La paloma es un símbolo que mundialmente se asocia con la paz. Grandes instituciones, como la Organización de las Naciones Unidas y Amnistía Internacional, lo utilizan frecuentemente en campañas de derechos humanos para transmitir mensajes de reconciliación global.
A pesar de que su uso es tan común en el mundo moderno, sus raíces se remontan a otras tradiciones antiguas, entre ellas, la fe cristiana. Por siglos, nuestros hermanos usaron la paloma como representación de paz, pureza y conexión con Dios. ¿Cómo es que este símbolo llegó a consolidarse y difundirse en la tradición cristiana?
La paloma en el judaísmo
El Tanaj —lo que nosotros consideramos como el Antiguo Testamento— fue la inspiración para que el pueblo judío incluyera la paloma en su imaginario cultural.
Quizás la referencia más importante de todo el Antiguo Testamento está en Génesis 8, cuando Dios decide poner fin al diluvio. En medio del terrible juicio divino contra el pecado de la humanidad, Él se acuerda de Noé, cierra las compuertas del abismo y envía un viento que se lleva las aguas de la tierra (Gn 8:1). Para verificar que estas habían disminuido, Noé saca una paloma del arca: “Hacia el atardecer la paloma regresó a él, trayendo en su pico una hoja de olivo recién arrancada. Entonces Noé comprendió que las aguas habían disminuido sobre la tierra”, Gn 8:11 (NBLA). Así, esta ave simboliza la reconciliación, pues Dios había detenido Su juicio contra la humanidad. Por eso es común que la paloma de la paz tenga una rama de olivo en su boca.
A este carácter de paz se suma la humildad. En el sistema levítico, los sacrificios de palomas eran una opción permitida para las personas pobres que no podían ofrecer animales más costosos —como toros o corderos—, en sacrificios de expiación, holocaustos y ofrendas por el pecado. Un ejemplo notable de esto es el ofrecimiento de María y José tras el nacimiento de Jesús:
Al cumplirse los días para la purificación de ellos, según la ley de Moisés, lo trajeron a Jerusalén para presentar al Niño al Señor, (como está escrito en la Ley del Señor: “Todo varón que abra la matriz será llamado santo para el Señor”), y para ofrecer un sacrificio conforme a lo que fue dicho en la Ley del Señor: “Un par de tórtolas o dos pichones”, Lc 22:22-24 (NBLA).
Más adelante, el rey David habla de la paloma como símbolo de libertad: “Y dije: ‘¡Quién me diera alas como de paloma! Volaría y hallaría reposo’”, Sal 55:6 (NBLA). El contexto de este canto es de persecución, probablemente David lo compuso cuando su vida corría peligro por uno de sus muchos enemigos. La paloma, entonces, representa el reposo que da el poder tener alas para escapar del peligro. También el profeta Isaías, al hablar de la futura Jerusalén gloriosa, dice que las naciones vendrán a refugiarse en ella, y usa nuevamente esta imagen: “¿Quiénes son estos que vuelan como nubes, y como palomas a sus palomares?”, Is 60:8 (NBLA).
Finalmente, a la paloma también se le asociaba con la pureza y la inocencia. En el libro de Cantares, el esposo alaba a su mujer constantemente por su belleza y por estar apartada solo para él, por lo cual asemeja sus ojos con palomas: “¡Cuán hermosa eres, amada mía, cuán hermosa eres! Tus ojos son como palomas”, Cnt 1:15 (NBLA).
La paloma en la iglesia primitiva
Pero la paloma llegó a convertirse en un símbolo propiamente cristiano por las narraciones y enseñanzas del Nuevo Testamento.
La representación de paz e inocencia que se había construido en el imaginario judío fue transmitida por Jesús cuando les dijo a Sus discípulos: “Miren, Yo los envío como ovejas en medio de lobos; por tanto, sean astutos como las serpientes e inocentes como las palomas”, Mt 10:16 (NBLA). Esa inocencia luego sería enfatizada en las enseñanzas de los padres de la iglesia.
Por ejemplo, en su Homilía 33 sobre Mateo, Juan Crisóstomo exhorta a los cristianos a responder con la sencillez de una paloma al enfrentar a los enemigos, teniendo cuidado de no ser como lobos. También Agustín, en su Exposición de los Salmos, se refirió al Salmo 55 (NBLA) y dijo cómo debían ser los cristianos: “La paloma trata volando de huir de los peligros, pero no pierde el amor. La paloma, de hecho, se toma como símbolo del amor, y su arrullo resulta agradable”.
Sin embargo, la referencia más importante a la paloma en el Nuevo Testamento es la del bautismo de Jesús, que se menciona en los cuatro Evangelios. El Espíritu Santo desciende en forma de paloma y se posa sobre Jesús, señalando así que era el ungido, y la voz del Padre dice “Tú eres Mi Hijo amado, en Ti me he complacido”, Mr 1:11, Lc 3:22 (NBLA). Esto cumple la profecía de Isaías:
Y reposará sobre Él el Espíritu del Señor,
Espíritu de sabiduría y de inteligencia,
Espíritu de consejo y de poder,
Espíritu de conocimiento y de temor del Señor, Is 11:2 (NBLA).
Debido a esta mención, muchos también se imaginaban al Espíritu Santo en forma de paloma en la escena de Génesis 1:2 (NBLA): “el Espíritu de Dios se movía sobre la superficie de las aguas”. Desde entonces, la paloma comenzó a asociarse con la presencia de Dios entre los hombres.
De hecho, esta conexión del Espíritu Santo con la paloma se volvió predominante en el arte cristiano de los siguientes siglos. No solo vemos esta imagen en representaciones del bautismo de Jesús, sino también en otras escenas bíblicas en las que originalmente no había una paloma. Ejemplo de ello son los mosaicos de la Basílica de Santa María la Mayor, realizados en el siglo V, en donde hay escenas de la anunciación y del sueño de José en las cuales la paloma representa al Espíritu Santo como guía divina.
Finalmente, es importante decir que la concepción pagana de las palomas ayudó a que se consolidaran como un símbolo del Espíritu Santo. En la antigüedad, era muy común que los dioses estuvieran rodeados de palomas, pues la capacidad de estos animales para volar hacia el cielo los convertía en un símbolo natural de lo divino. En la mente de quienes vivían en ese tiempo, las aves eran criaturas que podían atravesar la frontera entre la tierra y el cielo, entre los reinos humano y divino.
Un profundo significado teológico
Entonces, cuando veamos el símbolo de la paloma, podemos recordar que su significado no es una simple asociación cultural abstracta con valores positivos. Detrás de esa imagen hay un profundo significado teológico de paz entre Dios y la humanidad pecadora, de libertad e inocencia bíblicas, y, sobre todo, de la presencia divina entre los hombres a través del Espíritu Santo.
Si bien este símbolo ya hace parte del imaginario cultural y es común verlo en diversos contextos, como cristianos podemos meditar en un origen más profundo, que nos remonta a las mismas verdades fundamentales de nuestra salvación.
Referencias y bibliografía
Símbolos cristianos | Simboloteca
¿Por qué se usa una paloma como símbolo del Espíritu Santo? | Compelling Truth
¿Por qué el Espíritu Santo se representa con una paloma? | Aleteia
El simbolismo de la paloma en la teología cristiana | Christian Pure
Homily 33 on Matthew por Juan Crisóstomo | New Advent
Exposition on Psalm 55 por Agustín de Hipona | New Advent
Basílica de Santa María Mayor | En Roma
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