Nota: Este artículo fue actualizado el 25 de febrero de 2022.
Viajando 650 millas hacia el sur desde Moscú hasta Lugansk, Ucrania, por su propia cuenta, el ahora secretario general de la Alianza Evangélica Rusa (REA), Vitaly Vlasenko, está dando pasos en lo que ahora parece ser una zona de guerra. Los separatistas ucranianos apoyados por Rusia tienen el control de la región de Donbás en el suroriente de Ucrania desde el 2014, y para el año 2018 ya habían diseñado las reglas para los nuevos registros de iglesias, con la suposición de que se respetarán los principios de libertad de conciencia y de reunión.
Pero dos años antes de eso, las autoridades rebeldes de Lugansk habían declarado a los bautistas y a los pentecostales como una amenaza a la seguridad. Varios pastores han sido asesinados y múltiples iglesias han sido tomadas bajo el control de las fuerzas rebeldes. En total, el conflicto ha dejado más de 14.000 personas muertas y ha desplazado a 2 millones de personas en la región de Donbás, de una población originaria de 5 millones.
Y justo ahora, cuando Rusia ha lanzado una invasión abierta en Ucrania, las preocupaciones sobre la situación de los cristianos en estos territorios es más aguda que en cualquier otro momento reciente de la historia del país.
¿Qué es lo que está sucediendo en Ucrania y por qué Rusia tiene tanto interés en esta región?
La reciente tensión en la frontera entre Ucrania y Rusia no es algo nuevo. Desde el 2014, la región de Donbás, al oriente de Ucrania, se encuentra inmersa en un conflicto de grandes proporciones que amenaza nuevamente con transformar las fronteras nacionales dentro de Europa.
La anexión de Crimea por parte de Rusia el 18 de marzo de 2014 desencadenó una serie de movimientos que han hecho de la guerra en Ucrania un conflicto de dimensiones internacionales.
Desde principios de marzo de 2014, se realizaron manifestaciones prorrusas y de grupos contrarios al nuevo gobierno establecido en Kiev en las provincias de Donetsk y Lugansk, territorios llamados en su conjunto Donbáss. Estas manifestaciones se intensificaron tras la anexión de Crimea y Sebastopol a la Federación Rusa, donde también se habían realizado movimientos similares. La escalada del conflicto desembocó en un conflicto armado entre las fuerzas independentistas de las autoproclamadas Repúblicas Populares de Donetsk y Lugansk y el gobierno de Ucrania. Los líderes independentistas ucranianos de Donbás han creado un gobierno de facto en la región y han dificultado de múltiples maneras el desarrollo de las tareas evangelísticas de las iglesias protestantes.
Los separatistas prorrusos de la región de Donbás se encuentran en una guerra abierta con el gobierno central ucraniano. La escalada de las tensiones y el reciente reconocimiento de las regiones de Donestk y Lugansk por parte de Rusia como territorios independientes de Ucrania solo ha contribuido a un empeoramiento de la situación. Rusia ha incursionado en estos territorios con la excusa de que son territorios independientes que han solicitado ayuda militar al Kremlin así como para proteger a los ciudadanos rusos que se encuentran en esta región.
Como dato que es importante señalar, es que Rusia ha estado concediendo de forma masiva la ciudadanía rusa a los ciudadanos ucranianos que se encuentran en las regiones separatistas de Donestk y Lugansk.
Entre tanto, las potencias occidentales han declarado que la agresión de Rusia a Ucrania es inaceptable bajo los términos del derecho internacional y que impondrán sanciones económicas a múltiples compañías rusas e individuos afines al Kremlin. En términos de las sanciones económicas, Alemania ha sido el primer país en actuar cancelando el proyecto del gasoducto Nord Stream 2 que conectaría las reservas de gas ruso con el resto de Europa vía Alemania.
Ante las nuevas tensiones y movimientos en la región, las fuerzas de la OTAN han discutido si pueden y deben ampliar su influencia hacia el este, esto implicaría una adhesión de Ucrania a la OTAN, la organización militar liderada por Estados Unidos y las Naciones del Atlántico Norte. Sin embargo, una ampliación de la OTAN podría ser el pretexto necesario que Rusia está buscando para justificar sus acciones.
Por otra parte, tras la incursión de tropas rusas en territorio ucraniano este 24 de febrero, China, que es la segunda potencia económica mundial por PIB nominal, se abstuvo de designar el ataque como una invasión y ha vertido todo señalamiento de culpa y responsabilidad a las naciones occidentales, fundamentalmente a Estados Unidos.
Los grandes antecedentes geopolíticos de esta crisis
Tras la caída del comunismo en la década de los noventa, Rusia perdió gran parte de su influencia en Europa Central. Con la llegada de Vladimir Putin al poder en la década de los 2000, este ha buscado resucitar el papel de Rusia en el escenario internacional como una gran potencia. Ucrania desempeña un papel fundamental en este contexto, ya que es la puerta de entrada de Rusia hacia Europa Central y hacia el Mar Mediterráneo por el Mar Negro. Ucrania también es la ruta por la cual pasan los gasoductos rusos hacia Europa Occidental, transportando el combustible necesario para suministrar energía a los hogares europeos y que al mismo tiempo convierte al continente europeo en dependiente de la energía rusa.
¿Cómo el conflicto entre Rusia y Ucrania podría amenazar a los cristianos evangélicos de Ucrania?
En el siglo VII, con el surgimiento del estado del Rus de Kiev, la influencia del imperio bizantino se hizo dominante en las regiones nororientales de Europa, lo que hoy en Ucrania, Bielorusia, Lituania, Letonia y Estonia. Esta influencia trajo consigo la cristianización de la región de Rus de Kiev bajo los auspicios del obispo Focio de Constantinopla, quien desde el año 890 ya había nombrado obispos para el Rus de Kiev.
La región iniciaría rápidamente un proceso de cristianización luego del bautismo del rey Vladímir de Kiev, quien se aliaría con el emperador bizantino Basilio II con el fin de repeler rebeliones locales en Constantinopla. Tras el apoyo exitoso de Vladimir al emperador bizantino en el sur, este regresó triunfante a Kiev y exhortó a los residentes de la ciudad a que fueran al río Dniéper a bautizarse. Este bautizo en masa se convertiría en el primer acontecimiento icónico en la expansión del cristianismo hacia los estados bálticos y de Europa Oriental. El bautismo de Vladimir y de los ciudadanos de Kiev habría sucedido en el año 890 y marcaría el inicio de una gran influencia del cristianismo en la región.
Desde entonces, la mayor parte de la población de Europa Oriental ha adherido al cristianismo ortodoxo, una particularidad que no ha estado exenta de conflictos, debido al hecho de que la religión, o su ausencia, han sido usadas como herramientas de dominación política por parte de reyes, dictadores y más recientemente de los líderes de Ucrania y Rusia.
La influencia religiosa solo se vio sofocada durante el periodo soviético, en el que los líderes comunistas prohibieron de manera directa el cristianismo y toda forma de religión, intentando así transformar de manera radical la conciencia de los habitantes. Tras la caída del comunismo, la religión ha cobrado una fuerza inusitada, la cual se ha manifestado en una fuerte adhesión de los ciudadanos a principios religiosos de la iglesia ortodoxa y a una confluencia entre el poder político y religioso.
El presidente de Rusia, Vladimir Putin, quien se identifica a sí mismo como un cristiano ortodoxo, ha promovido una estrecha relación del estado ruso con la iglesia cristiana ortodoxa rusa, y por esta misma razón ha prohibido o limitado la expansión de ideas religiosas distintas al cristianismo ortodoxo dentro de Rusia. En el 2016, Rusia aprobó una serie de leyes que prohibían la evangelización en público y que restringían seriamente la libertad de culto. Las actividades de grupos como los Testigos de Jehová y de iglesias cristianas de tendencia evangélica se han visto seriamente limitadas en épocas recientes, lo cual ha llevado a la organización Puertas Abiertas a catalogar a Rusia como el país número 46 en la lista de naciones más peligrosas para los cristianos evangélicos en el mundo.
En este contexto, una intervención militar de Rusia en Donbás, anexionando la región, incrementaría los lazos del poder político ruso con los líderes cristianos ortodoxos de Ucrania fieles a Moscú y podría socavar las libertades de los cristianos evangélicos de esta región. Más recientemente (en el 2018), temiendo la interferencia del estado ruso en la iglesia cristiana ortodoxa ucraniana, los líderes ortodoxos de Kiev plantearon que la iglesia ucraniana se convirtiera en una organización autogobernada dentro de la comunidad de iglesias ortodoxas. Este movimiento fue apoyado por el patriarcado de Constantinopla, el cual reconoció a la iglesia cristiana en Kiev como un patriarcado independiente de la Iglesia rusa. La declaración de independencia de los cristianos ortodoxos de Ucrania respecto a Moscú dio lugar a que hoy en Ucrania existan dos iglesias ortodoxas, una que es independiente y pro-ucraniana y otra dependiente del patriarcado de Moscú y prorrusa.
Un gobierno ruso en el Donbás no solo incrementaría el poder del cristianismo ortodoxo en la región, restringiendo las libertades de los cristianos evangélicos, sino que incrementaría aún más las tensiones políticas en la región. Adicionalmente, tras más de dos décadas en el poder, Putin ya ha demostrado su carácter autoritario y hostil hacia las libertades ciudadanas, la extensión del gobierno ruso hacia el oeste, sólo profundizaría estos rasgos dentro del régimen ruso.
Cómo están reaccionando los cristianos evangélicos en Ucrania ante la la grave situación que se presenta en su país
“La oración es nuestra arma espiritual” dice Igor Bandura, vicepresidente de la Unión Bautista de Ucrania, al tiempo en que se reafirma en una idea que le da tranquilidad: “Dios puede deshacer lo que los políticos están planeando”.
Los separatistas apoyados por Rusia han tomado el control de la región de Donbás en el suroriente de Ucrania desde el 2014. En noviembre de 2021, la Alianza Evangélica Europea declaró a Donbás como “el área de Europa donde la iglesia está sufriendo más”.
El pasado 31 de diciembre de 2021, el presidente de Estados Unidos Joe Biden alertó a su contraparte, el presidente ruso Vladimir Putin de que cualquier intervención en Ucrania podría resultar en “un alto precio a pagar” para las partes involucradas; Putin replicó que cualquier tipo de nuevas sanciones sobre Rusia podrían disparar un rompimiento de las relaciones entre las dos naciones. El 3 de enero, Biden le dijo al presidente ucraniano Volodymyr Zelenski que los Estados Unidos y sus aliados “podrían responder de forma decisiva” a cualquier agresión por parte de Rusia; Zelenski señaló su aprecio por el firme apoyo de Estados Unidos.
Sin embargo hoy las soluciones diplomáticas se han convertido en cosa del pasado, mientras que las declaraciones de amenazas cada vez son más frecuentes y empiezan a estar respaldadas con hechos, como con la reciente invasión y las sanciones que han sobrevenido como respuesta por parte de Occidente.
La reacción de la iglesia evangélica rusa
Una vez etiquetado como un espía, el hoy secretario de la Alianza Evangélica Rusa, Vitaly Vlasenko, está tratando de ayudar a sus hermanos evangélicos de Ucrania desde el lado ruso de la frontera.
“Nuestros hermanos en Cristo en Ucrania están gritando: ‘¿Por qué no presionan a Rusia para que detenga esta agresión?’” dice Vlasenko. “Nosotros les decimos que somos una pequeña minoría sin reconocimiento por parte del estado y que no tenemos información clara de lo que está sucediendo sobre el terreno”.
Pero pese a la influencia que pudiera tener en algún aspecto la iglesia evangélica rusa, la realidad es que hoy las perspectivas políticas y los intereses de los estados involucrados tienen mucho más peso que cualquier presión a Rusia desde dentro.
Así, lo que se observa hoy es que la situación no tiene ninguna perspectiva positiva, según admite el líder de la Alianza Evangélica Rusa. Las relaciones entre los evangélicos y las naciones vecinas han estado empañadas por tensiones, y algunos han asumido lo peor después de su viaje en diciembre de 2018 para hablar con las autoridades rebeldes de Donbás para seguir el nuevo proceso de registro para las iglesias.
“Solamente los grupos e individuos conectados con la KGB podían tener un acceso expedito”, afirmó Vlasenko.
En realidad, Vlasenko dijo que su visita a Ucrania desde Rusia fue acordada gracias a conexiones previas con los líderes de la iglesia cristiana ortodoxa en Lugansk. “Tu iglesia recibió el registro por parte de los rebeldes en Lugansk”, le dijo Vlasenko a su contraparte de la iglesia ortodoxa. “¿Dónde está hoy nuestra solidaridad cristiana?”, insistió él a modo de queja por no haber abogado por las iglesias evangélicas.
Sin registros en las áreas que se encuentran bajo el dominio de las fuerzas rebeldes de Donbás, las iglesias quedan desconectadas de las redes de gas y electricidad. Todas las iglesias evangélicas que quedaban en Donbás estaban operando ilegalmente, pero algunas todavía hacían uso de sus instalaciones. Sin embargo ahora está el problema del invierno y del frío que este trae consigo y que solo puede ser enfrentado eficazmente mediante una red de calefacción.
El arzobispo metropolitano ortodoxo de la región está de acuerdo en que esta situación está mal y ha facilitado los contactos de los líderes evangélicos con el funcionario de asuntos religiosos local. Después de eso, a Vlasenko se le dijo que los procesos de registro podrían darse una vez que se completarán todos los procedimientos. Él pasó esta información a sus colegas ucranianos, pero hasta el día de hoy, él afirma, las relaciones con las nuevas autoridades se encuentran en un punto muerto.
“Entiendo que ellos están en una situación difícil”, dijo Vlasenko. “La mayoría de sus iglesias tienen sus sedes centrales en Kiev, de manera que ¿Cómo pueden ellos aceptar los procesos de registros [en las zonas rebeldes] y luego explicar esto a sus hermanos en la capital del país?”
Pero las iglesias en Donbás enfrentan una elección: Continuar sufriendo, o continuar su ministerio. Vlasenko permanece neutral ante esta situación, dado que siendo él un ciudadano ruso no puede brindar su consejo.
Dentro de los problemas de libertad religiosa registrados en Donbás por la Alianza Evangélica Europea, se incluyen los siguientes:
- Muchas iglesias son ilegales y no pueden reunirse, especialmente las evangélicas y las ortodoxas ucranianas (es decir aquellas que no están sometidas al patriarcado de Moscú). Todas las denominaciones son clasificadas como extremistas sin justificación alguna.
- Gran parte de la literatura cristiana se encuentra prohibida, incluyendo la traducción sinodal rusa de la Biblia. Las construcciones de las iglesias han sido incautadas por la fuerza y la Universidad Cristiana de Donetsk ha sido ocupada por soldados rebeldes.
- El sistema de registro para las comunidades de fe es totalmente injusto y arbitrario. Las iglesias han encontrado que sus aplicaciones de registro son rechazadas o han sido liquidadas tiempo después de haber sido aceptadas, por ser supuestamente iglesias “extremistas”.
Hasta la fecha, solo unas cuantas iglesias evangélicas han sido “legalizadas” en Lugansk. Igor Bandura, vicepresidente de la Unión Bautista de Ucrania, dice que los procesos de registros están diseñados para ser imposibles. Pero en la Donetsk ocupada, la otra mitad de la región de Donbás y también operando bajo sus propias leyes y liderazgo de los rebeldes, ha habido más flexibilidad.
Lugansk ha designado oficialmente a la Unión Bautista como un “grupo terrorista”, dijo Bandura, de manera que la iglesia opera en la clandestinidad. En general en Donbás, solo la mitad de las cerca de 100 iglesias permanecen todavía como funcionales.
Los procedimientos están en marcha con las autoridades rebeldes de Donetsk para unir a tres grupos bautistas separados bajo un solo liderazgo, esto con el fin de asegurar los procesos de registro.
“Si esta es la forma (por medio de una unión de iglesias locales) en la que tú puedes preservar tus iglesias y los ministerios, nosotros no estamos en contra de eso”, dijo Bandura. “No estamos animando o recomendando nada —y asumimos que este tipo de arreglos es solo temporal”.
Otras iglesias en Donetsk todavía encuentran que los requerimientos que se les exigen son muy difíciles de cumplir. Pero Yuriy Kulakeviych, el director de asuntos internacionales de la Iglesia Pentecostal de Ucrania, piensa que las cosas pueden estar moviéndose en la dirección correcta.
“A Rusia le gusta presumir de que mantiene sus estándares de libertad de religión”, dice Kulakeviych. “Pero justo ahora, somos ilegales”.
La situación es diferente en Crimea (un territorio que hoy forma oficialmente parte de la Federación Rusa y que hasta el 2013 era parte de Ucrania). Rusia llevó a cabo un referendo de anexión tan pronto como invadió el territorio —aunque ilegal según las leyes internacionales— y formalmente incorporó la península del Mar Negro en su territorio.
Los pentecostales por su parte se están habituando a la nueva realidad.
“Hemos visto el proceso (de registro) como el mejor modo para sobrevivir”, dijo Kulakevych. “Y los líderes pentecostales rusos son todos misioneros ucranianos de hace 30 años; nosotros los conocemos”.
Pero no todas las relaciones son buenas. Lo que Kuylakevych denomina el segundo grupo pentecostal más grande de Rusia es pastoreado por un líder “100 por ciento comprometido con la agenda política del Kremlin en Ucrania”.
Incluso dentro de su propia red, las relaciones han sido difíciles. Kulakevych habló sobre la frustración de la Iglesia Pentecostal Ucraniana en el 2014 y de ahí en adelante, cuando sus contrapartes de Rusia no protestaron por el sufrimiento de la iglesia ucraniana. Pero después de esto, él supo que como ciudadanos, los evangélicos rusos están sufriendo incluso más.
En agosto de 2021, Rusia declaró a los grupos pentecostales Nueva Generación de Ucrania como “indeseables”, prohibiéndolos de forma efectiva en el país. Y en octubre, nuevas regulaciones tomaron efecto imponiendo a todos los ministros religiosos que cursaran un programa oficial sobre las relaciones entre la iglesia y el estado para poder certificar sus ministerios.
La indignación ha sido sentida de forma particular en Ucrania, y Kulakevych ha estado alzando su voz para defender a sus hermanos rusos en el país.
“Tengo que calmar a nuestros hermanos exaltados (en Ucrania), los cuales demandan que (los evangélicos rusos) hablen en contra de Putin”, dijo Kulakevych. “Nosotros no estamos en su posición, y no entendemos los riesgos que ellos están tomando a favor del evangelio allí”.
Igor Bandura llegó a una conclusión similar hace dos años, cuando la Unión Bautista de Rusia llegó a Ucrania. Molestos por años de conformismo, los cuales también han visto ejemplos de sentimientos antiucranianos en Rusia, los líderes bautistas rusos y ucranianos han tenido reuniones con sus contrapartes de Ucrania para empezar a sanar las relaciones dentro de la iglesia evangélica. Después de reuniones a puerta cerrada de dos días, sin declaraciones públicas, los problemas entre las iglesias de ambas naciones parecen haberse solucionado.
“Entendemos la situación de libertad religiosa en Rusia, sabemos que es terrible y ya no esperamos que nuestros hermanos rusos hablen por nosotros los ucranianos”, dijo Bandura. “Es suficiente si ellos se mantienen en silencio”.
El secretario general de la Alianza Evangélica Rusa, Vitaly Vlasenko, sin embargo, sí quiere hablar cuidadosamente. Él cree en la independencia de Ucrania. Él quiere que los evangélicos de ambos países puedan comunicarse con sus líderes nacionales para hacerles saber que la guerra no es la respuesta a los problemas políticos. Y como pastor, él cree que debe perseguir la paz y la reconciliación.
Pero Rusia está agitada también. Si Ucrania se une a la OTAN, los misiles balísticos de Occidente podrían estar en Moscú en cuestión de minutos. Es por el bien de la paz, dice Vlasenko, que Rusia puede y debe construir gasoductos hacia Europa. Vlasenko también tiene un conocimiento de primera mano de la situación en Crimea, ellos querían la anexión a Rusia, pero Ucrania nunca habría permitido un referendo legal en esa región.
Y por las agresiones en Donbás, el entendimiento entre los ciudadanos locales es que la revolución del 2014 en Ucrania instaló un gobierno nacionalista que quería sacar, e incluso matar, a los hablantes rusos de Ucrania en sus regiones históricas.
“Quizá esto fue verdad, o quizás fue propaganda”, dice Vlasenko. “Pero Rusia afirma que esto fue así, y yo no puedo probar que las cosas son de otra manera sin tener la evidencia oficial”.
Sin embargo, la situación es clara y sencilla para los ucranianos.
“Ucrania siempre ha irritado a Rusia”, dice Oleksandr Turchynov, ex presidente interino de Ucrania y un predicador laico en la Iglesia Bautista de Kiev. “La democracia, e incluso nuestra existencia misma, es una amenaza para el régimen de Putin”.
Kiev fue el corazón del reino medieval de Rus, mucho antes de que la moderna nación rusa existiera. Putin escribió un ensayo de 5000 palabras sobre la “unidad histórica” de las dos naciones en el cual él frecuentemente incluye a Bielorusia en el concepto de “una Rusia”. Pero ha dicho más que eso, recientemente dijo en declaraciones a los medios de comunicación que Ucrania fue creada por la Rusia, comunista y que este país nunca ha tenido una tradición seria de estatidad, lo cual ha sido interpretado por las naciones occidentales como una declaraciones vedada de guerra.
La perspectiva del ex-presidente y líder bautista Oleksandr Turchynov sobre el conflicto actual
Turchynov, actualmente el coordinador del Movimiento Conservador de Ucrania (conocido como Sobor) un grupo de base de organizaciones sin ánimo de lucro, no está satisfecho con el estilo de negociación de las naciones europeas que están tratando de “reconciliar” a Rusia y a Ucrania como si ellas tuvieran el mismo grado de culpa en el conflicto. Él ve a Putin como un líder chantajista que está usando el gas natural como un arma para ganar apalancamiento en la región y dividir al continente. Aún así, siendo un aliado del ex-presidente Petro Poroshenko, él dice que es entusiasta de que Ucrania se una a la OTAN y fortalezca sus valores conservadores dentro de una Unión Europea liberal.
Pero la esperanza fundamental de Turchynov yace en otra parte.
“El Señor arruinará todas las malas obras de los malos”, dice él. “La verdad está con nosotros, y por lo tanto Dios está con nosotros. Y donde está Dios, también está la victoria”.
Incluso la última Navidad ha adquirido tintes políticos. Los evangélicos celebran tanto la fiesta oficial de Navidad el 25 de diciembre - como la fiesta ortodoxa de la Navidad el 7 de enero. Pero mientras que el arzobispo metropolitano de Kiev ( de la recientemente independiente iglesia ortodoxa de Kiev) ha anunciado su esperanza de unir a todos los cristianos de Ucrania bajo el calendario occidental dentro de 10 años, él está todavía trabajando lentamente para reclutar parroquias y presbíteros que aún son locales al obispado de Moscú.
Cyril Hovorun, un presbítero ucraniano de la Iglesia Ortodoxa de Moscú, culpa al patriarca de Moscú por alinear el cristianismo ortodoxo con los intereses del estado. Pero él alerta a los cristianos ucranianos, ya que ellos también pueden caer en el peligro del nacionalismo. Una “tercera vía” es necesaria, dice él, para que la iglesia apoye a la sociedad civil y los valores cívicos: la transparencia, la justicia y la solidaridad.
¿Podrán lograr sus hermanos evangélicos al menos esto último?
“Nosotros todos decimos que somos parte del Reino de Dios juntos”, dice Vlasenko. “Pero cuando se trata de política, inmediatamente nos dividimos de nuevo”.
¿Cómo están reaccionando las iglesias cristianas de Europa ante las tensiones más recientes y la invasión rusa a Ucrania?
Ante la inminente invasión a Ucrania por parte de Rusia, muchas personas se han preparado para huir del país, mientras que otras tratan de continuar con sus vidas en un ambiente que no se parece en nada a una vida normal.
En toda Europa, las iglesias cristianas han reaccionado a la actual situación y han expresado su deseo de que cesen los ataques y se pueda encontrar un pronto acuerdo.
En un comunicado, el Consejo de Iglesias y Organizaciones Religiosas de Ucrania calificó los ataques (por parte de Rusia) como “no provocados” y argumentó que “la verdad y la comunidad internacional están del lado ucraniano”.
El consejo representa a 15 iglesias, organizaciones religiosas y una organización inter-eclesial que abarca las tradiciones ortodoxa, católica, protestante y evangélica. El organismo inter-denominacional busca el “renacimiento espiritual de Ucrania”.
“Creemos que el bien prevalecerá con la ayuda de Dios”, dice el comunicado. “Apoyamos a las Fuerzas Armadas de Ucrania y a todos nuestros defensores, los bendecimos en su defensa de Ucrania del agresor y ofrecemos nuestras oraciones por ellos”.
El miércoles, el consejo emitió un llamado a Putin para que “detenga el creciente fuego de la guerra”, y agregó que “el pueblo ucraniano no busca la guerra”.
En la madrugada del jueves, Putin anunció el inicio de una “operación militar especial” en Ucrania que, según dijo, desmilitarizaría al país vecino. Afirmó que los ataques eran parte de la “desnazificación de Ucrania” y que tenían como intención proteger a los ciudadanos rusos que se encuentran en los territorios independentistas.
Por su parte, el Consejo Mundial de Iglesias, la organización ecuménica más grande del mundo y que agrupa a cientos de iglesias protestantes, anglicanas y ortodoxas, se manifestó también en contra de las hostilidades
En su sitio web, el Consejo Mundial de las iglesias publicó las siguientes declaraciones:
El Consejo Mundial de Iglesias denuncia cualquier uso de la fuerza armada letal para resolver disputas que podrían resolverse mediante el diálogo. Creemos firmemente que el diálogo, basado en los principios del derecho internacional y el respeto de las fronteras nacionales establecidas, fue y es el camino adecuado para la resolución de las tensiones que rodean a Ucrania. Pedimos el fin inmediato de las actuales hostilidades armadas y la protección de todas las vidas humanas y comunidades amenazadas por esta violencia. Instamos a todas las iglesias miembros y a todas las personas de buena voluntad de todo el mundo a unirse a nosotros en oración por la paz para el pueblo de Ucrania y la región.
Mientras Rusia invade Ucrania, los pastores se quedan para servir, orar… y resistir
¿Qué es lo que reportan las iglesias evangélicas en Ucrania en este momento?
Mientras los rusos invadían Ucrania este 24 de febrero, una casa bautista fue destruida y un seminario sacudido por explosiones cercanas, aunque fuentes locales dijeron a Christianity Today que ninguna iglesia o edificio cristiano ha sido atacado hasta ahora.
El presidente Vladimir Putin anunció que sus fuerzas estaban apuntando solo a instalaciones militares y también afirmó que Ucrania realmente no existe como nación.
Igor Bandura, vicepresidente de la Unión Bautista, el organismo protestante más grande de Ucrania, se enteró de los daños colaterales en la casa de un bautista en Donetsk durante una llamada de Zoom con sus 25 superintendentes regionales.
“La gente no quiere estar bajo el control ruso”, señaló Bandura. “Pero se sienten impotentes. ¿Qué puede hacer la gente común? Orar y mantener la calma”.
Mientras tanto, en Donetsk, donde 25 equipos misioneros han estado trabajando para establecer iglesias, las líneas de gas requieren una espera de horas para un suministro racionado de cinco galones. Las tiendas de comestibles sufren estantes vacíos, ya que los ucranianos se abastecen de alimentos y agua de emergencia.
Bandura transmite las dos principales peticiones de oración de su supervisor.
“Primero, detener al agresor”, dijo. “Pero luego tener tranquilidad, para responder con carácter cristiano y no desde el odio humano”.
Con información de Christianity Today, France 24, Christian Post, World Council of Churches y la BBC.