“Yo de cierto soy hombre judío de Tarso, ciudadano de una ciudad no insignificante de Cilicia;” (Hechos 21: 39).
“Pablo de Tarso” es una expresión muy familiar para nuestros oídos, sin embargo en muy pocas ocasiones, o quizás ninguna, escuchamos hablar de “Tarso, la ciudad de Pablo”. Esto es comprensible pues el impacto que por siglos ha ejercido la figura del apóstol de los gentiles ha eclipsado a la fascinante historia de su ciudad natal. En la actualidad Tarso, la ciudad, aún existe y también es conocida por ser el lugar donde se enterraron el corazón y las entrañas de Federico I Barbarroja.
Ante una enardecida multitud que le acusaba, Pablo asumía su defensa de varias acusaciones, entre otras cosas, de haber profanado templos judíos. Comienza su exposición dando conocer su origen: “Yo de cierto soy hombre judío de Tarso, ciudadano de una ciudad no insignificante de Cilicia” (Hechos 21:39) y luego su filiación nacional y formación religiosa: “Yo de cierto soy judío, nacido en Tarso de Cilicia, pero criado en esta ciudad, instruido a los pies de Gamaliel, estrictamente conforme a la ley de nuestros padres, celoso de Dios, como hoy lo sois todos vosotros” (Hechos 22:39), por lo tanto es maestro de las Escrituras y devoto del judaísmo.
Así establecemos su lugar de nacimiento y primeros años en la ciudad griega de Tarso de Cilicia. Su origen judío y el hecho de haber nacido en Tarso son datos que encajan perfectamente en lo que se conoce respecto a su dominio de las lenguas hebrea y griega, por ello Pablo es un hombre de dos mundos1.
En nuestros días no es común que al presentarnos incluyamos la mención de nuestro lugar de nacimiento o residencia, sin embargo en la Antigüedad dicho dato era un antecedente no menor pues entregaba gran cantidad de información a los oyentes. Por ello analicemos el caso de Pablo o Saulo “de Tarso”, ciudad que identifica como su lugar de nacimiento.
Pablo, nació en Tarso (Hechos 9:11; 21:39; 22:3) ciudad que en una muy rápida presentación se puede resumir como una ciudad cosmopolita y centro de escuelas filosóficas2. Al menos una vez después de su conversión, Pablo volvió a visitar Tarso, y es posible que haya hecho obra misionera allí (Hechos 9:30; 11:25; Gálatas 1:21). En la actualidad, existe un lugar de peregrinación conocida como fuente de San Pablo y se encuentra en el patio de una antigua casa donde según la creencia popular vivió el apóstol, sobre ella también se dice que tenía el poder de sanar a los enfermos que bebían de su agua3.
Se ha podido excavar poco del Tarso de la época de Pablo debido a la ubicación de la ciudad moderna de Cumhuriyet Alani encima de las ruinas. Aún así, excavaciones han descubierto una calle pavimentada de Tarso con una columnata que podría datar del siglo II a.C. En adición, se han encontrado restos de la Edad de Bronce, baños, un pórtico helénico, un teatro romano y muchas figuras de deidades, animales, gente y varias criaturas mitológicas.
En la actualidad, Tarso, o Tarsus, es una de las ciudades de Turquía más pobladas con más de un millón de habitantes4. La ciudad moderna, que se encuentra a varios metros por encima de la antigua (ya que ha sido construida sobre sus ruinas) está ubicada al este de Mersin la capital de la provincia, se encuentra en la región del Mediterráneo, custodiada por las montañas Tauro de Anatolia. Tarso forma parte del área metropolitana de Adana-Mersin, la cuarta mayor del país, siendo Adana la población más importante de la misma, si bien en la Antigüedad Tarsus era un destacado puerto marítimo en la actualidad la costa mediterránea se encuentra a 10 km. de la ciudad5.
Tarso fue la capital de la provincia romana de Cilicia. Ésta estaba ubicada en el mismo trayecto comercial que unía a Asia Menor con Siria, lo que la convertía en un importante centro de negocios. El tejido de pelo de cabra llamado “cilicio” era producido allí y utilizado para fabricar tiendas y desempeñó un papel importante en la manufactura de tiendas, pues era un material extraordinariamente resistente a la humedad y al frío, también se cultivaba lino.
El libro de los Hechos señala que Pablo era un skenopoios, una expresión que suele traducirse habitualmente por fabricante de tiendas y que, con seguridad, hace referencia a su relación con la elaboración del silicio6.
Otro factor que contribuyó en gran manera a la fama y prosperidad de Tarso fue la situación estratégica de su excelente puerto, pues por allí pasaba una ruta comercial terrestre que originalmente iba desde Asiria y Babilonia, por el Este, hasta las regiones septentrionales y occidentales de Asia Menor, por el Oeste, pasando por las Puertas de Cilicia, una estrecha garganta en los montes Tauro que solo estaba a unos 50 kilómetros al Norte de la ciudad.
Sin embargo, los orígenes de la ciudad son muy antiguos pues habría sido fundada por los fenicios y situada en ambas márgenes del río Cidno, a 19 km del mar, sobre una importante ruta comercial que unía Siria con el occidente del Asia Menor. Se la menciona en el Obelisco Negro de Salmanasar III (859-824 a.C.).
Varios autores griegos, como Flavio Arriano, Estrabón y Ateneo, mencionan una inscripción en idioma asirio según la cual Asurbanipal había construido Tarso y Anquíale en un solo día, Estrabón añade la leyenda de que Tarso había sido fundada por los argivos que estuvieron vagando con Triptólemo en busca de oro. Otra tradición, mencionada en un poema de Antípatro de Tesalónica, atribuía su fundación al mítico Perseo
Su antiguo nombre Tarsos, proviene de "Tarsa", el nombre original de la ciudad en lengua hitita, es decir la de sus primeros pobladores, y se deriva posiblemente de un dios pagano, Tarku. Más tarde, la ciudad fue llamada Tarsisi, Antioquía de Cydno, Juliopolis, Darson en armenio occidental y Tarson en armenio oriental.
El dios original de la ciudad era Baal-Tarz, “señor de Tarso”, a quien posteriormente se identificó con el dios griego Zeus. Se lo presentaba siempre acompañado de un dios joven, llamado Sandón, a quien se identificaba con Hércules. Aunque la ciudad fue destruida varias veces, nunca se la abandonó por completo.
En el siglo VII a.C. llegó a ser la capital de un reino independiente, y más tarde la capital de una satrapía o provincia persa. Durante el período de los seléucidas perdió bastante de su carácter oriental porque muchos griegos se instalaron allí.
Una ciudadana ilustre, Andrómaca, esposa de Héctor el héroe troyano, era una princesa de Cilicia. En Tarso, murió Alejandro Magno, a su regreso de sus expediciones a Irán y e India y la ciudad fue parte importante del reino de los Seléucidas al dividirse el imperio griego tras su muerte, también Ciro acampó en Tarso cuando iba de camino a reclamar el reino Persa7.
También, en el siglo VII a.C. se fundó la escuela de filosofía de Tarso. Antíoco IV Epífanes embelleció muchísimo la ciudad, que temporalmente adoptó el nombre de “Antioquía sobre el Cidno”, aunque más tarde recuperó su antiguo nombre. Pompeyo la anexó a Roma en el 64 a.C., se convirtió en la capital de la provincia romana de Cilicia. Desde ese momento ilustres romanos estuvieron en ella8, Augusto la elevó a la categoría de metrópolis, de allí en adelante la ciudad llegó a ser fervorosa en su culto al emperador
En el 47 a.C. Julio César estuvo en Tarso, Julio César la visitó en el 47 a. de C., y, sin duda, causó un cierto impacto en sus habitantes, ya que le dieron el nombre de Juliópolis en su honor9. En el 42 a.C. Marco Antonio, encargado de la supervisión de las provincias romanas orientales, se reunió en Tarsus con la reina egipcia Cleopatra VII para testar su lealtad a Roma, encuentro que cambió el destino de ambos y sus imperios. Marco Antonio y Cleopatra navegaron en las aguas de esa ciudad. En la actualidad, se conserva una de las puertas de acceso a la ciudad de San Pablo, la conocida como Puerta de Cleopatra, Según la tradición, por ella accedió Cleopatra a Tarso en su encuentro con Marco Antonio en el 41 a.C.
Se sabe que Cicerón fue gobernador de la ciudad del año 51 al año 50 a. E.C. Tarso también era famosa en el siglo I como centro de estudios, y, como tal, incluso superaba en categoría a Atenas y Alejandría, según el geógrafo griego Estrabón.
El político y filósofo estoico Atenodoro Cananita, famoso como consejero y maestro del emperador Augusto, se retiró a Tarso el año 15 a.C. Allí se le encomendó la tarea de revisar las instituciones democráticas y cívicas. En tiempos de Augusto, por eso se le considera como “cuna de filósofos”10”.
Otros hombres famosos que salieron de Tarso fueron11: Néstor el platónico, maestro de Marcelo; El médico Dioscorides; los estoicos Antípatro y Arquidemos. Hubo otros filósofos, tanto estoicos como epicúreos, que se establecieron en Tarso y allí impartieron sus enseñanzas: Plutiades y Diógenes, Artemidoro y Diodoro12
En los tiempos de Atenodoro se fijó la cantidad de quinientos dracmas como condición económica para acceder a la ciudadanía13, pero se hizo énfasis en potenciar la cultura en Tarso. Su sucesor, Néstor el académico, prosiguió con la misma idea, algo nada extraño en una persona que ha pasado a la Historia por haber sido el tutor de Marcelo, el sobrino de Octavio. Con todo, da la sensación de que tanto Atenodoro como Néstor casi se limitaron a seguir y enfatizar lo que era una característica muy extendida entre los habitantes de Tarso.
Estrabón, escribiendo precisamente durante los primeros años del siglo I d. de C., señaló que la gente de Tarso tenía un extraordinario interés -verdadera avidez- por la cultura:
“La gente de Tarso se han dedicado con tanto entusiasmo, no sólo a la filosofía, sino también para toda la ronda de la educación en general, que han superado Atenas, Alejandría, o cualquier otro lugar que puede ser nombrado, donde ha habido escuelas y conferencias de los filósofos”14.
Esta ciudad también era especial porque los principales estudiantes eran los habitantes de la ciudad, por sobre los extranjeros:
“Pero es tan diferente de otras ciudades que hay los hombres que gustan de aprendizaje son todos nativos y los extranjeros no están dispuestos a peregrinar allá (...) Además, la ciudad de Tarso tiene todo tipo de escuelas de retórica; y, en general, no sólo tiene una población floreciente, pero también es más potente, manteniendo así la reputación de la ciudad madre”15.
En cierta medida, Tarso se parece considerablemente a lo que hoy sería una ciudad universitaria, como Bolonia, Salamanca, Oxford, Boston, Montreal y Melbourne16 con numerosos centros de enseñanza a los que asistían los estudiantes de la ciudad17.
Esa era Tarso, la ciudad en que nació Pablo y donde seguramente recibió parte de su primera educación; de ahí que dijera en su defensa que era "ciudadano de una ciudad nada desconocida" (Hechos 21:39), sin embargo, en tiempos en que la preparación académica y el prestigio eran tan apreciadas como en nuestros días resulta aún más fascinante que escribiendo a los habitantes de Filipo señalara que “Aunque yo tengo también de qué confiar en la carne. Si alguno piensa que tiene de qué confiar en la carne, yo más…Y ciertamente, aun estimo todas las cosas como pérdida por la excelencia del conocimiento de Cristo Jesús, mi Señor, por amor del cual lo he perdido todo, y lo tengo por basura, para ganar a Cristo” (Filipenses 3: 4, 8)
Referencias:
- “¿Cuáles son las mejores ciudades universitarias del mundo?”
- Estrabón, “Geografía”
- Fitzmyer, Joseph A. (1972). «Vida de San Pablo – Las epístolas del Nuevo Testamento». En Brown, Raymond E.; Fitzmyer, Joseph A.; Murphy, Roland E., eds. Comentario Bíblico «San Jerónimo» III. Madrid (España), Ediciones Cristiandad
- Gonzalo del Cerro “Pablo, apóstol de los Gentiles”
- http://www.topaztour.com/tarso/
- https://hoy.com.do/tarso-la-ciudad-de-pablo/
- https://sobreturquia.com/2011/03/30/tarso-ciudad-biblica-y-de-antiguas-civilizaciones/
- https://wol.jw.org/es/wol/d/r4/lp-s/1200004326
- https://www.biblia.work/diccionarios/tarso/
- José Mª Melero Martínez, “Jesús de Nazaret y Pablo de Tarso”; Escuela Universitaria de Magisterio Albacete.
- Lugares Bíblicos
- Viator Imperi, tu guía de viaje por la antigüedad
- Vidal, “Pablo, el judío de Tarso”, Algaba Ediciones S.L., Madrid, España, 2006
1 Gonzalo del Cerro “Pablo, apóstol de los Gentiles”, consultado julio de 2021
2 José Mª Melero Martínez, “Jesús de Nazaret y Pablo de Tarso”; Escuela Universitaria de Magisterio Albacete; consultado julio de 2021
3 https://viatorimperi.es/tarso/, consultado julio de 2021
4 https://sobreturquia.com/2011/03/30/tarso-ciudad-biblica-y-de-antiguas-civilizaciones/, consultado julio de 2021
5 https://viatorimperi.es/tarso/, consultado julio de 2021
6 Vidal, “Pablo, el judío de Tarso”, Algaba Ediciones S.L., Madrid, España, 2006, Pág. 25
7 https://hoy.com.do/tarso-la-ciudad-de-pablo/, consultado julio de 2021
8 https://wol.jw.org/es/wol/d/r4/lp-s/1200004326, consultado julio de 2021
9 Vidal, “Pablo, el judío de Tarso”, Algaba Ediciones S.L., Madrid, España, 2006, Pág. 22
10 http://www.anarkasis.net/Estrabon-geografia/libro14.htm, consultado julio de 2021
11 https://www.biblia.work/diccionarios/tarso/, consultado julio de 2021
12 Estrabón, “Geografía”, en: http://www.anarkasis.net/Estrabon-geografia/libro14.htm, consultado julio de 2021
13 Dión Crisóstomo, Oración, 34, 23
14 Estrabón, “Geografía”, en: http://www.anarkasis.net/Estrabon-geografia/libro14.htm, consultado julio de 2021
15 Estrabón, “Geografía”, 14, V, 13 en http://www.anarkasis.net/Estrabon-geografia/libro14.htm, consultado julio de 2021
16 “¿Cuáles son las mejores ciudades universitarias del mundo?” consultado julio de 2021
17 César Vidal “Pablo, el judío de Tarso”, Algaba Ediciones S.L., Madrid, España, 2006, pág. 23
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