A propósito de la publicación del último informe sobre la persecución a los cristianos en el mundo por parte de la organización Puertas Abiertas, vale la pena reflexionar sobre los datos allí plasmados.
En medio de una persecución sin precedentes, el país ingresó por primera vez a la Lista Mundial de Vigilancia de Puertas Abiertas como una de las cincuenta naciones en las que los cristianos son más perseguidos.
En medio de una crisis humanitaria de enormes proporciones, los cristianos sirios, turcos y del resto del mundo responden a los afectados por el reciente terremoto en Turquía y Siria.
La difícil situación del país asiático no hace más que empeorar la situación para los cristianos que aún quedan en el territorio.
De acuerdo a Puertas Abiertas Internacional la persecución a los cristianos se ha incrementado de manera exponencial durante los últimos 30 años.
Extremistas hindúes de Chhattisgarh han expulsado a los cristianos de la zona destruyendo sus iglesias y casas y atacando a los creyentes. Les han dado el ultimátum de retractarse de su fe o abandonar la zona.
En las montañas de Siria aún subsiste una pequeña población cristiana que habla el arameo. Pero esto podría cambiar pronto, debido a la guerra civil que sufre el territorio.
Los herederos de Lenin y Mao han declarado una nueva Guerra Fría.
Nicolás fue perseguido por su fe bajo el mandato del emperador Diocleciano, pero vivió para ver el ascenso de Constantino al poder.
Para muchas personas en Ciudad Juárez, la violencia es una realidad cotidiana frente a la que muchos se han resignado, aún así los cristianos evangélicos que viven allí continúan resistiéndose a la ideología de la violencia.
A veintiún años del 11-S reflexionamos sobre las implicaciones de estos sucesos en la cultura y en el declive de los Estados Unidos como potencia mundial.
El incendio de la iglesia de Giza tiene una estrecha relación con la persecución que la comunidad cristiana copta ha enfrentado en tiempos recientes.
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