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La Organización Mundial de la Salud (OMS) declaró la soledad como “un problema de salud pública mundial” el pasado 16 de noviembre de 2023. Las estadísticas exponen los riesgos asociados a esta problemática. La soledad y el aislamiento social incrementan el riesgo de una muerte prematura en un 25 %, de sufrir un accidente o enfermedad cardiovascular en un 30 %, y de desarrollar demencia en un 50 %. Tal es la gravedad del problema, que dicha entidad creó una comisión internacional para promover las conexiones sociales.
Vivek Murthy, Cirujano General de los Estados Unidos y líder de la comisión, afirmó que la soledad genera problemas de salud bastante graves a nivel individual y social, incluso mayores que la inactividad física o la obesidad. En un reporte realizado en mayo de 2023, dijo al respecto:
La soledad es mucho más que un mal sentimiento: daña tanto la salud individual como la de la sociedad. Se asocia con un mayor riesgo de enfermedad cardiovascular, demencia, accidente cerebrovascular, depresión, ansiedad y muerte prematura. El impacto en la mortalidad de estar socialmente desconectado es similar al causado por fumar hasta quince cigarrillos al día, y es incluso mayor que el asociado con la obesidad y la inactividad física.
Las consecuencias nocivas de una sociedad que carece de conexión social se pueden sentir en nuestras escuelas, lugares de trabajo y organizaciones cívicas, donde el rendimiento, la productividad y el compromiso disminuyen.
Lastimosamente, aunque la iglesia de Cristo fue diseñada para ser una comunidad en la que todos se ayuden a crecer (Ef 4:15-16) y comuniquen a Cristo por medio del amor (Jn 15:34-35), la soledad también ha entrado y ha hecho daño. La pandemia del COVID-19 reveló que varias congregaciones experimentaban falta de conexión social y espiritual incluso antes de estar en cuarentena. Aún hoy, muchos creyentes se aíslan de sus comunidades y sufren las consecuencias de ello en su salud y en su fe.
¿Cómo podemos enfrentar una crisis global de soledad? ¿Las propuestas de la comisión de la OMS representan una solución definitiva? ¿Qué podría hacer la iglesia para que sus miembros no experimenten la misma soledad que se experimenta fuera de ella? Reflexionaremos en estas preguntas a lo largo de este artículo.
Soledad: un problema de ancianos y jóvenes
De acuerdo con una encuesta desarrollada por Gallup y Meta en 142 países y territorios, 24 % de la población mundial, casi una de cada cuatro personas, se siente sola. También Murthy, quien ha investigado sobre el problema del aislamiento social por años, hace poco decidió llamarlo “una epidemia”. Al respecto, le dijo a USA Today:
Personas de todas las edades experimentan soledad y aislamiento, y actualmente uno de cada dos adultos en América vive con niveles medibles de soledad. Esa cifra es mayor que la de adultos que tienen diabetes en nuestro país.
Para ilustrar el alcance de esta problemática a lo largo de diferentes edades, en diciembre de 2023, el New York Times publicó un video titulado The Life Span of Loneliness (en español, La esperanza de vida de la soledad). En él, todas las generaciones, desde adolescentes hasta personas mayores en sus 90 años, expresan cómo han experimentado la soledad en sus vidas.
Sin embargo, aunque tradicionalmente se asocia la soledad a las personas mayores, Murthy explicó que el problema está cada vez más relacionado con los jóvenes.
…los números son significativamente más altos entre los jóvenes. Esto es bastante contraintuitivo, porque podríamos pensar que “los jóvenes están conectados por dispositivos, tecnología, redes sociales. ¿Por qué se sienten solos?”. Resulta que para sentirnos realmente conectados con otras personas, lo que importa es la calidad de nuestras conexiones, no la cantidad, y aunque las redes sociales pueden permitirnos estar en contacto o parecer conectados con muchos, la verdadera pregunta es: ¿sentimos que tenemos personas a las que podemos recurrir en una crisis?
El reporte de Gallup y Meta confirmó esto al afirmar que los índices más bajos de soledad pertenecen a los adultos mayores (65 años en adelante), pues el 17 % de ellos se sienten muy solos o relativamente solos. Mientras tanto, los números más altos pertenecen a los jóvenes (19 a 29 años), con un 27 % de ellos sintiéndose muy solos o relativamente solos.
Soledad e inteligencia artificial
Ya hemos escuchado que las redes sociales, cuyos principales usuarios son las generaciones más jóvenes, afectan la manera en la que nos relacionamos. Sin embargo, hay otra forma en la que la tecnología juega un papel clave en la actualidad: la inteligencia artificial (IA) está haciendo que la gente esté más aislada. La película Ella (2013), dirigida por Spike Jonze, en la cual se ven las consecuencias de involucrarse en una relación romántica con la IA, ya ha dejado de estar en el plano de la ciencia ficción.
Liberty Vittert, profesora de ciencia de datos en la Universidad de Washington en St. Louis, redactó una columna para el medio The Hill en la cual explicó que “El auge de las novias artificiales virtuales está potenciando la epidemia silenciosa de soledad en toda una generación de hombres jóvenes. Esto también está teniendo graves consecuencias para el futuro de Estados Unidos”. Si bien la soledad ya estaba siendo promovida por aplicaciones móviles de citas en internet, la inteligencia artificial ha acrecentado el problema.
Según Vittert, son millones los que utilizan aplicaciones de novias virtuales para hablar, recibir amor y experimentar fantasías eróticas. El éxito de estas aplicaciones es que pueden aprender, por medio de los datos del usuario, cómo ajustarse a las necesidades de cada persona. Tal es el desarrollo de estas aplicaciones, que han llegado a estar basadas en personas reales.
Un grupo de programadores de Forever Voices creó un chatbot llamado Caryn AI. Utilizando las fotos, la personalidad y la voz de la influencer Caryn Marjorie, una joven de 23 años con millones de seguidores, crearon una aplicación en la cual las personas pueden pagar diferentes sumas de dinero (entre 5 y 500 dólares) para hablar con el robot. Este y otros modelos similares han sido creados para simular diferentes personalidades e involucrarse en todo tipo de interacciones, desde casuales y tímidas, hasta atrevidas y sexuales. En mayo 17 de 2023, Marjorie dijo en su cuenta de X: “Ya tengo más de 18 000 novios”.
A través de cifras, Vittert explicó la gravedad del problema: más del 60 % de los jóvenes hombres (de 18 a 30 años) están solteros, en comparación con sólo el 30 % de las mujeres de la misma edad. Uno de cada cinco hombres informa no tener ni un solo amigo cercano, una cifra que se ha cuadruplicado en los últimos 30 años. El compromiso social con amigos disminuyó en 20 horas por mes durante la pandemia y sigue reduciéndose.
Estos hombres jóvenes prefieren las novias IA que las reales, lo que implica falta de relaciones, matrimonios y descendencia con las mujeres. En Estados Unidos, el año pasado hubo 600 000 nacimientos menos que hace 15 años, y el número de hijos por mujer ha disminuido más del 50 % en los últimos 60 años.
Vittert concluyó su análisis llevando el problema al plano de la economía: “Puesto en otras palabras”, afirmó Vittert, “no tenemos suficientes personas para trabajar, y por lo tanto no podremos pagar nuestras cuentas. Aunque el concepto de una novia IA pueda parecer una broma, realmente no tiene gracia. Está permitiendo que una generación de hombres solitarios permanezca solitaria y sin hijos, lo que tendrá efectos devastadores en la economía de EE. UU. en menos de una década”.
Paradójicamente, Caryn Marjorie afirmó que su personaje de inteligencia artificial tiene el potencial de “curar la soledad”.
Un desafío aun entre los creyentes
De acuerdo con diferentes investigaciones, incluyendo algunas estadísticas desarrolladas por Barna, los creyentes que asisten regularmente a la iglesia experimentan resultados favorables en su salud: duermen mejor, tienen vidas más largas, mejores sistemas inmunológicos, menores probabilidades de sufrir problemas cardíacos, menos depresión y menos estrés. Si bien la obediencia de los creyentes no determina su salud o su bienestar material, estas son evidencias de que el diseño de Dios para su iglesia es perfecto, pues los seres humanos no deberían estar aislados unos de otros, sino viviendo en comunidad.
Ahora, definitivamente la Biblia no nos llama a estar en la iglesia solo por motivos de salud, pero lo que sucede con ella es importante. Al respecto, Tyler J. Vanderweele y Brendan Case dicen:
El objetivo del evangelio no es mejorar la salud física, sino conocer y amar a Dios, y ser conocido y amado por Él. Es importante diferenciar entre el bienestar imperfecto posible en esta vida y la felicidad y alegría plenas en la vida venidera. Aunque es difícil encontrar datos amplios sobre la vida en el cielo, podemos estudiar la felicidad imperfecta y cómo las comunidades religiosas contribuyen al bienestar en esta vida, lo cual también es valioso para Dios.
El problema es que las personas están dejando de ir a la iglesia. Gallup informó que solo el 36 % de los estadounidenses veían a la religión organizada con “un gran grado de confianza” en 2019, una disminución desde el 68 % que se reportó en 1975. A esto se suman las caídas recientes tanto en la membresía como en la asistencia. El Grupo Barna descubrió que, en 2011, el 43 % de los estadounidenses decía que iba a una congregación cada semana, mientras que, para febrero de 2020 (antes de la pandemia del COVID-19), este número había disminuido al 29 %.
Lastimosamente, no son solo los incrédulos los que han dejado de ir a la iglesia. A pesar de haber un claro mandato bíblico a congregarnos (Heb 10:24-25), muchos creyentes pretenden vivir su fe de manera individual, alejándose de la comunidad. Según Barna, muchos de los que se consideran cristianos y no van a la iglesia afirman “practicar su fe de formas distintas” (44 %) o que “hay algo que no les gusta del servicio” (38 %).
Como lo anotó Susan Mettes, autora de The Loneliness Epidemic (en español, La epidemia de la soledad), los cristianos tienen porcentajes más bajos de soledad. Sin embargo, esto puede deberse a que no les gusta decirles a otros que se sienten solos, y esto, según Mettes, pudo cambiar los números en las encuestas. Además, las diferencias entre creyentes y no creyentes no son muy grandes en estos porcentajes.
Así, la soledad en los cristianos muestra una falta de involucramiento en la iglesia.
¿Qué harán la OMS y la iglesia al respecto?
Murthy definió la soledad como “...un sentimiento subjetivo. Ocurre cuando las conexiones que creo necesitar en mi vida son mayores que las conexiones que tengo, y en esa brecha experimento soledad”. Pero, a pesar de tratarse de un sentimiento subjetivo, la Organización Mundial ha tenido algunas ideas para abordar el problema.
La OMS ha tomado varias acciones para abordar la soledad y promover la conexión social, incluyendo el lanzamiento de la Comisión sobre Conexión Social que nombramos al principio. Esta comisión, encabezada por Murthy y compuesta por expertos y líderes mundiales, se enfoca en desarrollar estrategias y soluciones para mejorar la conexión social a nivel global y así contrarrestar los efectos negativos de la soledad en la salud pública. La comisión ha establecido un plazo de operación de tres años, en el cual analizarán qué tan efectivas son sus intervenciones.
Murthy ha señalado algunas soluciones a la soledad a lo largo del tiempo, tanto en su reporte de mayo de 2023 como en entrevistas a diferentes medios, las cuales incluyen:
- Invertir en espacios comunitarios y programas que fomenten la interacción y el apoyo mutuo.
- Desarrollar leyes y políticas que incentiven prácticas y comportamientos que favorezcan la conexión social.
- Integrar estrategias de conexión social en la atención sanitaria y promover la salud mental.
- Crear espacios virtuales más seguros y propicios para interacciones significativas.
- Promover valores y prácticas sociales que prioricen y celebren las relaciones humanas saludables.
Sí, eso hará la OMS, esperando que todas esas acciones tengan un resultado en comunidades de todo el mundo. Pero ¿qué hará la iglesia? De manera resumida, muchos pastores y teólogos actuales insisten en que los cristianos hagan parte de una iglesia local y desarrollen vínculos fuertes en sus entornos. Daniel K. Williams, historiador cristiano, afirmó que el problema de la falta de asistencia a la iglesia tiene sus raíces en la teología:
Para que la gente regrese a los bancos de la iglesia, los evangélicos necesitan redescubrir una teología convincente de la iglesia, estableciendo una respuesta evangélica única a la pregunta “¿Por qué la iglesia?” (...) Una respuesta evangélica es que la iglesia existe como una expresión local de la familia de Dios y es el plan de Jesús para entrenar a sus discípulos a amarse unos a otros y a ser más como Él. El amor no se puede practicar eficazmente en soledad. Podemos orar y leer la Biblia solos, pero no podemos practicar el amor hacia otras personas si no estamos en relación con ellas.
Jonathan Leeman, en su libro Redescubre ¿por qué ir (de nuevo) a la iglesia?, muestra que el hacer parte de la iglesia local no es opcional desde el punto de vista bíblico:
¿Podemos olvidarnos de la iglesia local al convertirnos en miembros de la iglesia universal? La respuesta corta es no. No necesitas unirte a una iglesia para ser salvo, ya que nuestra membresía en la iglesia universal es un regalo, al igual que nuestra justicia en Cristo y la fe. Sin embargo, unirse a una iglesia es necesario para obedecer las Escrituras. Nuestra fe debe manifestarse en buenas obras, así como nuestra membresía universal debe vivirse localmente. La membresía en la iglesia universal no puede ser solo una idea abstracta; si es real, se manifestará en la tierra, en tiempo y espacio reales con personas reales.
Finalmente, el pastor Joselo Mercado aseguró que el cristiano debe cuidarse de tergiversar las relaciones humanas e insistir en los vínculos presenciales.
Cristo nos mostró cómo deberían lucir las relaciones humanas tal como Dios las diseñó. La segunda persona de la Trinidad se encarnó y vino al mundo para habitar con Su creación y traer redención. Él se acercó a nosotros para resolver nuestro mayor problema: el pecado. La salvación no es una obra remota e impersonal, sino que Jesús bajó del cielo y se hizo como nosotros para llevarnos a Dios. Entonces, los cristianos reflejamos a Dios cuando priorizamos las relaciones presenciales y no distorsionamos el diseño divino para los vínculos humanos (...) Aunque puedes buscarla de manera individual, en la oración y en la Palabra, la máxima expresión de Su presencia es la comunión con creyentes en la iglesia local.
Referencias y bibliografía
Loneliness and social isolation | World Health Organization
WHO launches commission to foster social connection | World Health Organization
Our Epidemic of Loneliness and Isolation | U.S. Surgeon General
Cómo la pandemia reveló la gran soledad espiritual de muchas congregaciones | BITE
Almost a Quarter of the World Feels Lonely | Gallup
Loneliness is a global epidemic. It's time to take it seriously | USA Today
The Life Span of Loneliness | NYT Opinion
AI girlfriends are ruining an entire generation of men | The Hill
Apps de citas: ¿realmente son un antídoto contra la soledad y la soltería? | BITE
Empty Pews Are an American Public Health Crisis | Christianity Today
The Riddle of Church Loneliness | Christianity Today
U.S. Confidence in Organized Religion Remains Low | Gallup
Evangelicals’ Theology of the Church Must Be Born Again | Christianity Today
Redescubre ¿por qué ir (de nuevo) a la iglesia? (2021) | Jonathan Leeman & Collin Hansen
La pandemia de soledad y el remedio del evangelio | Coalición por el evangelio
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