Escucha este artículo en formato podcast:
Antes del siglo XVII, la cosmovisión teológica protestante estaba en su gran mayoría basada en credos y confesiones sustentadas en la autoridad de la Biblia y en la tradición que se remontaba a la iglesia primitiva. Pero un nuevo movimiento teológico surgió. Estos nuevos teólogos rechazaban las fuentes externas de conocimiento y las empezaron a sustituir por la autonomía subjetiva de la razón y de la experiencia humana.
Gran parte del entusiasmo que generó este nuevo movimiento partía de la base de que las teologías tradicionales estaban pasadas de moda y que el cristianismo debería adaptarse a los desarrollos de la cultura moderna si quería sobrevivir. Este nuevo movimiento fue una influencia importante especialmente dentro del protestantismo desde mediados del siglo XVII hasta la década de 1920.
Bienvenidos a este resumen de la historia del movimiento conocido como teología liberal.
Inicios de la teología liberal
Aunque existieron algunos antecedentes del pensamiento teológico liberal, este se hizo evidente a partir del Renacimiento, cuando se desarrolló cierta curiosidad por encontrar la esencia del hombre y se despertó un mayor estudio del espíritu humano.
Pero el liberalismo teológico moderno en realidad comenzó con el filósofo y matemático René Descartes (1596-1650). Esta primera fase, llamada Racionalismo o Ilustración, duró aproximadamente hasta mediados del siglo XVIII. Al designar el “yo pensante” como la sustancia primaria a partir de la cual debía deducirse la existencia de otras realidades, Descartes inició un modo de pensar que se mantuvo vigente durante el siglo XIX y sentó las bases para los presupuestos de la conciencia moderna.
Las muchas personas que influyeron en el pensamiento religioso en este período incluyeron a los filósofos Baruch Spinoza (1632-1677), Gottfried Leibniz (1646-1716), Gotthold Ephraim Lessing (1729-1781), John Locke (1632-1704), Samuel Clarke (1675-1729), y los filósofos ingleses conocidos como los platónicos de Cambridge y los deístas. Estos últimos afirmaban que, de la gran cantidad de doctrinas y prácticas de las religiones del mundo, la razón humana podía destilar un mínimo de creencias que podrían constituir una religión puramente natural o racional.
Influencia de Kant en la teología liberal
La segunda etapa del liberalismo teológico, el romanticismo, duró desde finales del siglo XVIII hasta finales del XIX. Las revoluciones estadounidense y francesa proporcionaron el símbolo de este espíritu de independencia y lo ejemplificaron en la acción política.
Jean-Jacques Rousseau (1712-1778) e Immanuel Kant (1724-1804), con sus innovaciones en el campo de la filosofía, fueron los arquitectos del liberalismo romántico. Kant separó la razón de la fe, sin importar si sus antecedentes estaban en las tradiciones protestantes o católicas. Sólo lo que podía ser demostrado por la razón o aprendido mediante el método científico debería ser calificado como conocimiento. De este modo Kant, no solo quería asegurar el avance de la ciencia, sino que también abrió una brecha entre la religión, que se debía ocupar de las cuestiones de fe, y la experimentación científica, que establecería las cuestiones de hecho.
Kant tomó el cristianismo, una religión bíblica redentora revelada, y lo convirtió en un moralismo deísta. Negó la literalidad de la caída del hombre y la propuso como una idealización moralista de cómo todas las personas corrompen sus disposiciones morales. Para Kant, la gente no heredaba el pecado original. Para él “nacer de nuevo” no era la obra regeneradora del Espíritu Santo, sino un acto de la voluntad humana para reorientar la disposición hacia el deber moral. Kant también propuso que la divinidad de Jesús consistía en que él era el arquetipo de la buena voluntad moral, no el Hijo ontológico de Dios. La obra de Jesús entonces no era una expiación sustitutiva. El pecado, o lo que él llamó “mal radical”, era tan personal que no podía ser expiado por otra persona, sino que debería ser expiado únicamente por el yo autónomo.
Para justificar sus divergencias con el cristianismo ortodoxo, Kant dijo que siempre que la Biblia difiere de nuestra razón, debemos ajustar el texto a principios racionales. También formuló la distinción moderna entre el pastor y el erudito. Si bien el clero está moralmente obligado a defender las confesiones históricas de sus respectivas iglesias, los eruditos serían libres de criticar y publicar sus hallazgos basados en criterios modernos. Esta distinción estableció el precedente para un doble estándar de verdad entre lo que la iglesia enseñaba basado en la revelación bíblica y la teología emergente basada en criterios racionales.
La teología centrada el hombre
En el campo de la teología se destacó el alemán Friedrich Schleiermacher (1768-1834), llamado “El padre de la teología liberal". Para Schleiermacher, la teología se convirtió en una disciplina histórica en la que cada época debería enmarcar las creencias de nuevo de acuerdo con la idea de que el cristianismo no era un sistema absoluto de creencias, sino una forma de vida en continuo desarrollo. Entonces, la fe cristiana no se trataba de hablar sobre el Dios de la Biblia, sino más bien de la experiencia del hombre con Él.
Para Schleiermacher la iglesia debía ser la mediadora entre la conciencia de Dios en las generaciones posteriores. La formación ministerial, para él, se trataba principalmente de estudios académicos críticos utilizando nuevos métodos hermenéuticos que debían reemplazar al método histórico-gramatical. En lugar de enmarcar el ministerio como un llamado espiritual piadoso, Schleiermacher propuso el ministerio como una “profesión” que debía preparar a los ministros para ser líderes de sus comunidades.
El alemán Albrecht Ritschl (1822-1889) dominó la teología protestante liberal después de Schleiermacher, y otros dos teólogos alemanes, Wilhelm Herrmann (1846-1922) y Adolf von Harnack (1851-1930), fueron los seguidores más destacados de Ritschl.
Una de las armas que los teólogos liberales de este tiempo empezaron a usar para, según ellos, modernizar al cristianismo, fue un grupo de nuevos métodos de interpretación bíblica. Al aplicar herramientas hermenéuticas modernas, los eventos redentores únicos que narra la Biblia fueron reinterpretados como mitos que eran producto de la experiencia religiosa de las comunidades en el momento en que fueron escritos. Los métodos críticos fueron más allá al utilizar la razón secular para cuestionar la autoría, las fechas de composición y los significados e interpretaciones tradicionales de la Escritura.
Los milagros y los sucesos sobrenaturales que se narran en las Escrituras fueron cuestionados, y se impulsó una iniciativa de ‘desmitologización’ mediante la cual se negaron todos los milagros registrados en la Biblia. Esta reinterpretación llegó a negar la misma resurrección de Jesús ya que, según los teólogos liberales, Jesús resucitó en los corazones de los discípulos, pero no resucitó corporal ni históricamente. Como consecuencia, surgió una búsqueda para reconstruir biografías de Jesús que acercaran al lector a una supuesta identidad más realista que el Jesús de los Evangelios.
El Evangelio Social
Estados Unidos no recibió el liberalismo teológico de primera mano, pues la teología ortodoxa dominó el cristianismo colonial, pero el deísmo penetró en la vida religiosa estadounidense desde los tiempos de la independencia en el siglo XVIII.
Sin embargo, a medida que avanzaba el siglo XIX, proliferaron las controversias teológicas entre las denominaciones. Los teólogos del Segundo Gran Despertar promovieron la opinión de que los avivamientos no eran el resultado de la soberanía de Dios, sino que se producían mediante el uso adecuado de medios y estrategias puramente humanas. Mientras tanto, una amplia variedad de sociedades voluntarias de activistas evangélicos floreció para combatir los males sociales que plagaron la cultura estadounidense en expansión.
Más adelante en el siglo, el movimiento del Evangelio Social, bajo el liderazgo de Washington Gladden (1836-1918) y Walter Rauschenbusch (1861-1918), encarnó un nuevo liberalismo evangélico. Exigieron que el cristianismo fuera socializado, defendiendo los derechos de los trabajadores y la necesidad de aplicar el reino de Dios en la cultura. Para ellos, el cristianismo era inherentemente revolucionario. Mientras que anteriormente entre los protestantes la acción social seguía la conversión individual y estaba subordinada a las creencias teológicas, los evangelistas sociales hicieron de la transformación y el mejoramiento de la sociedad su máxima prioridad.
El Modernismo
El tercer período del liberalismo teológico, el Modernismo, que se dio desde mediados del siglo XIX hasta la década de 1920, estuvo marcado por el descubrimiento de la importancia del tiempo histórico y un énfasis en la noción de progreso. Los hechos decisivos que estimularon estos intereses fueron la Revolución Industrial y el naturalismo de Charles Darwin (1809-1882). Surgió un rumbo decidido entre los modernistas para armonizar el pensamiento religioso con el conocimiento moderno y para resolver los problemas planteados por la cultura de su tiempo. El estudio de la doctrina cristiana se transformó en el estudio psicológico de la experiencia de fe y en el estudio sociológico de las instituciones y costumbres religiosas.
Después de la década de 1920, muchas ideas teológicamente liberales fueron desafiadas por la neo-ortodoxia, un movimiento teológico en Europa y Estados Unidos que usó el lenguaje tradicional de la ortodoxia protestante y abogó por un retorno a la fe bíblica centrada en Cristo, aunque aceptó métodos críticos de interpretación y enseñanza bíblica.
En la década de 1930, los defensores del liberalismo teológico habían logrado con éxito el control de los principales seminarios protestantes, las sedes denominacionales y las editoriales. Los conservadores constituían una minoría en la corriente principal de la cultura protestante. Como consecuencia, los conservadores formaron nuevas denominaciones, seminarios y editoriales.
¿Cuál es el problema de la teología liberal?
La teología liberal fue una frustrada intersección entre el escepticismo y la erudición teológica. Como consecuencia, se negó la inspiración y la inerrancia bíblica; se negó que los autores bíblicos como Moisés y los evangelistas fueran los verdaderos escritores de los textos que se les asignan. También dijeron que el Jesús de la Biblia no era el mismo Jesús de la historia, y muchas otras ideas contrarias a la autoridad absoluta de las Escrituras.
La teología liberal se ha reinventado constantemente, no mediante la proliferación de nuevos credos, sino mediante nuevos métodos para mejorar la experiencia humana. Según el liberal, el evangelio no tiene que ver con la vida eterna ni con el perdón de los pecados, sino más bien con la liberación sociopolítica, el progreso de las naciones y el avance humano.
¿Y tú? ¿Qué piensas? ¿Has escuchado la idea de que el cristianismo debe actualizarse para no desaparecer, aunque eso implique negar verdades centrales de la fe? ¿De qué formas crees que la teología liberal amenaza al cristianismo hispano? ¿Cuál crees que es el mayor peligro del liberalismo teológico en la actualidad?
Apoya a nuestra causa
Espero que este artículo te haya sido útil. Antes de que saltes a la próxima página, quería preguntarte si considerarías apoyar la misión de BITE.
Cada vez hay más voces alrededor de nosotros tratando de dirigir nuestros ojos a lo que el mundo considera valioso e importante. Por más de 10 años, en BITE hemos tratado de informar a nuestros lectores sobre la situación de la iglesia en el mundo, y sobre cómo ha lidiado con casos similares a través de la historia. Todo desde una cosmovisión bíblica. Espero que a través de los años hayas podido usar nuestros videos y artículos para tu propio crecimiento y en tu discipulado de otros.
Lo que tal vez no sabías es que BITE siempre ha sido sin fines de lucro y depende de lectores cómo tú. Si te gustaría seguir consultando los recursos de BITE en los años que vienen, ¿considerarías apoyarnos? ¿Cuánto gastas en un café o en un refresco? Con ese tipo de compromiso mensual, nos ayudarás a seguir sirviendo a ti, y a la iglesia del mundo hispanohablante. ¡Gracias por considerarlo!
En Cristo,
Giovanny Gómez Director de BITE |