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Tres siglos antes del nacimiento de Martín Lutero, un reformador muy peculiar apareció repentinamente en la ciudad de Lyon, en el sureste de Francia. Sus protestas contra las doctrinas y prácticas de la Iglesia de Roma fueron un anticipo profético del terremoto espiritual que se avecinaba: la Reforma Protestante. Bienvenidos a este resumen de la vida de Pedro Valdo.
Un rico gobernante se arrepiente
Se desconocen muchos detalles sobre Pedro Valdo, incluido su nombre. No se sabe si este fue su verdadero nombre, pues no aparece en ningún documento hasta 150 años después de su muerte. Su apellido probablemente fue algo así como “Valdés” o “Vaudés”. “Valdo” fue solamente la adaptación italiana de su apellido. Tampoco sabemos el año en que nació o en que murió. Los historiadores no están de acuerdo sobre si murió entre 1205 – 1207 o entre 1215 – 1218.
Lo que sí sabemos es que, en 1170, Valdo era un comerciante muy rico y bien conocido en la ciudad de Lyon. Tenía una esposa, dos hijas y muchas propiedades. Algo coyuntural le sucedió por ese tiempo: algunos dicen que presenció la muerte repentina de un amigo, otros que escuchó una canción espiritual de un ‘juglar itinerante’. Lo cierto es que Valdo se sintió profundamente preocupado por su estado espiritual y fue conducido a una crisis por saber cómo podría salvarse.
Su primera decisión fue empezar a leer la Biblia, pero como solo existía la Vulgata Latina en ese momento y su conocimiento del latín era precario, contrató a dos eruditos para que la tradujeran a su idioma y así poder estudiar el texto sagrado él mismo. Luego, buscó el consejo espiritual de un sacerdote, quien le enseñó la historia del joven rico en los Evangelios y citó a Jesús: “Aún te falta una cosa: vende todo lo que tienes, y dalo a los pobres, y tendrás tesoro en el cielo; y ven, sígueme.” (Lucas 18:22).
Las palabras de Jesús en el evangelio traspasaron el corazón de Valdo. Al igual que el joven rico, se dio cuenta en ese instante de que había estado sirviendo al dinero, no a Dios, pero a diferencia del joven rico que se alejó de Jesús, él se arrepintió e hizo exactamente lo que Jesús dijo: entregó todo lo que tenía a los pobres. Después de hacer las provisiones adecuadas para su esposa e hijas, Valdo decidió llevar una vida alejada de las riquezas e invirtió todo su dinero en la labor evangelística, haciéndose completamente dependiente de Dios.
Un movimiento incómodo con Roma
Valdo comenzó a predicar con su Biblia en las calles de Lyon, especialmente a las personas pobres. Muchos lo siguieron y, para el año 1175, muchos hombres y mujeres se habían convertido en sus discípulos. Ellos también renunciaron a sus posesiones y se dedicaron a predicar. La gente comenzó a llamarlos "los pobres de Lyon". Más tarde, a medida que el grupo se convirtió en un movimiento y se extendió por toda Francia y otras partes de Europa, se les conoció como "valdenses".
Valdo, cuanto más estudiaba las Escrituras, más se preocupaba por ciertas doctrinas, prácticas y estructuras del gobierno de la Iglesia de Roma, sin mencionar su riqueza, que se contraponía a la visión y experiencia de lo que significaba ser cristiano. Convencido de sus inquietudes, no se quedó callado, sino que se pronunció valientemente. Sin embargo, este tipo de enseñanza incomodaba a la Iglesia, así que Roma prohibió oficialmente la predicación laica, y Valdo y su grupo atrajeron inmediatamente la oposición de los líderes eclesiásticos.
El arzobispo de Lyon se sintió particularmente molesto por este movimiento de reforma autodidacta y sin educación, por lo que movió sus influencias para neutralizarlo. Pero en el año 1179, Valdo apeló directamente al Papa Alejandro III (1105-1181) y recibió de él un voto de pobreza. Sin embargo, solo cinco años después, un nuevo papa, Lucio III (1097-1185), se puso del lado del arzobispo.
En 1183, Valdo y sus seguidores fueron excomulgados por violar la prohibición de la predicación y les expulsó de la ciudad. Fueron condenados formalmente en un consejo eclesiástico del año 1184 junto con otros presuntos herejes, incluidos los cátaros, contra quien Valdo había predicado anteriormente. Si la Iglesia de Roma no lo hubiese expulsado, tal vez el movimiento se hubiera convertido en una comunidad religiosa más, de las decenas que existían ya dentro de la Iglesia.
En realidad, Valdo nunca tuvo la intención de separarse de Roma y mantuvo numerosas doctrinas católicas tradicionales. Sin embargo, después de la excomunión y aún más allá de la muerte de Valdo, hacia el año 1205, las convicciones separatistas de los valdenses aumentaron y se solidificaron.
Los valdenses:
- Rechazaron todos los reclamos de autoridad a parte de las Escrituras.
- Rechazaron a todos los mediadores entre Dios y el hombre, excepto a Cristo Jesús.
- Rechazaron la doctrina de que sólo un sacerdote podía escuchar la confesión, y argumentaron que todos los creyentes estaban calificados.
- Rechazaron el purgatorio y, por tanto, rechazaron las indulgencias y las oraciones por los muertos.
- Creían que los únicos sacramentos aprobados por las Escrituras eran el bautismo y la comunión.
- Desestimaron el énfasis de la Iglesia en el ayuno y los días de fiesta y las restricciones alimenticias.
- Repudiaron la veneración de reliquias, peregrinaciones y el uso del agua bendita.
- Rechazaron el reclamo del papa a la autoridad sobre los gobernantes terrenales.
- Desaprobaron la sucesión apostólica del papa.
La pre-reforma se une a la Reforma
A pesar de la excomunión y la muerte de Valdo, el movimiento valdense siguió creciendo durante bastante tiempo. La severa persecución a los valdenses en el siglo XIII los obligó a desplazarse constantemente y a enseñar en secreto, pero a pesar de ello, el movimiento se extendió al norte de Italia y a regiones de España, Austria, Alemania, Hungría y Polonia.
El hostigamiento de la iglesia romana continuó y creció en gravedad, hasta que en el siglo XV las filas valdenses se habían reducido a pequeñas y secretas comunidades en los valles alpinos de Francia e Italia. Cuando la Reforma protestante irrumpió en la escena en el siglo XVI, la mayoría de los valdenses se convirtieron en protestantes.
Los valdenses aceptaron las formas de culto y la eclesiología de Ginebra y se organizaron como iglesia. La Iglesia evangélica valdense se adhirió a la teología calvinista y se convirtió en la filial italiana de las Iglesias Reformadas. Hoy existen congregaciones valdenses principalmente en Italia, Suiza, Uruguay y Argentina.
Pedro Valdo fue un proto-protestante, aunque nunca lo supo. Fue un mercader convertido en profeta que simplemente creyó en la palabra de Dios con todo su corazón, lo que demostró con toda su vida. Al tomar la Palabra de Dios y predicarla en un tiempo en el que a muy pocos les importaba hacerlo, Valdo agitó las aguas de la renovación y del deseo de regresar a las Escrituras.
¿Y tú? ¿Qué piensas? ¿Crees que la renuncia a los bienes materiales es sinónimo de un verdadero cristianismo? ¿De qué forma podemos encender la pasión dentro de nuestras iglesias por las Escrituras y por el evangelismo?
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