Cristo me envió a predicar el evangelio y Él velará por los resultados.
Fueron más de cuarenta años de trabajo de Mary, una trabajadora escocesa y maestra de escuela dominical poco ortodoxa que, inspirada por David Livingstone, se convirtió en misionera en Calabar, Nigeria, un área donde ningún europeo había puesto un pie antes. A pesar de varias enfermedades y peligros constantes, convivió con las tribus, aprendió su idioma y sus tradiciones, ganándose su respeto y poniendo fin a algunas prácticas crueles, como la matanza de gemelos. Adoptó a muchos niños nigerianos (particularmente gemelos) que habían sido abandonados para morir.
Cuando el sur de Nigeria se convirtió en un protectorado británico, se convirtió en la primera magistrada del Imperio británico y en una hábil emisaria diplomática; murió en 1915, a los 67 años, con gran luto entre las tribus a las que había dedicado toda su vida.
Hacia el año 1859 África era un continente desconocido, carente de todo contacto con el mundo exterior, así como de las ventajas y desventajas de la tecnología moderna. Cien años más tarde, el continente africano se incorporaba al mundo de las naciones, y surgían en él numerosos países independientes. Esto iba unido a un profundo sentimiento nacionalista que se rebelaba con razón contra los abusos y el paternalismo de los blancos occidentales, pero que a menudo tendía a olvidar el espíritu de sacrificio con que muchos blancos, especialmente misioneros, llevaron al África lo que creían ser las ventajas de su civilización y de su fe [1].
A pesar de sus imperfecciones, fueron los misioneros del siglo diecinueve (un grupo pequeño si se los compara con otras fuerzas que hacían su impacto en el mundo de cultura diferente a la occidental), quienes, en un periodo de tiempo relativamente corto, convirtieron lo que algunos creían que era la religión en decadencia del hombre blanco en la fe religiosa más dinámica y extensa del mundo.
Ellos fueron personas comunes convertidas en héroes, cuya consagración y valor inspiró a las generaciones siguientes a seguir su ejemplo. Ese siglo fue una época cuando los niños soñaban con llegar a ser como Carey, Livingstone, Judson, Paton, Slessor o Hudson Taylor, hombres y mujeres con defectos y virtudes, pero que pusieron toda su vida a disposición de las misiones.
La historia de Mary Slessor, como la de otros misioneros en la historia moderna, ha sido idealizada hasta verse cambiada casi por competo. La imagen de ella como una dama de la época victoriana que viaja por las selvas lluviosas de África con vestidos de cuello alto y largos hasta los tobillos, escoltada con lujo en una canoa por guerreros tribales con caras pintadas está muy lejos de la realidad[2].
Una autora señaló que:
Mary Slessor fue una mujer extraordinaria. En su trabajo como misionera en la región de Calabar en Nigeria, demostró una rara habilidad para combinar una determinación férrea y una fuerza intransigente con una profunda compasión y un notable desinterés. Era a la vez poco convencional e inspiradora [3].
Mary Mitchell Slessor, fue una misionera presbiteriana escocesa en Nigeria, allí aprendió efik, uno de los numerosos idiomas locales, y luego comenzó a enseñar. Gracias a su comprensión del idioma nativo y su personalidad audaz, Slessor se ganó la confianza y la aceptación de los lugareños y pudo difundir el cristianismo al tiempo que promovía los derechos de las mujeres y protegía a los niños nativos. Es más famosa por haber detenido la práctica común del infanticidio de gemelos en Okoyong, un área del estado de Cross River, Nigeria.
Muchas iglesias en Escocia tenían fuertes vínculos con sus misiones extranjeras en todo el mundo. Se consideró un papel importante para las congregaciones recaudar fondos y apoyar el trabajo misionero. Había una demanda constante de personas con diferentes habilidades, incluida la enseñanza y oficios (carpinteros, trabajadores de imprenta, constructores, etc.) para que se ofrecieran como voluntarios para trabajar en las misiones extranjeras.
El puerto de Duke Town habría estado ocupado con comerciantes y otro tráfico cuando ella llegó, pero extremadamente diferente del puerto ballenero y textil de Dundee con el que estaba familiarizada. El sol resplandeciente, la vegetación tropical y los olores y sonidos muy diferentes habrían sido un contraste abrumador con lo que estaba acostumbrada, allí las chozas de barro de diferentes tamaños con techos tejidos eran la principal forma de vivienda.
La misión de Calabar se había establecido en 1846, por lo que cuando Mary Slessor llegó allí en 1876, era un lugar próspero con muchos misioneros, algunos de los que estaban allí para saludarla a su llegada habían estado en Duke Town durante muchos años.
Trabajó incansablemente para mejorar la vida de los ciudadanos comunes de Calabar, Nigeria. Mary Slessor era por definición la misionera victoriana que buscaba conversos al cristianismo en medio de la jungla africana, cuando llegó por primera vez a Nigeria, describió a la población local como paganos.
Con el paso del tiempo, su perspectiva cambió tanto que andaba descalza y mal vestida, y era una mujer de la clase obrera. Vivía al estilo Africano, en una choza de barro, a veces tenía la cara cubierta de furúnculos, y a veces no usaba su dentadura postiza. Pero el éxito que tuvo como misionera fue asombroso. Muy pocos han igualado la camaradería que tenía ella con los africanos. Tuvo la distinción de ser la primera mujer que fue nombrada vicecónsul del Imperio británico. El mayor tributo lo recibió de los otros misioneros antes de su muerte, los cuales la conocían bien y, a pesar de sus faltas y excentricidades, la honraban como a una gran mujer de Dios [4].
A medida que se instaló en la vida entre la gente común de Calabar, su actitud cambió rápidamente, y no solo cambió y salvó vidas en la ciudad y más allá, sino que cambió todo el significado de la obra misional y cómo servir a la iglesia en el extranjero [5]. Nacida en Aberdeen y criada en Dundee, hoy el rostro de Mary Slessor está inmortalizado en el billete de banco Clydesdale de £10, pero según la Fundación Mary Slessor, pocos en Escocia conocen el alcance de sus hazañas.
Formación y primeros años
Mary Slessor nació el 2 de diciembre de 1848 en Gilcomston, Aberdeen, Escocia, en el seno de una familia pobre de clase trabajadora que no podía pagar una educación adecuada, ella fue la segunda de siete hijos de Robert y Mary Slessor.
Su padre, originario de Buchan, era zapatero de oficio. En 1859, la familia se mudó a Dundee en busca de trabajo. Robert Slessor era alcohólico e incapaz de seguir el ritmo de la fabricación de zapatos por lo que aceptó un trabajo como obrero en una fábrica. Se dice que cuando su padre llegaba borracho por la noche echaba a Mary a la calle, sola.
Su madre era una hábil tejedora y se puso a trabajar en los molinos. A la edad de once años, Mary comenzó a trabajar medio tiempo en Baxter Brothers and Co. Ltd. Lower Dens Mill, lo que significa que pasó la mitad de su día en una escuela proporcionada por los propietarios del molino y la otra mitad trabajando para la empresa.
La Ley de Educación de Escocia de 1872 alentó a los empleadores a brindar cierta educación a los niños que empleaban. Esto significaba jornadas de trabajo muy largas para los niños que a menudo asistían a la escuela durante seis horas después de haber terminado su turno en el molino. Cuando tenía catorce años, Mary era tejedora de lino en telares mecánicos, un trabajo calificado. Se convirtió en una ávida lectora y, al igual que David Livingstone, leía cuando podía durante su jornada laboral, con un libro apoyado en su telar [6].
Los Slessor vivían en los suburbios de Dundee. El padre de Mary Slessor y dos de sus hermanos murieron de neumonía, dejando atrás y solas a la madre, Mary y dos hermanas. A los catorce años, Mary se había convertido en una hábil trabajadora del yute, trabajando de 6:00 a.m. a 6:00 p.m. con solo una hora para el desayuno y el almuerzo.
Su madre leyó cada número del Registro Misionero, una revista mensual publicada por la Iglesia Presbiteriana Unida (más tarde la Iglesia Unida Libre de Escocia) para informar a los miembros sobre las actividades y necesidades misioneras. Así, Mary desarrolló interés en la religión y cuando se instituyó una misión en Quarry Pend (cerca de la Iglesia Wishart), quiso enseñar. Se inspiró en la fuerte fe presbiteriana de su madre y anhelaba seguir los pasos del famoso misionero y explorador David Livingstone y difundir la palabra de Dios en el extranjero [7].
Durante los trece años siguientes Mary siguió trabajando en la fábrica, y era la que mejor sueldo tenía en la familia [8]. Aunque después se refería a sí misma como una señorita indisciplinada, Mary pasó mayormente los años de su juventud trabajando en la fábrica y en su casa. En el contaminado y superpoblado distrito obrero donde vivía su familia había poco tiempo y oportunidad para la diversión.
En las frecuentes reuniones misioneras de su iglesia los misioneros trataban de reclutar a voluntarios, allí se seguía con mucho interés el progreso de la misión en Calabar, establecida dos años antes del nacimiento de Mary.
Las actividades de la iglesia aportaban mucha satisfacción a su miserable vida doméstica, su fe se hizo más fuerte en su juventud gracias al interés que puso en ella una viuda anciana de su vecindario, así tomó parte activa en su iglesia presbiteriana local: enseñaba en la escuela dominical, y después de la muerte de su padre, se ofreció para ser misionera en su país.
Al cumplir los veinte años, comenzó a trabajar en la Misión de Queen Street, así obtuvo experiencia práctica para su futura labor misionera. Muchas veces ella tuvo que hacerles frente a muchachos groseros y a pandillas callejeras que trataban de perturbar sus reuniones al aire libre. De esa forma se iba desarrollando en el sombrío vecindario de Dundee la valentía que necesitaría años después [9].
Se cuenta un episodio revelador de su carácter y determinación, cuando se enfrentó a un joven que hacía restallar un látigo afuera del sitio donde ella daba sus charlas religiosas, obligando así a los atemorizados transeúntes a entrar al salón. Cuando Mary se dio cuenta de la situación, se acercó al hombre y le preguntó qué ocurriría si cambiaban lugares, respondiendo el interpelado que en ese caso el látigo pegaría en su espalda. En ese momento la decidida jovencita le ofreció su propia espalda, invitándolo a que le diera un latigazo a cambio de que él entrase en la conferencia. Asombradísimo, el muchacho le preguntó si ella realmente estaba dispuesta a sufrir tal castigo con la finalidad de que él se beneficiara, y ella firmemente respondió que aguantaría eso y más. Ante tan arrolladora generosidad y fuerza de carácter, el agresor ingresó mansamente en el recinto [10].
La muerte del hijo mayor de los Slessor, John (otras fuentes señalan a Robert), cuando Mary tenía veinticinco años de edad, desbarató los sueños de la madre que esperaba que se convirtiera en misionero. Mary se sintió impulsada a dejar la fábrica de tejidos y tomar el lugar de su hermano. La Misión de Calabar siempre había dado lugar a las mujeres y sabía que la aceptarían. La muerte de David Livingstone confirmó su decisión, probablemente resonaban en su corazón una y otra vez las palabras del misionero:
Ruego dirigir su atención a África; sé que dentro de unos años seré cortado en ese país, que ahora está abierto: ¡que no se vuelva a cerrar! Vuelvo a África para tratar de hacer un camino abierto para el comercio y el cristianismo; es para que usted lleve a cabo la obra que he comenzado. ¡Te lo dejo! [11].
La industrialización de los pueblos y ciudades de Escocia a principios del siglo XIX dio como resultado un enorme aumento de la población a medida que la gente se mudaba de las zonas rurales a las ciudades para trabajar.
La población de Dundee aumentó de 26 000 en 1801 a la asombrosa cifra de 166 000 en 1840 con el desarrollo de las industrias textil, de construcción naval y de caza de ballenas. La vivienda y el saneamiento no pudieron seguir el ritmo de tal expansión y muchas familias de clase trabajadora, incluidos los Slessor, terminaron viviendo en barrios marginales superpoblados con poco o ningún saneamiento.
Sin un estado de bienestar en ese momento, las familias sin un ingreso regular podrían caer rápidamente en circunstancias desesperadas, sufriendo hambre y enfermedades, con una mortalidad infantil extremadamente alta.
Sin embargo, muchas personas intentaron mantener una imagen de respetabilidad a pesar de sus desesperadas condiciones de vida, especialmente frente a las personas con autoridad, como los ancianos de la iglesia, incluso si esto significaba ir a la casa de empeño un sábado por la noche para recuperar la mejor ropa del domingo para asistir a la iglesia a la mañana siguiente [12].
Todo lo que restaba a Mary era dejar su familia que tanto amaba [13]. Finalmente, postuló para la Junta de Misiones Extranjeras de la Iglesia Presbiteriana Unida.
Después de entrenarse en Edimburgo, zarpó en el S. S. Etiopía el 5 de agosto de 1876 con su primo Robert Mitchell Beedie, un misionero de New Deer en Buchan y llegaron a su destino en África Occidental poco más de un mes después.
Así, Mary salió de la ciudad de Dundee donde el hambre, la pobreza, la miseria, la escasez la esperanza de vida y la falta de educación para la mayoría de su gente era una situación demasiado común, para una nueva vida en África. Aunque la vida en Calabar resultó ser una experiencia dura y, a veces, agotadora, crecer en el Dundee de 1876 se había asegurado de que Mary estuviera preparada mental y físicamente [14].
El ministerio en África
En 1875 Mary solicitó su ingreso en la Misión de Calabar y fue aceptada y en el verano de 1876, a la edad de veintisiete años, zarpó para Calabar (situado en la moderna Nigeria), tierra conocida por el tráfico de esclavos y su ambiente malsano. Mary pasó sus primeros años en África en el poblado de Duke, comenzó a enseñar en una escuela de la misión.
También comenzó a visitar a los lugareños para aprender el idioma, lo cual logró rápidamente, aunque le disgustaba su tarea. Como muchacha acostumbrada al trabajo duro, nunca se sintió cómoda con la vida social de las varias familias de misioneros que vivían confortablemente en Duke, la estación misionera en lo alto de una colina donde se habían construido una escuela y una iglesia rodeadas de hermosos jardines con delicados huertos [15].
Le molestaba la vida rutinaria y quería obtener más de su carrera misionera que lo que Duke le ofrecía. Sólo un mes después de su llegada escribió:
Se necesita una gracia especial para estarse uno quieto. Es tan difícil esperar.
Su corazón estaba dispuesto para la obra misionera en el interior, pero tendría que esperar [16].
La vida en Calabar era muy diferente a la Sociedad Británica. Las diferencias incluían: el clima y el terreno muy diferentes, los animales salvajes en las áreas selváticas, las costumbres locales, la superstición y la brujería, enfermedades tropicales y la agresión de algunas tribus locales que no daban la bienvenida a los forasteros.
Llegó a trabajar en tres estaciones: Uso, Ikpe y Odoro Ikpe, y yendo constantemente entre ellas. Llevaba un diario y todas las noches, a menudo en medio de la noche, escribía en él la historia del día, en él se puede leer un poco de su ajetreada vida diaria:
Salimos de la playa hacia Ikpe al anochecer, navegamos a la luz de la luna; llegó a Ikpe a las 4 p.m. Día siguiente; corrió hacia un árbol; muchachos arrojados al agua.
Egbo fuera toda la noche, gritando y tamborileando como locos hasta el amanecer. Todos borrachos.
Primera noche en casa nueva. Lamento dejar la pequeña cabaña en la que he disfrutado de tanta comodidad y bendición.
Pacientes desde temprano en la mañana; hombre mordido por rata; otro por serpiente. Comenzó la escuela, casi un centenar de escolares (...)
Tremenda tormenta. Colegiales empapados. Encendí un gran fuego en el pasillo y todos se sentaron alrededor del fuego y les di una lección de lectura.
Una gran acogida en Use, gracias a Dios por las niñas y el hogar. ¡Gracias a Dios por dormir!
En el techo todo el día, dolor de cabeza y cuello, manos rotas y sangrando.
Acarreo de arena, limpieza de maizales, lodo y roce de paredes.
Corta mis dos primeras rosas del rosal: hermoso, un tierno regalo de Dios.
Después de una noche de insomnio encontré hormigas blancas por millones en los cajones.
Lavado un gran lavado.
Terrible tormenta de lluvia, no hay escuela.
Muy débil, apenas capaz de mantenerse erguida en la iglesia.
Cada niño en la escuela se vistió hoy por primera vez.
Montones de bebés enfermos.
Lleno de trabajo hasta altas horas de la noche. Muerta de cansancio.
Dos mujeres asesinadas en el camino del mercado y sus cabezas decapitadas.
Fiebre; tratando de hacer una carne segura.
Noche de insomnio, bebé gritando cada pocos minutos.
Espléndido sueño febril lleno de sueños. Gracias a Dios por la fuerza diaria para continuar, aunque sea débil. Gracias a Dios por las chicas que se levantaron y me trajeron el té sin ninguna molestia.
He llegado a la casa de descanso al oscurecer. Una noche espantosa de miseria con mosquitos, y tierra dura y sucia sobre la que yacíamos. Se levantó con la primera raya del alba y nunca se alegró tanto de dejar un lugar. Bebé gritó toda la noche.
Nada hecho, fiebre baja, pero un día muy feliz.
Fiebre, estupor, sueño. Perdió la cuenta de los días.
Inútil después de una noche de insomnio total. Hizo tales sermones y los entregó toda la noche [17].
El alcoholismo estaba muy extendido entre la población local debido en parte a que países extranjeros, incluida Gran Bretaña, traían grandes cantidades de ginebra a la región para el comercio. Muchos misioneros no duraron mucho, ya sea muriendo de enfermedades o siendo enviados a casa enfermos y de hecho, misioneros anteriores habían sido asesinados por miembros de tribus locales.
Mary continuó enseñando a los niños y trabajando en el dispensario, avanzó en su conocimiento del idioma local, efik, para poder comunicarse con las personas. Con cabello rojo, ojos azules y un fuerte acento dundoniano, se destacó entre los otros trabajadores misioneros [18].
El Rev. John Chalmers, moderador de la asamblea general de la Iglesia de Escocia, visitó Calabar en 2015 para ver de primera mano la diferencia que trajo Mary Slessor:
Ella fue una mujer notable en su tiempo (…) Había un régimen muy estricto, un estricto código de vestimenta y una manera en la que se tenía que llevar a cabo el trabajo de los misioneros. Lo diferente de Mary Slessor fue que se dio cuenta de que, para ser eficaz, tenía que romper algunos de esos moldes. Ella vio que había grandes injusticias, problemas que sintió que eran perjudiciales para la forma en que las mujeres y los niños eran tratados en la sociedad. Ella vio que no era una fuerza dominante la que cambiaría las cosas, sino ponerse al lado de la gente y aprender su idioma, no estar en una casa misional lejana sino vivir con ellos [19].
Pronto Mary comenzó a adaptarse al nuevo entorno, abandonando algunos de los estilos de vestimenta victoriana que todavía usaban los misioneros de Gran Bretaña, pero que no eran prácticos para el trabajo activo en un clima cálido, también se cortó el cabello, también comenzó a comer la comida local, lo cual la diferenciaba de misioneros que preferían la comida que había sido transportada desde Gran Bretaña, pero que era costosa. Una de las razones de este cambio fue ahorrar, pues Mary enviaba dinero de su salario de misionera a Dundee para mantener a su madre y a sus dos hermanas, por lo que trató de ahorrar lo más posible.
La escasez de recursos no fue algo nuevo en su vida, y la preparó para los momentos de dificultad que vivió como misionera, como lo relata en una carta:
¡Llevo casi un mes sin dinero! ¿Qué piensa usted de eso? A veces, pero no muy a menudo, hemos pasado hambre porque no teníamos suficiente dinero para enviar al mercado a comprar alimentos. Los obreros me hacen un agujero en el bolsillo. Es muy difícil conseguir dinero traído de Calabar, y entonces la gente no acepta dinero inglés cuando llega. Utilizan cables de cobre, que compramos en la estación de al lado. ¿No vivimos una vida muy divertida?... [20].
Las tribus locales a menudo desconfiaban unas de otras y peleaban, lo que resultó en la pérdida de vidas en ambos lados, se guardaban rencores por incidentes y desaires olvidados hace mucho tiempo.
Mary se convirtió en la primera misionera en la verdadera tierra caníbal. Se adentró cada vez más en el misterioso y extraño bosque y conoció a más y más tribus entregadas a la práctica del canibalismo [21]. Al respecto, escribió en una carta:
Voy a una nueva tribu en el interior del país, un pueblo feroz y cruel, y todos me dicen que me matarán. Pero no temo ningún daño, sólo que combatir sus costumbres salvajes requerirá coraje y firmeza de mi parte [22].
La esclavitud había sido abolida en Gran Bretaña en 1833, pero todavía estaba extendida en África en 1876. Los reyes, jefes y otros hombres poderosos tenían muchos esclavos. Cuando su dueño moría los esclavos eran asesinados para acompañarlo en el otro mundo, por ello el comercio de esclavos en todo el mundo había dañado la región de Calabar y su cultura, muchos de sus jóvenes se habían perdido.
A Mary le resultó difícil tratar con la jerarquía que ayudaba entre la comunidad misionera y se sintió aliviada de tener la oportunidad de visitar las estaciones misioneras más arriba del río Creek, donde las cosas eran más sencillas. Comenzó a sentir que su tiempo se emplearía mejor en áreas donde había menos misioneros que en la misión con mucho personal en Duke Town. Consultó respecto a la posibilidad de trasladarse tierra adentro para ir a trabajar, pero le dijeron que eso no era seguro para una mujer sola, pues uno de los desafíos clave para los misioneros que querían trabajar más en la región era la falta de caminos. El viaje se realizaba en canoa por los ríos Calabar, Cross y Creek, o a pie durante muchos kilómetros a través de densos bosques tropicales y tierras pantanosas.
Los desafíos de la misión
La evangelización en Calabar era un proceso lento y tedioso. Había mucha hechicería y espiritismo. Era casi imposible vencer las crueles costumbres de las tribus ya que estaban arraigadas en las tradiciones, así los misioneros de Calabar se enfrentaron a una fuerte cultura de supersticiones y creencias que se mantuvieron y aplicaron en las tribus y comunidades locales de esta manera, la vida estaba gobernada por el miedo a las maldiciones y los castigos.
Una de las costumbres más horribles era la matanza de los gemelos, pues sus creencias señalaban que un nacimiento de gemelos era la maldición de un espíritu malo que engendraba a uno de los niños. En la mayoría de los casos daban muerte de una manera horrible a ambas criaturas. La madre era desechada por la tribu y exiliada a una zona reservada para los proscritos.
Al ver esto, Mary comenzó a rescatarlos, pero no sólo rescataba a los mellizos y ministraba a sus madres, sino que también luchaba sin descanso contra los perpetradores de ese ritual, algunas veces con riesgo de perder su propia vida, con mucho valor intervenía en los asuntos de la tribu y al fin se ganó el respeto que por lo general no se les daba a las mujeres. Pero al cabo de tres años Mary estaba otra vez demasiado enferma como para permanecer en el campo misionero [23].
Los médicos-brujos tenían una influencia muy fuerte sobre la población local y se les tenía mucho miedo, por lo cual eran llamados por los jefes tribales para decidir quiénes eran culpables cuando ocurrían accidentes o para resolver disputas, así administraban una justicia brutal que a menudo resultaba en la muerte de personas inocentes.
El frijol esere o haba del calabar [24], es autóctono de la zona y venenoso para los humanos, se utilizó en los juicios tribales, en las ceremonias a los acusados se les hacía consumir una poción hecha con el frijol y se consideraba que eran inocentes si vomitaban el veneno, pero si morían, se consideraba que eran culpables de lo que se les acusaba.
Otros castigos incluían verter aceite hirviendo sobre el acusado y tomar el juramento de Mbiam implicaba tener que beber un líquido asqueroso descrito por Mary Kingsley, exploradora, como hecho de inmundicia y sangre y recitar un juramento.
Mary intervino cuando el hijo del jefe Edem de Ekenge, Etim, murió como resultado de un accidente en la construcción de una casa. Se llamó al brujo para que dijera quién era el responsable de esta muerte y se acusó a otro pueblo, Mary mandó hacer un elaborado ataúd para el hijo muerto y lo vistió con un traje europeo con plumas y otras decoraciones con el objetivo de que se viera lo más impresionante posible ante los espectadores para detener el asesinato de los prisioneros tomados de la otra aldea. El jefe Edem desconfiaba de cumplir su amenaza de muerte en presencia de Mary, por lo que ella y Charles Ovens, un carpintero misionero, mantuvieron una vigilia durante dos semanas para salvar a los prisioneros.
Así, Mary se ganó gradualmente la confianza de la gente local mientras vivía con ellos, aprendiendo sobre sus vidas y ayudándolos. Poco a poco se le pidió que mediara en disputas y resolviera problemas, trabajando incansablemente, trató de mejorar la vida de las mujeres y los niños en particular, a veces poniendo en riesgo su propia vida al enfrentar confrontaciones muy cargadas con jefes, otros líderes locales y curanderos.
La madre de muchos rescatados
Una de las costumbres más angustiosas que encontró Mary en esta zona particular de África fue en relación con el nacimiento de mellizos. Se consideraba que cuando nacían los mellizos, uno de ellos era hijo del diablo y como no se sabía cuál era, había que matar a los dos.
Luego, las madres eran desterradas de su comunidad sin medios de subsistencia. El rescate, la protección y la crianza de los gemelos sobrevivientes y abandonados y sus madres se convirtió en uno de los roles clave de Mary en su trabajo en África, además de trabajar para cambiar la cultura y las creencias que se tenían en relación con los gemelos.
Llevando a cabo esa labor, Mary adoptó a algunos de los gemelos abandonados como propios. La primera de ellos fue Janie, cuyo gemelo había sido asesinado. Anteriormente, parte del papel de un misionero era cuidar a los niños locales y enseñarles a leer y escribir para que pudieran aprender historias bíblicas, sin embargo, las sociedades misioneras no animaban a sus obreros a adoptar a aquellos niños en su propia familia. Sin embargo, Mary ignoró esta regla y se sabe que adoptó a nueve niños rescatados, los que se convirtieron en su familia y la ayudaron mientras trabajaba como la única misionera en las partes más remotas de Calabar.
Trabajando en medio de salud, enfermedad y soledad
En 1876, cuando Mary llegó por primera vez a Calabar, no se sabía que las picaduras de mosquitos transmitían los parásitos que causan la malaria, por ello muchos misioneros y otros europeos murieron a causa de la enfermedad. Los síntomas de ésta incluyen temperatura alta, sudoración y escalofríos, dolores de cabeza, vómitos y dolores musculares. Por ello, muchos misioneros morían o eran enviados a casa enfermos. Los mosquitos se reproducen en agua dulce o salobre (agua salada en estuarios y ríos) y, por lo tanto, quienes vivían en casas de misiones cerca de los ríos Calabar a menudo estaban en riesgo.
Ronald Ross ganó el primer Premio Nobel de Medicina de Gran Bretaña en 1902 por su investigación sobre la malaria. A través de sus experimentos prácticos con mosquitos y pacientes, descubrió que la enfermedad se transmite por la transferencia de parásitos de la malaria a través de la picadura de un mosquito, compuso el siguiente poema para su descubrimiento (originalmente inacabado, enviado a su esposa el 22 de agosto, y completado unos días después):
Este día, Dios, ha puesto en mi mano una cosa maravillosa, y Dios sea alabado. Por orden suya, buscando sus obras secretas, con lágrimas y aliento trabajoso, encuentro tus astutas semillas, oh muerte asesina de millones [25].
La quinina, el ingrediente vegetal activo del árbol cinchona sudamericano, tuvo el mayor impacto a principios del siglo XX en la reducción del número de muertes por malaria. Sin embargo, en la década de 1930, los parásitos se estaban volviendo resistentes a la quinina y entonces se desarrollaron otros medicamentos.
Estos avances también ayudaron en su misión. Cuando el jefe Krupka enfermó de gravedad solicitando al instante la presencia de la curandera blanca que tenía fama de remediar cualquier mal que a los nativos aquejara.
Sin estar muy convencido de dejar ir a su invitada en medio de la noche a curar al líder de una tribu vecina, el rey Edem le asignó a Mary una escolta para que realizara de un modo un poco más seguro la azarosa travesía de ocho horas. Nerviosa pero sin miedo, la dama acudió al llamado del moribundo, encontrándose un camino fangoso y lleno de matorrales espinosos. Ante la dificultad que representaba su vestimenta para avanzar con facilidad, la mujer sin mayor preocupación se despojó de las estorbosas ropas y de las pesadas botas, quedándose descalza y con una confortable camisa larga por única cubierta moda que adoptó de manera permanente.
Finalmente, tras esfuerzos extraordinarios, alcanzó su destino, encontrando una aldea llena de desconsuelo y ansiedad. Sin tardanza, Slessor administró al jefe Krupka las sales, la quinina y el láudano, remedios insuficientes para la terrible infección que lo abatía, por lo que tuvo que solicitar otras medicinas a la misión vecina de Ikorofiong.
Angustiosas horas pasaron, pero el paciente se recuperó. Tras este “milagro”, la fama de la “curandera blanca” [26].
Aunque Mary dejaba de tomar las más elementales precauciones de salud, sobrevivió́ a la mayoría de sus compañeros misioneros que eran tan cuidadosos de la salud y de la higiene, tuvo problemas de salud, tales como varios ataques de malaria; también sufrió de furúnculos que le aparecían en la cara y en la cabeza, lo cual le producía a veces calvicie parcial.
No obstante, en ocasiones estaba sorprendentemente saludable y fuerte para ser una mujer de edad madura, sus hijos adoptados la mantenían joven y feliz y podía decir con toda sinceridad que era “un ejemplo del gozo y la satisfacción de la vida de soltera” [27].
En su vida diaria, no le preocupaba mucho la higiene; su choza de barro estaba infestada de cucarachas, ratas y hormigas. El horario de las comidas, de la escuela y de los cultos de la iglesia eran irregulares. Esto se adaptaba mejor al estilo de los africanos que al de los europeos que se rigen más por los horarios. Tampoco se preocupaba mucho por la ropa, se dio cuenta muy pronto de que el vestido al estilo victoriano, modesto y ajustado al cuerpo, no convenía para la vida en las lluviosas selvas del África.
Soportando tragedias y evangelizando en zonas peligrosas
En su segunda licencia, Mary llevó consigo a Janie, una gemela de seis meses de edad, a quien había salvado la vida. Aunque ella tenía mucha necesidad de descanso, la invitaron a hablar en muchos lugares. Mary y Janie causaban gran sensación, y tan grande era la demanda de sus presentaciones en público que el comité de la misión extendió́ la licencia de Mary, durante ese período también tuvo que atender a su madre y a su hermana que estaban enfermas.
Al fin, en 1885, después de una ausencia de casi tres años, volvió́ al África, con la decisión de trabajar aun más en el interior. Sin embargo, poco después de su regreso al África, recibió la noticia de la muerte de su madre. Tres meses después murió también su hermana, lo que se sumó al deceso de otra hermana suya durante su licencia.
Ahora se encontraba sola y sin vínculos que la ataran a su patria, aquella situación fue difícil de sobrellevar, se encontraba angustiada y casi dominada por la soledad: “Ya no tengo a quien escribirle y contarle mis historias, problemas y tonterías”. Pero con la soledad y la tristeza también vino una cierta sensación de libertad: “El cielo está ahora más cerca de mí que la Gran Bretaña. Nadie se va a angustiar por mí si yo avanzo más hacia el interior”[28].
El interior al que se refería, era Ocoyong donde perdieron la vida otros misioneros que se habían atrevido a cruzar sus límites, considerando esto, el envío de una mujer soltera a los de Ocoyong le parecía a muchos una locura.
Sin embargo, Mary estaba decidida a ir allá y nadie podría disuadirla. Después de visitar esa zona varias veces en compañía de otros misioneros, estaba convencida de que la obra debía iniciarse con mujeres misioneras. Ella creía que las mujeres parecían ser una amenaza menor que los hombres para las tribus que aún no se habían alcanzado. Entonces en agosto de 1888, con la ayuda de su amigo el rey Eyo de Old Town emprendió su viaje al norte.
Durante más de un cuarto de siglo, siguió́ estableciendo bases misioneras en zonas donde el hombre blanco no había podido sobrevivir. Durante quince años, menos dos licencias médicas, ella se quedó́ con los de Ocoyong, les enseñaba, los cuidaba y arbitraba en sus disputas.
Calabar o el sur de Nigeria, como se conoce ahora, se convirtió en un protectorado británico en 1900. Los países europeos, como Gran Bretaña y Francia, estaban creando gradualmente sistemas más formalizados en África Occidental siguiendo una historia de comercio y colonización. Esto trajo algunos beneficios como nuevos caminos, pero muchos problemas.
El cónsul Claud Macdonald, que llegó a Calabar en 1891, planeó establecer un nuevo sistema de tribunales en la zona como parte del protectorado. Había oído hablar del trabajo de Mary Slessor y le preguntó sobre el sistema judicial previsto. Con su habitual franqueza, dijo que las personas externas que intentaran resolver las disputas locales serían un desastre. Por lo tanto, fue nombrada como su vicecónsul en Okoyong designada por el Secretario de Estado, de esta manera fue la primera magistrada del Imperio británico.
Como primera vicecónsul de Ocoyong su reputación como pacificadora se extendió a otros distritos, mantuvo este cargo oficial por muchos años. En esta calidad actuaba como juez y presidía los juicios sobre disputas de tierras, deudas, asuntos domésticos y asuntos similares. Sus métodos no se ajustaban por completo a las normas británicas (a menudo rehusaba actuar solamente por la evidencia que le presentaban si sabía que existían otros factores), pero se adaptaban bien a la sociedad Africana.
Aunque la respetaban mucho como juez y había influido en la reducción gradual de la hechicería y la superstición, vio poco progreso en la cristianización de los de Ocoyong. Se consideraba como pionera y su obra como precursora. No le preocupaba demasiado el hecho de que no podía enviar deslumbrantes informes de multitudes de conversiones y de iglesias florecientes a su patria, en tanto seguía con sus actividades que incluyeron organizar escuelas, enseñar artes prácticas y establecer rutas comerciales; todo esto en preparación para los misioneros que la seguirían. El fruto de su obra evangelística, lo vio principalmente en su propia familia compuesta por niños adoptados cuando 1903, casi al final de su obra en Ocoyong, celebró el primer culto bautismal (de los once niños bautizados, siete eran suyos), y organizó una iglesia con siete miembros.
Fue así como tuvo que manejar situaciones desafiantes en las que representaba a la población local y trataba con funcionarios del gobierno británico, todo esto, mientras continuaba con su trabajo misionero y criaba a sus hijos.
Vínculos comerciales
Una de las formas en que Mary intentó mejorar la vida de los aldeanos de las comunidades en las que vivía y trabajaba fue alentar a las tribus a comerciar entre sí en lugar de luchar, esto fue facilitado por su habilidad para hablar efik, que era el idioma comercial principal, lo que implicaba que podía conversar fácilmente con los líderes locales y discutir los beneficios del comercio.
A medida que la noticia de The White Ma se extendió por el distrito de Calabar a medida que pasaban los años, se pidió a Mary que ayudara a resolver las disputas locales en muchas situaciones difíciles. Al vivir con la gente, pudo comprender las complejidades detalladas y las historias detrás de las situaciones y desacuerdos locales. Su habilidad en el cuidado de la salud y su capacidad para tratar una variedad de dolencias también permitieron que su nombre fuera muy conocido y confiable en la región y que la buscaran para dar consejos y medicamentos.
Los últimos días, entre las misiones y enfermedades
Durante su misión en Nigueria, Slessor se incrustó entre los pueblos Okoyong y Efik durante 15 años, en un área que anteriormente se consideraba demasiado peligrosa para trabajar después de que los misioneros varones anteriores fueran asesinados. Viviendo en una casa tradicional junto a los nativos, Slessor se convirtió en vicecónsul de Okoyong, presidiendo la corte nativa, y se hizo conocida en casa como la reina blanca de Okoyong [29].
La vida de Mary como misionera fue solitaria, pero ella no careció del todo de relaciones sociales. Los viajes a Inglaterra y a Duke le sirvieron para mantenerse en contacto con el mundo exterior. Durante una de sus licencias por enfermedad, en la costa, conoció a Charles Morrison, un joven misionero maestro. Él era dieciocho años menor que ella y trabajaba en Duke. Al progresar su amistad, se enamoraron. Mary aceptó su propuesta de matrimonio con la condición de que él trabajara con ella en Okoyong.
Pero la boda entre Charles y Mary nunca llegó a realizarse, pues la mala salud de él no le permitió quedarse ni siquiera en la base misionera Duke. De todos modos, para Mary la labor misionera era más importante que sus relaciones personales [30], además su modo de vida y su rutina diaria eran tan extraños que ella estaba mejor sola, de hecho algunas señoritas que trataron de vivir con ella no tuvieron mucho éxito.
De acuerdo con algunas fuentes, Charles era una valiosa pieza en el sistema educativo misionero, por lo que la solicitud para contraer nupcias fue rechazada por su Iglesia debido a que no deseaban que se trasladara a la lejana Okoyong, ofreciéndole acercarlo a tal sitio trasladándolo de Calabar a Duke Town. Otros especifican que el deficiente estado de salud del muchacho lo obligó a regresar a Inglaterra, como efectivamente sucedió poco tiempo después, sin mencionar la prohibición de sus jefes. Mary, sin estar dispuesta a dejar la aldea del rey Edem, puso fin al compromiso. Morrison tuvo un triste final, ya que no continuó en la Iglesia y se retiró a Carolina del Norte, donde falleció de pena tras incendiarse su casa perdiendo su trabajo literario, y quedándose únicamente en compañía de su hija adoptiva Janie, quien tenía nueve años de edad[31].
En 1904, a la edad de cincuenta y cinco años, Mary salió de Okoyong con sus siete hijos a empezar la obra en Itu y otras zonas remotas. Tuvo mucho éxito con los de Ibo. Janie, su hija mayor, era ahora una ayuda valiosa en la obra, en tanto que otra misionera se encargó́ de la obra en Okoyong.
Durante los últimos diez años de su vida, Mary siguió estableciendo misiones para facilitar el ministerio de los que fueran después de ella, así es como en 1915, casi cuarenta años después de llegar al África.
Durante las últimas cuatro décadas de su vida, Slessor sufrió fiebres intermitentes a causa de la malaria que contrajo durante su primera estación en Calabar. Sin embargo, minimizó los costos personales y nunca abandonó su trabajo misionero para regresar permanentemente a Escocia.
Las fiebres finalmente debilitaron a Slessor hasta el punto de que ya no pudo caminar largas distancias en la selva tropical, sino que tuvo que ser empujada en un carro de mano. A principios de enero de 1915, mientras estaba en su estación remota cerca de Use Ikot Oku, sufrió una fiebre particularmente severa.
El legado de Mary Slessor más allá de Nigeria y Gran Bretaña
En 1914, Mary Slessor tenía 66 años y sufría de problemas de salud y discapacidad cada vez mayores después de años de penurias y trabajo continuo y exigente en un clima tropical. Había sufrido muchos ataques de malaria y otras enfermedades tropicales y, a menudo, se había quedado sin comida en tiempos difíciles, tanto mientras crecía en Dundee como misionera, todas estas penurias la habían afectado físicamente, murió el 13 de enero de 1915 en el pueblo de Use, con muchos de sus hijos a su lado.
Su cuerpo fue transportado por el río Cross a Duke Town para el equivalente colonial de un funeral de estado. Una Union Jack cubrió su ataúd. Entre los asistentes se encontraba el comisionado provincial, junto con otros altos funcionarios británicos en uniforme completo. Las banderas de los edificios gubernamentales se izaron a media asta. El gobernador general de Nigeria, Sir Frederick Lugard , telegrafió su “más profundo pesar” y publicó un cálido elogio en el boletín del gobierno.
Un informe sobre su muerte en The Southern Reporter del 21 de enero de 1915 menciona un tiempo que pasó de licencia en Bowden, Roxburghshire, Scottish Borders. Afirma que
Ella y sus cuatro hijos africanos adoptados fueron un centro de gran atracción y ayudaron a profundizar el interés de toda la comunidad en el trabajo de Misión Extranjera de la Iglesia.
Mary Slessor fue muy conocida en toda la región de Calabar en el momento de su muerte debido a la cantidad de personas con las que había trabajado y ayudado. Su habilidad para enseñar, cuidar enfermos y su capacidad para resolver disputas locales de manera justa, la convirtieron en mucho más que una misionera. Su papel como vicecónsul y magistrada la había llamado la atención de los funcionarios del gobierno británico en toda la región y en casa.
Sirvió por casi cuarenta años en África y hasta el final, se mantuvo con el humor, compasión y entusiasmo de su juventud. Una de sus compañeras escribió:
Parecía que mientras más frágil, y más anciana, más maravillosa se volvía [32].
Estableció muchas iglesias y estuvo involucrada en la construcción de sus lugares de reunión, durante aquellos proyectos, mezclaba cemento y pintaba. Enseñó y predicó, algunas veces hasta diez servicios en un domingo. Y siempre tenía con ella a algún huérfano reciente o bebés de albergues.
La suya fue una vida de absoluto desprendimiento, de dedicada e infatigable devoción a Cristo, de hecho le escribió a una amiga:
¡No te conviertas en una solterona nerviosa! Cíñete para la batalla en algún lugar allí afuera, y mantén tu corazón joven. Rinde todo tu ser para crear música por doquier, en los lugares iluminados y en los oscuros, y tu vida formará una melodía [33].
Cuando murió, en 1915 hubo un duelo generalizado por su muerte, Slessor fue honrada con un elaborado funeral, al que asistieron altos funcionarios británicos y banderas ondeando a media asta en los edificios gubernamentales, le dieron un funeral de estado en Calabar al que asistieron personas que habían viajado muchas millas desde sus aldeas. Fue enterrada en el cementerio de Duke Town donde una gran cruz de granito de Escocia marca su tumba.
Reverenciada hasta el día de hoy por los pueblos Efik en Calabar, el legado de Mary Slessor incluye una gran marca de misericordia, al respecto el Rev. John Chalmers, añadió que:
Ella no solo se llevó consigo estos valores occidentales: vestía la misma ropa que usaban los lugareños, vivía al lado de la gente, aprendió su idioma y les habló en su lengua. Eso es lo que la hizo diferente: en muchos aspectos, quizás la primera de un nuevo tipo de misionera, no solo importando cosas de este país, sino siendo sensible a la cultura y las necesidades de la gente de allí. Su legado es que no puedes simplemente llevar tus creencias, estándares y valores al exterior y volcarlos sobre la gente. Si estás realmente interesado en la vida de las personas y en mejorarlas, debes comprender de dónde vienen. Debes comprenderlas como personas y amarlas como personas, y eso es lo que hizo Mary Slessor [34].
Su dedicación a la gente de Calabar y su respeto y apoyo por ellos como individuos, teniendo una preocupación genuina por su bienestar, fue una experiencia completamente nueva para ellos. Su trabajo para tratar de detener los asesinatos de gemelos, rescatar niños abandonados, mejorar la vida de las mujeres y desarrollar vínculos comerciales entre tribus tuvo un gran impacto en el desarrollo futuro del país.
En Nigeria hay muchos recuerdos de Mary Slessor, estatuas de ella sosteniendo gemelos, carreteras, calles y hospitales que llevan su nombre. Del mismo modo, en Gran Bretaña, hay calles que llevan su nombre en varias ciudades, incluidas Coventry, Dundee y Glasgow[35]. Una crónica respecto a sus últimos días señaló que:
La guerra mundial asesina de hombres con su torrente de horror llegó hasta la lejana reclusión de Odore Ikpe y causó un agudo sufrimiento a la pequeña dama canosa allí, más sufrimiento del que su cuerpo desgastado era capaz de soportar, y allí respiró. última en la tierra rodeada de los niños cuyas vidas había salvado [36].
En 1923 se encargó e instaló una vidriera conmemorativa que representa escenas de su vida en el edificio que ahora es The McManus, Dundee's Art Gallery & Museum. Se escribieron muchos libros sobre su vida y se celebraron conmemoraciones en aniversarios importantes. El 13 de enero de 2015, se inauguró en Dundee, frente a The Steeple Church, un monumento conmemorando el centenario de su muerte.
Carly Cooper, curadora de McManus, la galería de arte y museo de Dundee, se ocupa de una colección de posesiones y documentos de Slessor, que revelan el cambio que experimentó en Calabar:
Cuando la gente piensa en los misioneros, no suele pensar muy positivamente en ellos, pero ella era muy diferente. No se trataba completamente de religión para ella, fue al principio, cuando miras las cartas que envió, ella era en gran medida la misionera victoriana, hablaba de 'los paganos'. Pero a medida que pasó el tiempo, ella aprendió su idioma, sus tradiciones culturales y definitivamente hubo un cambio: no se trataba solo de conversos, en realidad tenía muy pocas personas que se convirtieron al cristianismo, se trataba de mejorar la vida de las personas [37].
En 1950, el antropólogo Charles Partridge, un amigo de Slessor cuando ambos estaban en Nigeria, donó cartas suyas, junto con una grabación de su voz, las cuales se encuentran en The Slessor Collection en Dundee Central Library. Reflexionando sobre su amistad, Charles Partrdige dijo de ella:
Era una mujer muy notable. Miro hacia atrás en su amistad con reverencia, uno de los mayores honores que me han sobrevenido.
El trabajo de Slessor en Okoyong le valió el apodo Efik de “Obongawan Okoyong” (Reina de Okoyong). Este nombre todavía se usa comúnmente para referirse a ella en Calabar. Luego de su muerte, recibió aún más honores, entre los que se cuentan: varios monumentos en las provincias de Efik de Calabar y Okoyong; un albergue para mujeres en la Universidad de Nigeria Nsukka se llama Mary Slessor Hall en su honor; una casa de niñas, “Slessor House”, recibió su nombre en Achimota School , Ghana.
En Escocia, un busto de Slessor se encuentra ahora en el Salón de los Héroes del Monumento Nacional Wallace en Stirling, también en Aberdeen hay un monumento en los jardines de Union Terrace de la ciudad y en Dundee, un nuevo parque en el centro de la ciudad se llama 'Slessor Gardens' en su honor.
También, Slessor fue honrada en 1997 con un billete de banco de Clydesdale Bank por la Serie del Patrimonio Mundial y la Serie Famosos de Escocia. Apareció en la parte posterior del billete de £10 del banco, destacando su trabajo en Calabar. La nota también incluye un mapa de Calabar, una viñeta litográfica que representa su trabajo con niños y el emblema de un velero.
Los homenajes incluyeron el espacio exterior, pues el Asteroide del cinturón principal 4793 Slessor (1988 RR4), fue nombrado así con motivo de las celebraciones de su centenario el 13 de enero de 2015.
Mary Slessor pasó largos años viviendo con los Okoyong y Efik, aprendió a hablar el idioma nativo Efik e hizo amistades personales cercanas dondequiera que fuera, haciéndose conocida por su pragmatismo y humor. Slessor vivió una vida sencilla en una casa tradicional con Efiks, su insistencia en las estaciones solitarias la llevó a menudo a entrar en conflicto con las autoridades y le ganó una reputación de excentricidad.
Sin embargo, sus hazañas fueron anunciadas en Gran Bretaña y se hizo conocida como la “reina blanca de Okoyong”, durante su larga trayectoria misionera trabajó con su enfoque en la evangelización, la resolución de disputas, el fomento del comercio, el establecimiento de cambios sociales y la introducción de la educación occidental.
En la actualidad, En Nigeria el 99,69%, un altísimmo porcentaje de la población, se declara creyente. El 50,8% de la población del país practica el Islam, así pues se trata de la religión más seguida por su población. En los últimos años el porcentaje de creyentes ha disminuido, ha pasado del 99,71% al 99,69%. En cuanto al Islam ha aumentado, en la encuesta anterior lo profesaban el 49,5% y según los últimos datos lo profesa el 50,8% de la población [38]. En segundo lugar por número de creyentes se encuentra el cristianismo, con un 42% de la población que lo profesa.
La iglesia en Nigeria tiene uno de los movimientos evangélicos y misioneros más dinámicos de África y, de hecho, del mundo, con unos 7 200 misioneros y una presencia misional en unos 196 países [39].Nigeria ha sido quitada de la lista de países con grupos poblacionales no alcanzados sin contactar (UUPG).
Sin embargo, por una parte el avance del radicalismo musulmán violento es una sombra que ciñe grandes amenazas para el cristianismo, a pesar de la vitalidad referida anteriormente, el futuro de la iglesia en Nigeria está en juego debido a la persecución. Si bien el país no está oficialmente en guerra, lo que la iglesia está atestiguando equivale a una declaración de guerra contra los cristianos. Especialmente en áreas rurales, los cristianos son asesinados y desposeídos de sus tierras de cultivo ancestrales. Sus casas son quemadas y muchos han sido desplazados internamente o se han refugiado en países vecinos como Camerún, Níger y Chad. Otros están en cautiverio y esclavitud [40].
Para 2018, Boko Haram había matado a más de 20 000 personas y había desplazado a casi 2,6 millones más [41]. El noreste ha sido la zona más afectada por los ataques a agentes estatales, musulmanes moderados y cristianos. El ISWAP se separó de Boko Haram en 2015 y juró lealtad al Estado Islámico. Mantienen cautivos a Leah Sharibu y otros, y consideran que los cristianos deben ser su objetivo principal.
Por otra parte, Nigeria se ha identificado como epicentro del despertar cristiano en África y en el mundo, el neopentecostalismo, comúnmente denominado cristianismo born again, alimenta el resurgimiento evangélico. Este país de África occidental, potencia demográfica y económica, es cuna de un buen número de pastores ricos y mundialmente famosos. Sus “megaiglesias”, “campos de redención” y “ciudades sagradas” reúnen a menudo a decenas y hasta centenares de miles de creyentes. Además de los espacios dedicados al culto, estas empresas religiosas transnacionales cuentan con centros de formación teológica, maternidades, clínicas, medios de comunicación, entre otros. Cualquier ambición presidencial en Nigeria pasa por la necesidad de ganarse el favor de una Iglesia tan rica como influyente, incluso cuando el aspirante es musulmán [42].
Resulta complejo balancear ambas realidades tan disímiles, por una parte el desafío de afrontar la terrible persecución y distorsiones del cristianismo. Un autor señaló que:
El Nigeriano medio vive pacíficamente con los de otras religiones diferentes de la suya. Desgraciadamente los líderes religiosos y dictadores militares han usado la religión para incitar a la gente a matarse unos a otros basándose en sus creencias. La verdad está apareciendo con más claridad la co-existencia y la tolerancia es el mejor camino para Nigeria [43].
Sin embargo, podemos encontrar raíces profundas en los tremendos esfuerzos de misioneros como Mary Slessor que con el sacrificio de toda una vida sembraron la semilla del evangelio, que en su caso vio florecer con escasos pero significativos frutos.
La labor de Slessor, y sus sucesores inmediatos y del presente respecto al avance y profundización del cristianismo, parece imposible de realizar e inexplicable recurriendo solamente a las fuerzas y capacidades humanas, a propósito de ello, la mismísima Mary Slessor escribió:
La oración es el poder más grande que Dios ha puesto en nuestras manos; la oración es más poderosa que la acción y es la única forma en la que puede avanzar el Reino. Es sólo a través de las oraciones de muchos en mi favor que puedo explicar el haber sobrevivido a tantos peligros y calamidades y haber visto tantas almas llegar a los pies del Salvador [44].
[1] Justo L. González y Carlos F. Cardoza “Historia General de las Misiones”, Editorial CLIE, Barcelona, España, 2008, Pág. 231.
[2] Ruth A. Tucker “Hasta lo último de la tierra. Historia biográfica de la obra misionera”. Editorial Vida, Florida, USA, 1988, Pág. 183.
[3] Jeanette Hardage, “Everyone’s Mother”, citada en “Mary’s Legacy”, consultado abril de 2022.
[4] Ruth A. Tucker “Hasta lo último de la tierra. Historia biográfica de la obra misionera”. Editorial Vida, Florida, USA, 1988, Pág. 183.
[5] BBC News “'The Queen of Okoyong': The legacy of Mary Slessor”, 2 January 2015, en: consultado abril de 2022.
[6] The Mary Slessor Centenary “The Dundee Years”, consultado mayo de 2022
[7] BBC News “'The Queen of Okoyong': The legacy of Mary Slessor”, 2 January 2015, consultado abril de 2022.
[8] Ruth A. Tucker “Hasta lo último de la tierra. Historia biográfica de la obra misionera”. Editorial Vida, Florida, USA, 1988, Pág. 183 - 184
[9] Ruth A. Tucker “Hasta lo último de la tierra. Historia biográfica de la obra misionera”. Editorial Vida, Florida, USA, 1988, Pág. 184
[10] Patricia Díaz Terés “Caridad, coraje y entrega: Mary Slessor IV”, 20 agosto 2013, consultado mayo de 2022.
[11] The Mary Slessor Foundation, “Dundee in 1876”, Pág. 24, consultado mayo de 2022.
[12] The Mary Slessor Centenary “The Dundee Years”, consultado mayo de 2022.
[13] Ruth A. Tucker “Hasta lo último de la tierra. Historia biográfica de la obra misionera”. Editorial Vida, Florida, USA, 1988, Pág. 184
[14] The Mary Slessor Foundation, “Dundee in 1876”, Pág. 4, consultado mayo de 2022
[15] Patricia Díaz Terés “Caridad, coraje y entrega: Mary Slessor II”, consultado mayo de 2022.
[16] Ruth A. Tucker “Hasta lo último de la tierra. Historia biográfica de la obra misionera”. Editorial Vida, Florida, USA, 1988, Pág. 184
[17] W. P. Livingstone “Mary Slessor, the White Queen: A True Story of Adventure, Heroism and Faith, Chapter 10”, consultado mayo de 2022
[18] Mary Slessor Centenary, “Africa Years. First Impressions of Calabar”, consultado abril de 2022
[19] BBC News “'The Queen of Okoyong': The legacy of Mary Slessor”, 2 January 2015, consultado abril de 2022.
[20] W. P. Livingstone “Mary Slessor, the White Queen: A True Story of Adventure, Heroism and Faith, Chapter 10”, consultado mayo de 2022.
[21] Muriel Larson, “Mary Slessor, missionary to the cannibals”, consultado mayo de 2022.
[22] Mary R. Parkman “Mary Slessor, the "White Mother" of Darkest Africa”, From “Heroines of Service” by Mary R. Parkman. New York: The Century Co., 1918. Consultado mayo de 2022.
[23] Ruth A. Tucker “Hasta lo último de la tierra. Historia biográfica de la obra misionera”. Editorial Vida, Florida, USA, 1988, Pág. 184 - 185
[24] Los efectos tóxicos sistémicos más relevantes producidos por la ingestión son: aumento de salivación, náuseas, disnea, angustia, elevación de la presión sanguínea, debilidad muscular, inflamación de las membranas mucosas, temblor, taquicardia, vértigo persistente, etc. La muerte por sobredosis es generalmente debido a edema pulmonar y/o insuficiencia respiratoria. Consultado mayo de 2022.
[25] Trenfo.com “Ronald Ross”, consultado mayo de 2022.
[26] Patricia Díaz Terés “Caridad, coraje y entrega: Mary Slessor IV”, 20 agosto 2013, consultado mayo de 2022.
[27] Ruth A. Tucker “Hasta lo último de la tierra. Historia biográfica de la obra misionera”. Editorial Vida, Florida, USA, 1988, Pág. 186 -187
[28] Ruth A. Tucker “Hasta lo último de la tierra. Historia biográfica de la obra misionera”. Editorial Vida, Florida, USA, 1988, Pág. 185
[29] BBC News “'The Queen of Okoyong': The legacy of Mary Slessor”, 2 January 2015, consultado abril de 2022.
[30] Ruth A. Tucker “Hasta lo último de la tierra. Historia biográfica de la obra misionera”. Editorial Vida, Florida, USA, 1988, Pág. 186
[31] Patricia Díaz Terés “Caridad, coraje y entrega: Mary Slessor IV”, 20 agosto 2013, consultado mayo de 2022.
[32] Jani Ortlund “Mary Slessor de Calabar | La gran madre”, Junio 15, 2016, consultado mayo de 2022.
[33] Jani Ortlund “Mary Slessor de Calabar | La gran madre”, Junio 15, 2016, consultado mayo de 2022.
[34] BBC News “'The Queen of Okoyong': The legacy of Mary Slessor”, 2 January 2015, consultado abril de 2022.
[35] “Mary’s Legacy”, consultado abril de 2022.
[36] Madeline Peña, “Mary Slessor: Pioneer Missionary to Nigeria”, consultado mayo de 2022.
[37] BBC News “'The Queen of Okoyong': The legacy of Mary Slessor”, 2 January 2015, consultado abril de 2022.
[38] Datos Macro.com, “Nigeria – Religiones”, consultado mayo de 2022.
[39] Nigeria Evangelical Missionary Association (NEMA), referido en: Gideon Para – Mallam “¿Una amenaza existencial para el cristianismo en Nigeria?”, Análisis Mundial de Lausana, Julio 2019, Volumen 8 / Número 4, consultado mayo de 2022.
[40] Gideon Para – Mallam “¿Una amenaza existencial para el cristianismo en Nigeria?”, Análisis Mundial de Lausana, Julio 2019, Volumen 8 / Número 4, consultado mayo de 2022.
[41] Internal Displacement Monitoring Center (IDMC): GRID Report, referido en: Gideon Para – Mallam “¿Una amenaza existencial para el cristianismo en Nigeria?”, Análisis Mundial de Lausana, Julio 2019, Volumen 8 / Número 4, consultado mayo de 2022.
[42] Anouk Batard “La “República pentecostal” de Nigeria”, septiembre de 2020, consultado mayo de 2022.
[43] Timothy Njoku C.M. “Cristianos y Musulmanes en Nigeria”, DePaul University, Vincentiana: Vol. 39 : No. 3 , Article 31, consultado mayo de 2022.
[44] El viaje de una mujer “Mary Slessor, misionera a África”, consultado mayo de 2022.
Apoya a nuestra causa
Espero que este artículo te haya sido útil. Antes de que saltes a la próxima página, quería preguntarte si considerarías apoyar la misión de BITE.
Cada vez hay más voces alrededor de nosotros tratando de dirigir nuestros ojos a lo que el mundo considera valioso e importante. Por más de 10 años, en BITE hemos tratado de informar a nuestros lectores sobre la situación de la iglesia en el mundo, y sobre cómo ha lidiado con casos similares a través de la historia. Todo desde una cosmovisión bíblica. Espero que a través de los años hayas podido usar nuestros videos y artículos para tu propio crecimiento y en tu discipulado de otros.
Lo que tal vez no sabías es que BITE siempre ha sido sin fines de lucro y depende de lectores cómo tú. Si te gustaría seguir consultando los recursos de BITE en los años que vienen, ¿considerarías apoyarnos? ¿Cuánto gastas en un café o en un refresco? Con ese tipo de compromiso mensual, nos ayudarás a seguir sirviendo a ti, y a la iglesia del mundo hispanohablante. ¡Gracias por considerarlo!
En Cristo,
Giovanny Gómez Director de BITE |