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Desde los primeros tiempos de la iglesia, los cristianos elaboraron breves y sencillos resúmenes de la fe que se conocieron como “credos”, término que procede del latín credo y que significa “creo y confío”. Uno de estos, y quizá el primero y más famoso, es el Credo de los apóstoles, el cual contiene las creencias fundamentales de la gran mayoría de confesiones cristianas.
Aunque su origen exacto es incierto, se cree que se desarrolló gradualmente a lo largo del tiempo en lugar de ser compuesto por un solo autor. Según la tradición, lleva ese nombre porque cada uno de los doce apóstoles aportó una cláusula a ese credo. Sin embargo, su proceso exacto de formación no está bien documentado, así que es probable que esa sea más una leyenda que un hecho histórico.
Lo que sí se sabe es que, en tiempos de los primeros discípulos de Jesús, no existía en su forma completa, tal y como lo conocemos hoy. La primera versión del Credo de los apóstoles se remonta al siglo II o III d.C. Evolucionó a partir de declaraciones bautismales más sencillas, utilizadas en la iglesia cristiana primitiva para afirmar la fe de los nuevos creyentes. Estos primeros resúmenes se centraban en doctrinas esenciales como la creencia en Dios Padre, Jesucristo y el Espíritu Santo.
Las personas que se preparaban para el bautismo en los primeros siglos de la iglesia cristiana aprendían un breve resumen de lo que creen los cristianos. Una versión llegó a ser aceptada como el Credo de los apóstoles, porque se pensaba que incluía la enseñanza esencial de los primeros seguidores de Jesús. Esto significa que los cristianos fueron y son bautizados en la fe de los que fueron discípulos de Cristo.
Es probable que esta declaración haya surgido como respuesta a los desafíos teológicos y a la necesidad de una expresión clara de la fe. No era únicamente un conjunto de creencias, sino que también servía como herramienta didáctica para el catecismo y como declaración unificadora para las diversas comunidades cristianas de la época.
Con el pasar de los siglos, se le hicieron pequeñas modificaciones y adaptaciones en distintas regiones y tradiciones cristianas. La versión actual, ampliamente aceptada a lo largo del tiempo, surgió aproximadamente en el siglo VIII y ha sido utilizada por diversas confesiones cristianas, incluida la Iglesia católica romana, la ortodoxa y la mayoría de las denominaciones protestantes.
Aunque este credo no se atribuye directamente a los apóstoles, sí refleja las enseñanzas y creencias esenciales del cristianismo primitivo transmitidas de generación en generación. Además, sigue teniendo importancia como declaración fundacional de fe para muchos seguidores de Cristo de todo el mundo.
El Credo de los apóstoles acerca a los cristianos como comunidad más allá de las diferentes tradiciones y prácticas. Al recitarlo, nos unimos a los cristianos de ayer, a los de hoy, y a los de todo el mundo, para proclamar nuestra fe común.
A continuación, el Credo de los apóstoles:
Creo en Dios Padre Todopoderoso, Creador del cielo y de la tierra;
y en Jesucristo, su único Hijo, Señor nuestro;Que fue concebido del Espíritu Santo,
Nació de la virgen María,
Padeció bajo el poder de Poncio Pilato;
Fue crucificado, muerto y sepultado;
Descendió a los infiernos.
Al tercer día resucitó de entre los muertos;
Ascendió a los cielos;
Y está sentado a la diestra de Dios Padre Todopoderoso;
Desde allí ha de venir a juzgar a vivos y muertos.Creo en el Espíritu Santo;
La Santa Iglesia católica*, la comunión de los santos,
El perdón de los pecados;
La resurrección del cuerpo;
Y la vida eterna. Amén.
* La palabra “católica” hace referencia a la Iglesia universal.
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En Cristo,
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