Por: Giovanny Gómez
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¿Por qué el gobierno chino reprime cada vez más al cristianismo y a otras religiones? La respuesta se resume en una sola palabra: "Sinización", que quiere decir, hacerse chino, convertir a una persona o costumbre al estilo chino.
La ideología detrás de esta palabra ha hecho que la historia del cristianismo en China no sea sencilla. El movimiento político comunista, que promueve la sinización, ha hecho que los creyentes experimenten todo tipo de condiciones para profesar su fe, desde la tolerancia y las oportunidades, hasta la represión y la persecución generalizada.
Desde que el partido comunista tomó el poder en 1949, los cristianos han sido reprimidos y coartados de su libertad de diversas maneras, sobretodo a partir de 1966. Sin embargo, aproximadamente una década después, el gobierno Chino comenzó a darle más espacio a la iglesia luego de la muerte de Mao Zedong, pues profesar el cristianismo se convirtió en un asunto legal y se abrieron las puertas a muchos misioneros.
En 2011 funcionarios chinos decían públicamente que la religión era buena para el desarrollo de la nación y el gobierno donaba tierras, apoyaba la construcción de iglesias y autorizaba que se investigara sobre los impactos positivos del cristianismo en la sociedad.
Sin embargo, todo empezó a cambiar. A partir del 2013, año en el que presidente chino Xi Jinping se posesionó, el Estado volvió a reforzar, como en años anteriores, el control sobre la gran mayoría de los aspectos de la sociedad.
Este control incluía todos los asuntos religiosos que tenían lugar dentro de sus fronteras, por lo que el Estado, tres años después, empezó a promover ideas como la de que las iglesias deberían eliminar el emblema de la cruz de sus fachadas. Esto fue promovido por el Estado con un tono de bienestar, pero que finalmente resultaba reprimiendo la libertad de culto.
La promoción de esta idea se empezó a hacer efectiva antes de la celebración del Congreso Nacional del Partido Comunista de China en 2017, donde el presidente Xi Jinping reafirmó su poder con la aprobación de la medida histórica de incluir su filosofía política en la constitución China. Esto posicionó a Jiping como el líder más poderoso del país después de Mao Zedong (1893-1976), quien desarrolló un culto a su personalidad a través de retratos en todos los hogares chinos.
A finales de 2017, el gobierno comenzó nuevamente a instigar a los hogares de la provincia de Jiangxi a que eliminaran cualquier tipo de símbolo cristiano como cruces, versículos bíblicos o cualquier otra alusión al cristianismo y los reemplazaran por fotos de Xi Jinping, y los carteles de los Diez Mandamientos por listas de valores socialistas.
A partir de allí, las restricciones se tornaron más estrictas, sobretodo con las llamadas iglesias clandestinas, es decir, con aquellas que no estaban registradas ante el Estado y que por ende tenían mayor libertad y menos control.
Durante el segundo semestre del mismo año, el Estado aprobó leyes para regular las reuniones religiosas, las enseñanzas que se impartían en éstas y las actividades que se llevaban a cabo y, por el hecho de violarlas, hubo arrestos y cierres de iglesias no registradas.
Iniciando el 2018, el Comité Central del Partido Comunista de China votó a favor de la reforma constitucional que le permitiría a Xi Jinping presentarse indefinidamente a la reelección, acabando con el límite de dos mandatos por presidente que se encontraba en vigor.
Su poder para llevar a la aprobación semejantes medidas y reformas ha hecho que la iglesia tenga diversas sensaciones y preguntas respecto al futuro, pues este gobierno es uno que reprime y restringe cualquier manifestación religiosa que no se amolde a las políticas estatales.
Hoy, el gobierno chino busca que la política de la sinización se convierta en su bandera en los próximos años para generar así una fuerte identidad, eliminando las influencias extranjeras en todos los aspectos de la sociedad, incluyendo la religión.
Este proceso afecta directamente a la iglesia cristiana y es de donde se han derivado medidas de prohibición tales como vender Biblias por internet o transmitir cultos, reuniones de oración o cualquier actividad de la iglesia a través de medios digitales.
Por otra parte, una gran cantidad de iglesias que permanecían en la clandestinidad empezaron a experimentar mayor presión para registrarse ante el Estado, adoptar políticas del gobierno chino y someterse al control del partido comunista. Decenas de iglesias han sido cerradas y muchos pastores, líderes y creyentes han sido encarcelados.
Algunas iglesias, además, están siendo sometidas al control del gobierno por medio del ente oficial del estado chino para regular al cristianismo, es decir, el Movimiento Patriótico de las Tres Autonomías (TSPM) o Movimiento Patriótico Tres Uno, el cual afirma que las fuerzas “anti-chinas” están usando el cristianismo para subvertir el poder del estado.
¿Qué pensar de todo esto? Si la iglesia cristiana oficial en China está buscando apoyar las medidas de sinización, ¿porque los medios occidentales tienen una visión negativa al respecto? ¿Será que nuestro entendimiento de la situación de muchos creyentes, está siendo sesgada por nuestra visión y estigma del comunismo? ¿será que la sinización es un paso hacia un control gubernamental más estricto, o una oportunidad para adentrarse más en la cultura y contextualizar la fe?
Algunos cristianos afirman que cantar canciones autóctonas, usar ejemplos, historias e ilustraciones chinas para los sermones y adaptar las enseñanzas de la iglesia representa una gran oportunidad.
Hay creyentes que aunque entienden que el gobierno tiene una agenda política, consideran que ésta se puede aprovechar. Sin embargo, como con la mayoría de las cosas en China, ya sea para la iglesia oficial legal que la restringen de recibir cualquier tipo de ayuda extranjera, o las clandestinas que no las dejan funcionar y las cierran, la respuesta es complicada.
Si bien las actividades religiosas se consideran una parte normal de la sociedad civil en Occidente, en China se les considera cada vez más como una amenaza para la estabilidad nacional, en particular si existe alguna participación extranjera.
El impulso para sinicizar a la religión no se limita al cristianismo protestante. Los cinco cuerpos religiosos autorizados por el gobierno (budismo, taoísmo, islam, catolicismo y protestantismo) también han sido obligados a elaborar planes de sinización.
Debido a estos esfuerzos mencionados del gobierno por controlar la religión, la iglesia cristiana en China ha tenido tiempos difíciles. Sin embargo, ha crecido y florecido de maneras creativas. Pero esta vez, los cambios, la oposición y las restricciones son más ideológicas y se centran en el ámbito de las creencias y los valores.
Los próximos años serán importantes para ver cómo se implementarán estas políticas y para orar por nuestros hermanos en China mientras escriben un nuevo capítulo de la historia de la iglesia en este país oriental.
¿Y tú? ¿Qué piensas? ¿Crees que las nuevas medidas del gobierno chino representan una oportunidad, o se trata de una nueva ola de persecución para la iglesia? ¿Cómo podrías comprometerte con la iglesia en China?
Estas son algunas peticiones de oración que compartió Ed Stetzer en The Exchange
Oremos…
1.Para que los teólogos y líderes de pensamiento chino tengan sabiduría al considerar las respuestas bíblicas a los retos de los cristianos en el país.
2. Por la unidad entre las comunidades de fe y los líderes de la iglesia que pueden ser llamados por Dios para tomar enfoques radicalmente diferentes en su respuesta a las presiones del gobierno.
3. Para que los cristianos chinos puedan discernir dónde pueden ser flexibles y dónde hay líneas de fondo que no se pueden cruzar.
4. Y para que Dios continúe construyendo su iglesia en China.