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Las bancas de las iglesias pueden estar llenas de adolescentes, pero un estudio indica que ver estudiantes universitarios los domingos por la mañana podría ser mucho más raro. Según Lifeway Research, dos tercios (66%) de los adultos jóvenes estadounidenses que asistieron regularmente a una iglesia protestante durante al menos un año como adolescentes, afirman que también dejaron de asistir por al menos un año entre los 18 y 22 años. El 34% dice que continuó asistiendo dos veces al mes o más.
Aunque ese 66% puede preocupar a muchos líderes eclesiásticos, los números pueden parecer más esperanzadores al compararlos con un estudio de 2007 también realizado por Lifeway Research. En aquel entonces, el 70% de los jóvenes entre 18 y 22 años dejaban de asistir a la iglesia por al menos un año. Scott McConnell, director ejecutivo de Lifeway Research, dijo:
La buena noticia para los líderes cristianos es que las iglesias no parecen estar perdiendo más estudiantes que hace 10 años. Sin embargo, la diferencia entre la tasa de deserción de entonces y ahora no es lo suficientemente grande estadísticamente como para decir que ha mejorado. La realidad es que las iglesias protestantes siguen viendo cómo la nueva generación se aleja al llegar a la adultez. Independientemente de factores externos, la Iglesia protestante se está reduciendo lentamente desde dentro.

¿Cuándo se alejan?
El estudio encontró que la tasa de deserción aumenta con la edad. El 69% de los jóvenes asistía a los 17 años, pero ese porcentaje cayó al 58% a los 18 años y al 40% a los 19 años. Al llegar a los 20, solo 1 de cada 3 decía asistir regularmente a la iglesia. McConnell dijo.
En general, las iglesias protestantes ven a muchos adolescentes asistir regularmente solo por una temporada. Muchas familias simplemente no asisten con tanta frecuencia. A medida que los adolescentes alcanzan los últimos años de la adolescencia, incluso aquellos con historial de asistencia regular son alejados a medida que ganan independencia, obtienen licencia de conducir o consiguen trabajo. La pregunta es: ¿se parecerán a los adultos mayores que tienen todo eso y aún asisten, o se alejarán por más de un año?

Ben Trueblood, director del ministerio estudiantil en Lifeway, dijo que estas cifras evidencian el problema. “Estamos viendo que los adolescentes abandonan la iglesia al hacer la transición fuera del bachillerato y del ministerio estudiantil”, dijo. “Este momento de transición muchas veces llega demasiado tarde para que las iglesias actúen”.

¿Por qué se alejan?
Casi todos los que se alejaron (96%) mencionaron un cambio en su situación de vida como una razón para dejar la iglesia. En menor medida, mencionaron causas relacionadas con la iglesia o el pastor (73%), creencias religiosas, éticas o políticas (70%), o el ministerio estudiantil (63%). Las cinco razones específicas más frecuentes fueron:
1. Mudarse a la universidad y dejar de asistir (34%).
2. Sentir que los miembros de la iglesia juzgan o son hipócritas (32%).
3. Ya no sentirse conectado con las personas de su iglesia (29%).
4. Estar en desacuerdo con la postura política o social de la iglesia (25%).
5. Responsabilidades laborales (24%).

Casi la mitad (47%) de quienes se alejaron y asistieron a la universidad afirman que mudarse a su institución influyó en su decisión de dejar de asistir a la iglesia por al menos un año. McConnel dijo:
La mayoría de las razones por las que los adultos jóvenes dejan la iglesia reflejan cambios en sus prioridades personales y en sus hábitos. Incluso cuando las iglesias han comunicado fielmente sus creencias con palabras y acciones, no todos los adolescentes que asisten las abrazan o priorizan.
Del total que se alejaron, el 29% dijo que planeaba tomarse un descanso de la iglesia al graduarse de secundaria. El 71% dijo que no fue una decisión intencional. Trueblood dijo al respecto:
La mayoría de las personas no dejan la iglesia por amargura, por influencia de ateos en la universidad o por renunciar a su fe. Lo que nos dice la investigación puede ser aún más preocupante para las iglesias protestantes: no hubo nada en la experiencia eclesial o en la base de fe de esos adolescentes que los motivara a buscar una conexión con una iglesia local al entrar en una nueva etapa de vida. El tiempo que pasaban en la iglesia simplemente fue reemplazado por otra cosa.
¿Dónde están ahora?
No todos los adolescentes abandonan la iglesia al llegar a la adultez joven. Un 34% dice haber asistido consistentemente dos veces al mes o más hasta los 22 años. Los que permanecieron vieron la iglesia como una parte vital de su vida. Al preguntarles por qué permanecieron en la iglesia:

- El 56% dijo que la iglesia era fundamental en su relación con Dios.
- El 54% dijo que quería que la iglesia los guiara en sus decisiones diarias.
- El 43% dijo que quería seguir el ejemplo de un padre u otro familiar.
- El 39% dijo que las actividades de la iglesia eran una gran parte de su vida.
- El 39% sintió que la iglesia los ayudaba a ser mejores personas.
- El 37% estaba comprometido con el propósito y el trabajo de la iglesia.
Entre todos los adultos jóvenes que asistieron regularmente al menos un año durante su adolescencia, casi la mitad (45%) asiste actualmente al menos dos veces al mes, incluyendo más de una cuarta parte (27%) que asiste una vez por semana o más. Otro 8% asiste una vez al mes, mientras que el 25% asiste solo algunas veces al año. Un 22% de quienes asistieron regularmente al menos un año en su adolescencia ahora no asisten en absoluto.
Entre quienes se alejaron por al menos un año, el 31% actualmente asiste dos veces al mes o más. “En cierto sentido, es alentador saber que algunos regresan”, dijo Trueblood. “Pero al mismo tiempo, debemos reconocer que cuando alguien se aleja en esos años, hay un 69% de probabilidad de que no regrese”.

¿Qué hacer al respecto?
Trueblood sugirió que las iglesias deberían comenzar por reducir la cantidad de quienes se alejan en primer lugar: “Podemos comenzar a tomar medidas con quienes están ahora en el ministerio estudiantil para mantenerlos conectados desde el inicio de estos años”. También afirmó que las iglesias deberían enfocarse estratégicamente en las personas durante los años tradicionales de universidad: “En muchos lugares, este es un campo ministerial olvidado y con pocos recursos. Se pone el foco en los niños, en los estudiantes, y luego no se retoma hasta que alguien forma una ‘familia joven’. Eso debe cambiar”.
Entre quienes asistieron a una iglesia protestante en su adolescencia, 7 de cada 10 dicen identificarse como protestantes ahora. Otro 10% se identifica como católico. Pocos se dicen agnósticos (4%) o ateos (3%). “Aunque algunos adultos jóvenes que dejan la iglesia están rechazando la fe de su infancia, la mayoría está eligiendo mantener muchas de sus creencias, pero con una dosis menor de iglesia”, concluyó McConnell.
Este artículo fue traducido y ajustado por David Riaño. El original fue publicado por Aaron Earls en Lifeway Research.
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