Debido a la guerra que libran el Estado de Israel y el grupo terrorista Hamás en Gaza, ésta vez las celebraciones de Navidad, tanto en Israel como en los territorios palestinos, no tendrán el mismo carácter festivo de los últimos años.
En medio de las crecientes hostilidades bélicas, y la persecución tanto por parte de judíos como de musulmanes, la población cristiana en la región se hace cada vez más pequeña. De acuerdo al Centro Inter-Iglesias de Jerusalén, a la fecha solamente hay 200 000 cristianos en esa zona: 150 000 viven en Israel y 50 000 en territorios palestinos. De ellos, apenas 5000 viven en Gaza. Antes de la Primera Guerra Mundial, según los datos de los censos del Imperio Otomano, la población cristiana de Palestina llegaba al 24 %, actualmente no llega al 5 % del total de habitantes.
Cuando se observan las tendencias demográficas de la región, justo donde el mensaje del evangelio comenzó a difundirse, se pueden notar dos factores fundamentales que hacen que la cantidad de cristianos esté disminuyendo. El primero es la migración: el conflicto histórico entre Israel, la Autoridad Nacional Palestina y los grupos terroristas ha llevado a muchos cristianos a huir. La gran mayoría de creyentes palestinos vive hoy fuera de su territorio de origen, incluso se estima que al menos unos dos millones se encuentran en América Latina.
El segundo es la baja tasa de natalidad entre los cristianos en comparación con los musulmanes y judíos, también contribuye a que la población cristiana presente un fuerte declive.
Belén, un lugar sagrado que atrae a millones de visitantes cada año
De acuerdo a las Escrituras y a la Tradición, Jesús nació en Belén de Judea (Mateo 2:1). En ese momento, el territorio palestino-israelí estaba conformado por tres jurisdicciones: Judea, Galilea y Samaria, todas ellas administradas por Herodes el Grande, un rey vasallo del Imperio Romano.
Sin embargo, hoy Belén hace parte de Cisjordania, una entidad administrada por la Autoridad Nacional Palestina. Debido a su importancia histórica y religiosa, continúa atrayendo a cientos de miles de turistas cada año. Incluso, en 2018 y 2019 la cifra de visitantes superó el millón quinientos mil personas. Otras cifras hablan incluso de más de tres millones de personas que llegan cada año a venerar la gruta en la que nació Jesús en una ciudad que apenas tiene 30 000 habitantes.
La Navidad se cancela en Belén
Con la guerra en Gaza, la afluencia de turistas podría verse limitada este año. De hecho, el 11 de diciembre, el Daily Mail señaló que las celebraciones de Navidad se mantendrían al mínimo en Belén, o que incluso podrían ser canceladas.
Christianity Today indicó que las bandas marchantes, los cantantes de villancicos, los bailarines y los fuegos artificiales formaban una escena típica de la Navidad en Belén que cargaba el ambiente de un energía festiva y alegre. Miles de personas llegaban a la plaza de la Natividad con luces doradas para iluminar la Calle de la Estrella, mientras que un árbol gigante iluminaba la Plaza del Pesebre. En cambio, esta vez las calles están oscuras y silenciosas.
La situación es tan desconsoladora que el ambiente lúgubre de esta Navidad no es algo impuesto. Incluso si las autoridades no hubieran pedido minimizar las celebraciones, “nadie iba a celebrar” —dijo el pastor Munther Isaac, de la Iglesia Evangélica Luterana de Belén— “nadie tiene el humor para hacerlo”.
El pastor Isaac incluso llega a ser muy abierto en sus opiniones políticas sobre el conflicto. Él ve la guerra como un “genocidio” en contra de la población palestina. Les mostró su teléfono a los periodistas de Christianity Today para indicar a qué se estaba refiriendo: imágenes de mujeres y niños palestinos heridos y fallecidos en Gaza.
Los cristianos se solidarizan con las víctimas de la guerra
Los templos en Belén, unos de los sitios más sagrados para el cristianismo, han pedido que las festividades de Navidad se reduzcan. Con esta petición, los pastores quieren enviar un mensaje: que son conscientes de los sufrimientos de la población de Gaza en medio de la respuesta de Israel al ataque terrorista de Hamás del 7 de octubre. En consonancia, las autoridades civiles de Belén también señalaron que todas las decoraciones festivas serían desmanteladas “en homenaje a las víctimas de la guerra y en solidaridad con nuestra gente en Gaza”.
Pese a que las calles ya no están alumbradas con luces ni guirnaldas, los pastores continuarán llevando a cabo los servicios religiosos y dirigiendo las oraciones de Navidad. Sin embargo, el tradicional árbol de Navidad que se colocaba en la plaza principal ya no hará parte de la escena y tampoco el cielo se verá iluminado con fuegos artificiales.
Las razones para “no celebrar” la Navidad
La Navidad de este año en Belén será simplemente un evento de conmemoración y oración, en lugar de celebración. “No podemos celebrar cuando nuestros hermanos y hermanas están muriendo”, indicó Issa Thaljieh, un presbítero de la Iglesia griega ortodoxa de la Natividad, un lugar de oración del siglo IV que se encuentra justo en la cripta en la que se cree que nació Jesús.
Thaljieh señaló que se enteró de que una familia entera en Gaza había sido bombardeada y asesinada. Esto sucedió apenas unos meses después de que él hubiera llevado a cabo una oración por la hija recién nacida de la familia. “Ahora están llorando, es nuestro deber estar con ellos”, dijo el presbítero.
También indicó que está preocupado por sus tres hijos, pues su familia vive en Gaza. “No es fácil para ellos crecer y vivir dentro de una prisión”, dijo. “No tienen permiso para ir a ningún lado cuando quieren hacerlo. No hay piscinas o parques de juego a los que puedan ir”. Aún así, durante la Navidad la ciudad normalmente recibía al menos unos 150 000 turistas, pero las confrontaciones han reducido este número literalmente a cero.
La peor Navidad de la historia
“Esta es la peor Navidad que nunca hayamos tenido. Belén ha cerrado… No hay árbol de Navidad, no hay alegría ni espíritu navideño”, dijo el pastor Isaac. Para los propietarios de negocios esto es una gran preocupación. “No tenemos turistas esta vez. Nadie quiere venir”, dijo Joey Canavati, propietario del Alexander Hotel. Su familia ha vivido y trabajado en la ciudad por al menos cuatro generaciones.
Otros comerciantes también se han mostrado angustiados por la situación. Un vendedor de souvenirs señaló que no ha vendido nada en cincuenta días. Ante esta realidad no le queda más que recurrir a su familia, la iglesia y las agencias de ayuda internacional para subsistir.
Con la crisis económica, la vida de los ciudadanos de Belén se reduce prácticamente al ocio improductivo. Ziad Bandak, un cristiano ortodoxo de 57 años indicó: “Nos sentamos y jugamos Backgammon todo el día. Vengo aquí dos días a la semana simplemente para no quedarme en casa todo el tiempo”.
Tras el inicio de la guerra en Gaza, la vida en Belén se ha vuelto más intranquila
Aunque la actual guerra tenga lugar en Gaza, esto no significa que Cisjordania (La jurisdicción oriental de los territorios palestinos) sea un lugar de paz. Históricamente Belén ha sido un lugar reconocido como pacífico, pero tras los ataques de Hamás a Israel el 7 de octubre, los enfrentamientos entre las Fuerzas de Defensa de Israel (IDF) y los ciudadanos cisjordanos se han convertido en una realidad más común y letal.
A principios de noviembre, docenas de residentes de Belén fueron atacados por las tropas de las IDF. Dado que Cisjordania no tiene un ejército propio y que Hamás no tiene presencia en esta región, los ataques aparecen ante la opinión pública internacional como injustificados.
Tras los ataques en Cisjordania en noviembre, la Media Luna Roja señaló que su personal médico ha tratado a 64 heridos. De ellos, diez fueron impactados por municiones y el resto por gases antidisturbios.
El Ministerio de Salud de Palestina indicó que, desde el 7 de octubre, al menos 267 ciudadanos cisjordanos han sido asesinados por las Fuerzas de Defensa de Israel. Esta cifra resulta más escandalosa para muchos observadores del conflicto dado que Cisjordania no es el foco directo de la campaña de Israel contra Hamás.
Adicional a esto, solamente en Gaza, unas dos millones de personas se han visto obligadas a salir de sus casas. A medida que la acción militar avanza y que el norte de la Franja es reducido a escombros, el punto de enfoque cambia hacia el sur, una parte pequeña del territorio que también ha sentido duramente los impactos de la guerra.
Protestas simbólicas contra la guerra
Las noticias que emergen de Cisjordania dejan la fuerte impresión de que la población se siente invadida y agredida por su vecino Israel, al tiempo que lamenta las acciones de su ejército y de Hamás. Los residentes han orquestado protestas pequeñas y simbólicas, como la instalación de un pesebre en el que se observa una representación del niño Jesús que yace en medio de escombros. Éste se encuentra en una Iglesia Evangélica Luterana y es una referencia directa a Gaza.
El pastor Munther Isaac ha dado una perspectiva propia sobre el conflicto en sus sermones de Adviento:
Dios se encuentra bajo los escombros en Gaza. Él se encuentra con los que han sido atemorizados y con los refugiados. Él se encuentra en la sala de operaciones. Este es nuestro consuelo. Él camina con nosotros a través del valle de la muerte (...) Mi primera oración es que aquellos que están sufriendo sientan Su presencia sanadora y consoladora.
El conflicto que ha cancelado la Navidad en Palestina
Para comprender un poco por qué se ha cancelado la Navidad este año en Belén, solamente hace falta dar una mirada a lo que ocurre en Gaza. Los bombardeos implacables sobre esa región por parte de Israel han dejado al menos unos 18 000 palestinos muertos, según el Ministerio de Salud de la Autoridad Nacional Palestina.
Además, esta situación ha generado una grave crisis de derechos humanos que ha forzado a los gobiernos de la región a buscar soluciones políticas y humanitarias. Las acciones en este sentido ya están siendo emprendidas por las partes en conflicto. Al momento, la parte israelí ha logrado la liberación de algunos de sus ciudadanos que fueron secuestrados por Hamás, mientras que países como Catar y Estados Unidos han sido determinantes para generar la confianza necesaria en pro de establecer ceses al fuego y negociaciones efectivas. Así mismo, varios prisioneros palestinos han sido liberados de las cárceles israelíes como un gesto de paz por parte de Israel.
Mientras que la opinión internacional se mantiene ampliamente dividida por la guerra, Israel ha hecho visible su compromiso de mantener los bombardeos hasta que Hamás abandone el poder, libere a todos los rehenes y sus capacidades militares sean desmanteladas. Dicho gobierno no ha estado solo en esta campaña, ya que Estados Unidos le ha provisto apoyo diplomático y militar, a pesar de que también ha hecho llamados a minimizar el número de víctimas civiles y el desplazamiento masivo.
La esperanza de los creyentes a pesar de las confrontaciones
Christianity Today reportó que a pesar de los sufrimientos que experimentan las comunidades cristianas de Cisjordania, muchos allí aún se preparan para la Navidad con alegría y esperanza. En la iglesia evangélica Emmanuel de Belén, en lugar de las luces de la navidad, se ha expuesto un cartel en el que se ve la figura de una mujer que huye de una ciudad bombardeada. El mismo lleva un mensaje en árabe con la frase “Levantémonos y alabemos a Dios”.
El pastor Nihad Salman fue el encargado de ponerlo en la iglesia, pero el mensaje que contenía no era nuevo ni rememoraba una escena reciente. La última vez que había sido expuesto fue hace dos años, durante el conflicto de mayo de 2021 entre Israel y Hamás.
Para Salman, el mensaje que se ha expuesto en la iglesia sigue siendo relevante y, además, resume su visión para la Navidad de este año. Se trata, según él, de una oportunidad para predicar el evangelio a las personas que viven bajo la ocupación militar israelí y que al mismo tiempo lloran por las personas que han fallecido en Gaza. “Las personas ahora se hacen muchas más preguntas,” –dijo Salman– “siempre hemos visto esto durante las crisis; las personas se preguntan: ¿Cuál es la verdad? Y esto nos deja mucho trabajo por hacer”.
Pastores como Salman indican que la noche de Navidad será silenciosa, pero aún así esperan que sea santa. Quitarle a la Navidad las fastuosas luces y decoraciones ostentosas que son propias de la cultura occidental, podría ser incluso beneficioso, ya que ayudará a las personas a enfocarse en el verdadero sentido de la Navidad.
Una Navidad que desafía a los niños de las iglesias de Belén
También esta vez la Navidad será un poco diferente para los niños de las congregaciones cristianas, los cuales tradicionalmente esperaban ser agasajados con regalos. Pero en lo que concierne a la iglesia Emmanuel, este año no los recibirán. El desafío de Salman para los cincuenta pequeños de su congregación es “dar un presente” en lugar de esperar uno.
Por eso, el pastor ha urgido a su comunidad a innovar y presentar ideas para financiar la entrega de regalos a los niños de las comunidades más pobres de los vecindarios. Sea que se trate de vender dulces o pasteles hechos en casa, todos trabajarán para alegrar la Navidad de los menos afortunados. “Anuncien el evangelio mientras obtienen el dinero”, dijo Salman a los niños de su congregación. “Díganles a todos por qué están haciendo esto”.
Resignificando la Navidad en Belén
Para el pastor Isaac, las palabras que tradicionalmente se asociaban con la Navidad, como Santa, árbol, villancicos, regalos, son todas propias de Occidente. En vez de eso, él cree que es mejor pensar en la historia de esta festividad con palabras que reflejen lo que nos dice la Escritura, como: César, censo, masacre, y huida a Egipto. Esos términos son relevantes para los palestinos que viajan fuera de Cisjordania para buscar refugio en Egipto y dan cuenta del sufrimiento que afrontan miles de personas hoy.
Tal vez esta puede ser una forma para mostrarles a los no cristianos de la región que Dios permanece, tanto hoy como ayer y siempre, del lado de los oprimidos. Esta resignificación de la Navidad también puede ayudar a superar la visión consumista de la celebración y a reflexionar en su sentido más profundo.
Munther Isaac señala que la historia de la Navidad es la de un Dios en forma humana, la de un Dios que acompaña a las personas en su sufrimiento. Él vuelve a invitar a las personas a que miren al niño en medio de un pesebre decorado en escombros y dice: “Así es como la Navidad es celebrada aquí... Pero las oraciones continuarán. Las oraciones no cesarán”.
A diferencia de Belén, Jerusalén sí celebrará la Navidad
Por su parte, la Asociación Cristiana de Jóvenes Internacional de Jerusalén (YMCA), la cual hace presencia en Jerusalén Occidental, decidió comenzar su ceremonia anual para encender las luces del árbol de Navidad. Esto contrasta con las peticiones que hicieron los patriarcas y líderes de las iglesias de Jerusalén a los cristianos: que evitaran actividades de Navidad “innecesariamente festivas” este año.
La YMCA es una organización ecuménica internacional que reúne a jóvenes cristianos de distintas confesiones religiosas y que tradicionalmente se ha enfocado en acciones de voluntariado social. Sin embargo, el hecho de que sus miembros hayan decidido celebrar la Navidad no significa que se mantengan indiferentes al conflicto de la región.
Para Fadi Suidan, CEO de la organización en Jerusalén, las emociones del equipo de trabajo son contradictorias: “tenemos muchas emociones encontradas” –dijo–. “Ha sido difícil para nosotros encontrar alegría y regocijarnos”. Aún así, los líderes de la entidad consideran que es importante mantener las tradiciones.
Necesitamos llevar esperanza a los niños. Necesitamos pensar en su salud mental. Esto es algo por lo que los niños han estado esperando cada año. ¿Cómo podrías explicarles que no van a tener Navidad este año?
De manera que el 3 de diciembre, seiscientos niños y sus familiares fueron convocados para reunirse alrededor del árbol de Navidad en Jerusalén. La fiesta dio inicio a la temporada de Adviento con gran emotividad, pero en lugar de los tradicionales cantos proyectados en los altavoces, esta vez una banda sinfónica conformada por un chelo y tres violines interpretó música acústica suave. Así que aun cuando hay una celebración navideña en Jerusalén, el ambiente parece ser mucho más reflexivo y contemplativo que festivo.
La guerra golpea fuertemente el turismo navideño
Más allá de Jerusalén, es preciso volver a Belén para poder observar otros aspectos importantes de esta festividad. Uno de los factores que se deben considerar en esta ocasión es la forma en que la guerra está afectando el turismo y, por lo tanto, el sustento de la población local en Palestina.
El 80 % de la población de Belén depende de los ingresos del turismo para subsistir y justamente las personas esperaban obtener los mayores ingresos en la temporada navideña. No obstante, la guerra entre Israel y Hamás ha terminado ahogando la economía, ha limitado la libertad de las personas para movilizarse, ha incrementado la hostilidad y los enfrentamientos entre los locales y la IDF, y ha generado un ambiente de tal tensión que ha imposibilitado el resurgimiento económico de esta zona de Oriente Medio.
Así las cosas, es apenas justo decir que para los habitantes de Belén esta Navidad indica un tiempo de dura austeridad y carencias. Se ve venir un fuerte incremento de la pobreza, si es que no se dio ya.
En Belén, los cristianos se debaten entre la esperanza y el miedo
La situación actual no parece augurar un panorama positivo para los palestinos que viven en Cisjordania. Ahora mucha gente cree que solamente es cuestión de tiempo para que la violencia explote allí tal como sucedió en Gaza. Los cristianos de la zona les han dicho a medios como Christianity Today que se sienten asustados, agraviados y descorazonados por la actual situación.
Entre tanto, en la iglesia evangélica Emmanuel, cerca de veinte jóvenes se reúnen para escuchar la historia de la Navidad. Elías Al-Najjar, su líder tiene una historia que contar, la cual guarda mucha relación con la Navidad. En noviembre de 2007, él y su familia huyeron de Gaza tras recibir amenazas de los grupos radicales islamistas; uno de sus compañeros en la iglesia había sido asesinado.
En ese momento, su joven esposa tenía nueve meses de embarazo. Ellos llegaron a Belén sin conocer a una sola persona, sin tener en dónde pasar la noche o acomodarse para el nacimiento del bebé. Al-Najjar y su esposa buscaron en la guía telefónica varios servicios de salud del área… Tal vez ésta era una historia similar a la de María y José buscando alguna casa para pasar la noche tras su llegada a Belén.
El joven predicador indicó cómo su historia podría asemejarse a la contada por los evangelistas: “Imagina a María pensando: ¿acaso Dios no me dirá dónde va a nacer el Rey de Reyes? Imagina a la pareja buscando un lugar donde María podría dar a luz. Pasar el tiempo a la intemperie sería una gran sorpresa. Solo tienes que pensar en el olor, los animales, estar en medio de todo esto. Allí ella dio a luz a Jesucristo, y ellos encontraron alegría”.
Al-Najjar de nuevo recalcó las similitudes con la situación en Gaza. “Por supuesto” –dijo– “no necesitas demasiada imaginación para pensar en lo que sucede”. Los habitantes de Belén ven lo que ocurre diariamente en Gaza por medio de sus teléfonos móviles. En medio de todo el horror, los niños nacen y mueren. Al-Najjar indicó:
“Esta es la historia de la Navidad. Todos estos pequeños detalles sobre los que usualmente no pensamos. Generalmente nos preocupamos por las decoraciones y por tener algo de diversión alrededor del árbol y las luces. Pero si tú miras la historia bíblica de la Navidad, fue dura. Sin embargo, Dios no abandonó a María y José. Tampoco ellos dejaron a Dios”. Elías termina diciendo: “De manera que ¿Por qué nosotros deberíamos abandonar al Señor?”.
Con todas las historias que emergen de Belén, Gaza y Jerusalén, también este puede ser un tiempo para que los cristianos de todo el mundo vuelvan a reflexionar sobre el sentido originario de la conmemoración. No se trata de una época de consumismo y festejos, se trata de conmemorar a un Dios que se hizo niño experimentando él mismo la pobreza, la negación del alojamiento y la persecución. La Navidad nos habla de un Dios que se hace cercano con los que sufren, un Dios que también está bajo los escombros y que pide a todos los creyentes abandonar la indiferencia.
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