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Hoy, en medio de la epidemia del Coronavirus que tiene lugar en China, es muy relevante recordar las meditaciones de Martín Lutero sobre el comportamiento de un cristiano frente a una plaga mortal. Unos meses antes del 10 de agosto de 1527, día en que la peste bubónica golpeó Silesia, el Reverendo Johan Hess, líder de la Reforma en esa ciudad, envió una carta a Wittenberg preguntando a Lutero sobre si un cristiano debería huir de una plaga mortal. Con la presencia de la peste más mortífera de la historia tanto en Silesia como en Wittenberg, Lutero escribe una de sus cartas más apasionantes[1].
La peste bubónica en Wittenberg
La peste bubónica fue la pandemia más terrible que ha experimentado la humanidad. La misma bacteria, Yersinia pestis, causó tres grandes brotes a lo largo de la historia: la Plaga Justiniana en la primera mitad del siglo VI, la Peste Negra en la segunda mitad del siglo XIV, y la Tercera Pandemia en la segunda mitad del siglo XIX, y causó muchos brotes pequeños en diferentes ciudades del mundo a lo largo de la historia. Aunque los tres brotes cobraron la vida de muchas personas, el segundo brote fue el más mortífero: se estima que al menos un tercio de la humanidad perdió la vida. En Europa, la plaga borró al 50% de la población solo entre 1346 y 1353.
Esta peste afectó directamente a Martín Lutero cuando llegó a Wittenberg en agosto 1527. Junto con Begenhagen y otros dos capellanes, Lutero se quedó en la ciudad por las razones expuestas en su carta, oponiéndose a la orden del príncipe Elector Juan de Sajonia. Diecisiete días después de la llegada de la peste a Witternberg, había ya 18 muertes. La esposa del alcalde, Tilo Dene, murió casi en manos de Lutero. Su propia esposa estaba embarazada y dos mujeres más estaban enfermas en su casa. Su hijo Hans se negó a comer por tres días. La esposa de Georg Rörer, también embarazada, enfermó y ella y su bebé perdieron la vida. Bugenhagen y su familia se mudaron a la casa de Lutero en busca de consuelo mutuo.
Hacia noviembre del mismo año, tiempo por el cual la peste había cobrado muchas vidas tanto en Silesia como Wittenberg desde agosto y estaba ya a punto de acabarse en ambos lugares, Lutero respondió al Reverendo Hess. En su carta abierta de 14 páginas titulada Sobre si se debe huir de una plaga mortal, Martín Lutero trata las dos posiciones que circulaban por el momento: unos decían que un cristiano no tenía razones para huir, mientras que otros decían que sí. Esta carta fue reimpresa en muchos lugares, buscando beneficiar a tanta gente como fuese posible en tiempos de epidemia.
El deber de unos con los otros
Una idea fundamental en la carta de Lutero es que es posible huir de una peste mortal en desobediencia absoluta. Esto ocurre cuando hay un deber entre personas. En la familia, un hijo no puede huir mientras sus padres necesitan de cuidado, ni tampoco ha de huir un padre dejando a su esposa y a sus hijos. Un pastor debe permanecer para ministrar a sus ovejas, tanto en lo físico como en lo espiritual. Un siervo tiene un deber para con su maestro, y un maestro para con su siervo. También quienes tienen cargos públicos deben permanecer para el cuidado de otros, igual que quienes trabajan en ayudar a los demás, como los médicos.
La única excepción es que una persona provea de un reemplazo capacitado para cuidar de aquellos para con quienes tiene un deber. Un médico puede traer a otro que cumpla sus funciones, lo mismo que un gobernante o un pastor. Pero si no hay tal provisión, no hay forma de huir sin que se cometa un gran pecado. Ahora, ese deber se extiende a todos aquellos que no tienen forma de cuidarse. Lo ideal, dice Lutero, es que el gobierno de cada ciudad tenga los medios para cuidar de su gente, pero si tal no es el caso, entonces es importante que la gente misma se disponga para ayudar a otros en todo lo posible. Así, si hay un hermano que no tiene quien lo cuide, será deber absoluto de la persona que sea más cercana.
Dos versículos clave en el pensamiento de Lutero sobre este punto fueron 1 Timoteo 5:8, “Pero si alguno no provee para los suyos, y especialmente para los de su casa, ha negado la fe y es peor que un incrédulo” y 1 Juan 3:15-17, “Todo el que aborrece a su hermano es homicida, y vosotros sabéis que ningún homicida tiene vida eterna permanente en él. En esto conocemos el amor: en que Él puso su vida por nosotros; también nosotros debemos poner nuestras vidas por los hermanos. Pero el que tiene bienes de este mundo, y ve a su hermano en necesidad y cierra su corazón contra él, ¿cómo puede morar el amor de Dios en él?”
Cuando permanecer es pecaminoso
Muchos sostenían que cualquier clase de mal en el mundo venía como castigo de Dios por los pecados, por lo que frente a una plaga solo había que esperar pacientemente la justa retribución por la maldad. Así, huir era una muestra de gran incredulidad, y que en cambio esperar el mal era una muestra de fe. Lutero dice que se requiere tener una fe que toma más que leche espiritual para pensar así y esperar en paz mientras el terror está en todo lugar, y por lo tanto no puede condenar esta forma de ver la situación.
Pero da una advertencia: hay que tener cuidado de tentar a Dios. Hay algunos que se creen independientes y confían en que nada les va a ocurrir porque, al final, está en Dios la decisión de traer sanidad o muerte a una persona en razón de un juicio justo. Eso es orgulloso e irresponsable. Alguien puede ignorar la inteligencia y los medios de gracia que Dios creó y correr directo hacia el contagio, lo cual terminará en suicidio o en la muerte de otros que también se contagien. Lutero piensa en la comida y en el vestido como muestra de que exponer la vida es absurdo. ¿Acaso morir de frío o de hambre no podrían considerarse castigos de Dios? Entonces, ¿por qué evitar ese castigo al saciar el hambre y al buscar abrigo? Comer y vestirse serían acciones de incrédulos que no confían en el juicio de Dios.
Así, andar sin cuidado es algo pecaminoso por razón de la vida propia y la de otros. De hecho, si alguien está lejos del virus, debe buscar mantenerse así a toda costa, evitando cualquier contacto innecesario con otros. Si no hay razón para permanecer en un lugar en donde la vida está expuesta, alguien es totalmente libre para huir e incluso hace bien a otros. Por lo cual, si por razones de conciencia alguien decide quedarse, debe hacerlo sin tentar a Dios y sin juzgar a aquellos que no hacen igual que él.
La misericordia: un “golpe al enemigo”
Lutero consideraba que, luego de analizar cuando era mandatorio permanecer o huir, hay un golpe mortal que se le da al enemigo: la misericordia. Lutero confiaba plenamente en las palabras del Salmo 41:1-3, “Bienaventurado el que piensa en el pobre; en el día del mal el Señor lo librará. El Señor lo protegerá y lo mantendrá con vida, y será bienaventurado sobre la tierra; y no lo entregarás a la voluntad de sus enemigos. El Señor lo sostendrá en su lecho de enfermo; en su enfermedad, restaurarás su salud.”
Siendo que el Señor iba a cuidar de la salud de aquél que pensara en el pobre y necesitado, ¿por qué temer el ataque del enemigo en forma de una plaga? Por eso también está el caso de decidir voluntariamente quedarse a servir a otros en medio de la plaga, sin necesidad de que haya un deber. Ese fue el caso del mismo Lutero, quien decide recibir en su casa a muchos para servirles y darles consuelo, incluso teniendo a su esposa embarazada en el momento en que la peste ataca Wittenberg.
Meditaciones urgentes en Wuhan, China
Los cristianos que viven hoy el terror de la “Neumonía de Wuhan”, apodo para el virus Covid-19, necesitan más que nunca estas meditaciones centradas en el amor hacia los demás y la confianza en Dios. China sufre un momento terrible en la epidemia. Hoy 11 de febrero de 2020 se reportan por lo menos 1,018 muertes a causa del virus, superando la cifra de mortalidad causada en el brote de SARS en 2002-2003 (650 muertos), y ya hay 43,138 personas contagiadas en la China continental. Wuhan está completamente en cuarentena y otras grandes ciudades como Shanghái muestran calles desiertas, pues sus habitantes están escapando del virus.
El pasado 28 de enero, Chinasource publicó una carta abierta de un pastor en Wuhan, escrita el 23 de enero[2]. Sus palabras para los cristianos allí y para el mundo tenían un espíritu muy similar a las de Lutero en su carta de 1527. El pastor hace énfasis una y otra vez en el papel de los cristianos en medio de la ciudad: así como Abraham rogó a Dios por Sodoma en Génesis 18 y Jonás predicó el evangelio en la ciudad impía de Nínive, así es que los cristianos debían ser luz en medio de esa epidemia. Es un momento clave para testificar de Cristo, trayendo paz sobre ella con oración y un testimonio justo.
Además, el pastor anima a los creyentes a estar fortalecidos en Cristo, sabiendo las promesas de Romanos 8: ninguna peste ni ningún poder podrán apartarlos del amor de su Salvador. Antes bien, la muerte será la voluntad de Dios por la cual llevará a sus hijos a su presencia. En respuesta todos los pastores que le han escrito desde el extranjero, este hombre les dice que tengan paz en cuanto a su bienestar, y que en cambio pongan su mirada en Cristo.
Una mirada desde fuera de China
El pastor acaba su carta con un llamado a la oración. Vale la pena citar aquí un fragmento de ella: “Si no sientes una responsabilidad de orar, pide al Señor por un alma que ame, por un corazón dispuesto a orar; si no estás llorando, pide al Señor por lágrimas. Porque sabemos ciertamente que solo por la esperanza de la misericordia del Señor es que está ciudad será salvada.”
Una observación detallada de ambas cartas nos lleva a dos conclusiones. Para aquellos que están en medio del virus, deben aferrarse inmediatamente a Cristo y a los principios de la Palabra de Dios sobre el amor, la compasión, la fe y la esperanza eterna. Quienes están por fuera, deben considerar a sus hermanos y orar por todas estas cosas para ellos, sabiendo que somos un solo cuerpo en Cristo y que, como dice el apóstol Pablo en 1 Corintios 12, si una parte del cuerpo sufre, todas las demás sufren con ella.
[1] La carta esta disponible en inglés en https://rockrohr.net/wp-content/uploads/2014/03/Luther-WHETHER-ONE-MAY-FLEE-FROM-A-DEADLY-PLAGUE.pdf.
[2] La carta está disponible en inglés en https://www.chinasource.org/resource-library/chinese-church-voices/wuhan-pastor-pray-with-us.