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La decadencia que hoy preocupa a los accionistas de Disney y a los padres cristianos comenzó mucho antes del 2022. En 2016, ¿esa pareja que apareció en el trailer de Buscando a Dory era lesbiana? No era claro, pero al año siguiente, en el live action de La Bella y la Bestia, vimos a LeFou bailando con otro hombre durante unos segundos. En 2019, en el cameo de Joe Ruso en Avengers: Endgame, observamos a un hombre lamentando la pérdida de su pareja masculina después del chasquido de Thanos. También vimos besándose a dos mujeres que luchaban por la rebelión en Star Wars: The Rise of Skywalker, en una escena de movimiento rápido.
Quizás podríamos nombrar algunos otros momentos “disimulados”, pero esta agenda LGTBIQ+ de Disney se hizo más explícita en los últimos dos años. En el 2022 tuvimos a Hawthorne de Lightyear, una mujer significativa en la trama de la película, besándose y teniendo una relación sentimental de décadas con otra mujer. Este 2023, presentaron a Ethan, el primer personaje abiertamente gay en Strange World, y a Lake Ripple, el primer personaje no binario en Elemental.
Es absolutamente imposible esconder la agenda LGTBIQ+, y todavía más cuando la productora ejecutiva de Disney, Latoya Raveneau, aceptó ante los medios su intención de introducir un poco de ‘queerness’ en las animaciones para niños. En un video obtenido por el periodista Christopher Rufo, ella habló sobre cómo el tratamiento de sus ideas progresistas por parte del estudio desafiaba sus expectativas negativas sobre la compañía. En lugar de vetar sus propuestas de guiños amigables con la comunidad LGBTIQ+, afirmó que Disney las aceptó con gusto y las incluyó en el contenido.
Es entendible que los padres cristianos estén preocupados por la educación de sus hijos y por aquello a lo que están expuestos en las pantallas. Ahora, hay que decirlo, esto no solo les duele a quienes tienen niños pequeños, sino también a nosotros, los adultos que disfrutamos de las grandes cintas de Disney, Pixar, Lucasfilm, Warner Bros., y otras cuantas productoras que hoy le pertenecen a Disney y que en su momento nos aportaron tantas enseñanzas sobre las virtudes humanas.
¿Seguiremos viendo Disney en los años que vienen? ¿Cuál sería una perspectiva bíblica al respecto? Para tener una expectativa clara sobre el futuro, necesitamos entender un poco de la crisis económica y política que Disney tuvo en diciembre de 2023.
La crisis económica y política de Disney
Es totalmente entendible que los accionistas de Disney estén enojados con la compañía y quieran cambios pronto. Cada año, las empresas que cotizan en bolsa están obligadas a presentar un informe financiero, llamado “10-K”, ante la Comisión de Bolsa y Valores de Estados Unidos (SEC por sus siglas en inglés). El propósito de esta agencia es proteger a los inversionistas y mantener la integridad de los mercados de valores. En dicho informe, las compañías proporcionan una visión de su desempeño financiero, sus operaciones comerciales y los factores de riesgo.
Las acciones de Disney han sufrido una fuerte caída en la bolsa a lo largo del 2022 y el 2023. Aunque en marzo de 2021 la compañía alcanzó un máximo histórico de alrededor $200 por acción, para septiembre de 2023 tocó un fondo de $79. En el informe antes mencionado, Disney afirmó que hay diversas razones por las que ha sufrido esta caída, como la recesión, la desaceleración económica, la inflación, entre otras. Sin embargo, al respecto, Jerry Bowyer afirmó en su artículo para WORLD:
Esto no explica por qué Disney este año ha quedado rezagado con respecto a otras empresas que sirven como referencia, como Netflix, Warner Bros. y Comcast (…) Todas esas empresas operan en el mismo clima económico, por lo que la economía en general no es responsable del rendimiento deficiente de Disney en su clase.
Ahora, entre los factores de riesgo señalados por Disney, hay uno que llama bastante la atención: la “desalineación con los gustos y preferencias del público y los consumidores”. En otras palabras, Disney acepta en su informe que está desarrollando entretenimiento que no se alinea con lo que su audiencia quiere ver. La compañía afirma que esos gustos pueden “cambiar de manera impredecible”, pero, si eso fuera así, tendríamos que afirmar que los de las personas en todo el mundo se transformaron súbitamente durante el 2022 y el 2023, sin razón lógica. Entonces, ¿por qué los gustos de los consumidores están cada vez menos alineados con las producciones de Disney?
Según Bowyer, Disney “confesó” cuál es el verdadero problema. En el desarrollo del factor de riesgo mencionado anteriormente, la compañía afirmó que “La percepción de los consumidores sobre nuestra posición en asuntos de interés público, incluidos nuestros esfuerzos por alcanzar ciertos objetivos ambientales y sociales, a menudo difiere ampliamente y plantea riesgos para nuestra reputación y marcas”. Dicho de manera menos confusa, la gente no está de acuerdo con la ingeniería social de la productora, evidenciada en sus intentos por promover la diversidad de género.
Como era de esperarse, la crisis económica de Disney ha llevado a sus accionistas a hacer esfuerzos por cambiar la compañía. Nelson Peltz, el CEO de la multimillonaria firma de inversiones Trian, la cual posee 3000 millones de dólares en acciones de Disney, lanzó el pasado 14 de diciembre una propuesta para que su compañía ocupara dos puestos en la junta directiva de Disney. Esto con el objetivo de cambiar el desempeño que la empresa venía teniendo en los últimos años y favorecer a los inversionistas. Al respecto, Peltz afirmó lo siguiente en un comunicado: “Como el mayor accionista activo de Disney, ya no podemos quedarnos de brazos cruzados mientras los consejeros actuales y sus sustitutos elegidos a dedo se interponen en el camino del cambio necesario, y sus homólogos y competidores siguen obteniendo mejores resultados”.
Pero Disney no parece estar muy abierta a este tipo de cambios en su dirección. Cuando Peltz anunció en noviembre su intención de proponer dos personas para la junta, Disney inmediatamente cambió algunos de sus estatutos para la nominación de gerentes. Las modificaciones fueron principalmente técnicas: aumentaron la documentación que los candidatos tendrán que presentar, acortaron el tiempo para que lo hagan y pusieron como requisito un largo proceso que consiste en contactar a más de dos tercios de los accionistas sobre su nominación antes de poder aparecer en la papeleta.
Aunque esos cambios no imposibilitan la nominación de Peltz, sí hacen que el camino para tener la candidatura sea más difícil. Además, estos hechos recientes solo demuestran que Disney está comprometida con su agenda social y que está dispuesta a librar las batallas políticas necesarias para mantener su rumbo actual. Ni siquiera el dinero o los intereses de sus accionistas parecen ser razón suficiente para detenerla.
Así, tenemos que preguntarnos: ¿debemos descartar a Disney? ¿Hay que evitar que nuestras generaciones más jóvenes tengan contacto con las películas y producciones de la infancia de muchos de nosotros?
Magia necesaria en un mundo pragmático
Dejando de lado por un momento la dirección progresista que ha tomado Disney en los últimos años, es importante notar que los evangélicos se han dividido en sus opiniones con respecto a este gigante del entretenimiento a lo largo del tiempo.
Por un lado, están quienes rechazaban las películas de Disney desde mucho antes de que su agenda de género se hiciera evidente. Estos cristianos argumentan que las películas de fantasía siempre animan a los niños a “seguir su corazón”, lo cual no siempre es bueno desde una perspectiva bíblica, y que muchos de los valores allí presentados son contrarios a las enseñanzas escriturales. Creo que la opinión de Trevin Wax al respecto resume muy bien esta postura:
No solo debemos buscar los aspectos evidentes de la ideología de género al ver las películas de Disney, sino también los matices de la filosofía individualista expresiva que sustenta la revolución sexual. Ahí es donde se libra la verdadera y más urgente batalla. La creencia de que la felicidad será tuya si solo miras profundamente en tu interior, sigues tu corazón, persigues tus sueños y te opones a cualquiera que intente sofocar tu ser más auténtico; esa es la narrativa predominante en la mayoría de las películas infantiles hoy en día.
Considero que esta postura es totalmente válida e importante. Wax tiene razón al decir que la Biblia llama al cristiano a encontrar significado en Cristo y no dentro de sí mismo, de acuerdo con sus pasiones o alguna otra medida subjetiva.
Sin embargo, también vale la pena tener en cuenta la postura contraria, que ve en las producciones de Disney valores cristianos que necesitan rescatarse en medio de la cultura materialista y pragmática actual. Por eso, en respuesta a la crítica de “seguir el corazón”, Louis Markos, profesor de la Universidad Cristiana de Houston, afirma que, si el significado de esa frase es simplemente seguir las emociones subjetivas, entonces definitivamente se trata de algo antibíblico. Pero él considera que “el corazón” es algo mucho más profundo:
Para Walt Disney mismo y para aquellas películas animadas que han permanecido más fieles a su visión y legado, el corazón con mayor frecuencia significa lo que significa en las Escrituras: el centro de nuestro ser, nuestra voluntad, esa parte de nosotros mismos en la cual los creyentes pueden aceptar a Cristo. Los protagonistas de las mejores películas de Disney fracasan cuando confían en sus emociones inmaduras e inestables, su codicia, envidia o terquedad. Solo cuando aprenden adecuadamente a seguir su corazón, no siendo fieles a sí mismos, sino siendo fieles a su verdadero yo, logran alcanzar sus sueños. Piensa en Aladdín, Simba y Hércules, o Ariel, Rapunzel y Anna: solo cuando toman las decisiones correctas, guiados por la virtud en lugar de los impulsos, crecen y se convierten en los verdaderos héroes o princesas que son en su interior.
Markos afirmó eso en un análisis que publicó recientemente acerca del libro Disney y la apologética: explorando el poder moral y el significado teológico de las historias de Disney [cuyo título original en inglés es Disney and Apologetics: Exploring the Moral Power and Theological Significance of Disney Stories]. El texto de Jeremy E. Scarbrough y Pat Sawyer es una defensa evangélica y conservadora de Disney.
Para los autores, las películas producidas por ese estudio presentaron, por lo menos hasta el 2021, una cosmovisión que se alinea con temas bíblicos fundamentales: “La gran meta-narrativa moral que recorre la mayoría de los clásicos animados de Disney desde 1937 hasta 2021 presenta un mundo posiblemente teísta: el bien triunfa sobre el mal; un amor sacrificial, similar al ágape, es la virtud más alta; y la fe y la esperanza en el reino por venir se insinúan y se construyen sobre los lazos de amor y comunidad”.
Además de ver virtudes bíblicas en las narrativas de Disney, los autores encuentran en el mundo de Disney una esperanza acerca del mundo por venir y las consecuencias de perseguir el bien o el mal:
[En las películas de Disney] nos encontramos con un mal innegable o una injusticia espantosa, y casi siempre nos encontramos con un optimismo innegable de que el Bien, un orden correcto o una relación apropiada, prevalecerá, que el individuo es significativo, que existe una felicidad eterna donde el sufrimiento y la injusticia son eclipsados por la luz del amor y la bondad, y una convicción creciente de que el alma hermosa y el carácter virtuoso están directamente conectados con el Reino (…) Tanto la historia judeocristiana de la realidad como la metanarrativa moral orientada al Reino de Disney enfatizan que el Reino es aquel en el cual se hace realidad la justicia, donde el bien triunfa sobre el mal. Sin embargo, también señalan que la injusticia y la depravación moral son en última instancia cuestiones de carácter, requiriendo una reorientación del corazón para aquellos que eligen buscar el Reino y vivir a la luz de la bondad esperada de aquellos que desean ser ciudadanos.
Así, vale la pena rescatar el esfuerzo de Disney por exaltar valiosas virtudes a través de un mundo mágico e imaginario, totalmente contrario al pragmatismo y al materialismo propios de nuestra cultura occidental. Como lo afirma Markos en su análisis, a pesar de que las películas de Disney hasta 2021 no ofrezcan una cosmovisión específicamente cristiana, fundamentada en la Biblia y el evangelio de Cristo, sí invitan a su audiencia a encontrar el significado del individuo en lugares que trascienden la cosmovisión darwiniana y materialista de la supervivencia del más fuerte.
Un llamado al discernimiento
Sin importar cuál sea la postura de cada cristiano frente a las películas de Disney como un todo, hay dos verdades que son innegables: la primera es que la agenda política de diversidad de género de dicha productora es real y se ha manifestado con más fuerza en los últimos dos años; la segunda, hay virtudes en muchas de las películas de Disney y sería erróneo negarlas. Me llamó mucho la atención lo que Dustin Crowe dijo en 2021 acerca de la película Soul. A pesar de estar de acuerdo con Wax en su afirmación acerca del peligro del individualismo promovido por Disney, él vio en esa cinta una excepción a la regla:
Mientras que la mayoría de las películas recientes de Disney me dicen que encuentre mi propósito mirando hacia adentro (autodescubrimiento) y persiguiendo mi sueño a toda costa (autorrealización), Soul adopta un enfoque diferente. Una de las lecciones clave de Joe es que “una pasión no es un propósito”. Nuestros sueños y chispas de inspiración son importantes, pero no son la razón por la cual existimos.
Creo que de eso se trata: de reconocer las virtudes que hay en lo que no nos gusta y desenmascarar la corrupción que se esconde detrás de lo que nos gusta. El mandato de Pablo en 1 Tesalonicenses 5 va en ambos sentidos. Sin duda, hay que desechar lo malo, pero también hay que retener lo bueno. Así como es peligroso consumir las producciones de Disney sin criticar su contenido, también podemos cometer un error al satanizarlo todo, particularmente en nuestro mundo pragmático que carece de imaginación.
Finalmente, creo que los cristianos deben ser quienes lideren los esfuerzos de crear películas, literatura, música y diferentes tipos de arte, particularmente para niños. Si nosotros vemos la decadencia moral en las producciones de Disney, ¿nuestro actuar debería limitarse solo a la crítica? El producto de eso puede ser un mundo vacío de arte. Sí, creo que los cristianos deben liderar la creación de mundos llenos de virtud.
Referencias y bibliografía
- Disney Executive Producer Admits to 'Gay Agenda,' 'Adding Queerness' Wherever She Could
- FORM 10-K - ANNUAL REPORT OF THE SECURITIES EXCHANGE (2023) The Walt Disney Company
- Google Finance - The Walt Disney Company
- Disney admits the truth | WORLD
- Trian Nominations Two Candidates To The Walt Disney Company Board
- La batalla por el futuro de Disney acaba de tornarse seria
- Disney Board Adopts New Rules for Nominating Directors in Wake of Nelson Peltz's Announced Proxy Fight
- We Should Talk About Disney - The Gospel Coalition
- A Conservative Evangelical Defense of Disney | Christianity Today
- ‘Soul’ Is the Anti-Disney Disney Movie
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