Históricamente, la religión de Hungría ha estado representada por varias formas de cristianismo. La tradición cristiana ha acompañado al país desde su fundación en el siglo XI y es algo de lo que los húngaros se sienten orgullosos. Tal vez por esta fuerte tradición cristiana es que la nación se ha inclinado, a lo largo de su historia democrática, a elegir líderes que afirman «defender los valores cristianos», como es el caso del recientemente reelecto primer ministro de Hungría, Viktor Orbán.
Sin embargo, la Hungría contemporánea no tiene una religión oficial. Y aunque la constitución reconoce la libertad de religión, también reconoce en el cristianismo un rol fundamental en la construcción de la nación. La libertad de religión está consagrada en la constitución húngara como un derecho fundamental.
El cristianismo en Hungría hoy: una marca de la identidad nacional húngara
El número de personas en Hungría que afirma pertenecer a una religión varía de modo sustancial dependiendo de la definición de lo que es «pertenecer a una religión» y a la forma en que esto se pregunte. Por ejemplo, en una encuesta de 1989, la proporción de respuestas positivas a varias preguntas relacionadas con la religión mostró diferencias significativas.
Frente a la pregunta: ¿pertenece usted a una iglesia o a una comunidad religiosa? El 76 por ciento de los encuestados respondió afirmativamente. Pero en el caso de la pregunta: ¿pertenece usted a una religión ahora? Solo el 69 por ciento respondió afirmativamente. Cuando se les preguntó a los encuestados si pertenecían a una organización religiosa, solamente el 57 por ciento respondió que sí.
Estas tendencias nos hablan de una fuerte secularización en Hungría. Pero aun así, y a pesar de que las iglesias oficiales han registrado una caída en su popularidad, la preeminencia del cristianismo y los valores cristianos son algo que sigue fuertemente anclado en la vida cultural y política de Hungría.
De acuerdo a un estudio del 2019 realizado por Eurobarometer, el 62% de los húngaros son católicos, el 20% no tiene una religión, el 5% pertenece a una iglesia protestante, un 8% son cristianos de otras denominaciones, el 1% son judíos, el 2% pertenecen a «otra religión», y el restante 2% no declaró su afiliación religiosa.
Hoy muchos de estos cristianos señalan que la identidad cristiana que defiende el primer ministro húngaro, Viktor Orbán, es lo que los ha llevado a votar por él en las pasadas elecciones.
Historia del cristianismo en territorio húngaro
La mayoría de los húngaros se convirtieron al cristianismo en el siglo XI. El primer rey de Hungría, San Esteban I, adoptó el cristianismo occidental, aunque su madre, Sarolt, fue bautizada en la rama oriental del cristianismo.
Hungría permaneció predominantemente católica hasta el siglo XVI, cuando la reforma protestante tuvo lugar. Como resultado de la Reforma, primero el luteranismo y luego el calvinismo se convirtieron en las religiones predominantes de Hungría.
Los protestantes conformaban el 85 y hasta el 90% de la población. Más de la mitad de la población hacía parte de la iglesia calvinista reformada y un cuarto de la población hacía parte de la Iglesia evangélica luterana.
Sin embargo, en la segunda mitad del siglo XVI, los reyes católicos Habsburgo y los jesuitas llevaron a cabo una campaña exitosa de contrareforma en el territorio húngaro. Los jesuitas no solamente fundaron instituciones educativas, incluyendo la Universidad Católica Péter Pázmány, la universidad más antigua de Hungría, sino que también organizaron misiones con el fin de afianzar la piedad popular.
Algunas de las partes orientales del país, especialmente alrededor de Debrecen (apodada «la Roma calvinista»), todavía tienen comunidades protestantes importantes. La Iglesia reformada de Hungría es la segunda iglesia más grande del país, con cerca de 1.153.442 fieles registrados en el 2011. La iglesia tiene 1249 congregaciones, 27 presbiterios y 1550 pastores. La iglesia reformada apoya 129 instituciones educativas y tiene 4 seminarios teológicos localizados en Debrecen, Sárospatak, Pápa, y Budapest.
El luteranismo es la tercera denominación cristiana más grande del país. Esta confesión fue introducida por migrantes sajones a principios del siglo XVI, pero después de una breve efervescencia, la introducción de la iglesia reformada y la contrareforma, se convirtió en una confesión casi inexistente hasta finales del siglo XVII. Después, el luteranismo fue reintroducido por migrantes sajones y eslovacos. Hoy, la iglesia evangélica luterana en Hungría es una pequeña minoría. Pero a pesar de su pequeño número de fieles, la iglesia tiene una influencia fuerte en las políticas internas del país, algo que los luteranos lograron luego de la independencia de Hungría del Imperio Habsburgo católico.
La proporción del protestantismo en Hungría ha decrecido desde el 27% a principios del siglo XX hasta cerca del 16% a principios del siglo XXI, más recientemente se estima que los protestantes conforman entre el 5 y el 10% de la población.
La confesión ortodoxa ha sido principalmente la denominación de ciertas minorías étnicas, notablemente entre los rumanos, los rusyns, los ucranianos y los serbios. Hungría también ha sido el hogar de una comunidad significativa de católicos armenios que oran siguiendo el rito armenio. También hay algunos armenios que hacen parte de la iglesia apostólica armenia, una comunidad de la ortodoxia oriental que no está en plena comunión con la iglesia ortodoxa (la iglesia ortodoxa comúnmente es llamada iglesia griega o bizantina, mientras que las iglesias de la ortodoxia oriental son iglesias nacionales que surgieron alrededor del siglo V, luego de rechazar las declaraciones del Concilio de Calcedonia sobre las dos naturalezas de Cristo).
Los cristianos evangélicos y reformados reaccionan a la reelección de Viktor Orbán
A pesar de algunos infortunios durante su presidencia, la mayoría de los húngaros apoyan a Orbán, a quien ven como un cristiano conservador dispuesto a luchar por sus valores.
En una reseña de Christianity Today se señalaron algunas historias de cristianos húngaros y se documentó cómo ven ellos hoy la posición de Orbán en el país y lo que su presidencia ha significado para el cristianismo.
Por ejemplo, Szófia Boros votó por Viktor Orbán. Ella es una joven madre evangélica de dos niños que tiene sus reservas sobre este primer ministro que ha sido acusado de minar la democracia, atacar la libertad de prensa, frenar la independencia de los órganos judiciales y cambiar las reglas electorales para darle ventaja política a su partido, el Fidesz.
Pero al final la elección de Szófia fue bastante simple: apoyar la reelección de Orbán el 3 de abril. «Los cristianos evangélicos apoyan la mayoría de las políticas y posiciones de Orbán, incluso si realmente no admiran la forma en que él ejecuta sus políticas», dijo ella. «Voté por él porque es un cristiano conservador que ha hecho frente a la Europa liberal».
Los evangélicos no son un bloque político grande ni organizado. Solo pocos grupos evangélicos están establecidos de manera suficiente para lograr el reconocimiento del gobierno nacional, incluyendo la Unión Bautista, la Iglesia Metodista Unida de Hungría, la Iglesia Pentecostal Húngara, la Iglesia de Nazarene, y la Iglesia Carismática de la Fe, cuyo pastor apoyó a Orbán durante un servicio religioso público de domingo.
Orbán: un líder político que se ha posicionado en defensa de los valores cristianos conservadores
El primer ministro Viktor Orbán no solamente es un líder que se ha posicionado a favor de los valores cristianos conservadores, sino que él mismo se identifica como cristiano. Orbán hace parte de la Iglesia Reformada de Hungría, la cual es parte del Consejo Mundial de las Iglesias y está afiliada a la Iglesia Presbiteriana de los Estados Unidos.
De acuerdo a Christianity Today, el ochenta por ciento de la población se identifica a sí misma como cristiana, pero solo el quince por ciento de las personas asisten a la iglesia semanalmente.
Aun así, muchos húngaros se sienten de la misma manera que Boros. Ellos querían un primer ministro que fuera un cristiano conservador y comprometido con lo que ellos ven como la cultura cristiana y los valores cristianos.
«La campaña política del partido Fidesz fue construida sobre unos mensajes muy cortos, concisos, claros y dirigidos a un público específico», dijo el pastor húngaro y plantador de iglesias de Calvary Chapel Attila Nyári en una entrevista con Evangelical Focus. «Ellos se estaban enfocando en identificar a los enemigos—la Unión Europea, George Soros, las Naciones Unidas y los migrantes musulmanes—para que los húngaros supieran quienes eran y luego de eso acogieran a Orbán como el salvador y protector de la nación».
Nyári le dijo a Christianity Today que la mayoría de los evangélicos de Hungría agradecían a Dios por la victoria de Orbán. El pastor de Calvary Chapel y el jefe del Movimiento Lausanne dijo que él estaba personalmente entristecido por los resultados, pero él cree que es minoría dentro de los creyentes cristianos del país.
Fidezs ganó el 53 por ciento de los votos y se aseguró una mayoría de dos tercios en el parlamento. Orbán ganó la reelección por cuarta vez y podrá servir como primer ministro cuatro años más.
Las semanas anteriores a la elección estuvieron dominadas por los debates sobre el conflicto entre Rusia y Ucrania y si Hungría se debería involucrar. Pero las propuestas principales de Orbán se mantuvieron dentro del eje del apoyo económico a las familias y proteger a Hungría del liberalismo, del multiculturalismo y de «la ideología LGTB».
El gobierno de Orbán congeló el precio de los combustibles y de algunos productos alimenticios básicos, al tiempo que ha instituido nuevos beneficios de bienestar para las familias con hijos, personas jubiladas y personas de menos de 25 años. El partido del primer ministro también impulsó un referendo para preguntarle a los ciudadanos si ellos querían proteger a sus hijos de la educación sobre las orientaciones sexuales y sobre el contenido en los medios de comunicación que ilustra o promueve las reasignaciones de género. El referendo fracasó al no lograr el 50 por ciento requerido para su aprobación, pero fue exitoso al movilizar algunos de los votantes que apoyan a Orbán.
Viktor Orbán ha descrito su programa político como uno que defiende la libertad cristiana. Él argumenta que Hungría ha sido históricamente una nación cristiana rodeada de amenazas extranjeras, como el comunismo soviético y el nazismo. Hoy, dice él, el país debe defenderse contra el Islam, los migrantes, la globalización y el liberalismo.
De acuerdo a Carolyn Gallaher, profesora en la Escuela de Servicio Internacional de la Universidad Americana, Orbán se conecta con los votantes por medio de su identificación como un cristiano y legítima sus posiciones políticas al decir que estas son sinónimos del Cristianismo. Las invocaciones de fe de Orbán se tratan más de un poderoso simbolismo que de acciones específicas y concretas que reflejen lo cristiano.
Es pertinente decir que el primer ministro fue una vez ateo. Pero en el camino del poder, Orbán se reconectó con sus raíces calvinistas y pasó por una transformación religiosa en los años noventa, incluso volviéndose a casar con su esposa en una iglesia y haciendo que sus hijos recibieran el bautismo. Su identidad cristiana se ha convertido en un elemento clave de su discurso político y en su visión de Hungría.
Orbán habla de la cristiandad de la nación de la misma manera que argumenta sobre la necesidad de instituir políticas restrictivas frente a la migración de naciones de mayoría islámica. Propone también ayudar a los cristianos en África y Medio Oriente, y enmendar la constitución para definir el matrimonio únicamente como la relación entre un hombre y una mujer.
Las políticas poco ortodoxas de Viktor Orbán a favor de la familia tradicional
«Orbán no es tímido cuando se trata de hacer frente a la guerra cultural», escribió Rod Dreher, el autor americano ortodoxo de The Benedict Option y de Live Not by Lies.
Dreher viajó a Hungría para la elección y alabó la victoria de Orbán.
«He estado diciendo durante los últimos años que los conservadores de Estados Unidos deberían venir a Hungría para aprender de lo que han hecho Orbán y Fidesz», escribió Dreher para American Conservative. «Orban no es el típico conservador de gobierno pequeño. Él cree en usar el poder del estado para fortalecer a las familias, la cual es la base de una sociedad saludable. Pero lo más importante que los conservadores de Estados Unidos pueden aprender es cómo usar el poder político para luchar en la batalla cultural».
La Conferencia de Acción Política Conservadora—vista como un referente para los conservadores de Estados Unidos—tendrá su próxima reunión en mayo en Hungría. Orbán tiene programado asistir como uno de los oradores principales.
Actitudes contradictorias frente a los refugiados y migrantes
Pero incluso, aunque Orbán se ha ganado la aclamación de los conservadores a nivel internacional, algunos evangélicos en Hungría se han manifestado en su contra. La oposición cristiana ha estado consternada con lo que ellos ven como su abuso del poder, su politización del cristianismo, y una horda de expresiones sucias y de «asquerosidad grosera». Orbán han usado un lenguaje deshumanizador para referirse a los migrantes y refugiados, llamando a las personas que huyen de Siria «invasores» y «veneno».
Contrario al trato que le ha dado a los migrantes provenientes de naciones de mayoría islámica, Orbán ha llevado una política de apoyo a los migrantes que huyen de Ucrania y que son mayoritariamente cristianos. El país ha recibido una gran cantidad de refugiados ucranianos, aunque Orbán ha rehusado a dejarse arrastrar por el actual conflicto en el que la mayoría de naciones del bloque europeo ha tomado partido a favor de Ucrania. En la reciente visita de Orbán a Ciudad del Vaticano, el papa Francisco lo felicitó por su «gran labor a favor de los refugiados ucranianos».
Los cristianos críticos con Orbán
Uno de los más feroces críticos de Orbán es Gábor Iványi, un ministro metodista que administra uno de los refugios para personas sin hogar de Budapest y que fue una vez pastor de Orbán. Iványi ha estado enfrascado en un conflicto de años con el primer ministro, acusándolo de traicionar los ideales de la democracia y de haber usado la idea de libertad cristiana para hacerse con el poder.
La organización religiosa de Iványi, la Hermandad Evangélica Húngara, fue asaltada por agentes federales en febrero de este año. Los críticos del gobierno de Orbán dicen que la acción fue motivada políticamente.
Iványi no es el único cristiano húngaro importante que crítica al primer ministro con base en su uso político de la religión. El principal oponente en las pasadas elecciones fue Péter Márki-Zay, un católico que regularmente ha hablado de los muchos pecados de Orbán.
Márki-Zay representaba una coalición amplia y poco común de varios grupos políticos, los cuales únicamente estaban unidos por su oposición a Orbán. Pero Márki-Zay no dejo pasar los argumentos religiosos cuando estaba elaborando su discurso contra Orbán. Él dijo que Fidesz abrazó el «amor al poder» en lugar del «poder del amor» y que un verdadero cristiano no podría votar por Orbán.
Al político católico se le prohibió aparecer en la televisión nacional y no se le permitió dar discursos frente a grupos grandes de simpatizantes.
«Los políticos no son la autoridad definitiva»
Algunos evangélicos que no apoyan a Orbán, como Nyári, se sienten especialmente consternados sobre cómo esta elección hizo que la política pareciera tan importante.
Nyári dijo a Christianity Today que él está feliz de tener una iglesia diversa, en términos de las posiciones políticas de los creyentes. Además, cree que es saludable que los evangélicos tengan una diversidad de perspectivas. Aun así, él afirma sentirse descorazonado por la forma en que las elecciones han dividido a la sociedad y al mismo tiempo señala las tensiones que han surgido en su propia comunidad. Él siente que hay heridas profundas en ambos lados.
«Veo la validez de la vocación y la importancia del trabajo que los políticos hacen, pero los cristianos necesitan recordar que estos líderes no son la autoridad definitiva», dijo Nyári. «Si colocamos demasiado énfasis en la importancia de la política, podríamos volvernos demasiado confiados si las cosas van bien o sentirnos desesperanzados si el otro lado gana. Ninguna de estas dos perspectivas es una respuesta genuina para los cristianos».
Los evangélicos son solo una pequeña fracción de los votantes húngaros, de acuerdo al pastor Nyári. Pero ellos se encuentran luchando con la tentación de poner demasiada fe en la política.
«Las relaciones personales en nuestras vidas diarias, el servicio y la oración tienen mucho más poder en la formación del destino de nuestra nación que la política», dijo Nyári.
La ideología política de Viktor Orbán: la democracia iliberal
Muchos analistas políticos consideran a Viktor Orbán como uno de los máximos representantes de la nueva extrema derecha, o de la democracia iliberal. Incluso el mismo Orbán no ha rechazado el término democracia iliberal sino que lo ha acogido como propio y le ha dado un significado que va más allá del que esgrimen sus críticos.
En un discurso del 26 de julio de 2014, Orbán señaló:
«La nación húngara no es una simple suma de individuos, sino una comunidad que necesita organizarse, fortalecerse y desarrollarse, y en este sentido, el nuevo Estado que estamos construyendo es uno iliberal, un estado no liberal. No niega los valores fundamentales del liberalismo, como la libertad y otros. Pero no hace de esta ideología un elemento central de la organización del Estado, sino que aplica en su lugar un enfoque específico, nacional, particular».
En términos tradicionales, la democracia liberal se define como una en la que los derechos de los individuos se presuponen como irrenunciables y tienen prevalencia sobre los intereses generales. Así, un liberal podría decir que no es justo que los ciudadanos particulares paguen con sus impuestos por un estado de bienestar para apoyar a los menos favorecidos, o también podría decir que la personalidad y la identidad son elementos centrales del estado de derecho y principios que deben respetarse, tal y como es el caso de quienes reclaman el derecho al cambio de género o al reconocimiento de identidades sexuales diversas.
El liberalismo también reclama la importancia de la separación de poderes para lograr una mayor responsabilidad y control político así como la defensa de los derechos de las minorías.
Por otra parte, la propuesta del estado y la democracia iliberal no reconoce al individuo como el centro de su acción política. En este sentido, un iliberal, como es el caso de Orbán, estará a favor de subsidios a las familias si con esto considera que se beneficia el interés general. Del mismo modo, el iliberal no solo está a favor de políticas sociales sino que promueve valores conservadores como aquellos que se rigen por el modelo de familia nuclear tradicional, a saber, un padre, una madre y los hijos.
Otro elemento a considerar es que los políticos iliberales no defienden la separación de poderes, sino que apuestan por los gobiernos fuertes. Venezuela y Nicaragua, por ejemplo, son considerados como ejemplos de democracias iliberales en las que hay elecciones regulares, pero en donde el poder está concentrado en una facción política claramente definida. Esta tendencia al autoritarismo es uno de los elementos que más críticas despiertan hacia la democracia iliberal por parte de los liberales. Los liberales consideran que el control excesivo de poder por parte de los regímenes iliberales no permite un control cívico efectivo de las acciones de los gobernantes ni la transparencia en la toma de decisiones.
En una democracia iliberal, los derechos de las minorías también podrían encontrarse seriamente amenazados, ya que los políticos iliberales obtienen su legítimidad no de los principios liberales ni en la separación de poderes ni en el estado de derecho, sino en la votación de las mayorías en las urnas. Por esto, en una sociedad como la húngara, la cual se define como mayoritariamente cristiana, Orbán ha tratado de responder principalmente a los intereses identitarios de la mayoría olvidando a las minorías y sus derechos, como en el caso de los migrantes de naciones de mayoría islámica.
¿Está Viktor Orbán instrumentalizando la religión para sus fines políticos?
Al observar esta caracterización de la democracia iliberal propuesta por Orbán es natural preguntarse si él está instrumentalizando al cristianismo con fines políticos. No cabe duda de que ciertas políticas suyas pueden ser beneficiosas y que ciertamente se ha posicionado como un cristiano conservador en su ideario político. Aun así, el modelo de democracia iliberal genera preocupaciones pertinentes que los cristianos deberían considerar. La concentración de poder que presupone la democracia iliberal deja espacio a la falta de transparencia de los asuntos públicos, lo cual puede dar lugar a episodios de corrupción y abusos de poder.
El cristianismo en sí mismo no solo presupone la moralidad individual de los ciudadanos sino que va mucho más allá, la vida cristiana presupone la convivencia en comunidad y el inicio de una nueva forma de vida que es antesala de la plenitud del Reino de Dios. Así, considerar elementos de moralidad que tengan en cuenta la transparencia y el bien común deben ser aspectos esenciales que los cristianos deben plantearse al momento en que toman partido por un político determinado.
Dado que no tenemos acceso a la consciencia de Orbán, no nos es posible responder a la pregunta de si es un cristiano sincero, o de si no lo es, o de si sus fines son estrictamente políticos. Probablemente sea un cristiano sincero, pero esto no debería ser lo único que baste para juzgar su acción política. Por este motivo, las diversas perspectivas, tanto las de los cristianos que apoyan a Orbán como las de aquellos que se le oponen, deberían ser consideradas por los cristianos de Occidente que intentan comprender y posicionarse frente a la situación política de este país. Al final, como declaró el pastor Nyári, ningún político puede reclamar para sí mismo la autoridad definitiva y, además de esto, también está el hecho de que todos nosotros, con poder o sin él, somos pecadores llenos de falencias, necesitados de la misericordia divina.
Nota: redactado con información de Christianity Today, Journal of Democracy, Reuters y The Guardian.
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