Aunque no está históricamente comprobada, me es imposible ignorar esta anécdota sobre Hitler. Cuando dio la orden de invadir Holanda, esperaba que sus tropas marcharan y conquistaran el territorio con facilidad; su arrogancia lo llevó a pensar que aquella sería una batalla de un solo día. Sin embargo, las redes que el notable neerlandés Abraham Kuyper había establecido a través de sus iglesias, colegios, partidos políticos y periódicos, se convirtieron en el principal medio de resistencia ante el ejército nazi.
Cuando los reportes de la primera línea llegaron a oídos de Hitler, diciendo que Holanda no había caído inmediatamente como lo había anticipado, este ordenó: “Quiero que encuentren a cada maestro y cada graduado de la Universidad Libre de Amsterdam [fundada por Kuyper] y los traten como si fueran judíos”. El líder nazi entendió que la influencia kuyperiana era un importante obstáculo entre la ocupación alemana y el pueblo holandés.
¿Cuál fue la profunda influencia de Abraham Kuyper en la sociedad holandesa? Quizás su frase más famosa resume su pensamiento y obra: “No hay ni una pulgada cuadrada en todo el dominio de nuestra existencia humana sobre la cual Cristo, quien es soberano sobre todo, no exclame: ‘¡Mía!’”. El pensamiento pedagógico, político y teológico de este líder evangélico estaba fundamentado en la convicción de que las verdades del evangelio debían influir en todas las áreas de la sociedad. Robert Godfrey, presidente de la junta Ligonier, afirmó sobre este personaje:
…puede que no haya sido el mayor teólogo del período moderno. Ciertamente, no tuvo razón en todo lo que dijo, y no todo lo que logró en los Países Bajos puede trasladarse fácilmente a otros tiempos y lugares. Sin embargo, creo que Abraham Kuyper fue el cristiano más creativamente reflexivo que buscó comprometerse con el mundo moderno y comprenderlo.
Uno de los mayores anhelos de los cristianos es llevar su teología fuera de las cuatro paredes de sus iglesias locales e influenciar el mundo para la gloria de Cristo. En ese sentido, estoy convencido de que Abraham Kuyper tiene importantes lecciones para nosotros hoy; lecciones que se ven en su carácter como cristiano, su valentía como reformador de la iglesia, sus convicciones como teólogo, y su rol social como educador, político y periodista.
Kuyper, el cristiano: del modernismo a una fe sincera
Abraham Kuyper nació el 29 de octubre de 1837 en Maassluis, Países Bajos, en el seno de una familia protestante. Su padre, Jan Frederik Kuyper, era un pastor de la Iglesia reformada estatal neerlandesa. Durante su infancia, Kuyper fue educado en un ambiente religioso moderado y creció rodeado de las ideas modernistas predominantes en la época, las cuales enfatizaban la razón y la interpretación crítica de la fe y lo alejaban de la ortodoxia reformada.
Kuyper demostró ser un estudiante sobresaliente. En 1855, se graduó del Colegio de Leiden y se matriculó en la Universidad de Leiden, donde estudió literatura, filosofía y teología. Recibió summa cum laude en las dos primeras disciplinas, y en 1862 recibió el título de Doctor en Teología por su disertación sobre las diferencias en las reglas de la Iglesia entre los pensamientos de Juan Calvino y Juan Laski. Se graduó en 1863, destacándose por su habilidad académica y su interés en las corrientes modernas de pensamiento. Durante esos años, sus ideas estuvieron fuertemente influenciadas por el liberalismo teológico; el modernismo había infestado gran parte de la academia de la época.
En 1863, Kuyper se casó con Johanna Schaay y asumió su primer rol como pastor en la iglesia de Beesd. Esta congregación se componía de aldeanos sencillos, de los cuales solo algunos habían adoptado las ideas liberales, las cuales todavía influenciaban sus predicaciones al inicio de su ministerio. Sin embargo, comenzó a notar que muchas personas no se agradaban de su enseñanza. Entre ellas resaltaba Pietje Baltus, una humilde mujer de profunda fe reformada, soltera en sus treintas, hija de un molinero, quien intencionalmente dejó de congregarse los domingos y se limitó a reunirse con otros cristianos en casas.
Cuando Kuyper notó esto, fue a visitarla, y ella fue sumamente franca con él. Le dijo que estaba predicando falsas doctrinas y que su alma estaba en riesgo de perderse; que estaba ignorando los asuntos de la salvación y de la fe en su enseñanza, y que estaba privando a la iglesia del Pan de Vida. Kuyper, lejos de sentirse ofendido, volvió a visitarla y siguió escuchando lo que sonaba como un idioma distinto al que había usado toda su vida. Por recomendación de ella, leyó las Instituciones de Calvino, y poco a poco reemplazó su teología liberal por una fe reformada ortodoxa.
De vuelta en la iglesia, Kuyper pidió perdón a la congregación y afirmó la necesidad de nacer de nuevo para ser salvo, como recientemente lo había aprendido. Esta es quizás la primera lección que aprendemos de Kuyper: aun siendo Doctor en Teología, entendió que la fe sincera requiere un reconocimiento del pecado y de los errores pasados. El conocimiento de Dios trasciende lo intelectual, rechaza las interpretaciones humanas liberales y se aferra a la Escritura. A causa de este punto de inflexión en su vida, Kuyper guardó una foto de Pietje en su oficina por el resto del ministerio.
Kuyper, el reformador: de vuelta a las raíces reformadas
Kuyper continuó su labor pastoral en los Países Bajos, destacándose por un nuevo estilo de predicación bíblica que impactaba tanto a los intelectuales como a la gente común. Su enfoque se centraba en una enseñanza sólida de las Escrituras, lo que edificaba a su congregación y, al mismo tiempo, desafiaba las tendencias liberales de la época. Pronto los líderes liberales se le opusieron, pues veían en sus enseñanzas un retorno peligroso a la ortodoxia reformada.
En 1867, se le pidió a Kuyper pastorear la parroquia de Utrecht, una de las ciudades más grandes del país, así que dejó Breesd. Luego, a causa de su impactante predicación, fue trasladado a la prestigiosa parroquia de Ámsterdam en 1870, donde había miles de fieles. Allí su influencia creció de manera notable y, al mismo tiempo, se gestó rápidamente una tensión entre Kuyper y el sector modernista de la Iglesia reformada.
Alguna vez él predicó acerca de la elección en la salvación y, el siguiente domingo, otro ministro modernista vino a enseñar lo contrario. Poco a poco, la mayoría de ministerios se pusieron del lado de Kuyper, pero los modernistas no fueron expulsados, pues las leyes del país permitían que diferentes doctrinas convivieran dentro de la iglesia estatal, incluso si se oponían a los fundamentos reformados.
Esta crisis alcanzó su punto culminante en 1886, cuando la fricción llevó a un cisma conocido como la “Doleantie” (palabra neerlandesa para “dolor” o “lamento”). 200 congregaciones conservadoras —y los 150.000 fieles que las conformaban— compartían la visión de Kuyper, así que, lideradas por él, se apartaron de la iglesia estatal y comenzaron a ser conocidas como “iglesias doleantie”. Este grupo luchaba por un retorno a las raíces doctrinales reformadas; a la fe expuesta en los Cánones de Dort, el Catecismo de Heidelberg y la Confesión Belga de Fe.
La crisis resultó en la formación de una nueva denominación cuya intención era restaurar la enseñanza de los reformadores y volver a la fidelidad bíblica. Su visión del calvinismo iba más allá de una simple doctrina teológica; para él, era una cosmovisión integral que debía impregnar todos los aspectos de la vida. Kuyper creía firmemente que lo espiritual debía triunfar en todas las áreas de la sociedad, desde la política hasta la educación y la cultura, pues estaba convencido de que los mejores logros de la humanidad habían surgido del cristianismo.
En 1892, lideró otro paso importante en la consolidación del movimiento reformado al promover la unión de las iglesias reformadas de los Países Bajos con las iglesias de la Secesión de 1834, conocidas como las “Iglesias Cristianas Reformadas”. Esta separación previa había surgido por razones similares: un deseo de volver a las enseñanzas bíblicas y una reacción contra el liberalismo teológico dentro de la iglesia estatal.
La unión de ambas corrientes fue un hito en la historia del protestantismo neerlandés, pues fortaleció a la comunidad reformada con una identidad compartida, basada en los principios de la Reforma. De allí salió la denominación “Las Iglesias Reformadas en los Países Bajos”. Así, aprendemos de Kuyper la siguiente lección: vale la pena luchar por la doctrina bíblica. Esto lo llevó a separarse de una iglesia estatal liberal y a unirse con otra denominación con la que, a pesar de tener diferencias, compartía el mismo sentir por volver a los fundamentos reformados.
Kuyper, el teólogo: la soberanía de Dios sobre todas las cosas
Kuyper estaba convencido de que el Dios Trino tenía autoridad y soberanía sobre todas las esferas del cosmos. Como destacan Joel Beeke y Douglas Bond, esta convicción lo guió a tres doctrinas que constituían el cuerpo de su teología: la gracia común, el principio de la antítesis y la soberanía de las esferas.
Primero, la doctrina de la gracia común afirma que, junto con la obra particular de Dios en la redención, existe una obra universal de Dios en la creación y la providencia. Esta gracia común universal frena el pecado y reduce sus consecuencias en la sociedad. Al enseñar esta doctrina, Kuyper motivó a los cristianos a levantarse y luchar la batalla del Señor en el ámbito cultural; la sociedad no debe evitarse, sino involucrarse en ella para hacer evidente el reinado de Cristo.
En segundo lugar, el principio de la antítesis expuso las marcadas diferencias entre la actividad cultural humana general y la cristiana. Para Kuyper, dos sistemas de vida están luchando entre sí en un combate mortal. La regeneración por el Espíritu Santo transforma a las personas en su propio ser, creando un pueblo distinto que desarrolla un tipo de ciencia distinta con su propia fe, la cual contrasta marcadamente con la ciencia y la fe de los modernistas. Este principio lo llevó a establecer instituciones culturales calvinistas de diversos tipos.
En tercer lugar, el principio de la soberanía de las esferas afirmaba que, en un sentido calvinista, la familia, los negocios, la ciencia, el arte, y otros, son esferas sociales que no deben su existencia al Estado, sino que obedecen a una autoridad superior que gobierna. Kuyper creía que el Estado es responsable de salvaguardar la independencia de estas y de garantizar las libertades civiles, pero no estaba por encima de todo. A través de esta doctrina, Kuyper llamó a los cristianos a responder a las necesidades de la sociedad, no como miembros de la iglesia, sino como cristianos en la sociedad.
Sus convicciones teológicas dieron a luz mucha literatura que sigue influenciando a los cristianos hasta hoy. Algunas de sus obras más importantes fueron De Gemeene Gratie (Gracia Común), E Voto Dordraceno (Exposición del Catecismo de Heidelberg), Het Werk van den Heiligen Geest (La obra del Espíritu Santo), Encyclopaedie der Heilige Godgeleerdheid (Enciclopedia de la teología sagrada) y De Openbaring des Heeren (El Apocalipsis de San Juan). En 1898, Kuyper visitó Princeton e impartió una serie de conferencias, que luego fueron republicadas bajo el título de Conferencias sobre el calvinismo.
Kuyper, el educador, político y periodista: transformación a través de las instituciones
Kuyper inició su carrera política en 1869, participando activamente en el Partido Antirrevolucionario (ARP por sus siglas en inglés), que defendía los principios calvinistas frente al liberalismo dominante; allí pudo articular su convicción sobre la influencia de la fe en todos los aspectos de la vida pública. En 1874, después de haber establecido una base de seguidores, Kuyper fue elegido para la Cámara de Representantes como miembro del ARP, y en 1876, escribió un documento fundacional para el partido, en el que formuló el principio de la antítesis.
Sin embargo, a pesar de su creciente influencia, Kuyper pronto se dio cuenta de que la estructura política del país no le permitía implementar cambios significativos desde dentro de las instituciones tradicionales. En 1877, salió del parlamento por problemas de salud, aunque volvió en 1878, y se convirtió en el líder indiscutible del partido desde 1879 hasta su muerte. Con todo, es claro que Kuyper tuvo una mayor influencia en otras áreas distintas a la política.
Como periodista, comenzó a colaborar en De Heraut (El Heraldo) en 1871, donde abordó cuestiones tanto religiosas como políticas, consolidando su influencia como un líder de opinión que conectaba con un público amplio y diverso. En 1872, fundó el periódico De Standaard (El Estándar), donde difundió sus ideas reformadas y promovió la participación activa de los cristianos en la sociedad. A lo largo de su carrera, escribió de filosofía, política, educación, historia y teología.
Como educador, Kuyper dejó un legado duradero al fundar la Universidad Libre de Ámsterdam en 1880. Esta institución, liderada por padres cristianos, brindaba educación superior basada en principios calvinistas y se mantenía independiente de la influencia estatal y secular. Bajo su liderazgo, la universidad se convirtió en un centro de formación para futuros líderes comprometidos con una visión cristiana de la sociedad.
En 1888, Kuyper y su partido formaron una coalición con los católicos, que buscaba asegurar la libertad educativa para las escuelas confesionales, tanto calvinistas como católicas, y poner fin al control del Estado sobre la educación. Este acuerdo permitió que ambos grupos promovieran sus intereses comunes sin interferencias del gobierno secular y fortaleció la posición de los conservadores frente al liberalismo y las políticas seculares que dominaban en ese momento.
A finales de la década de 1890, la popularidad del ARP y su capacidad para formar alianzas políticas hizo que Kuyper fuera una figura central en la política neerlandesa. En 1894, fue reelegido a la Cámara de Representantes, y en 1901, se convirtió en primer ministro de los Países Bajos, cargo que ocupó hasta 1905. En esos años, logró ganarse el cariño de la gente del común y unir a todos aquellos que estaban en contra del liberalismo.
Durante su mandato, impulsó reformas que reflejaban su convicción de que la soberanía de Dios debía ser reconocida en todas las esferas de la vida, promoviendo políticas que defendían la educación confesional y el papel de las instituciones cristianas en la sociedad. Por ejemplo, logró que la Universidad Libre tuviera la misma acreditación que otras instituciones modernistas, y les dio a los colegios privados cristianos el mismo estatus que los estatales.
Conclusión: legado
El legado de Kuyper se extiende hasta nuestros días. Joel Beeke y Douglas Bond resumen su influencia en el siglo XX así:
Hombres como Hermann Bavink y Hermann Duyver, aunque a veces críticos del pensamiento de Kuyper, fueron profundamente influenciados por él. En 1898, Benjamin B. Warfield presentó a Abraham Kuyper a los lectores estadounidenses, diciendo: “El Dr. Kuyper es probablemente hoy la figura más importante tanto en la política como en la iglesia de Holanda”. Cornelius Van Til desarrolló las ideas de Kuyper en los Estados Unidos, particularmente en el área de la apologética presuposicional. Diversas denominaciones reformadas neerlandesas e instituciones educativas en América del Norte y Sudáfrica han sido profundamente impactadas por el pensamiento de Kuyper.
Ahora, Beeke y Bond también dicen que el desarrollo posterior de sus ideas no siempre fue positivo:
…algunos utilizaron las doctrinas de la gracia común de Kuyper para elevar las responsabilidades sociales por encima del evangelismo, o para justificar su conformidad con ideas y prácticas mundanas, desarrollos que Kuyper no habría aprobado. La noción de Kuyper sobre la regeneración presunta llevó a algunos a concluir que el bautismo asegura la salvación, o al menos que a los niños del pacto no se les debería decir que necesitan nacer de nuevo. Muchos niños crecieron pensando que el conocimiento doctrinal sólido y una conducta éticamente bíblica son suficientes para la salvación, sin experimentar convicción de pecado y conversión, o ser convencidos de la necesidad de un autoexamen con respecto a las marcas de la gracia. El resultado neto fue que, con el tiempo, muchos comenzaron a considerar innecesaria la religión reformada experimental.
Sin embargo, aunque no todas las ideas de Kuyper pueden ser replicadas en todos los contextos sociales, su pasión por las doctrinas bíblicas es indiscutible, y su convicción sobre reconocer la soberanía de Dios en las áreas de la vida sigue desafiándonos a continuar batallando en la cultura hasta hoy. Después de una influyente carrera pública de 57 años, Kuyper murió el 8 de noviembre de 1920, a la edad de 83. Su funeral fue sencillo, pero asistieron miles de personas, incluyendo muchos políticos.
¿Crees que la iglesia actual necesita volver a las convicciones de Kuyper? ¿En qué medida hemos dejado de creer en la soberanía de Dios sobre todas las esferas del cosmos? ¿Cómo podemos seguir el ejemplo de Kuyper en sus roles como político, periodista y educador, en lugar de limitar nuestra área de influencia a las paredes de nuestras iglesias locales?
Referencias y bibliografía
Beeke, J. R., & Bond, D. (2024). Evangelical Heroes: Abraham Kuyper [Audiolibro]. One Audiobooks.
Who Is the Most Important Christian Thinker in the Modern Era? | Ligonier
Abraham Kuyper - Calvinism and the Transformation of Culture - Biography and Impact | Steve Macias
Abraham Kuyper - Reformed theologian, Prime Minister, Calvinism | Britannica
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