Johnny Cash fue un cantante, compositor y músico estadounidense, conocido como “el rey de la música Country”, ya que revolucionó este género volviéndose su ícono. Su nacimiento ocurrió en el año 1932 en la rural Arkansas, que era parte de la región conocida como “el cinturón de la Biblia” del sur americano, durante la Gran Depresión. Era hijo de un aparcero (trabajador agrícola) y creció en una típica familia americana, aunque empobrecida, como muchas, por la gran crisis económica del momento.
Con su familia, y siendo aún niño, iba usualmente a la iglesia de su localidad, tanto a los servicios dominicales como a los semanales. En este ambiente tuvo su primer encuentro con la música, a través del canto de himnos cristianos-clásicos, que escuchaba tanto en los cultos como en la casa. En especial los escuchaba de su madre y él mismo los cantaba mientras jugaba por los terrenos del rancho.
Asimismo, llegó a escuchar la música popular del Sur estadounidense, que consistía mayormente de baladas folclóricas y de canciones rurales sobre el día a día sureño. Todo esto dejó una impresión musical en el niño Johnny, quien luego aprendió a tocar la guitarra y a escribir por sí mismo canciones.
Pero más importante que todo fue la impresión espiritual que quedó en su alma. Además de asistir frecuentemente a la iglesia, su abuelo era un “predicador de circuito”, esto es, un ministro itinerante que cubría la escasez de pastores en varias iglesias locales, predicando de un lugar a otro. Sin embargo, la fuerza de la impresión recayó principalmente en su madre, Carrie, quien siempre oró fervientemente por él y le enseñó los primeros rudimentos de la fe cristiana junto a sus otros hermanos. Uno de ellos, Jack, era especialmente querido por Johnny.
Jack era un hermano mayor de Johnny, y también un sincero cristiano. Su rol en la familia, y en la vida de Johnny, fue el de un evangelista, hablándoles siempre del evangelio de Jesús. Pero su vida tuvo un trágico e inesperado final cuando Johnny tenía solo doce años. Jack trabajaba para apoyar económicamente a su familia y, en un día inesperado, sufrió un terrible accidente laboral que lo mandó al hospital. Allí luchó una semana por su vida hasta que, rodeado por sus familiares, dio su último aliento. Sus últimas palabras fueron: “¿Pueden verlos? ¿Pueden ver todos los ángeles alrededor? Nos vemos en el cielo”.
Este suceso fue un antes y después para toda la familia, y sin duda marcó a Johnny. Más adelante, siendo ya músico, y casi en el final de su vida, compuso una canción que tituló “Meet me in Heaven” (Nos vemos en el cielo). Una estrofa de la canción dice así:
No se puede estar seguro de cómo va a ser
Cuando caminemos hacia la luz cruzando la barrera
Pero yo te reconoceré y tú me reconocerás
Más allá de las estrellas
Hemos visto las cosas secretas reveladas por Dios
Y escuchamos lo que los ángeles tenían que decir
Si te vas primero, o si me sigues
¿nos veremos en el cielo algún día?
Pero el joven Johnny, para aquel momento, aún estaba muy lejos de escribir esas bellas palabras, y mucho menos de ser un sincero cristiano. Ya en su adultez temprana inició su carrera musical en Tennessee, y a lo largo de la década de 1950 acrecentó su fama nacional, llegando a ser el cantante de country más escuchado en la radio. Su canción “I Walk the Line” fue sobre todo un éxito. Pero en la década de 1960 su imagen se vio afectada a causa de la adicción a las drogas.
En medio de las giras y los viajes por carretera, la ahora estrella empezó a ingerir anfetaminas para combatir el cansancio y mantenerse despierto y atento en sus presentaciones, y pronto comenzó también a consumir excesivamente alcohol y a probar varios tipos de drogas como un escape de sus problemas personales. Estas adicciones se fortalecieron con los años y en una ocasión lo llevaron a la cárcel en Texas por posesión ilegal de drogas.
Pero lo peor de todo fue cómo esto alejó a Cash de Dios. Más adelante él confesaría: “Me rebajé a un estado tan bajo que no podía comunicarme con Dios: no hay lugar más solitario en el que estar. Estaba separado de Dios, y ni siquiera intentaba invocarlo. Sabía que no había línea de comunicación”. Aunque una vez había sido un niño cristiano inocente, para este punto, dice Johnny, “no quedaba nada de mí… Me había alejado tanto de Dios y de toda fuerza estabilizadora en mi vida que sentía que no había esperanza”.
Tan profundo se encontraba en el abismo de la desesperación que llegó a considerar y planear seriamente su suicidio, pero recibió una iluminación divina-interior que lo apartó de esa idea:
Estaba equivocado. Pensé que lo había dejado, pero Él no me había dejado. Sentí que algo muy poderoso comenzaba a sucederme, una sensación de absoluta paz, claridad y sobriedad … Entonces mi mente comenzó a centrarse en Dios. Él no me habló [audiblemente]—nunca lo ha hecho, y me sorprendería que alguna vez lo hiciera—pero... me volví consciente de una idea muy clara y sencilla: yo no estaba a cargo de mi propio destino. No estaba a cargo de mi propia muerte.
Las cosas siguieron mejorando para Johnny cuando conoció a June Carter, quien sería su esposa. Carter era una cristiana sincera que lo animó a recibir tratamiento y a volver a su fe cristiana de la infancia. Johnny escuchó a su querida esposa y entró en rehabilitación, salvando así su vida y alejándose de ese camino de destrucción.
Empezó también a ir a la iglesia con su esposa, aunque con algo de ambivalencia, hasta que un ministro llamado Jimmie Snow lo exhortó y desafió a que empezara a congregarse e involucrarse con más firmeza. Cash atendió al llamado y un inusual domingo experimentó una conversión personal: se puso de rodillas, oró y pidió perdón a Dios por sus pecados. A partir de aquí Johnny no sería el mismo hombre.
La emoción era tanta que consideró abandonar la industria de la música y convertirse en predicador, como su abuelo; pero cuando se lo comentó a su esposa June, ella le respondió: “Oh no, Johnny. Tienes una plataforma mucho más grande con tu música”. Desde entonces aprovechó algunos momentos durante sus conciertos para hablar acerca de Jesús y el evangelio. A pesar de su fama entre todo tipo de personas, no se avergonzaba de su fe y no perdía ninguna oportunidad para hablar de ella. Podría decirse que se volvió un predicador, aunque a su manera.
Sin embargo, el “ministerio” de Johnny Cash iba a estar dirigido principalmente a los marginados y excluidos de la sociedad. Aunque había crecido en una forma de cristianismo muy poco preocupada por la justicia social, Johnny tenía una mayor empatía y sensibilidad, y quería seguir el ejemplo de Jesús, el mismo que se acercó a lo peor de la sociedad de su tiempo: las prostitutas y los publicanos. Cash también se acercó a los más despreciados de la sociedad estadounidense.
En 1968 grabó un álbum en vivo e hizo una presentación frente a 2 000 presos de Folsom Prison, una cárcel estatal en California. Sus canciones tenían un mensaje de atención social acerca de los miembros olvidados de la sociedad, especialmente los encarcelados, que vivían bajo malas condiciones en las cárceles americanas. Lo mismo hizo al año siguiente en otra cárcel: San Quentin. Pero su mensaje no era políticamente partidista y antes estaba dirigido a fans de todo tipo de trasfondo ideológico. Así Johnny se convirtió en un portavoz de reformas para el sistema penal.
En estos conciertos realizados en cárceles también llevó un mensaje de salvación a ladrones, violadores y asesinos, los más socialmente odiados. Cantó canciones cristianas de “gospel” como “Peace in the Valley” (Paz en el valle) y una canción propia titulada “He Turned the Water into Wine” (Él convirtió el agua en vino). La preocupación social y evangelística de Cash se extendió también a los que, como él, luchaban con la adicción a drogas y alcohol. Sobre esto, alguna vez dijo:
Solo alguien que ha tenido un problema de este tipo (como el abuso de sustancias) puede tener un amor, una compasión y una comprensión totales hacia esas personas. Amo a los drogadictos. Y amo a los alcohólicos. Cuando Jesús dijo que fue enviado a sanar a los quebrantados de corazón y a predicar la liberación de los cautivos, creo que estas eran algunas de las personas a las que se refería... Si alguna persona perdida y solitaria en algún lugar de una cama sucia, dentro de una habitación oscura, puede ver la luz de Jesucristo en mí, entonces esa es mi recompensa.
Johnny solía vestirse de negro y pronto su típica vestimenta se convirtió en símbolo de su lucha por justicia social y de su labor evangelística. De esta manera, empezó a ser llamado “el hombre de negro”. En una canción titulada “Man in Black” explica su llamativo atuendo:
Uso el negro por los pobres y los abatidos,/
Que viven en la parte olvidada y hambrienta de la ciudad,/
Lo uso por el preso que hace tiempo que ha pagado por su crimen,/
Pero que está ahí porque es una víctima de los tiempos…
Lo uso por los que nunca han leído/
O escuchado las palabras que Jesús dijo.
Ya en la década de 1970 el famoso evangelista Billy Graham supo del trabajo social y evangelístico de Johnny y lo invitó a unirse a sus cruzadas de evangelización. Cash tocaba canciones cristianas y compartía su testimonio ante las multitudes que llenaban aquellos estadios donde aparecía Graham. Estos dos hombres, con sus esposas, formaron una cercana amistad, llegando a ir juntos de vacaciones. Graham estimaba a Johnny y años después dijo esto de él:
Johnny Cash no solo era una leyenda, sino que era un amigo personal muy cercano … Johnny era un buen hombre que también luchó con muchos desafíos en su vida. [Pero] Johnny era un hombre profundamente religioso.
Cash era también un artista con múltiples talentos, y como tal los usó todos para llevar el mensaje cristiano de salvación. Entre sus proyectos religiosos más reconocidos está una película que hizo con su esposa llamada “The Gospel Road”: una historia de la vida de Cristo según los Evangelios que estaba acompañada con secuencias de Johnny cantando temas cristianos. También una grabación completa que hizo del Nuevo Testamento con su propia voz, en la versión inglesa King James. Y un álbum cristiano con himnos espirituales y clásicos que aprendió de su madre, como “Softly and Tenderly” y “Where We’ll Never Grow Old,” el cual llamó “My Mother’s Hymn Book”.
Pero pronto Cash aprendería que la vida cristiana tiene altos y bajos, y entre las décadas de 1970 y 1980 tuvo varias recaídas en las drogas, por lo que tuvo que entrar en rehabilitación un par de veces más. En 1989, durante una cruzada evangelística en su estado natal de Arkansas, Johnny hizo a la vez una aclaración y confesión sobre sus luchas y su fe:
Mi vida personal (mis problemas personales) ha sido ampliamente publicitada. Se han dicho cosas sobre mí que han hecho que la gente se pregunte: ‘¿Es Johnny Cash realmente un cristiano?’. Me consuelan las palabras del apóstol Pablo, que dijo: ‘Lo que quiero hacer no lo practico, sino que lo que odio eso hago. Ya no soy yo quien lo hace, sino el pecado que mora en mí. Pero ¿quién me librará de este cuerpo de muerte? Jesucristo, nuestro Señor’.
Y en verdad Cash halló consuelo siempre, y hasta su vejez, en la teología del apóstol Pablo, reflejándola en varias de sus canciones, como “1 Corinthians 15:55”, la última que compuso meses antes de su muerte. Ya Johnny estaba en el final de su carrera musical y de su vida cristiana. Ya la batalla de la adicción había sido ganada. Ya su esposa June había fallecido. Esta canción fue su testamento y su declaración de victoria/redención.
Oh, muerte, ¿dónde está tu aguijón?
Oh, tumba, ¿dónde está tu victoria?
Oh vida, eres un camino brillante
Y la esperanza resurge eterna justo después del amanecer
Cuando veo a mi Redentor llamándome
Cash había obtenido la redención y estaba listo para ver a su Redentor a los 71 años. Su muerte, a diferencia de otras “estrellas”, no fue escandalosa ni dramática; más bien, fue tranquila y lenta y por causas naturales. Tuvo una buena muerte, rodeado de amigos y seres queridos, en el Baptist Hospital de Nashville en el año 2003. Fue sepultado junto a la tumba de su esposa June, y en la inscripción de la suya se lee lo siguiente: “Nos vemos en el cielo”. Johnny esperaba ver a muchos en el cielo, como a su hermano y su madre, pero muchos esperan verlo allí también.
Johnny Cash tuvo una gran e influyente carrera musical, pero también fue un testimonio para muchas personas: un testimonio de la redención divina; una prueba de que sin importar cuántas sean las caídas Dios levanta a quienes lo invocan. Él fue un cristiano real, de carne y hueso. No fue un santo ni un pecador, fue ambos. Un cristiano que siempre reconoció sus fallas y se volvió a Dios con fe cuando más lo necesitaba. En definitiva, un cristiano que, como el apóstol Pablo, pudo al final decir: “He peleado la buena batalla, he acabado la carrera, he guardado la fe”.
Bibliografía: redactado con información de Johnny Cash’s Faith and Friendship With Billy Graham en billygraham.org; Johnny Cash’s Gospel en newyorker.com; JOHNNY CASH: ONE MORE TIME y JOHNNY OF THE CROSS en firstthings.com; The Faith of Johnny Cash en thinkchristian.net; Johnny Cash remained devoted to his faith despite drug woes... en foxnews.com; Be a Johnny Cash Christian en patheos.com.
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