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¿Te has preguntado alguna vez si el nacimiento e infancia de Jesús tal como lo relatan las Escrituras es real? ¿Fue literalmente como lo presentan los evangelios? ¿Existen evidencias para afirmarlo con certeza? ¿Jesús realmente fue concebido por el Espíritu Santo? En este artículo trataremos de brindar algunos argumentos para ofrecer un panorama general de las evidencias que tenemos para creer que las narraciones acerca de la concepción, nacimiento y vida de nuestro Salvador son reales. No hablaremos sobre la navidad, sobre si un cristiano debiera celebrarla o no, o si se debiera festejar en diciembre o en otro mes.
En la actualidad existen muchas objeciones presentadas contra la historicidad de las narrativas del nacimiento de Jesucristo. Estas objeciones abarcan todo tipo de argumentos basados en supuestas contradicciones, falta de evidencia arqueológica o histórica, inconsistencias en las genealogías o incredulidad sobre la posibilidad de un nacimiento virginal.
Comenzaremos desarrollando algunas evidencias históricas y arqueológicas.
Algunas evidencias históricas y arqueológicas
Un argumento común en contra es que Nazaret no existía en el primer siglo, como lo describe la Biblia. De esto habló René Salm en su libro El mito de Nazaret: la ciudad inventada de Jesús. Vale la pena mencionar que para cuando Salm escribe este libro existía muy poca evidencia arqueológica del siglo primero sobre Nazaret.
No obstante, excavaciones arqueológicas recientes han dado razón del registro bíblico, ya que ahora se tiene una gran cantidad de evidencia que indica una presencia judía en el sitio en el siglo I. Estas excavaciones han descubierto fosas de almacenamiento y cisternas de la época de Jesús, así como dos "casas de patio" del primer siglo, una de ellas con puertas y ventanas intactas. También se han presentado evidencias de veneración cristiana temprana, lo cual sugiere que este fue el lugar de la infancia de Jesús.
En cuanto al nacimiento virginal de Jesucristo, este fue documentado por Lucas, un médico e historiador de alto nivel que entrevistó a testigos, probablemente incluso a la propia María. Además del nacimiento de Cristo, él también presta atención especial y detallada al nacimiento de Juan el Bautista y muchos ven sus intereses ginecológicos como resultado de su formación como médico. Teniendo en cuenta la clara agudeza de Lucas como historiador y cronista, es muy poco probable que se haya dejado engañar al respecto de la concepción y nacimiento virginal de Cristo.
Por otro lado, el famoso Credo de los Apóstoles, una confesión de fe temprana que data del siglo II y que se usó en toda la iglesia, da cuenta de que el nacimiento virginal fue creído universalmente por los primeros cristianos. Al incluir el nacimiento virginal en su declaración de credo, estos primeros creyentes dejaron en claro que lo consideraban una doctrina esencial de la fe. El Credo dice: "Creo en Dios Padre Todopoderoso, creador del cielo y de la tierra; y en Jesucristo su único Hijo nuestro Señor: Quién fue concebido por el Espíritu Santo, nacido de la Virgen María". Esta creencia en el nacimiento virginal fue confirmada por el Credo de Nicea del año 325 d.C y ha seguido siendo la creencia de los cristianos católicos, ortodoxos orientales y protestantes.
En Lucas 2, se narra que César Augusto (63 a.C - 14 d.C) emite un decreto para un censo nacional, el primero de su tipo, mientras que Cirenio (45 a.C. - 21 d.C.) era gobernador de Siria. Se han debatido dos de estos puntos: que no se realizó un censo en el momento del nacimiento de Cristo (poco antes de la muerte del rey Herodes) y que Quirino no era gobernador de Siria en ese momento.
El problema se debe a un probable error de copia cometido por el cronista judío Flavio Josefo (37-100), que se propagó en manuscritos posteriores, que sugiere que Herodes murió en el año 4 a.C. Pero en un examen reciente de los manuscritos de Josefo, la muerte de Herodes se dio muy probablemente en el año 1 a.C.
El Dr. Andrew Steinmann, distinguido profesor de teología y hebreo de la Universidad Concordia de Chicago, ha rastreado la muerte de Herodes hasta el eclipse lunar total del 10 de enero del 1 a.C. y el nacimiento de Jesús alrededor del 3 a.C. o 2 a.C. Otros registros romanos muestran que Cirenio era el gobernador de Judea durante un censo realizado en el 3 a.C.
Un poco más al norte de Belén había un lugar conocido como Migdal Eder, "la torre del rebaño". Si bien se pierde la ubicación exacta, sabemos que este era un lugar donde ciertos pastores apacentaban rebaños especiales destinados al sacrificio en el templo. En Miqueas 4:8 se menciona el sitio como la "torre del rebaño", curiosamente solo unas pocas líneas antes de que él profetice el nacimiento del mesías en Belén.
Por supuesto, no hay nada que indique que de allí provenían los pastores que visitaron a Jesús. Sin embargo, es probable que hubiera pastores cuidando los corderos pascuales en la noche del nacimiento de Cristo. Entonces parece apropiado pensar que los ángeles visitaran a los pastores para contarles sobre la venida del Cordero Pascual final.
El Evangelio de Lucas nos dice lo siguiente acerca de la presentación de Jesús en el templo:
"Cumplidos los ocho días para circuncidar al niño, le pusieron por nombre JESÚS, el cual le había sido puesto por el ángel antes que fuese concebido. Y cuando se cumplieron los días de la purificación de ellos, conforme a la ley de Moisés, le trajeron a Jerusalén para presentarle al Señor (como está escrito en la ley del Señor): Todo varón que abriere la matriz será llamado santo al Señor, y para ofrecer conforme a lo que se dice en la ley del Señor: Un par de tórtolas, o dos palominos". Lucas 2:21-24 (RVR1960)
La narración de la dedicación de Cristo nos enseña dos cosas sobre la familia de Jesús. Primero, que la familia era devota y cuidadosa en seguir la ley de Moisés. Segundo, que eran pobres. Levítico 12:6 nos dice que el sacrificio real para la purificación era un cordero de un año. Las aves solo se usaban cuando una familia no podía pagar por el cordero. La evidencia entonces nos demuestra que la narración bíblica obedece a acciones de una típica familia judía del primer siglo.
Coincidencias no diseñadas
Para continuar, vamos a tratar de brindar una serie de argumentos sobre la base de algo llamado “coincidencias no diseñadas”, que básicamente son detalles incidentales que confirman sucesos históricos.
Expliquemos esto de manera un poco más clara. Cuando uno examina las Escrituras, encuentra una serie de afirmaciones basadas en hechos que se superponen entre ellas y que a la vez confirman que otras narraciones se hicieron independientemente o llenan vacíos que los autores familiarizados con los acontecimientos de ese momento habrían asumido que sus lectores conocían. Estas coincidencias, por lo tanto, no están diseñadas, ni son intencionales, pero muestran que los autores que escribieron los libros que las contienen estaban diciendo verdades históricas.
Un ejemplo simple: cuatro personas son testigos de un accidente en la calle al mismo tiempo. Cada uno tiene una perspectiva diferente. Cada uno de ellos luego es llamado para rendir testimonio y cada uno ofrece su punto de vista. Uno observó los momentos previos al accidente, otro se concentró en las víctimas, otro vio a los transeúntes mientras trataban de resguardarse y otro se concentró en saber quién era el responsable. Lo que hacen cada uno de los testigos es confirmar que el hecho sucedió realmente y ofrecen testimonios complementarios. Entonces, para comprender y asegurar que las narraciones de los evangelios en cuanto al nacimiento de Cristo son reales, podemos hacer uso de este argumento de las coincidencias no diseñadas.
Tal vez has notado que la historia del nacimiento de Cristo solo es narrada en los evangelios de Mateo y de Lucas. Juan comienza con un vínculo directo de Cristo con Dios, mientras que Marcos se salta estas partes y va directo a la acción del ministerio de Cristo. Por lo tanto, cualquiera podría decir que las narraciones sobre el nacimiento de Jesús son demasiado escasas. Sin embargo, hay que tener en cuenta un detalle: tanto Marcos como Juan muestran hechos incidentales que sugieren que las narraciones de Mateo y Lucas sobre el nacimiento de Jesús son auténticas.
Por ejemplo, José estaba comprometido con María para casarse con ella. Entonces, si vemos Lucas 1 y 2, José no dice nada con respecto a que su futura esposa de repente resultó en estado de embarazo. Entonces en Lucas 2 José solo se lleva a María con él para el conteo del censo y después de esto lleva a Jesús al Templo.
Sería algo confuso si no tuviéramos a Mateo. En Mateo 1:18 se nos revela que José en realidad tuvo dudas, pero Dios envió a un ángel que le dijo que Jesús había sido concebido por el Espíritu Santo. Entonces, podemos concluir que Mateo nos ofrece una explicación de porqué José actuó como lo hizo en Lucas.
Otro asunto central en las narraciones es el tema de las genealogías. Mateo enlista las genealogías por José y Lucas a través de María. ¿Por qué? Lucas señala siempre a las mujeres de manera positiva en su evangelio y Mateo se enfoca en legitimar a José como padre legal de Jesús. Pero pensemos en lo siguiente: los evangelistas incluyeron nombres de antepasados que los judíos conocían claramente. Así que la peor forma de construir un relato ficticio sería usar dos genealogías que tuvieran contradicciones.
Hagamos algunas aclaraciones. Los dos linajes genealógicos son paralelos desde Abraham a David. Comenzando con David, Mateo trazó el linaje paterno de ascendencia a través de Salomón; Lucas trazó el linaje materno a través de Natán, hermano de Salomón. Los dos linajes se enlazan en Salatiel y Zorobabel, pero se separan otra vez en los dos hijos de Zorobabel, Resa y Abiud. Más adelante, los dos linajes se unen otra vez, y por último, en el matrimonio de José y María. José fue el último del linaje paterno, mientras que María fue la última del linaje materno como la hija de Elí.
Por lo tanto, José fue un descendiente directo de David. Este es el propósito preciso de la genealogía de Mateo: demostrar el derecho legal de Jesús para heredar el trono de David, un prerrequisito necesario que autentica su reclamación mesiánica. No obstante, una credencial igualmente importante fue su ascendencia de sangre y/o física de David. Esta característica mesiánica de Cristo se estableció a través de su madre María, quien también fue una descendiente directa de David. El parentesco con David y el trono de David fueron variables necesarias para calificar y autenticar a Jesús como el Mesías.
Las narraciones del nacimiento de Jesús en Mateo y Lucas también ayudan a explicar los eventos de Marcos y Juan. ¿Qué hay de la aparente familiaridad que Juan el Bautista tenía con Jesús en Marcos y Juan? Parece un poco extraño para Juan el Bautista hablar sobre alguien que será mejor en todos los aspectos que él mismo sin saber quién es esta otra persona. Bueno, si volvemos a mirar a Mateo y a Lucas, encontramos que María y Elisabet (la madre de Juan el Bautista) se conocían y se habían visitado durante el embarazo. Parece una conclusión inevitable que continuaron interactuando como familias después del nacimiento de sus hijos, lo que explicaría la aparente familiaridad de Juan el Bautista con Jesús en Marcos y Juan.
Volviendo a Marcos, este evangelio nunca habla acerca de José como el padre de Jesús. Entonces, si solo tuviéramos el evangelio de Marcos, en realidad estaríamos bastante confundidos acerca de la identidad del padre de Jesús. Además, es muy extraño el hecho de que María sí es nombrada varias veces allí. De hecho, en Marcos 6:3 se menciona, no solo a la madre, sino también a los hermanos de Jesús. “¿No es éste el carpintero, hijo de María, hermano de Jacobo, de José, de Judas y de Simón? ¿No están también aquí con nosotros sus hermanas? Y se escandalizaban de él.”
Esto es extraño ya que José era carpintero y, aunque se menciona esta profesión en el texto, no se menciona al padre de Jesús. Pero aquí es donde nos damos cuenta de que en realidad Jesús no tiene padre humano, así que Marcos simplemente no escribe acerca de José. Pero no mencionar a este padre junto a su madre y a sus hijos era poco común, sobre todo porque anunciar el patriarcado era lo más popular en esa época. Esto solo se podría explicar si Marcos estuviera enterado del nacimiento virginal. Sin embargo, Marcos no plasmó las narraciones acerca del nacimiento de Jesús. Solo al mirar a Mateo y Lucas encontramos una explicación para la extraña omisión de nombrar a José en el Evangelio de Marcos.
Existen muchas formas en las que los Evangelios se complementan unos a otros, como lo vimos anteriormente. Parece que la única forma de contradecir esto sería recurrir a ideas extravagantes que podrían incluir a los cuatro autores de los evangelios reunidos hablando acerca de los detalles que cada uno contaría y cuáles completarían los demás, lo cual es completamente descabellado. Por otro lado, es más probable que cada uno de los cuatro autores haya escrito acerca de lo que habían presenciado o lo que escucharon del testimonio de algún testigo. Ellos escribieron los detalles más relevantes o parte de la narración, mientras que los otros encontraron otros detalles más relevantes o complementarios.
Para finalizar, vale la pena aclarar que hemos enumerado sólo algunas coincidencias no diseñadas sobre el nacimiento y la naturaleza divina de Jesús, pero estas pueden multiplicarse casi indefinidamente si uno mira la totalidad de los evangelios, e incluso más si uno investiga en toda la Biblia. La forma en que Mateo complementa los detalles de Lucas, la forma en la que Marcos demuestra su familiaridad con las narrativas del nacimiento de Jesús, y la forma en la que las conexiones íntimas de Jesús y Juan el Bautista están confirmadas de forma cruzada, son sorprendentes.
La afirmación no es solo que en base a estos argumentos los relatos del evangelio son verdaderos. La afirmación es que aquellos que desafían la verdad de estas coincidencias y evidencias deben ofrecer una explicación más lógica al respecto. Frente a cualquier ataque contra los hechos que narran los evangelios, parece mucho más probable que estos cuatro autores escribieran lo que habían presenciado o lo que recibieron del testimonio de un testigo ocular; así de simple.
¿Y tú? ¿Qué piensas? ¿Conoces otra coincidencia no diseñada sobre el nacimiento o infancia de Jesucristo? ¿De qué forma saber estas cosas hará que adores al Señor con más devoción y agradecimiento por Su obra?
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