario, en la iglesia católica es obligatorio para los sacerdotes y diocesanos previamente a ser ordenados.
Otro ejemplo es que en la iglesia copta existe una única liturgia, es decir, se utilizan las mismas lecturas en cada una de las reuniones, en donde sea que se realicen. También celebran algunas festividades en fechas diferentes, debido a que se basan en el antiguo calendario copto o alejandrino. En la actualidad, conmemoran el nacimiento de Jesús 13 días después que los católicos, es decir, el 7 de enero. También festejan las pascuas el 1 de mayo, mientras que, de acuerdo al Primer Concilio de Nicea, la resurrección de Cristo fue entre el 22 de marzo y el 25 de abril.
El legado arquitectónico de la iglesia copta
El gran desarrollo intelectual y la riqueza de Egipto permitieron que en sus mejores años se construyeran obras arquitectónicas emblemáticas, que perduran hasta hoy. El monasterio de San Antonio Aba es considerado el más antiguo del mundo; anualmente recibe numerosos turistas y peregrinos que llegan para vivir la experiencia del retiro y maravillarse por sus distintas iglesias y su extensa biblioteca, llena de manuscritos coptos.
Otro monasterio destacado es el Blanco, que recibe su nombre por el color de las piedras con el que fue construido. También es muy visitado el Monasterio Quemado, pues se dice que Jesús y su familia vivieron allí por un periodo. La Catedral de San Marcos, ubicada en El Cairo, es la sede del papado copto. Por su belleza artística, se destaca la Iglesia Colgante, construida aproximadamente en el siglo III.
De igual manera, es de gran valor la Iglesia de los Santos Sergio y Baco, que inspira devoción, debido a que se cree que fue refugio de la llamada Sagrada Familia, cuando huyó de Herodes. Por su parte, Alejandría cuenta con la Catedral copta de San Marcos, la Catedral de la Anunciación y de Santa Catalina.
En Egipto también se encuentran lugares sagrados para el cristianismo, como lo es el Monte Sinaí, donde Moisés recibió las tablas de la ley con los 10 mandamientos. Subir al monte y contemplar el atardecer se ha vuelto una de las experiencias más buscadas por los turistas.
La persecución musulmana: el reto presente de la iglesia copta
El conflicto doctrinal terminó para la iglesia copta, pero aún persiste el reto de soportar la persecución por parte de musulmanes extremistas, quienes constantemente atacan a los cristianos. En 1990, un copto fue asesinado con arma de fuego por rehusarse a pagar un impuesto al líder local del grupo islámico. En 1997, enmascarados dispararon en la iglesia St. George en Abu Qurqas, matando a 8 creyentes que estaban en una reunión de jóvenes.
En el 2000, 20 coptos fueron asesinados por musulmanes en el pueblo Al Kosheh. En 2009, en la víspera de la Pascua, mataron a 2 cristianos y dejaron a uno herido. En 2011, un coche bomba explotó frente a una iglesia ortodoxa copta de Alejandría y acabó con la vida de aproximadamente 21 personas e hirió a otras 79.
En el 2013, luego del golpe de Estado del 3 de julio en contra del presidente de la organización política Hermanos Musulmanes, partidarios de ese movimiento asesinaron a cerca de 45 cristianos y quemaron más de 40 iglesias en todo Egipto, algunas de ellas con más de mil años de antigüedad y llenas de reliquias de valor incalculable.
Año tras año se dan a conocer numerosos atentados, la mayoría sucede en el Alto Egipto, donde están las comunidades rurales y hay elevados índices de analfabetismo y pobreza. Los partidos políticos islamistas operan legalmente en el país, a pesar de que la constitución de Egipto prohíbe la existencia de partidos religiosos. Todo esto ocasiona que las mujeres que abandonan el islam corran el riesgo de ser aisladas y retenidas en casa, maltratadas o asesinadas. De hecho, en ese país se registra el mayor número de agresiones sexuales a mujeres.
Por su parte, a los hombres cristianos se les dificulta obtener trabajo y no se les permite acceder a cargos de autoridad. Debido a esto, los egipcios que practican la fe copta son alrededor del 17% de la población, es decir, cerca de 19 millones. Cabe resaltar que, debido a tantos conflictos, varios cristianos coptos han decidido migrar, especialmente a Estados Unidos.
Ante esta cruda realidad, hay una luz de esperanza gracias a los misioneros que han llegado al territorio para plantar iglesias protestantes. Por su ardua labor, se estima que la iglesia protestante suma unos 300.000 miembros egipcios. También ha sido un gran aporte a la causa aquellas organizaciones como Puertas Abiertas que se unen a iglesias locales en Egipto para apoyarles con alfabetización, educación, atención médica y ministros para jóvenes, mujeres y familias.
Con estos esfuerzos se espera que prevalezca la iglesia en este país de Oriente, uno de los que vio nacer el cristianismo. En la antigüedad, Egipto logró tener una sólida comunidad de creyentes que inspiró varios cambios en un país entregado al paganismo y a la idolatría. Sin embargo, las controversias, las falsas doctrinas, el orgullo y las enemistades terminaron por separar la iglesia que proclama a un único Dios.Ante el debilitamiento que padece por las violentas persecuciones del Islam, no queda más esperanza que la iglesia universal voltee su mirada para atender las necesidades de este territorio, en agradecimiento a los valiosos aportes que en su mejor momento dejó el cristianismo copto y de los que la iglesia del resto del mundo se beneficia hoy. (Ver: ¿Son los cristianos el grupo religioso más perseguido del mundo?)
Apoya a nuestra causa
Espero que este artículo te haya sido útil. Antes de que saltes a la próxima página, quería preguntarte si considerarías apoyar la misión de BITE.
Cada vez hay más voces alrededor de nosotros tratando de dirigir nuestros ojos a lo que el mundo considera valioso e importante. Por más de 10 años, en BITE hemos tratado de informar a nuestros lectores sobre la situación de la iglesia en el mundo, y sobre cómo ha lidiado con casos similares a través de la historia. Todo desde una cosmovisión bíblica. Espero que a través de los años hayas podido usar nuestros videos y artículos para tu propio crecimiento y en tu discipulado de otros.
Lo que tal vez no sabías es que BITE siempre ha sido sin fines de lucro y depende de lectores cómo tú. Si te gustaría seguir consultando los recursos de BITE en los años que vienen, ¿considerarías apoyarnos? ¿Cuánto gastas en un café o en un refresco? Con ese tipo de compromiso mensual, nos ayudarás a seguir sirviendo a ti, y a la iglesia del mundo hispanohablante. ¡Gracias por considerarlo!
En Cristo,
Giovanny Gómez Director de BITE |