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La población en China está disminuyendo de manera acelerada. El pasado 17 de enero, la BBC reportó que el gigante asiático tuvo una disminución poblacional de 2.08 millones de personas en 2023, doblando así la caída del año anterior. Actualmente, la tasa de natalidad está en 6.39 por cada 1000 personas.
China siempre ha sido conocida por tener una gran población. Esta casi se duplicó bajo el liderazgo de Mao Zedong, pues pasó de 540 millones en 1949 a 969 millones en 1979. Preocupado por ese gran aumento en un corto período de treinta años, el gobierno adoptó la controvertida política de un solo hijo en 1979.
Pero la población allí nunca dejó de crecer. En 1982, alcanzó los 1000 millones, y siguió creciendo hasta superar los 1400 millones en 2020, siendo siempre la nación más poblada del mundo. Sin embargo, en los dos últimos años ocurrió lo impensable: en 2022 China reportó su primera reducción demográfica en 60 años, y en el 2023 India lo sobrepasó.
Así, China representa la preocupante tendencia global a la reducción en las tasas de natalidad; en otras palabras, en el mundo nacen cada vez menos personas. De acuerdo con la Revisión 2022 de las Perspectivas de Población Mundial de las Naciones Unidas, las tasas de natalidad mundiales no han parado de decaer en los últimos 70 años. Estos son algunos ejemplos de cómo han disminuido entre 1950 y 2021:
- Asia: -86 % en Corea del Sur y -81 % en China.
- Latinoamérica: -72 % en Brasil, -70 % en Colombia y en México.
- Europa: -69 % en Polonia y -65 % en Italia.
¿Qué consecuencias habrá debido a esta disminución poblacional generalizada en el mundo? ¿Qué implicaciones tiene esto para la iglesia de Cristo?
El nivel espiritual: una tierra menos llena de la gloria de Dios
El gobierno chino se dio cuenta de la gran reducción en la tasa de natalidad que se ha presentado en las últimas décadas e intentó intervenir. Por eso, en 2016, puso fin a su política de un solo hijo, permitiendo a las parejas tener dos. Luego, en 2021, el gobierno amplió el número a tres por familia, en un esfuerzo por contrarrestar el envejecimiento demográfico y estimular más los nacimientos.
Además de ajustar sus políticas de planificación, China ha implementado varias medidas relacionadas con el envejecimiento, como mejorar la atención médica para los ancianos, incentivar su participación en la sociedad y la economía, reforzar los sistemas de seguridad social y pensiones, y promover el desarrollo de la industria de servicios para la tercera edad. También se han implementado beneficios económicos para las familias que tienen hijos, se ha ampliado el acceso a servicios de cuidado infantil, y se han mejorado las licencias de maternidad y paternidad.
Sin embargo, estas y otras medidas tomadas por el gobierno han tenido poco impacto. La política de planificación que se había establecido el siglo pasado transformó la manera en la que todo el país ve la idea de tener hijos y la composición familiar en general. Algunos investigadores chinos han explicado esta transformación cultural de la siguiente manera:
…las normas tradicionales de fertilidad son inerciales y persistentes, lo que resultó en una pequeña disminución de la fertilidad cuando se decretó por primera vez la Política de Un Solo Hijo (OCP). Posteriormente, con la OCP y el desarrollo económico y social adicional, los comportamientos y actitudes hacia la fertilidad comenzaron a cambiar gradualmente. Las normas sociales han pasado de “más hijos, más felicidad” a “menos y mejores nacimientos, más calidad”. Los estudios han demostrado que tener dos hijos se ha convertido en el tamaño ideal de familia en la mente de la mayoría de las personas.
Este cambio cultural fue evidente en las declaraciones de algunas familias que hablaron para la BBC el mes pasado. “Mi marido y yo queremos tener hijos, pero no nos lo podemos permitir”, dijo Wang Chengyi, una mujer de 31 años de Pekín. “Quiero quedar embarazada mientras sea joven porque es mejor para mi salud. Sin embargo, no tengo suficiente dinero por ahora, así que tengo que posponerlo. Es una pena y a veces siento pánico por ello”, relató.
Esto demuestra un cambio en las prioridades de las personas. Aunque la situación económica de cada familia es particular, antes el dinero no solía ser un limitante para tener hijos, al menos no en la China de hace cincuenta años. Sin embargo, mantener cierto nivel y calidad de vida, principalmente en las grandes ciudades, se ha convertido en algo imprescindible. Esto es propio del siglo XXI, pues anteriormente era común que las personas buscaran familias grandes sin necesidad de incentivos adicionales, incluso entre los no creyentes.
Ahora, ¿es este cambio cultural algo malo desde el punto de vista espiritual? Definitivamente sí. El plan de Dios para la humanidad es llenar el mundo de personas; Él les dijo a Adán y Eva “Sean fecundos y multiplíquense”, Gn 1:28 (NBLA). Pero estas personas, al ser hechas a imagen de Dios, tenían el propósito de representar a su Creador en el mundo y llenar la tierra de Su gloria. En palabras de John Piper: “El matrimonio es para hacer de los hijos discípulos de Jesús. (...) El propósito del matrimonio no es simplemente añadir más personas al planeta. El punto es aumentar el número de seguidores de Jesús en el planeta”.
Así, la tendencia actual de los países representa una afrenta al nombre de Dios por parte de todo el mundo; un acto de rebelión global. Y, al igual que otros elementos propios de las relaciones humanas, el pecado ha llevado al hombre a actuar de forma contraria a su diseño (Ro 1:24-27), por lo cual reciben “… en sí mismos el castigo correspondiente a su extravío”, es decir, tiene consecuencias. ¿Lo que pasa en China también las tendrá? Sí. Las bajas tasas de natalidad también están ocasionando todo tipo de problemas socioeconómicos en el mundo.
El nivel socioeconómico: un mundo con muchos adultos mayores y poca mano de obra
¿Acaso el mundo no estaba preocupado por la sobrepoblación? El año pasado, Pablo Álvarez de Visual Capitalist explicó que la nueva preocupación está en la disminución de la población:
[Thomas Malthus] se preocupaba de que este crecimiento poblacional descontrolado se volviera insostenible, dependiendo eventualmente de eventos impactantes repentinos, como guerras, desastres y hambrunas, para restablecer la población a niveles más sostenibles. Sin embargo, resulta que no se necesitaron tales eventos para cambiar la tendencia de crecimiento poblacional. En su lugar, ha sido la rápida disminución de las tasas de natalidad en todo el mundo la que parece estar llevando a un resultado impensable para Malthus: una población global que se estabiliza e incluso disminuye.
En efecto, la economía China, la segunda más grande del mundo, se está viendo afectada por la disminución poblacional. Según la BBC, en el 2023 el país luchó contra una crisis inmobiliaria generalizada, una caída del gasto de los consumidores y un desempleo juvenil récord tras la pandemia. Además, su ritmo de crecimiento fue uno de los más lentos en tres décadas, con un Producto Interno Bruto que se expandió solo un 5.2 %. Ese ha sido el desempeño económico más débil desde 1990 (excluyendo los años del COVID-19).
Según la BBC, el país ha dependido durante mucho tiempo de una fuerza laboral que cada vez envejece más. Los sistemas de salud y de pensiones tienen una gran presión en este momento, pues se calcula que, para el 2035, el número de jubilados podría ascender hasta los 400 millones. Además, la reducida expansión económica también ha hecho sentir sus efectos sobre el desempleo juvenil, que llegó al 14.1 % en diciembre, tras lo cual China suspendió temporalmente la publicación de las cifras mensuales.
Poco a poco, las economías del mundo entero sentirán el efecto de este fenómeno. De acuerdo con Peter Coy, analista económico del New York Times, el descenso global de la tasa de natalidad puede llevar a los gobiernos a aplicar medidas más drásticas y poco atractivas, como el aumento de impuestos, elevar la edad de jubilación, recortar beneficios para adultos mayores o incrementar todavía más la inmigración.
Pero, además de los problemas económicos, el desarrollo intelectual y social se ven afectados. Al hablar en CNN sobre el declive de la natalidad en Chile, la filósofa política Hannah Arendt explicó:
…la natalidad es esencial para la acción y el pensamiento político, ya que cada nuevo ser humano añade una perspectiva única que enriquece la pluralidad y la discusión en la esfera pública, permitiendo la renovación constante de la comunidad y la libertad humana.
[Conoce otras causas de la disminución de la población aquí: Soledad: la creciente epidemia entre creyentes y no creyentes]
Contraculturales
¿Qué lección nos deja el descenso de la población china? De manera muy general, este fenómeno nos advierte sobre la necesidad de ser contraculturales. En un mundo cuya cosmovisión cada vez da menos lugar a familias grandes, los cristianos deberían ser quienes más busquen que el mundo esté lleno de la gloria de Dios, lo cual se demuestra en un anhelo de que nazcan niños.
Ahora, necesitamos hacer al menos tres aclaraciones. Primero, no todos en el mundo están llamados a tener niños, quizás porque son solteros o por infertilidad. Segundo, hay que prepararse con sabiduría antes de tener hijos, y hay que elegir sabiamente qué tan grande será la familia. Tercero, como bien lo mencionó Piper, el objetivo de Dios no es simplemente llenar la tierra de personas, sino levantar discípulos de Cristo.
Pero, habiendo hecho estas aclaraciones, la realidad es que los cristianos deberían tener una cosmovisión que aprecie el nacimiento de los hijos y le dé prioridad a la familia sobre el estilo de vida. Incluso, un creyente con limitaciones de salud o económicas debería animar a otros a tener hijos y hablar con convicción sobre el mandato de Dios acerca de “llenar la tierra”. Como dice el salmista, “Un don del Señor son los hijos, y recompensa es el fruto del vientre”, Sal 127:3 (NBLA).
Cierro con esta meditación de Kathleen Nielson acerca de tener una perspectiva centrada en Dios sobre los hijos:
Incluso nosotros, los creyentes, luchamos por pensar claramente sobre [los hijos] en un mundo lleno de conversaciones sobre la elección de tener hijos, cuándo, de qué tipo y cuántos. Es un tema complicado, pero para un cristiano comienza con Dios, el Creador y dador de vida. Solo esta perspectiva centrada en Dios nos permite comenzar a ver el valor de un niño como un regalo que debe ser recibido correctamente y con gratitud. Y, curiosamente, solo esta perspectiva nos permite ver el valor de una mujer a quien Dios otorga o no hijos. Confiando en nuestro Dios Creador, no necesitamos clamar por algo más que lo que Él da, o buscar complacer a otro que no sea Él.
Referencias y bibliografía
- La preocupación en China por el acelerado descenso de su población por segundo año consecutivo | BBC Mundo
- China population growth | Wikipedia
- World Population Prospects 2022 | United Nations
- Feng, X. (2021). Having two children: new fertility revolution in chinese society. J. Nanjing Univ. 58, 46–57. doi: 10.3969/j.issn.1007-7278.2021.02.004
- Nie, P., Wang, L., and Sousa-Poza, A. (2021). Peer effects and fertility preferences in China: evidence from the China labor-force dynamics survey. Singap. Econ. Rev. 1, 1–29. doi: 10.1142/s0217590821500120
- Marriage Is Meant for Making Children... Disciples of Jesus, Part 1 | Desiring God
- Think the Baby Bust Was Bad Before? Just Look at It Now | The New York Times
- Columna de Javiera Bellolio: El declive de la natalidad | CNN
- Soledad: la creciente epidemia entre creyentes y no creyentes | BITE
The Problem with the Childfree Life | The Gospel Coalition
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