La primera vez que oí hablar a Matthew ‘Matt’ Pinson, soltó repetidamente un término que rondó por mi mente durante varios días: “arminiano reformado”. Tal frase parece un oxímoron similar a ‘hielo caliente’ o ‘conservador de izquierda’. Como historiador eclesiástico, estaba seguro de que se refería a alguien que afirma las enseñanzas de Jacobo Arminio, una figura que surgió de la Reforma protestante, cuya teología se aparta en numerosos puntos clave de gran parte de la teología arminiana popular hoy en día. ¿Estaba en lo cierto? Tenía que saber más, y la entrevista que sigue es fruto de mi indagación.
Pinson, presidente del Welch College de Nashville (una escuela de los Free Will Baptist —bautistas del libre albedrío en español—), es licenciado del Yale Divinity School —una escuela de postgrados de la Universidad de Yale— y tiene un doctorado de la Universidad de Vanderbilt. Es autor o editor de numerosos libros, entre ellos Perspectives on Christian Worship (B&H Academic), Four Views on Eternal Security (Zondervan) —publicado en español por Editorial Clie como La seguridad de la salvación— y, más recientemente, Arminian and Baptist: Explorations in a Theological Tradition (Randall House).
Discutimos cómo se puede afirmar ser reformado y arminiano, contrastamos la doctrina arminiana contemporánea con la de Arminio, y mucho más.
¿Qué significa “arminiano reformado”?
Un número creciente de arminianos está abrazando una variedad no wesleyana de arminianismo, que se está conociendo como “arminianismo reformado”. La corriente principal de este movimiento en Estados Unidos se encuentra en la denominación Free Will Baptist, cuyos orígenes se remontan al movimiento bautista general inglés del siglo XVII. Entre los primeros defensores de este enfoque se encuentran figuras inglesas como Thomas Helwys y Thomas Grantham. Entre los del siglo XX se incluye a los eruditos bautistas del libre albedrío Leroy Forlines y Robert Picirilli, que se veían a sí mismos como representantes de un tipo de arminianismo más parecido a la teología de Arminio que a la mayoría del arminianismo moderno. Forlines y Picirilli también han encontrado mucho en común con eruditos de fuera de la tradición bautista general y del libre albedrío, como Thomas Oden.
Un número creciente de evangélicos encaja en un perfil único en la conversación calvinista-arminiana: consideran que las Escrituras no apoyan la visión calvinista tradicional de la predestinación, la gracia y la libertad humana. Sin embargo, no están de acuerdo con el rechazo de la mayoría de los arminianos a las doctrinas reformadas de la depravación total, la expiación penal sustitutiva, la imputación de la justicia de Cristo en la justificación y la santificación progresiva (en contraposición a la entera). Para estas personas, y para toda la conversación calvinista-arminiana, esta corriente de pensamiento arminiano reformado ofrece posibilidades fructíferas.
(Ver: ¿Cómo nació y cuáles son los postulados del arminianismo?)
¿Crees que la mayoría de los evangélicos reformados desconocen los escritos de Arminio? ¿Cómo podría cambiar nuestra visión del arminianismo si conociéramos mejor sus obras?
Creo que la mayoría de los evangélicos calvinistas no conocen en absoluto los escritos de Arminio, al igual que la mayoría de los evangélicos arminianos no conocen los escritos de Calvino. Es una lástima, y no siempre fue así. Parece que hay mucho más aislamiento hoy en día en la comunidad evangélica y mucho menos ‘ir más allá de la propia tribu soteriológica’ para entender realmente a los demás. Es extraño que pueda tener tanto en común con algunos calvinistas en lo que respecta a la persona, la obra y el evangelio de Cristo, la justificación, la santificación, la cosmovisión cristiana, la apologética y la epistemología, el compromiso cultural, la escatología, etc. (incluso las opiniones sobre el bautismo y los dones carismáticos). Pero a menudo se hace caso omiso de todos esos puntos en común debido a un hecho: no ser calvinista; no creer en la elección incondicional.
Pero no sólo los calvinistas pueden ser así. Los arminianos pueden ser igual de insulares. Es curioso que los arminianos (o los calvinistas) puedan trabajar juntos con compañeros arminianos (o calvinistas) que difieren con ellos sobre si los niños deben ser bautizados, el momento del regreso de Cristo, y los dones carismáticos, y sin embargo, el calvinismo y el arminianismo se ha convertido en una prueba de fuego para la comunión evangélica en esos mismos círculos. Esta situación es precisamente lo que impide que la gente entienda y lea a autores del otro lado, lo cual no es saludable.
Creo que si los calvinistas leyeran al propio Arminio, verían a alguien cuyo latido por el evangelio era muy parecido al de los calvinistas más antiguos que leen y citan. Encontrarían a alguien cuya espiritualidad y creencias doctrinales (sobre lo que significa ser un pecador totalmente depravado sin ayuda fuera de la gracia divina, lo que significa ser justificado por la imputación de la justicia de Cristo sólo por la fe, en qué consiste la obra expiatoria penal sustitutiva de Cristo, cómo un creyente crece en gracia y es santificado, legalismo vs. antinomianismo, etc.) son más parecidas a las suyas de lo que habían imaginado. Como dijo Timothy George de mi reciente libro, Arminian and Baptist, en el arminianismo reformado los calvinistas encuentran “un conjunto de primos hermanos que nunca supieron que tenían”. Esto es lo que creo que la mayoría de los calvinistas descubrirán sobre Arminio si lo leen, aunque desearán que fuera más calvinista en cuanto a la predestinación y temas relacionados.
(Ver: ¿Cómo nació y en qué cree la iglesia bautista?)
Su universidad está asociada con los bautistas del libre albedrío. ¿Cuáles son sus marcas distintivas?
Históricamente, además de los énfasis mencionados, los bautistas del libre albedrío han tenido ligeras diferencias con la mayoría de los demás bautistas en cuanto a la doctrina de la iglesia. Estas incluyen, por ejemplo, una mayor interdependencia entre las congregaciones locales en conferencias o asociaciones, compartir la Cena del Señor con creyentes evangélicos que no han sido bautizados (aunque sí requerimos la inmersión para la membresía), y más ritos litúrgicos como ungir a los enfermos con aceite, lavar los pies de los santos, e imponer las manos sobre los creyentes recién bautizados (más históricamente que ahora). Pero a mis amigos calvinistas siempre les explico que estos ritos no son tan extraños como podrían parecer a primera vista a quienes no están familiarizados con ellos. De hecho, se encuentran en los libros de culto de la mayoría de las denominaciones, ya sean protestantes, católicas u ortodoxas orientales.
¿Cuáles son las principales diferencias entre la teología arminiana wesleyana y la teología arminiana reformada?
La soteriología arminiana reformada diverge de los modelos wesleyano y de santidad del arminianismo al adoptar las categorías más reformadas de Arminio. A diferencia de la teología wesleyano-arminiana tal y como se desarrolló en el movimiento de santidad, el arminianismo reformado mantiene la noción reformada tradicional del pecado original y la depravación radical que sólo la gracia de Dios, a través de la convicción y el poder del Espíritu Santo, puede contrarrestar. Propone una completa visión, también reformada, de expiación basada en la satisfacción penal. Esto implica que la obediencia activa y pasiva de Cristo se imputa al creyente en la justificación.
Los arminianos reformados difieren en gran medida del perfeccionismo, la entera santificación y la orientación hacia la experiencia de crisis de gran parte del arminianismo. También creen que los cristianos perseveran en la salvación sólo por la fe. Aunque los creyentes pueden apostatar de la salvación obtenida de una vez por todas en Cristo y perderse irremediablemente, esta apostasía sólo se produce a través de la defección de la fe. Esto tiene ramificaciones prácticas para la seguridad de la salvación: la interpretación del arminianismo reformado de la apostasía se aparta de la noción wesleyana de que los individuos pueden caer repetidamente de la gracia al cometer pecados individuales y que pueden ser restaurados repetidamente a un estado de gracia mediante la penitencia.
Creo que el arminianismo reformado puede revitalizar el actual diálogo arminiano-calvinista (o la falta de él). Es una apropiación más orientada a la gracia de la enseñanza reformada sobre la naturaleza de la expiación, la justificación, la santificación y la espiritualidad, combinada con su postura arminiana sobre la predestinación y la libertad (antes y después de la conversión) para resistirse a la gracia salvífica divina. Proporciona un medio arminiano único enraizado en la teología del propio Arminio.
¿Cree que gran parte del arminianismo evangélico popular refleja más las creencias de Wesley o del movimiento de Santidad que las de Arminio?
Sí. Lamentablemente, la mayor parte del arminianismo popular es semipelagiano, más cercano a Finney que a Wesley. Aunque Wesley está más lejos de la teología reformada de lo que estaríamos nosotros, no estaba tan lejos como Finney y gran parte del movimiento de santidad tal como se desarrolló en el siglo XIX y principios del XX. Wesley rechazaba una expiación penal sustitutiva completa y la imputación de la justicia de Cristo al creyente. Enseñaba que los cristianos podían perder su salvación una y otra vez por impenitencia. Su visión de la santificación y la espiritualidad tenía mucho más que ver con las experiencias de crisis y la perfección; en mi opinión, viró hacia el legalismo en su reacción al antinomianismo. Aun así, se parecía más a los reformadores que el Finney posterior y reaccionó contra el pelagianismo en aspectos importantes, especialmente en su visión del pecado original. El hecho de que a tantos calvinistas les guste cantar los himnos evangélicos de Charles Wesley, que John amaba, imprimía, elogiaba y cantaba, demuestra a qué se refirió él cuando dijo que estaba “a un pelo” del calvinismo.
A veces distingo tan claramente los elementos más reformados de mi arminianismo y del de Wesley, que algunos piensan que él no me gusta. ¡Pero lo amo tanto como a Calvino! Estoy pensando en comprar dos grandes láminas enmarcadas de los dos y colgarlas, una al lado de la otra, en mi oficina. Charles Spurgeon dijo una vez que, a pesar de los errores teológicos de Wesley, habrá tiempo para que culpemos a John y Charles Wesley, no cuando descubramos sus errores, sino cuando hayamos curado los nuestros. Cuando tengamos más piedad que ellos, más fuego, más gracia, más amor ardiente, más generosidad intensa, entonces, y solo hasta entonces, podremos empezar a encontrar faltas y a criticar… Por mi parte, soy como uno que puede ver las manchas en el sol, pero sabe que sigue siendo el sol, y sólo llora por su pequeña vela al lado de tal luminaria.
(Ver: ¿Qué fue el Gran Despertar y cuáles fueron sus consecuencias?
Usted lee a muchos escritores y teólogos contemporáneos e históricos de la tradición calvinista reformada. ¿Por qué le gustan tanto?
Me encanta leer a calvinistas históricos como Calvino, Owen, Bunyan, Edwards, Hodge, Spurgeon y Kuyper así como me encanta leer a calvinistas modernos como J. I. Packer, Carl F. H. Henry, Timothy George, Russell Moore, Michael Haykin, Mark Dever, Harry Reeder, David Dockery, Ligon Duncan, Al Mohler, Ronald Nash, Carl Trueman, Nathan Finn, Vern Poythress (actualmente me encanta su libro The Lordship of Christ —El Señorío de Cristo en español—), Phillip Jensen... ¿en dónde me detengo? Es porque valoran la rica herencia de la ortodoxia protestante histórica, tienen una visión reformada de lo que significa ser justificado y santificado, ensalzan una rica espiritualidad evangélica, creen que los medios ordinarios de gracia siguen siendo suficientes en el ministerio de la iglesia, practican y enseñan una epistemología/apologética reformada, creen en la importancia de una cosmovisión cristiana bien articulada y de involucrar a la cultura con esa cosmovisión, y están comprometidos con la Gran Comisión.
¿A qué pastores y teólogos arminianos deberían leer los pastores reformados? ¿Cómo pueden los cristianos reformados evitar construir caricaturas injustas de la teología arminiana y de nuestros hermanos y hermanas en Cristo que la defienden?
Podría nombrar a muchos pastores y teólogos arminianos sólidos que los pastores reformados deberían leer, pero permítanme mencionar a mis favoritos: Leroy Forlines, Robert Picirilli y Stephen Ashby (arminianos reformados). Pero no quiero dejar de mencionar a mis autores wesleyanos vivos favoritos: Ajith Fernando, Thomas Oden, Robert Coleman y Timothy Tennent. Todos estos hombres tendrían en común con los autores calvinistas enumerados anteriormente las características mencionadas. Creo que leer a autores como éstos, así como a autores arminianos históricos hasta el propio Arminio, es la mejor manera de que los calvinistas eviten caricaturas injustas del arminianismo.
Este artículo fue traducido y ajustado por el equipo de redacción de BITE. El original fue publicado por Jeff Robinson en The Gospel Coalition.