Desde los tiempos de la iglesia primitiva, el cuerpo de Cristo se ha caracterizado por ser una comunidad. El perdón, la reconciliación, la hospitalidad y la generosidad se han visto reflejadas a través de la vida en comunión presencial. Sin embargo, en nuestro tiempo, como de seguro ha sucedido en otras eras, la iglesia está viviendo una experiencia atípica en su vida congregacional.
La ausencia del contacto físico ante las recomendaciones impartidas por los gobiernos y autoridades sanitarias para evitar la propagación del COVID-19 ha limitado a la iglesia en sus reuniones presenciales. ¿Cómo están las congregaciones manteniendo la comunión a pesar de las restricciones? ¿Ha afectado la falta de comunión presencial la vida de los creyentes? Trataremos de contestar a estas y otras preguntas a través de la experiencia de algunos pastores y líderes cristianos en América Latina y Estados Unidos.
Comunión necesaria para la vida de la iglesia
Para Jonathan García, pastor de la Iglesia Casa de Oración en Guadalajara, México, la comunión es indispensable para la vida de la iglesia. “La comunión es uno de los cuatro pilares inamovibles (cf. Hechos 2.22), por lo que, si la pandemia se sigue prolongando, deberíamos seguir explorando las formas de acercamiento estratégicas”. Los medios digitales nunca fueron diseñados para suplir lo presencial, por lo cual él cree que será necesario hacerle seguimiento a los grupos de proximidad. “Aunque no podamos estar tan cerca físicamente, podemos estarlo en el mismo sentir. Lo que hace a la iglesia, iglesia, es su unidad. Aunque no estemos juntos, podemos procurar la unanimidad”.
Este pastor mexicano expresa que la comunión con las limitaciones de la pandemia supone un gran desafío: “No tener el contacto con la mayoría de la congregación implica un mayor esfuerzo y concentración. No ver a todos de una misma vez requiere toda una nueva logística. No obstante, toda crisis es una oportunidad para escudriñar como sí puede lograrse la comunión en medio de cualquier situación o adversidad”.
Por su parte, Jairo Suárez, pastor de la Iglesia Redil del Sur en Sabaneta, Colombia manifiesta que, a pesar de las restricciones, la comunión no se ha ido de su congregación sino que se ha transformado. “No es el plano ideal. Sin embargo, el medio, la presencialidad, no puede convertirse en el fin, la comunión. Tenemos que buscar nuevos medios que persigan de la mejor manera posible el fin de la comunión entre creyentes”.
Desde hace algún tiempo se venía implementado en esta congregación una dinámica sólida de grupos pequeños de conexión. Dice el pastor Suárez que esta estrategia ha facilitado la comunión congregacional. “Además, tenemos un tiempo de oración y Santa Cena una vez al mes a través de Zoom. Los grupos en WhatsApp también han sido una herramienta para mantenernos informados sobre el estado de los miembros”.
En el estado de la Florida, el pastor plantador de la Iglesia Gracia Sobre Gracia, Michel Galeano cree que la comunión es vital para la iglesia, ya que Cristo compró a su pueblo para que este permanezca unido y en compañerismo. “La iglesia es diseñada por Dios para congregarse como lo dice Hebreos 10:23-25. Somos un pueblo llamado a cuidarse, exhortarse y amarse, y esto es posible cuando nos conocemos. El conocerse no es real cuando lo hacemos por medio de la internet. No se trata de una iglesia cibernética, sino de una iglesia que busca al Señor, juntos y unidos durante la semana como el domingo. Unánimes”.
Comunión virtual
Infobae, medio de comunicación de España, informó el pasado mes de junio que la compañía Zoom Video Communications Inc.,propietaria de la plataforma Zoom, había reportado un crecimiento de un 170% en sus ingresos para finales de abril. Esta cifra solo demuestra cómo el uso de las redes sociales y espacios de comunicación virtual aumentó durante la pandemia, donde la iglesia también tiene su lugar.
Jonathan Boyd, pastor y misionero en la Iglesia Impacto Bíblico en Santa Marta, Colombia, dijo que usan Zoom los domingos para tener un momento de oración grupal. “Cada 15 días tenemos un foro a través de Facebook Live donde la congregación puede recibir enseñanza. Hemos animado a los hermanos a llamar a otros hermanos y también hemos empezado un discipulado bíblico”, todo esto a través de la virtualidad.
Alfonso Quevedo, Superintendente Distrital del concilio Asambleas de Dios y además pastor de la Iglesia Ministerio la Gran Comisión de Colombia en Bogotá, expresó que han mantenido la comunión en esta cuarentena a través de un pastoreo más intencional, usando las tecnologías disponibles como Youtube, Facebook y las llamadas grupales de Whatsapp o telefónicas, ya que existen muchas comunidades que no tienen acceso a estas tecnologías.
En la Iglesia Centro Bíblico El Camino de la ciudad de Guatemala, sus pastores han hecho dos esfuerzos particulares y dedicados para fomentar la comunión entre los miembros de la congregación durante la pandemia.
Uno de sus ancianos, el pastor Fabio Rossi, quien también sirve como director de operaciones de Coalición por el Evangelio, los explicó así: “el primero, lo hemos llamado ‘Comunidades en línea’, que son grupos pequeños de estudio bíblico y compañerismo disponibles cada día de la semana. Algunos grupos son generales, es decir, abiertos a cualquiera que desee unirse, mientras que otros grupos tienen un enfoque dedicado a mujeres, jóvenes y familias con hijos pequeños”.
El segundo esfuerzo, es una videollamada a través de Zoom congregacional, que se realiza todos los domingos en la mañana. “La predicación la proyectamos a través de un video pregrabado y, después de publicarlo, programamos un tiempo de compañerismo donde podemos vernos, conversar, y orar juntos unos por otros”. Según Rossi, ambos esfuerzos los han ayudado a mantener una comunicación real y constante entre hermanos, a pesar de las limitantes del distanciamiento social.
El distanciamiento social y los débiles en la fe
La ausencia de la comunión entre hermanos por tanto tiempo ha evidenciado debilitamiento en la fe de algunos. El pastor mexicano Jonathan García cree que la pandemia ha sacado a relucir fisuras espirituales, emocionales o económicas que pueden resultar en una seria falla estructural.
“Ha habido ciertos problemas con algunas personas que no se adaptan al uso de los medios digitales para las enseñanzas y predicaciones, por lo cual podrían correr un peligro al no estar expuestos a la Palabra de Dios. Lo más complicado de todo esto es que es difícil saberlo desde el otro lado de la pantalla, por lo que el seguimiento que hacen varios jefes de zonas se hace crucial. No estamos exentos al desánimo, a la apatía y a un potencial abandono, situación que nos lleva a redoblar los tiempos de oración”.
García le hace un tratamiento personalizado a los creyentes en dificultad, frecuentando a aquellos más vulnerables a través de visitas y llamadas periódicas.
Lo mismo sucede en Sabaneta, Antioquia. El pastor Suárez manifestó que se asignaron llamadas semanales entre los miembros del equipo pastoral para cubrir a todos los miembros, averiguando personalmente su estado espiritual, emocional y material.
“Al inicio de la pandemia las estrategias fueron dirigidas a proveer cuidado y cercanía a través de actividades diarias de devoción familiar por medios como YouTube. Sin embargo, al pasar los días, nos dimos cuenta que se estaba generando un consumismo de actividades ‘religiosas o espirituales’, lo que había llevado a algunos a desplazar la devoción familiar y privada por lo que la iglesia ofrecía. Desde entonces, estamos proveyendo materiales tipo ‘guía’ para que las familias hagan su propio estudio bíblico en casa”, concluyó el pastor.
En la Florida, el pastor Michael Galeano es consciente de que la falta de contacto físico y la comunión que disfrutábamos antes de la pandemia, ha afectado mucho a su congregación, ya que son una iglesia que busca ser discípulos haciendo discípulos. Con respecto al tratamiento que realizan a los hermanos con dificultad, expresó: “hemos buscado maneras de seguir ayudando a nuestra iglesia a crecer. Para ese fin seguimos transmitiendo las predicas en Facebook Live, grabando los mensajes, Zoom y cuidado de aquellos que son nuevos en la fe o tienen una fe inmadura”.
Por su parte, el pastor Boyd en Santa Marta es claro en expresar el daño que ha provocado la falta de comunión en algunos hermanos de su congregación, sobre todo en los que viven solos. “Con los que han tenido dificultades hemos podido como pastores hacer algunas visitas, cumpliendo los protocolos, para así animarlos en la fe”.
El pastor Alfonso Quevedo manifestó que la iglesia que pastorea ha demostrado en medio de esta crisis, ser una congregación madura a pesar de las luchas. Sin embargo, es consciente que la mayor dificultad la viven muchos hermanos de escasos recursos económicos a quienes como concilio han apoyado a través de mercados.
Finalmente, el pastor Fabio Rossi expresó que a pesar de los esfuerzos por sostener la comunión en línea, la necesidad de verse y convivir en persona sigue latente en medio de ellos. Dice que con frecuencia escuchan a los hermanos hablar de cuánto extrañan la comunión y cuánto añoran el día en que puedan estar juntos otra vez.
“Por otro lado, los esfuerzos de sostener la comunión en línea no llegan a impactar o alcanzar a todos los miembros o asistentes regulares de nuestra iglesia. Hemos detectado algunas personas que no se conectan con la iglesia de manera virtual y, a pesar de las invitaciones y exhortaciones, siguen ausentes. Esto representa no solo un reto, sino también una preocupación para los pastores y ancianos de la iglesia”, puntualizó el pastor colombo-guatemalteco.
Sin duda alguna, gran parte de los pastores consultados han testificado algo en común: este tiempo se ha caracterizado por mostrar una iglesia generosa, que demuestra su fe a través del amor los unos por los otros, además del compañerismo y apoyo a pesar de la distancia a través de la oración. Hoy existe una iglesia que ha adoptado masivamente el internet y ha demostrado que como cuerpo de Cristo está bajo el plan soberano de Dios.