En el verano de 2021, en la ciudad de Jersey, el periódico local anunció una noticia: “Se abrieron las puertas del recién construido Bethune Park. Esta adición al aire libre del Mary McLeod Bethune Life Center servirá como centro de actividades familiares, eventos culturales, mercados al aire libre, festivales y mucho más”. El lugar ofrece un ambiente acogedor para adultos, personas mayores y familias. También sirve a la comunidad como espacio para reuniones, talleres, seminarios de capacitación, clases, alquiler para eventos privados, y exposiciones que honren la vida y memoria de Mary Jane McLeod Bethune.
Un lector o habitante curioso no sólo de la ciudad, sino también de la historia puede preguntarse: ¿Quién fue ella y por qué honran su vida con un edificio comunitario? Mary Jane McLeod Bethune (10 de julio de 1875 - 18 de mayo de 1955) fue una educadora, filántropa, luchadora humanitaria y activista de los derechos humanos estadounidenses. Presidió y fue líder de varias organizaciones de mujeres afroamericanas, es también conocida por comenzar una escuela privada para estudiantes de esa raza en Daytona Beach, Florida.
También desarrolló una intensa actividad en los clubes de mujeres, es decir, las organizaciones civiles que luchaban por el bienestar de ellas. Luego de trabajar en la campaña presidencial de Franklin D. Roosevelt en 1932, fue invitada como miembro del Black Cabinet (Gabinete Negro), allí sirvió como consejera respecto a las preocupaciones de los afroamericanos y el bienestar infantil de esa comunidad. Tras su muerte, el columnista Louis E. Martin dijo: “repartió fe y esperanza como si fueran medicinas y ella fuera una especie de doctor”.
Entre los honores que recibió se encuentran la designación de su casa en Daytona Beach, Florida, como National Historic Landmark (reconocimiento del gobierno federal por su importancia histórica), y de su casa en Washington D. C. como Lugar Histórico Nacional. También está la instalación de una estatua en su honor en el Lincoln Park, en Washington D.C. La obra fue hecha en bronce, en 1974, tiene 5.10 metros y “es el primer monumento en honor a una mujer afroamericana en un parque público” en aquella ciudad.
Su vida pública fue muy intensa y gravitante, pero ¿qué influencia tuvieron sus convicciones religiosas cristianas en ella?
Orígenes en medio de la adversidad
Para comprender de manera más profunda las motivaciones tras sus acciones, es necesario tener en cuenta sus orígenes. Nació en 1875, en una pequeña cabaña de madera cerca de Mayesville, Carolina del Sur. Aquella construcción se encontraba en una granja de algodón y arroz, en el Condado de Sumter. Sus padres, Sam y Patsy McLeod, tuvieron diecisiete hijos y ella fue la número quince. Pero hay un detalle muy importante: ella fue la primera de su familia en nacer libre.
El contexto que rodeó a los McLeod fue el trabajo en predios algodoneros. Luego de largos y duros años de trabajo, sus padres querían ser libres y con mucho esfuerzo compraron una granja. Cuando Mary era pequeña, acompañaba a su madre a entregar cosas para “las personas blancas”. Un día tomó un libro y, al abrirlo, un niño blanco se lo arrebató, reprochándole que no sabía leer. En ese momento, Mary descubrió que esa, y la capacidad de escribir, eran las únicas diferencias entre los blancos y negros. Esto la impactó y motivó a aprender.
Un misionero afroamericano abrió una pequeña escuela en Mayesville, dirigida por la Junta Presbiteriana de Misiones de Liberados, pero solo una persona de la familia podía asistir. Mary había trabajado desde pequeña en los campos de algodón de sus padres, sin embargo, empezó a asistir al colegio, para lo cual tenía que caminar casi ocho kilómetros. Cuando llegaba a casa les daba las lecciones a sus hermanos.
Su profesora, Emma Jane Wilson, se convirtió en un pilar fundamental de su vida. Asistió al Scotia Seminary (actual Barber-Scotia College) y consiguió una beca para Mary, por lo cual terminaron recibiendo una educación similar. Mary destacó y pudo continuar sus estudios en el Instituto de Dwight L. Moody, en Chicago (actualmente el Instituto Bíblico Moody), con la esperanza de convertirse en misionera en África. Pero cuando le dijeron que no se necesitaban misioneros negros, se trazó como objetivo dar clases a la comunidad afroamericana, repitiendo así de cierta manera su trayectoria vital hasta ese momento.
Desde aquellos años, Mary Bethune fue descrita como de tez “de ébano”. Llevaba un bastón, no para apoyarse, sino para causar efecto. Decía que le daba “prestancia”. Era abstemia y predicaba la templanza entre los afroamericanos. De hecho, no perdía oportunidad para reprender a los negros borrachos que encontraba cuando caminaba por las calles.
Matrimonio, familia y primeros años de trabajo
En 1898, Mary McLeod se casó con el también profesor Albertus Bethune y tuvieron un solo hijo llamado Albert. Se establecieron en Savannah, Georgia, donde ella hizo trabajo social hasta que se mudaron a Florida. Un ministro presbiteriano que estaba de visita, Coyden Harold Uggams, los convenció para que se trasladaran a Palatka, Florida, para dirigir una escuela misionera. A pesar de que el temido Ku Klux Klan tenía un capítulo en Daytona, muchas familias negras se mudaron al área buscando trabajo.
Cuando se trasladaron, en 1899, Mary asumió la dirección de la escuela y comenzó a trabajar con presos. En 1904, rentó una choza en Daytona Beach, Florida, y con solo $1.50 a su nombre, abrió la Escuela de Educación y Capacitación de Daytona (ahora, Universidad Bethune-Cookman). Lamentablemente, Albertus, su esposo, abandonó a su familia en 1907; aunque nunca llegó a divorciarse formalmente. Se trasladó a Carolina del Sur, y murió de tuberculosis, en 1918.
El desafío de Mary no fue menor, pues tuvo que criar a su hijo y administrar sola su escuela en crecimiento. Sin embargo, no permitió que los desafíos personales pusieran en peligro su labor, más bien trabajó incansablemente para mantener la institución en funcionamiento. Su ardua labor atrajo la atención de filántropos blancos y negros que vacacionaban en Florida. La junta de la escuela pronto contó con muchos de los empresarios más famosos del país como miembros, incluido John D. Rockefeller, Jr. y en años posteriores, la empresaria y millonaria de color Madam C. J. Walker.
A propósito de aquella labor, Mary dijo más de una vez que la escuela y los estudiantes de Daytona eran su primera familia, y que su hijo y demás parientes eran la segunda. Sus alumnos la llamaban a menudo “Mamá Bethune”. Durante sus años de trabajo, Mary se caracterizó por ser una mujer voluntariosa, que siempre trabajaba en pos de alcanzar sus objetivos. El Dr. Robert Weaver, quien también formó parte del Gabinete Negro de Roosevelt, dijo de ella: “Tenía el don más maravilloso de lograr la impotencia femenina para alcanzar sus objetivos con implacabilidad masculina”.
Se cuenta que en una ocasión, un residente blanco de Daytona amenazó a los estudiantes de Mary con un rifle, pero ella se esforzó por convertirlo en un aliado. El director del Hospital McLeod recordaba: “La Sra. Bethune lo trató con cortesía y desarrolló en él tal buena voluntad que lo encontramos protegiendo a los niños y llegando a decir: Si alguien molesta a la vieja Mary, la protegeré con mi vida”.
La posibilidad de contar con un sustento financiero de manera permanente fue una gran prioridad a lo largo de su vida, por eso Mary invirtió en varios negocios, como el Pittsburgh Courier (un periódico para afroamericanos) y una buena cantidad de compañías de seguros de vida. También participó en la fundación del Central Life Insurance of Florida.
En sus últimos años, se retiró en ese estado. En aquella época, a los negros no se les permitía visitar la playa debido a la segregación estatal. Por eso, Mary y otros empresarios compraron un tramo de 3.2 kilómetros de Paradise Beach y las propiedades circundantes, para venderlas a familias de color. Aún así, permitieron que los blancos visitaran el paseo marítimo, que más tarde pasó a llamarse Bethune-Volusia Beach en su honor.
Educación al estilo de Mary McLeod Bethune
En la escuela, se desarrollaba un riguroso plan de estudios que implicaba que las niñas se levantaran a las 5:30 de la mañana para estudiar la Biblia. Las clases de economía doméstica y de habilidades industriales, como la confección, la sombrerería, la cocina y otros oficios, hacían hincapié en una vida de autosuficiencia para ellas como mujeres. La jornada terminaba a las 9 de la noche. Pronto, se añadieron cursos de ciencias y negocios, y luego matemáticas, inglés e idiomas extranjeros, del nivel de escuela secundaria.
En 1931, la Iglesia Metodista ayudó a la fusión de su escuela con el Instituto Cookman de varones, formando el Bethune-Cookman College, un colegio universitario mixto. Mary se convirtió en presidenta. Durante la Gran Depresión, el colegio Bethune-Cookman siguió funcionando y cumplió con los estándares educativos del estado de Florida. A lo largo de la década de 1930, Mary y el defensor de los derechos civiles Blake R. Van Leer presionaron, junto a otras instituciones, para conseguir el financiamiento federal. Sin embargo, entre 1936 y 1942, tuvo que reducir su tiempo como presidenta debido a sus obligaciones en Washington, D. C.
Luego de hacer accesible al público la biblioteca de la escuela, esta se convirtió en la primera en abrirle sus puertas a los habitantes negros. Asimismo, los domingos abría la institución a los turistas en Daytona Beach, para mostrar los logros de sus alumnos, recibir a oradores nacionales que trataran temas raciales y aceptar donaciones. Un adolescente negro de Daytona de la época recordó más tarde: “Asistían muchos turistas, que se sentaban donde había asientos vacíos. No había una sección especial para los blancos”.
Cuando el Tribunal Supremo de EE.UU. dictaminó en el caso Brown vs Board of Education (1954) que la segregación de las escuelas públicas era inconstitucional, Mary apoyó la decisión escribiendo en el Chicago Defender de ese año:
No puede haber una democracia dividida, ni un gobierno de clases, ni un condado medio libre, según la Constitución. Por lo tanto, no puede haber discriminación, ni segregación, ni separación de algunos ciudadanos de los derechos que pertenecen a todos. (...) Estamos en camino. Pero son fronteras que debemos conquistar. (...) Debemos conseguir la plena igualdad en la educación... en el derecho de voto... en las oportunidades económicas, y la plena igualdad en la abundancia de la vida.
Más allá de la educación: gestiones para el beneficio de la comunidad
A principios del siglo XX, Daytona Beach, Florida, no tenía un hospital que ayudara a la gente de color. Mary tuvo la idea de fundar uno tras un incidente con una de sus estudiantes que cayó enferma de apendicitis y necesitaba atención médica inmediata. Dadas las circunstancias, Mary exigió que el médico blanco del hospital local ayudara a la chica. Cuando fue a visitarla, le pidieron que entrara por la puerta trasera. Allí descubrió que su alumna había sido descuidada, mal atendida y segregada en un cobertizo exterior.
A partir de esa experiencia, se propuso como meta lograr que la comunidad negra de Daytona contara con un centro de atención médica. Encontró una cabaña cerca de la escuela y, gracias a los patrocinadores que la ayudaron a recaudar dinero, la compró por cinco mil dólares. Luego de los trabajos, en 1911, logró inaugurar el primer hospital para negros en Daytona, Florida. Comenzó con dos camas y, en pocos años, contaba con veinte. En el hospital trabajaban tanto médicos blancos como negros, junto con los estudiantes de enfermería de la escuela. Este hospital salvó muchas vidas de negros en las dos décadas en las que funcionó.
El hospital y sus enfermeras fueron elogiados por sus esfuerzos en el brote de gripe de 1918. El lugar estaba lleno. En 1931, el hospital público de Daytona, Halifax, aceptó abrir un espacio separado para la gente de color, que se integró plenamente a la sede principal hasta la década de 1960.
De activista local a figura nacional
Tras la aprobación de la Decimonovena Enmienda, que permitía el sufragio femenino, Mary continuó con sus esfuerzos para ayudar a los negros a conseguir acceso a las votaciones, hecho casi imposible a causa de varios obstáculos en las leyes de Florida. Pidió donaciones para ayudarlos a pagar los impuestos de las elecciones, repartió enseñanzas sobre el registro para el voto en el Daytona Normal and Industrial Institute. Además, organizó marchas masivas.
En 1896, la Asociación Nacional de Mujeres de Color (NACW por sus siglas en inglés) se formó con el fin de fomentar la atención a las necesidades de las mujeres negras. Allí Mary sirvió como presidenta de la sección de Florida, desde 1917 hasta 1925. Producto de todas esas acciones, fue amenazada por miembros de la organización del Ku Klux Klan, pero eso no la amedrentó. De hecho, desde 1920 hasta 1925, también trabajó como presidenta de la Federación de Clubes de Mujeres de Color del Sureste, organización que procuraba la mejora de oportunidades.
Debido a su arduo trabajo, su reputación creció y empezó a ser conocida a nivel nacional. Así pues, en 1928, fue invitada a la Child Welfare Conference, organizada por el presidente republicano Calvin Coolidge. En 1930, el presidente Hebert Hoover la citó para la Conference on Children Health en la Casa Blanca.
La Federación de Clubes de Mujeres de Color –que posteriormente pasó a ser una asociación— eligió a Mary como presidenta tras su primera conferencia en el Tuskegee Institute, en 1920. El grupo continuó ayudando a registrar votantes negras hasta unos meses después de conseguir la enmienda constitucional para el derecho al sufragio. Dentro del estado, sin embargo, al igual que en otros del sur, los hombres y mujeres negros continuaron sufriendo impedimentos al voto mediante la aplicación discriminatoria de pruebas de literatura y comprensión, impuestos al voto, requerimientos de residencia duradera y la exigencia de otros documentos.
En 1935, Mary fundó el Consejo Nacional de Mujeres Negras (NCNW por sus siglas en inglés) en Nueva York: asoció a representantes de 28 organizaciones para que mejoraran las vidas de las mujeres negras y su comunidad. En un discurso ante el consejo declaró:
Es nuestro deber hacer una contribución duradera a todo lo mejor y de mayor calidad en América, el mantener y enriquecer la herencia de la libertad y el progreso mediante el trabajo en la integración de todas las personas sin importar su raza, credo u origen nacional, hacia su vida espiritual, social, cultural, cívica y económica, a la vez que ayudar a lograr el glorioso destino de una democracia libre y verdadera.
En otro hito de sus labores, Mary fue la primera mujer afroamericana nombrada directora de la División de Asuntos de los Negros. También fue la única agente de color de la Administración Nacional de la Juventud (NYA por sus siglas en inglés), en donde hizo las veces de gestora financiera. Se encargó de que las universidades negras participaran en el Programa de Formación de Pilotos Civiles, el cual graduó a algunos de los primeros aviadores negros. El director de la NYA dijo en 1939: “Nadie puede hacer lo que la señora Bethune”.
Su determinación ayudó a los funcionarios nacionales a reconocer la necesidad de mejorar el empleo de los jóvenes negros. En el informe final de la NYA, publicado en 1943, se afirmó lo siguiente:
Más de 300 000 jóvenes negros recibieron empleo y formación laboral en los proyectos de la NYA, que les abrieron oportunidades de formación y les permitieron, a la mayoría de ellos, acceder a puestos de trabajo que hasta entonces les estaban vedados.
Durante sus años de servicio, Mary se convirtió en una amiga cercana y leal de Eleanor y Franklin Roosevelt. En la Conferencia del Sur sobre Bienestar Humano de 1938, celebrada en Birmingham, Alabama, Eleanor solicitó un asiento junto a ella a pesar de las leyes estatales de segregación. También se refirió con frecuencia a ella como: “Su amiga más cercana en su grupo de edad”. Mary Bethune le habló a la pareja de sus preocupaciones y supo de primera mano sobre el trabajo de la pareja presidencial, así que dio a conocer a los votantes negros lo que la administración Roosevelt había realizado a su favor.
Tenía un acceso sin precedentes a la Casa Blanca gracias a su relación con la primera dama. Se cuenta que, en los años 40, Bethune usó su influencia y amistad con ella para conseguir autobuses de lujo para la Eddie Durham’s All-Star Girls Orchestra, una banda de swing conformada por mujeres afroamericanas. También aprovechó para formar una coalición de líderes de organizaciones negras —anteriormente mencionada— llamada Consejo Federal de Asuntos Negros, pero que llegó a conocerse como el Gabinete Negro, el cual asesoraba a la administración Roosevelt sobre los problemas a los que se enfrentaba la población de color en Estados Unidos.
El consejo estaba compuesto por numerosos negros de talento, en su mayoría hombres, quienes habían sido nombrados para ocupar puestos en agencias federales. Se trataba del primer colectivo de personas de color que trabajaban en cargos gubernamentales de alto nivel.
A propósito de su esfuerzo para educar, escribió en 1940:
No sólo el niño negro, sino los de todas las razas deben leer y conocer los logros, las realizaciones y las hazañas del negro. La paz y la fraternidad mundiales se basan en un entendimiento común de las contribuciones y culturas de todas las razas y credos.
Sus convicciones religiosas y su influencia en la acción pública
Respecto a la influencia de las creencias cristianas en la vida y acción pública de Mary, el Dr. Yahya Jongintaba, profesor de Religión y Humanidades en Bethune-Cookman University, señaló: “Muchas personas conocen el activismo de Bethune, sus esfuerzos a favor de la igualdad y la educación, pero no es tan conocida como pensadora religiosa”.
Él afirmó que Mary Bethune era: “Una de las primeras pensadoras religiosas realmente distinguidas y prolíficas del siglo XX entre los afroamericanos”. Además, agregó: “Por lo general, Howard Thurman recibe esa distinción, pero Mary McLeod Bethune era 25 años mayor. Ella influyó en Howard Thurman, lo que él reconoció en su elogio a ella y en su autobiografía”.
Precisamente, Howard Thurman fue teólogo y educador, pasó su infancia en Daytona Beach y vivió en Waycross, una de las tres comunidades totalmente negras de aquella región. Fue miembro de la Iglesia Bautista Mount Bethel y asistió a la escuela en Jacksonville, la más cercana de las tres instituciones para afroamericanos en Florida.
El vínculo de la familia Thurman con Mary Bethune fue estrecho y se formó cuando inició su escuela en 1904. Al respecto, Jongintaba comentó:
Ella iba a la iglesia de Howard Thurman a cantar y hablar. Era una muy buena cantante. Era su costumbre tomar a los niños de la mano, dijo, dándoles palmaditas en la cabeza y hablándoles. Howard Thurman dijo que nunca olvidó eso. Se mantuvo en contacto con ella toda su vida.
Según registraron personas que conocieron a Mary, su costumbre era levantarse por la mañana, bajar las escaleras y antes del desayuno tener lo que ella llamaba “una meditación matutina”, generalmente en su escritorio. Al respecto, otro cronista señaló que: “La religión no era secundaria para ella (…) Pensaba en la política, la educación, la familia, la comunidad… religiosamente. A pesar de todo lo que vio y soportó, Bethune no tenía amargura”.
A lo largo de su vida, formó parte de numerosas organizaciones y religiosas tales como: Conferencia General de la Iglesia Metodista (Miembro, 1923-1955); Junta Ejecutiva del Consejo de Mujeres de la Iglesia; Comité de Madres Estadounidenses sobre Voluntarios de la Regla de Oro (Junta Directiva); Hadassah (Miembro Honorario).
Sus convicciones se dejaban ver hasta en los más mínimos detalles, como cuando entabló una conversación con un grupo de estudiantes de nueve años que limpiaban implementos luego de una clase. En aquel encuentro, Nettie, una de ellas, le preguntó:
Sra. Bethune. Estamos aquí para aprender libros, así que no tendremos que ser sirvientes domésticos. Entonces, ¿por qué tenemos que hacer todo este trabajo sucio? No me gusta fregar pisos, pelar papas y traer agua para hervir la ropa. El balde es demasiado pesado y esa vieja olla negra es demasiado grande para llenarla.
La señora Bethune les sonrió a las primeros estudiantes de su nueva escuela, el Instituto Normal e Industrial de Daytona para Niñas Negras. Recordó los pesados baldes de agua que había llevado a los recolectores de algodón sedientos cuando era mucho más joven que ellas y dijo:
Chicas, no existe el trabajo servil, solo actitudes serviles, ¿Recuerdan nuestro versículo bíblico de la semana pasada? ¿De tal manera amó Dios al mundo? Las niñas mostraron con entusiasmo lo que habían aprendido: ‘Porque de tal manera amó Dios al mundo, que ha dado a su Hijo unigénito, para que todo aquel que en él cree no se pierda, mas tenga vida eterna’. ¿Escuchaste esas palabras, 'el que cree'? ¡'Quien sea' significa ‘tú’! Dios te ama tanto que envió a su Hijo a morir por ti. De ahí viene tu dignidad, no de lo que haces o de lo que tienes.
(Christianity.com)
Otra exestudiante de las aulas de Mary, Lucy Craft Laney, sacó la siguiente conclusión: “Me impresionó mucho su intrepidez, su increíble tacto en todos los aspectos, una energía que parecía inagotable y su increíble poder para imponer el respeto y la admiración de sus alumnos y de todos los que la conocían. Manejaba sus dominios con el arte de una maestra”. Es muy probable, entonces, que aquella energía y atributos vinieran de su relación con Dios.
Días finales y reconocimientos
Luego de una vida de intensa labor, el 18 de mayo de 1955, Mary Jane McLeod Bethune murió de un ataque al corazón. Tras la noticia de su deceso, proliferaron numerosos tributos en periódicos afroamericanos, comenzando por el diario local, que era conocedor cercano de su biografía… el Daytona Beach Evening News: “Para algunos, ella parecía irreal, algo que no podía ser… ¿Qué derecho tenía ella a la grandeza? La enseñanza de la vida de la señora Bethune es que la genialidad no conoce barreras raciales”. El diario Atlanta Daily World dijo que su vida fue: “Una de las carreras más dramáticas jamás vistas desde el comienzo de la actividad humana”.
Sin embargo, los homenajes trascendieron fuera de los medios afroamericanos, tanto así que, Christian Century señaló que “la historia de su vida debería ser enseñada en todos los colegios de las generaciones venideras”. Y en el famoso The New York Times se escribió que: “fue uno de los factores más potentes del crecimiento de la benevolencia interracial en América”. Otro periódico muy conocido, The Washington Post, publicó: “Su dinamismo y su fuerza eran tan grandes que era casi imposible pararla… No solo su gente, sino toda América ha sido enriquecida por su valentía y su espíritu vivaz”.
A lo largo de los años, ha recibido múltiples homenajes póstumos. En 1973, fue incluida en el National Women’s Hall of Fame. El 10 de julio de 1974, en el aniversario de su 99º cumpleaños, se erigió el Memorial Mary McLeod Bethune, hecho por el artista Robert Berks, en el Parque Lincoln de Washington D. C. Ese fue el primer monumento instalado en un parque público del distrito de Columbia en honor a un afroamericano y a una mujer. En él destacan dos elementos: la inscripción “dejad que sus obras le alaben” en el pedestal y un pasaje de su “Último deseo y testamento” en uno de sus lados.
Os dejo para que améis. Os dejo para que tengáis esperanza. Os dejo el reto de desarrollar una confianza mutua. Os dejo la sed de educación. Os dejo el respeto por el uso del poder. Os dejo vuestra fe. Os dejo vuestra dignidad de raza. Os dejo el deseo de vivir armoniosamente con vuestros prójimos. Os dejo en responsabilidad a nuestra gente joven.
Y la lista sigue, pues en 1991, el International Astronomical Union le puso a un cráter de Venus su nombre. En el ámbito de la educación, muchos establecimientos han sido nombrados en su honor, y se creó e implementó el Programa Escolar Mary McLeod Bethune, que tiene por objetivo ayudar a colegios y universidades históricamente negros.
El legado trascendente de Mary MacLeod
En 2004, la Universidad Bethune-Cookman celebró el centenario de su fundación como escuela primaria. Al respecto, en la página web se señaló que: “El punto de vista de la fundadora de la universidad sigue igual cien años después. La institución prevalece de manera que otros puedan mejorar sus mentes, sus corazones y sus manos”. En ese contexto, la vicepresidenta de la Universidad remarcó su legado con las siguientes palabras:
Durante la vida de la señora Bethune, esta fue el único lugar en la ciudad de Daytona Beach donde los blancos y los negros podían sentarse en la misma habitación y disfrutar lo que ella llamaba “las joyas de los estudiantes”, sus canciones. Ella era una persona capaz de juntar a gente blanca y negra.
Mary McLeod Bethune fue conocida como “la primera dama de la lucha”, pues dedicó toda su energía y determinación a mejorar las vidas de los afroamericanos a través de la educación, de la gestión de recursos, y de la implementación y el ejercicio de los derechos civiles. Sin embargo, en medio de todo el titánico listado de obras y logros, resuena la siguiente frase: “Porque soy hija de mi madre, y los tambores de África todavía suenan en mi corazón. No me dejarán descansar mientras haya un solo niño o niña negro sin la oportunidad de demostrar su valía”.
¿De dónde provino esa profunda convicción de su valor propio y el de su comunidad como afroamericanos? Sin duda, de su arraigada fe cristiana, cuya cosmovisión tiene como fundamento antropológico que el ser humano es imagen y semejanza —aunque quebrada por el pecado— de Dios, por tanto, es portador de dignidad y estima. Aquella convicción, sumada a su evidente vocación y dones en el área de la gestión y liderazgo, la llevó a ocupar un lugar en la lista de mujeres afroamericanas más prominentes e influyentes de la primera mitad del siglo XX.
Referencias y bibliografía
- City of Jersey City, Office of Cultural Affairs, Mary McLeod Bethune Life Center, consultado enero de 2023.
- Smithsonian National Postal Museum, Mary McLeod Bethune, consultado enero de 2023.
- Beatriz Garrido, Mary McLeod Bethune, historia de un sueño frustrado, 21 de septiembre de 2019, consultado enero de 2023.
- Britannica Kids, Mary McLeod Bethune, consultado enero de 2023.
- New York Historical Society, Life Story: Mary McLeod Bethune, (1875–1955), consultado febrero de 2023.
- National Museum of African American History & Culture, Mary McLeod Bethune. First Lady of Negro America, consultado febrero de 2023.
- Daily Commercial A lesser known Mary McLeod Bethune, Eleanore Osborne / Gatehouse Media; published January 20, 2018, consultado febrero de 2023.
- National Park Service, Bethune Résumé, consultado febrero de 2023.
- Christianity.com, Mary McLeod Bethune; a Missionary to Her Own People, consultado febrero de 2023.
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