A inicios de este año, la organización Puertas Abiertas dio a conocer la lista de los 50 países en los que hay mayor persecución de cristianos. El registro se ha convertido en material obligado de consulta para definir objetivos misionales, pedidos de oración y donaciones. Incluso, a nivel secular resulta útil para evaluar si se está respetando la Declaración de los Derechos Humanos que, en su artículo 2, establece:
Toda persona tiene todos los derechos y libertades proclamados en esta Declaración, sin distinción alguna de raza, color, sexo, idioma, religión, opinión política o de cualquier otra índole, origen nacional o social, posición económica, nacimiento o cualquier otra condición.
Las cifras registradas este año son preocupantes. Según la entidad, durante el periodo de investigación, casi 5000 cristianos fueron asesinados por causa de su fe y un poco más de 4000 fueron condenados y detenidos sin juicio. Además, “360 millones de cristianos enfrentan altos nieves de persecución y discriminación por causa de su fe en Jesús”, se lee en el informe.
El listado incluye algunos países latinoamericanos: Cuba se ubica en el puesto 22; Nicaragua en el 30; Colombia en el 34, y México en el 37. A la luz del publicado en 2023, este escalafón llama especial atención en el caso de Nicaragua, que subió 20 posiciones.
Pasar del lugar 50 al 30, indicaría, al menos en los números, un rápido deterioro de la situación y un incremento evidente de la resistencia a la predicación del evangelio. Sin embargo, al analizar los casos, las actuaciones y sus orígenes, es notable que la persecución existente no está total y absolutamente relacionada con la proclamación de Cristo, ya que cuenta con muchos tintes políticos.
El inicio del ministerio de Pablo: una oración contestada
Es importante aclarar que toda crítica o desacuerdo con las decisiones o ideologías del Gobierno nicaragüense, por mínimo o insignificante que sea, acarrea una revisión minuciosa de la vida de quien la haya emitido. Por eso, el pastor que fue consultado para este artículo prefirió mantener su nombre bajo reserva y que no se contaran detalles que lo pudieran poner en la mira de las autoridades.
Respetando su solicitud, usaremos el seudónimo “Pablo” y solo contaremos que nació en un país suramericano, está casado, tiene varios hijos y su ministerio en Nicaragua fue una oración contestada en el tiempo, la voluntad y los términos del Señor.
Estábamos viviendo en Guatemala en medio de una situación muy difícil porque no teníamos una iglesia bíblica. No la había. Queríamos plantar una iglesia, pero entendíamos que no podíamos hacerlo solos y que yo necesitaba ayuda (…) estaba orando para que Dios llevara un equipo de plantadores al lugar en el que estábamos, pero no pasaba nada.
Un día recibí una llamada de parte de los pastores a los que había ayudado como intérprete. Me preguntaron si quería unirme al equipo de plantación en Nicaragua y me dijeron que orara para buscar la voluntad de Dios (…) Nosotros estábamos orando para que Dios enviara a nosotros [en Guatemala] un equipo de plantadores, pero Él nos llevó a unirnos a unirnos a uno en Nicaragua. Eso fue muy bonito y de gran testimonio para la gloria de Dios.
Pablo y su familia llegaron a Managua en 2016, antes de que Daniel Ortega cumpliera su décimo aniversario al frente del Gobierno de Nicaragua.
[Puedes leer: Más de 360 millones de cristianos son perseguidos y hostigados por su fe en todo el mundo | BITE]
La degradación después de 2018
Hoy, casi ocho años después, el pastor cuenta que la situación del país, al menos en materia social, ha ido de mal en peor. La pobreza ha aumentado; el acceso a los servicios públicos, como agua y luz se ha complicado; y el respeto por los Derechos Humanos se ha deteriorado. El pastor explicó:
Después de 2018, ha habido un declive grande y se han cometido muchísimas arbitrariedades. Aquí no puedes confiar en la justicia, especialmente si el asunto tiene algo que ver con política.
Vale la pena recordar que, en ese año, se registraron nutridas movilizaciones en contra de las reformas emprendidas por el Gobierno en materia de seguridad social, las cuales derivaron no solo en desmanes, sino en acciones represivas de las autoridades. La Comisión Interamericana de Derechos Humanos (CIDH) y la Oficina del Alto Comisionado de las Naciones Unidas para los Derechos Humanos (ACNUDH) confirmaron que más de doscientas personas fueron asesinadas.
Según el pastor Pablo, estos hechos marcaron la historia del país. Puertas Abiertas concuerda con dicha afirmación al manifestar que las medidas represivas se incrementaron:
La hostilidad hacia los cristianos en Nicaragua sigue intensificándose mientras se manifiestan contra el presidente Ortega y su gobierno. La situación se ha agravado desde 2018, cuando estallaron protestas generalizadas contra el régimen dictatorial del país. Los cristianos se encuentran entre los que han alzado la voz para denunciar las injusticias, pero esto ha tenido un alto costo.
¿Qué motiva realmente la persecución?
El pastor Pablo confirmó el deterioro de la situación, pero insistió en advertir que la persecución se presenta por criticar a la administración actual, mas no por ser cristiano, evangelizar o proclamar la verdad del evangelio. De hecho, relató que decisiones gubernamentales –como la de no permitir las procesiones de Semana Santa en 2023, a la que también hizo alusión Puertas Abiertas y que afectó a la comunidad católica–, obedece a que los sacerdotes han criticado abiertamente al Gobierno. Al respecto, Pablo afirmó:
Realmente todo eso tiene que ver con la política. Ha sido a la Iglesia católica especialmente, porque ellos son los que han hablado abiertamente en contra del Gobierno. No existe una persecución en Nicaragua por predicar a Cristo y predicar la verdad. Eso no tiene nada que ver con la verdadera predicación de Cristo, aquí a nadie lo están molestando por ser pastor, por tener reuniones de oración o en las iglesias. Aquí tenemos toda la libertad para predicar el Evangelio, para salir a las calles.
Esto coincide con videos en YouTube que se han subido en los últimos años. En ellos, aparecen varios pastores predicando la Palabra en plazas y calles del país centroamericano. El más reciente se publicó este mes.
Pablo explicó que la persecución sí se recrudeció tras los hechos de 2018, pero que se ha desarrollado en contra de todas las organizaciones sin fines de lucro (lo cual incluye a las iglesias cristianas), las cuales, según la administración actual, auspiciaron las manifestaciones. “Se trata solamente de aquellos que la critican”, explicó Pablo, “sea católico, judío, musulmán. En realidad, no hay categoría que importe. Al hablar mal del Gobierno, de las políticas o hacer algún comentario en las redes sociales, te marcan”.
De hecho, reconoció que su iglesia experimentó las consecuencias de esto. Al pedirle a una persona de la congregación que consiguiera un permiso para una actividad, las autoridades nunca le dieron respuesta:
A través de un miembro de la iglesia que trabaja cerca del gobierno, me enteré de que esa persona estaba fichada porque había participado en ciertas actividades del 2018. El trabajo de inteligencia es real, pero no era un asunto contra la iglesia.
[Puedes leer: ¿En realidad Colombia es el país más difícil para ser cristiano en Sudamérica? | BITE]
¿Cuál debería ser la postura de los cristianos?
La Palabra ordena: “Sométase toda persona a las autoridades superiores; porque no hay autoridad sino de parte de Dios, y las que hay, por Dios han sido establecidas”, Ro 13:1 (RVR1960). Según este pastor, muchas iglesias han sido el blanco de represalias gubernamentales por no obedecer a este mandato bíblico. Si bien los cristianos no podemos dejar de predicar el evangelio, sí hay que tener cuidado a la hora de oponernos a la autoridad. Incluso en los tiempos del apóstol, los romanos vivían bajo un gobierno aún peor que el nicaragüense, y debían continuar su ministerio a la vez que se sometían.
“Algunos han hecho cosas que no deberían. A pesar de tener buenas intenciones, tomaron el riesgo de hacer algo que el gobierno había prohibido específicamente”, insistió el pastor. En su opinión, la misión en Nicaragua requiere apegarse a las enseñanzas de las Escrituras para poder actuar con prudencia y sabiduría:
En este momento, mi convicción no es meterme en la defensa de los derechos. De eso no se trata la predicación del evangelio; hay que intentar ser sabios y ver cuál batalla vale la pena pelear realmente, porque estamos en un país amigo de China, de Venezuela, de Rusia. Esa es la realidad.
El mayor desafío
Al ser consultado sobre el que, a sus ojos, es el mayor desafío a la hora de promulgar a Cristo en Nicaragua, el pastor Pablo no dudó en responder: la prédica y su doctrina. Dijo:
Para ser honesto, muchas personas y misiones vienen a predicar un evangelio social. Nicaragua necesita conocer el verdadero Evangelio, re-educarse, porque estamos contaminados con falsas doctrinas, con el evangelio de la prosperidad, igual que en otros países de América Latina.
Además, los misioneros extranjeros que hablan de la Verdad tienen muchos problemas para permanecer en el país. Por lo ocurrido en 2018 y su supuesta relación con las protestas, las organizaciones sin ánimo de lucro que facilitaban el acceso y la renovación de visas y residencias se han vuelto objeto de trabas. Antes, les otorgaban permisos hasta por cinco años, ahora les niegan los documentos o, cuando logran hacer el trámite, les exigen reportarse ante migración cada seis meses.
Al final de cuentas, Pablo tiene claras sus batallas: predicar el evangelio en la iglesia que ayudó a plantar hacia la zona montañosa de Nicaragua —la más bonita del país, según dice– y encontrar la forma, bajo la voluntad de Dios, de permanecer en su ministerio una vez su residencia como extranjero llegue a su fecha de expiración.
Referencias y bibliografía
La Declaración Universal de los Derechos Humanos | Naciones Unidas
Lista Mundial de la Persecución 2024 | Puertas Abiertas
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