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Este notable misionero murió cumpliendo su ministerio cuando solo tenía 31 años. Ansioso por dedicar su vida a la obra del Señor en la India, sirvió en oriente en un ministerio dedicado a alcanzar a los musulmanes con una determinación y dedicación increíbles.
Bienvenidos a este resumen de la vida de Henry Martyn.
Un estudiante destacado
Henry Martyn nació en Truro, Inglaterra, donde su padre trabajaba como jefe de oficina de una casa mercante. Su madre murió poco después de su nacimiento. Su padre trató de educarlo siendo paciente con él e interesándolo en la ciencia. Después de asistir al Truro Grammar School, se dirigió a Cambridge para aprender matemáticas, pero luego se decidió por una carrera en leyes. Influenciado por su hermana menor y por el gran predicador Charles Simeon, pronto profesó la fe en Cristo.
Martyn también se conmovió profundamente al leer los diarios de David Brainerd, el misionero puritano en América del Norte que trabajó apasionadamente entre los nativos americanos en la causa de Cristo.
Henry Martyn fue un ‘Senior Wrangler’ en la prestigiosa Universidad de Cambridge. Eso significaba que se graduó primero entre los estudiantes de honor en su clase.
La situación en Oriente
Más interesada en las ganancias que en las almas de los perdidos, la East India Company no quería que los misioneros en sus territorios molestaran a la población.
Charles Simeon, sin embargo, había estado trabajando en silencio con Charles Grant en la junta directiva de la East India Company para que hombres evangélicos fueran nombrados capellanes de esta organización. El objetivo de estos nombramientos era que, mientras estos hombres ministraban a los ingleses en la India, pudieran también aprovechar la oportunidad para difundir el evangelio entre los nativos.
Los líderes evangélicos trabajaron para ver que la política de la East India Company cambiara cuando su estatuto se renovara con el gobierno británico. Charles Simeon trabajó con el líder político William Wilberforce en esto para que el evangelio pudiera compartirse en India y que aquellos como William Carey pudieran continuar con su trabajo.
Henry Martyn se convirtió en uno de los varios jóvenes que el pastor Charles Simeon envió a la India como capellanes de la East India Company.
Dejando todo atrás
Navegando desde Inglaterra, Henry dejó a su familia, amigos y a Lydia Baxter, la mujer que había capturado su corazón. Durante el viaje de 305 días a Calcuta, aprovechó su tiempo para estudiar los idiomas urdu y bengalí.
Una vez en India, Martyn pasó los primeros cinco meses en Serampore, esperando su asignación. Vivió con el reverendo David Brown y su familia. Como otro de los protegidos de Charles Simeón, Brown fue capellán de Fort William en Calcuta y era un erudito hebreo que alentó la traducción de la Biblia a los muchos idiomas orientales. El grupo misionero bautista de William Carey también estaba en Serampore, y Martyn pudo conocer al "Padre de las misiones modernas". Carey estaba encantado con Martyn y declaró que donde sea que estuviera este joven, no se necesitaría otro misionero.
El celo de Martyn por el evangelio, su espíritu humilde y su facilidad con los idiomas, lo convirtieron en un misionero natural.
Iniciando un ministerio a los persas
Henry Martyn ministró como capellán en la India desde 1800 hasta 1810, primero en Danapur y luego en Kanpur. En ambos lugares, su negativa a considerar a los indios como inferiores y su respeto por la cultura india molestó a muchos de sus compatriotas allí. Durante ese tiempo tradujo el Nuevo Testamento y el Libro Anglicano de Oración Común al indostaní. Por su propia cuenta, también estableció varias escuelas para la población nativa.
Martyn también tradujo el Nuevo Testamento y los Salmos al persa. El persa se hablaba en los tribunales musulmanes en la India y era el idioma de los procedimientos judiciales bajo el gobierno británico en Indostán. Entendido desde Calcuta hasta Damasco, parecía que una cuarta parte del globo podía entender el idioma persa. El Nuevo Testamento de Martyn fue la primera traducción al persa desde el siglo quinto. Animado por sus compañeros evangélicos, tomó como tarea principal la traducción de la Biblia. Con la ayuda de ‘munshis’ o traductores, produjo versiones de las Escrituras en urdu, árabe y persa, centrándose así en los idiomas musulmanes.
En enero de 1811, salió de la India hacia Persia, pero el viaje por tierra al centro cultural de Shiraz empezó a deteriorar las fuerzas de Martyn por el calor intenso. Una vez que llegó a la frescura de las montañas alrededor de Shiraz, se sintió aliviado. Martyn se quedó en Shiraz casi un año refinando su traducción al persa y al Nuevo Testamento. Tuvo frecuentes conversaciones con intelectuales musulmanes, defendiendo la divinidad de Cristo y la verdad del mensaje del evangelio.
Él era el único cristiano en este entorno. Las cartas y diarios de Martyn revelan sus luchas espirituales y su fe en Dios, que era su fortaleza. Él escribió en su diario: “Pongo todo mi cuidado sobre Aquel que ya ha hecho maravillas por mí, y estoy seguro de que, pase lo que pase, será bueno, será lo mejor.
El último viaje
Trabajando implacablemente en su misión, la salud de Martyn pronto se debilitó. Sufriendo de la tuberculosis que ya había matado a sus padres y hermana, los médicos recomendaron un viaje por mar debido a su salud.
A finales de 1810 Martyn tomó un permiso para viajar a través de Persia, probar su traducción al persa y beneficiarse de un clima más seco. Esperaba eventualmente regresar a Inglaterra para persuadir a su novia de la infancia de casarse con él. En lo que hoy es Irán, revisó a fondo su traducción persa del Nuevo Testamento que, con la ayuda de Sir Gore Ouseley (1779-1844), se presentó al sha. Martyn también acordó intercambiar tratados con los ‘ulema’ musulmanes, más tarde publicados como sus tratados controvertidos sobre el cristianismo y el mahometanismo.
A menudo con fiebre, Martyn se propuso regresar a su hogar en Inglaterra por su salud. Viajando por tierra a Constantinopla, pronto sucumbió a la enfermedad. Murió y fue enterrado por los miembros de la Iglesia Armenia en Tocat, Turquía, el 16 de octubre de 1812.
Su legado
El genio de Henry Martyn se combinó con una humildad muy evidente, y su amor por Dios se reflejó en su pasión por las Escrituras. Él se convirtió en el primer misionero protestante en hacer un esfuerzo real para llevar el evangelio a los musulmanes de la India y más allá.
Hasta hoy se han creado al menos tres organizaciones que recuerdan el legado de Henry Martyn: El Henry Martyn Institute en la India, el Henry Martyn Trust con sede en Cambridge y la Henry Martyn Library en la misma ciudad.
Pero el legado más importante fue su ejemplo. Aunque su paso por la tierra fue muy corto, fue increíblemente fructífero. La vida de Henry Martyn ha inspirado a miles de misioneros a lo largo de la historia. Por otro lado, su obra ha sido un ejemplo en cuanto a misiones en medio de los musulmanes.
¿Y tú? ¿Qué piensas? ¿De qué forma la vida de Henry Martyn te ha inspirado? ¿Eres consciente de la fugacidad de tu vida? ¿Cómo puedes comprometerte a servir al Señor de una forma más apasionada?
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