Algunos pastores amigos y varios hermanos de mi iglesia me convencieron de ver el documental Hillsong: A Megachurch Exposed, publicado en América Latina por la plataforma HBO Max. Y al terminar de verlo no puedo dejar de pensar en Mateo 7:3-5:
¿Y por qué miras la mota que está en el ojo de tu hermano, y no te das cuenta de la viga que está en tu propio ojo? ¿O cómo puedes decir a tu hermano: “Déjame sacarte la mota del ojo”, cuando la viga está en tu ojo? ¡Hipócrita! Saca primero la viga de tu ojo, y entonces verás con claridad para sacar la mota del ojo de tu hermano.
Siendo pastor por más de 11 años en una iglesia local en Bogotá, Colombia, lidiando con el impacto hiriente que tienen las falsas doctrinas en las personas y llevando a cabo el ministerio en una ciudad profundamente afectada por iglesias que predican el evangelio de la prosperidad, es fácil olvidar que siempre debo ver la viga que hay en el ojo propio.
Definitivamente todo el que vea (espero) el documental Hillsong: A Megachurch Exposed estará de acuerdo en que es monstruoso lo que sucedió y tal vez siga sucediendo en esa hiper-iglesia (aunque una clara conclusión del documental es que eso no es iglesia), pero qué fácil es juzgar sin examinar el corazón. Estoy convencido de que iglesias como Hillsong (o que defienden su estilo) son una alarma para todos nosotros: iglesias, miembros de iglesias y pastores o personas en liderazgo dentro del pueblo de Dios.
Por esa razón, quiero expresar algunas ideas introspectivas que he reflexionado después de ver el documental.
¿Cómo empezó todo?
Antes de comenzar con esas conclusiones solo un poco de contexto: Hillsong, inicialmente llamada Christian Life Centre, comenzó en el año 1977 siendo una pequeña iglesia en la ciudad de Sidney, Australia. Fue fundada por un pastor neozelandés llamado Frank Houston. Más adelante Brian Houston, el hijo de Frank, tomaría el liderazgo de la iglesia para llevarla a ser Hillsong, llamada así en 2001.
Especialmente en los años noventa y comienzos del milenio, la iglesia de Hillsong y su organización empezaron a desarrollar varios frentes, no solamente con la idea de ser “iglesia”. Entonces, la marca Hillsong comenzó a ser reconocida por su grupo musical, sus conferencias y especialmente por sus conciertos. Adicionalmente establecieron congregaciones en muchas ciudades importantes del mundo y hasta fundaron una universidad que llamaron Hillsong College.
Poco a poco, Hillsong empezó a ser reconocida por su peculiar estilo de iglesia, por su música y especialmente por su estilo vanguardista y enfocado en los más jóvenes, hasta convertirse en un movimiento mundial de proporciones gigantescas.
El documental
En el año 2022 fue publicado un documental titulado Hillsong: A megachurch exposed que saca a la luz (entre otras) tres fallas fundamentales en Hillsong y que condujeron a que la organización se viera envuelta en dramas públicos relacionados con escándalos de inmoralidad y hasta en sucesos criminales.
Las fallas de Hillsong son los típicos puntos ciegos en los que cualquier lider o pastor de iglesia puede caer y de los que debe cuidarse: fama, dinero y sexo.
El documental hace un gran esfuerzo narrativo por demostrar que Hillsong es una organización que se hace pasar por iglesia, pero que tiene como objetivo la expansión de su marca, la acumulación de dinero y (claramente) el enriquecimiento.
Entonces, el enfoque obsesivo, disciplinado y centrado en la popularidad, de los líderes de Hillsong los catapultó a la fama mundial. Pero esto no vino solo, ya que como consecuencia, muchos de sus pastores se convirtieron en superestrellas. Uno de los efectos de esto fue que algunos de ellos empezaron aser denunciados en casos de inmoralidad sexual dentro de la organización e incluso otros han sido sindicados de complicidad en casos de pedofilia.
El documental está lleno de testimonios dramáticos, tristes y desgarradores de personas que sufrieron (y que tal vez siguen sufriendo) en carne propia las consecuencias de estas fallas morales.
Cualquier creyente que vea el documental, sin duda, quedará con la sensación de que Hillsong carece de toda marca de lo que es una iglesia auténtica.
Pero antes de continuar, hay que aclarar que este documental tiene un marcado propósito sensacionalista, que aprovecha la oportunidad para hacer quedar mal al cristianismo, y generar “superioridad moral” en el espectador. Sin embargo, lo que sí hace, es exponer situaciones extremadamente graves que, a mi juicio, no pueden pasar desapercibidas.
Entonces, ¿qué lecciones podemos aprender? ¿Cómo podemos aprovechar este documental para nuestro crecimiento, más allá de simplemente satisfacer el morbo? Quiero proponer tres preguntas introspectivas para tratar de darle un uso más sobrio y edificante a este documental:
1. ¿Somos conscientes de que la Palabra de Dios es nuestra máxima autoridad?
Decir que la Palabra de Dios es la máxima autoridad en una iglesia es fácil, lo difícil es que sea verdad. Lo realmente congruente con nuestra profesión de fe es realmente dejar que la Palabra de Dios gobierne toda decisión, sobre todo ministerio, sobre todo proyecto y sobre toda actividad ministerial; no solamente en términos prácticos, sino también en la evaluación de nuestro carácter.
¿Quién puede ser pastor? Las Escrituras lo dicen, y si la persona no cumple con esos requisitos, sencillamente no debería serlo.
¿Quién puede ser considerado un creyente y por lo tanto un miembro de la iglesia? La Palabra de Dios lo dice, y si la persona no cumple con esas características, no debería ser aceptada como miembro de una iglesia local.
¿Cuál es el lugar o el rol de una iglesia local en la sociedad y la vida de cada creyente? La Biblia lo dice y por lo tanto la iglesia no debería procurar sobrepasar lo que está escrito (2 Timoteo 3:14 y 1 Corintios 4:6).
Parece obvio, pero en la práctica no lo es tanto. El momento en el que una iglesia comienza a tomar decisiones lejos de la Palabra de Dios, es muy fácil que asuma posturas y filosofías que no tienen bases bíblicas; en el momento en el que una iglesia comienza a actuar movida por el pragmatismo, más que motivada por lo que dice la Escritura, esa iglesia está comenzando a ir por el camino de Hillsong.
2. ¿Estamos buscando dinero?
Uno de los entrevistados en el documental se llama Barry Bowen, investigador privado de una organización llamada “Trinity Foundation”, que se especializa en investigar fraudes religiosos. Ya de por sí es absolutamente lamentable que una organización como esa exista. Este hombre, sin que sepamos si es creyente o no, cita en el documental el pasaje de Mateo 6:24, “No puedes servir a Dios y a las riquezas”, y dice: “Cuando tu objetivo es servir a Dios y volverte rico al mismo tiempo, puedes crear todo tipo de compromisos morales”.
Sencillamente, el deseo de ser rico y servir a Dios son dos cosas completamente diferentes y mutuamente excluyentes. No sólo los pastores, sino en general todo hijo de Dios, debería entender que poseer dinero en exceso no es un objetivo cristiano. Ser millonario, como el objetivo de la vida, no es un anhelo que Dios pone en nuestro corazón para Su gloria, ese anhelo siempre viene de nuestra naturaleza pecaminosa. Por supuesto, esto no significa que tener dinero sea malo en sí mismo, o que el dinero sea algo corrompido en sí mismo. Dios puede bendecir a sus hijos a través de la producción de riqueza por medio de su trabajo y sus habilidades. Pero el deseo de tener mucho más allá de lo que requerimos para cubrir nuestras necesidades y servir a otros puede llegar a tener una motivación pecaminosa.
Es importante examinarnos a través de esa verdad, porque si nuestra motivación de vida es simplemente convertirnos en personas millonarias, en realidad no somos tan diferentes a Hillsong, la única diferencia es que ellos sí lo lograron. Si algún creyente ve Hillsong: A Megachurch Exposed debería terminar rogando al Señor que guarde su corazón del amor a la riqueza.
3. ¿Tenemos un sistema de gobierno saludable en la iglesia?
Un sistema de gobierno eclasial saludable es una estructura organizacional en la iglesia que respeta la autoridad que Dios ha dado a cada oficio dentro de Su pueblo. En otras palabras, es un sistema de gobierno en el que los pastores no pueden hacer lo que se les ocurra.
Así como Dios ha otorgado diferentes clases de autoridad en la sociedad y en la familia, igualmente Dios ha otorgado diferentes clases de autoridad dentro de la iglesia. Los pastores tienen la autoridad de enseñar la Palabra, de guiar a la iglesia hacia lo que es la voluntad de Dios expresada en la Escritura y a capacitar a la congregación para que cumpla con sus responsabilidades (Efesios 4:11-12, Hebreos 13:7,17, 1 Pedro 5:1-4). Esa es la autoridad dada por Dios a los pastores. Pero eso no significa que son los únicos que tienen autoridad. En realidad Jesús dio las llaves del reino a toda la iglesia en Mateo 16:19 (compare con Mateo 18:18, 28:19, 1 Corintios 5) y por lo tanto la autoridad única no le corresponde a los pastores.
Por supuesto, hay diferentes posturas de cómo interpretar estos pasajes, pero en lo que todas esas posturas coinciden es que los pastores no tienen autoridad absoluta en la iglesia, los miembros pueden, y de hecho deben, evaluar a sus pastores y llamarlos a cuentas cuando no ejerzan su autoridad correctamente. Esa es una característica fundamental de una iglesia bíblica: la disciplina eclesial.
Así que al ver este documental, tanto miembros de las congregaciones, como pastores, deberíamos reflexionar si la iglesia en la que el Señor nos ha permitido adorar y servir es una iglesia que está confiriendo autoridad suprema a un hombre, o a un grupo de hombres, ha perdido de vista que la autoridad suprema la tiene la Escritura y que cada oficio dentro de la iglesia (miembros, pastores y diáconos), tienen una autoridad limitada, específica y determinada. En el momento en el que alguien dentro de la iglesia, ya sea una persona o un oficio, obtiene autoridad suprema, esa iglesia puede entrar en un proceso de declive espiritual y moral.
Entre muchas otras reflexiones en las que seguramente podríamos seguir meditando, solo puedo pensar en terminar con la que considero la mejor intervención de alguien entrevistado en el documental. Ben Kirby, el autor del libro PreachersnSneakers (“Predicadores y sus zapatillas”, que por cierto tiene una historia sumamente interesante y jocosa), termina el documental con la meditación más lógica, obvia y al mismo tiempo profunda de todo el material. Simplemente reflexiona en la realidad:
Si Dios es real, si Jesús es real, si alguien está convencido por la Palabra de Dios de que el infierno es real, que el juicio es real y que el evangelio es verdad… y aparte de todo eso le dice a todos que esas verdades son lo más importante de la existencia… ¿cómo puede tratar todo eso como un juego? Parece ridículo.
No es más que un completo absurdo, una contradicción de lo más increíble posible. No vayamos por ese camino, no seamos incoherentes.
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