Las iglesias cristianas han sido uno de los sectores que más se han visto afectados por la pandemia. Por semanas, sus feligreses han tenido que dejar de asistir a sus lugares de reunión, en virtud de las medidas preventivas adoptadas por sus gobiernos para evitar la expansión del Covid-19.
Sin embargo, un artículo del portal de noticias Christianity Today demuestra cómo un grupo de pastores, sobre todo en Estados Unidos, han desafiado el aislamiento social obligatorio por creer que el gobierno no debe atentar contra su libertad religiosa, argumentan que es una violación a la primera enmienda.
El caso más sonado, el del pastor Gerald O. Glenn de la iglesia Evangélica New Deliverance en el estado de Virginia, quien en su servicio del 22 de marzo desafió las leyes estatales al declarar que dejaría abierta su congregación a pesar de las prohibiciones. Según Glenn, él era esencial para su comunidad y creía firmemente que Dios era más grande que este temido virus.
Pero el pasado domingo 12 de abril, la iglesia informó que su pastor había fallecido producto del coronavirus, quien estuvo recluido por varios días en el hospital. En declaraciones para www.wtvr.com, su hija Mar-Gerie Crawley declaró que su padre había ocultado por días los síntomas ya que era común que él tuviese fiebres e infecciones. Hoy su madre también se encuentra hospitalizada luchando contra el potente virus.
Para el abogado Luke Goodrich, defensor principal del fondo Becket para la libertad religiosa, la posición de dichos pastores no es útil porque avivan conflictos y se exaltan sobre cosas que no son amenazas reales, para él, incluso a las minorías impopulares se le debe permitir practicar su fe sin ningún tipo de intromisiones del gobierno, pero este no es el caso. Él mismo ha defendido algunos casos con rotundo éxito ante la Corte Suprema en virtud a estos temas.
De acuerdo a una encuesta realizada por LifeWay Christian Resources, para finales de marzo, por lo menos el 93 % de las iglesias en Estados Unidos habían interrumpido sus reuniones en persona por causa de la pandemia.
Libertad religiosa vs. supervivencia
Para Nicolás Osorio, pastor de la iglesia Bautista Renacer en Bogotá, Colombia, la libertad es el derecho por el que más hemos tenido que luchar como humanidad y uno de los tres derechos fundamentales. La crisis del coronavirus ha abierto el debate sobre si en definitiva los gobiernos se están atribuyendo un poder que no les corresponde para restringir incluso libertades como la religiosa.
“Por supuesto la razón parece justificada, es una cuestión de supervivencia y protección de la misma sociedad, lo cual ha hecho que la gran mayoría respaldemos las restricciones” expresó el pastor Osorio.
El líder bautista cree, además, que no deberíamos dejar de ver con precaución qué libertades tan simples como salir a la calle, congregarnos para un servicio de adoración en una iglesia o visitarnos entre amigos sean obstaculizados por mandato del gobierno. ¿Cuánto tiempo vamos a continuar así? ¿Hasta qué punto puede llegar el gobierno con sus restricciones? ¿Cómo va a actuar el gobierno después de que pase la crisis?
“El 9 de abril Michelle Bachelet, la actual Alta Comisionada de Derechos Humanos para las Naciones Unidas, expresó su preocupación por cómo los gobiernos están restringiendo las libertades de los ciudadanos y cómo puede eso perdurar aún después de la crisis”, afirmó Nicolás, quien también citó las palabras de la expresidenta de Chile: “Medidas de emergencia podrían ser necesarias para responder a esta urgencia sanitaria. Pero esta situación de urgencia no es un cheque en blanco para ignorar las obligaciones en materia de derechos humanos... En algunos casos, la epidemia se utiliza para justificar cambios represivos de la legislación ordinaria, que permanecerán en vigor mucho tiempo después del fin de la emergencia”.
Por otra parte, José Antonio Flaquer, presidente del grupo Acción Cristiana en República Dominicana, argumenta que no está de acuerdo con la posición que afirma que las medidas de aislamiento son un ataque contra la libertad religiosa. “Las razones que han motivado el confinamiento no son ideológicas ni anti religiosas, sino de procurar el bienestar general de las naciones en un tema de salud que ha costado la vida de miles de personas, y que amenaza con continuar matando más, a menos que se observen medidas de confinamiento”.
Flaquer afirma que estas medidas, que ya han sido exitosas en China para bajar la curva, han surgido no de directrices de política social, sino de las recomendaciones de la comunidad científica occidental. “Estoy seguro de que si se anuncia un bombardeo en una ciudad el pastor no debe llamar a la asamblea a congregarse ese día, porque sería responsable de esas muertes; de la misma manera podríamos aplicar eso a exponerlos a un virus mortal”, opinó.
En definitiva, las medidas de aislamiento que los gobiernos de más de 40 países han tomado no se constituyen en un ataque directo a la libertad de ejercer su derecho al culto de los cristianos, sino más bien la estrategia que permitirá bajar la curva de contagio y darles tiempo a los científicos que trabajan en la vacuna. Aquí se está tratando de salvar vidas y para lograrlo priman los derechos colectivos antes que los individuales.
El representante de Acción Cristiana agrega, “El confinamiento es de carácter temporal, no constituye un elemento de peligro a la libertad religiosa. Es necesario conocer más acerca de este virus científicamente y mientras tanto el tener precauciones de más es mejor que relajar las medidas sanitarias”
¿Obedecer a Dios o a los hombres?
Ante esta realidad, ¿cuál debe ser nuestra posición como creyentes? El pastor Nicolás afirma que en estos momentos podemos ceder y someternos a las restricciones, demostrando cooperación con la sociedad. El no tener esa empatía como creyentes en este momento puede traer consecuencias en el futuro, como lo plantea Goodrich en el artículo de Christianity Today y no queremos eso. Pero al mismo tiempo las alarmas deben estar prendidas, porque el gobierno no tiene la potestad de cerrar iglesias y la iglesia está llamada a obedecer a Dios antes que a los hombres.
Osorio cree que estamos viviendo un tiempo de mucha incertidumbre, por lo tanto, es momento de orar y ser pacientes. El Señor nos mostrará cómo actuar en cada paso.
Pero el líder cristiano José Antonio Flaquer, también comenta al respecto: “Este confinamiento no viola el principio de obedecer a Dios antes que a los hombres (Hechos 5:28-29), ya que hay envuelto mandatos de Dios que justifican el confinamiento tales como el de no matarás. No obedecer el confinamiento y exponer la vida propia y la de otros sería una violación al quinto mandamiento y un pésimo testimonio para la iglesia. Consecuentemente, y en esta coyuntura específica, la iglesia puede someterse al poder civil temporal sin sacrificar sus libertades”.
“Esto no quita que las comunidades religiosas se mantengan vigilantes frente a otras medidas que podrían afectarla en el futuro en referencia a esta pandemia, y que pudiesen afectar su libertad de congregarse públicamente", culmina Flaquer.
Sin duda, estamos viviendo tiempos de mucha incertidumbre, en los que no sabemos qué sucederá en los próximos días, semanas o meses, con respecto a la situación del mundo y por supuesto con la libertad religiosa. Las decisiones tomadas durante la pandemia podrán impactar el futuro de la iglesia, pero debemos estar seguros que nuestro Dios se encuentra al control de todo, incluso en medio de la crisis. Fortalecer nuestra confianza en el Señor es la mejor decisión ahora.
Con información de Christianity Today y New York Post
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