A principios de los 70, el escándalo Watergate conmocionó a la nación. Uno de los implicados fue Charles ‘Chuck’ Colson, quien más tarde se declaró culpable y cumplió condena en una prisión federal. En ese tiempo, llegó a la fe en Jesús y se convirtió al cristianismo evangélico. En 1976, publicó Born Again* [en español, Nacido de nuevo], en donde narró los acontecimientos que lo condujeron a su conversión y explicó su cambio radical de vida. El instantáneo éxito en ventas de su libro lo convirtió en uno de los líderes evangélicos más influyentes de su época.
También en 1976, un candidato de Georgia llamado Jimmy Carter ganó la nominación presidencial demócrata, y luego, las elecciones generales por un estrecho margen. Apenas era conocido a nivel nacional, por lo que su victoria llamó aún más la atención. Durante su campaña, declaró que era un “cristiano nacido de nuevo”. La mayoría de expertos políticos y los medios de comunicación no tenían ni idea de lo que eso significaba.
A medida que la frase crecía en la conciencia pública, muchos estadounidenses asumieron que los cristianos nacidos de nuevo eran una nueva secta. Sin embargo, cuando los medios de comunicación y los encuestadores investigaron, descubrieron que la expresión simplemente era utilizada por los evangélicos corrientes para describir la transformación sobrenatural que experimentaban cuando se convertían a su fe.
Sin duda, el cristianismo evangélico no era nuevo, pero cuando la frase se introdujo en la corriente dominante de Estados Unidos, lo impulsó. La mayor notoriedad e influencia del evangelicalismo llevó a la revista Newsweek a proclamar que 1976 era “el año del evangélico”. En 1977, el mundialmente conocido evangelista Billy Graham publicó How to Be Born Again** [Cómo nacer de nuevo]. El libro ayudó a reforzar la credibilidad de la frase “nacido de nuevo” y, lo que es más importante, envió el mensaje de que el cristianismo bíblico genuino era sinónimo del “cristianismo de los nacidos de nuevo”.
¿Moderno o antiguo?
Algunos comentaristas afirmaron que el énfasis en el cristianismo del “nacido de nuevo” era una invención de la época moderna. Ellos explican que el enfoque evangélico en el nuevo nacimiento estuvo ausente en la mayor parte de la historia de la iglesia. Los evangélicos respondieron con las Escrituras.
Jesús dijo: “En verdad te digo que el que no nace de nuevo no puede ver el reino de Dios”, Jn 3:3 (NBLA). La experiencia del nuevo nacimiento también es conocida como “regeneración”, de la cual el apóstol Pedro afirmó que era posible gracias a la obra de Cristo (1P 1:3). El apóstol Pablo también asoció el nuevo nacimiento con la salvación y el perdón de los pecados (Tit 3:4-7). Pasajes como estos inspiran una pregunta importante: ¿Cómo podían los detractores afirmar que el cristianismo del nuevo nacimiento es un producto de la era moderna cuando su concepto procede tan claramente de las Escrituras?
Ciertamente, la mayoría de los detractores estarían de acuerdo en que el concepto del nuevo nacimiento se encuentra en la Biblia, pero también afirmarían que los cristianos de épocas anteriores tenían una comprensión diferente a la que tienen los evangélicos modernos. Argumentarían que, durante la mayor parte de la historia de la iglesia, el momento del nuevo nacimiento se asociaba con el bautismo infantil. En cambio, los evangélicos lo relacionan con el arrepentimiento y la fe personal en Cristo; creen que las personas nacen de nuevo cuando se convierten a Él.
El nuevo nacimiento en la historia de la iglesia
Es cierto que el nuevo nacimiento se asoció con el bautismo infantil durante gran parte de la historia. Sin embargo, no es cierto que todos en la iglesia primitiva lo enseñaran de esa manera.
De hecho, varios escritores influyentes de la Iglesia primitiva creían que la experiencia del nuevo nacimiento estaba asociada con el arrepentimiento, la confesión y la fe salvífica. Entre ellos se encuentran la Epístola de Bernabé, Clemente de Alejandría, Tertuliano, Orígenes e Hilario de Poitiers. Sin embargo, a medida que el bautismo infantil fue ganando popularidad durante los siglos III y IV, la asociación vital entre la regeneración y la fe fue perdiendo importancia. Muchos cristianos de la Edad Media suponían que ya habían experimentado la regeneración como niños en sus bautismos, por lo cual parecía innecesario predicar sobre el nuevo nacimiento en la edad adulta.
Reforma
La Reforma protestante trajo consigo un renovado interés en que las personas creyeran en el evangelio y no se limitaran a participar en los deberes religiosos. El equivalente alemán del término “evangélico” fue acuñado por Martín Lutero para describir a las iglesias protestantes que exhortaban a sus fieles a mostrar una fe genuina en el evangel (evangelio).
El énfasis evangélico en el nuevo nacimiento fue promovido posteriormente por el teólogo luterano Johann Arndt. A principios del siglo XVII, Arndt escribió Cristianismo auténtico, que hacía gran hincapié en el nuevo nacimiento y la piedad. El libro circuló ampliamente por Europa durante más de cien años y ejerció una enorme influencia en muchos predicadores futuros, como John Wesley y George Whitefield.
Grandes despertares
A mediados del siglo XVIII, una serie de poderosos avivamientos recorrieron América, liderados por la predicación de hombres como Jonathan Edwards y George Whitefield. Sus prédicas hacían hincapié en el nuevo nacimiento y llamaban a la gente al arrepentimiento. Estos avivamientos dieron origen al evangelicalismo estadounidense, que sería una fuerza influyente en la sociedad norteamericana a lo largo de los siglos XVIII y XIX.
Sin embargo, a finales del siglo XIX, surgió una fractura entre los evangélicos modernistas y fundamentalistas. Los primeros negaban la ortodoxia cristiana y pretendían reinventar el cristianismo a la luz de la ciencia moderna. Los segundos intensificaron su compromiso con la ortodoxia, pero también desarrollaron una postura militante hacia la cultura. Para la década de 1920, estos dos grupos eran mundos aparte.
El nacimiento de un distintivo
Tras esta ruptura, los modernistas repudiaron el énfasis evangélico en la experiencia de nacer de nuevo, pero muchos fundamentalistas redoblaron su importancia. Comenzaron a describirse a sí mismos como “cristianos nacidos de nuevo”. Aunque la expresión no se generalizó hasta pasadas varias décadas, cobró fuerza en algunos círculos protestantes conservadores durante los años 30 y 40.
En la década de 1950, un joven evangelista llamado Bill Bright fundó Campus Crusade for Christ, que se convirtió en el ministerio de evangelización universitaria más influyente del país. Bright adoptó la etiqueta de “cristiano nacido de nuevo” y, a principios de los 60, los nuevos conversos de su ministerio también la adoptaron.
Otro segmento notable de evangélicos que adoptaron la etiqueta fueron los jóvenes adultos que se convirtieron a Cristo como parte del movimiento Jesus People de finales de los 60. Entonces, Billy Graham comenzó a utilizar la frase “nacido de nuevo” ampliamente. A pesar de que había estado predicando desde la década de 1940 y de vez en cuando la utilizaba, fue en la década de 1960 que el vernáculo “nacido de nuevo” se hizo mucho más prominente en su ministerio.
Los acontecimientos de los 60 pusieron la frase “nacido de nuevo” en el radar de casi todos los cristianos estadounidenses; y los acontecimientos de 1976 pusieron la frase en el radar de todos los estadounidenses.
Apropiación del “nacido de nuevo”
Otra frase interesante que, con el tiempo, entró en el léxico fue “católico nacido de nuevo”. Esta había sido típicamente una señal del protestantismo evangélico pero, pronto, incluso los católicos comenzaron a reportar experiencias de nuevo nacimiento.
Sin embargo, por diversas razones, estas personas querían permanecer dentro de su tradición católica. El número de autoproclamados “católicos nacidos de nuevo” ha sido modesto desde la década de 1960, pero casi se duplicó entre 2004 y 2016. Aunque parezca posible que alguien genuinamente nacido de nuevo pueda seguir siendo un miembro devoto de la Iglesia católica, hay que tener en cuenta algunas advertencias serias.
Además, a finales de la década de 1970, la expresión “nacido de nuevo” era –bien y mal– utilizada por los estadounidenses para describir cualquier experiencia transformadora, aunque no estuviera directamente relacionada con Cristo y el cristianismo. Se usaba con tanta frecuencia, que cuando Bob Dylan describió su propia conversión al cristianismo evangélico, se mostró reacio a utilizarla porque estaba muy “sobreutilizada”. Un ejemplo destacado de esto fue que John Lennon se llamó a sí mismo “pagano nacido de nuevo”.
Etiqueta que se desvanece, doctrina crucial
¿Qué son, entonces, los cristianos nacidos de nuevo? Son aquellos que creen en el evangelio y, por lo tanto, ponen su fe en Jesucristo para la salvación. Han experimentado una transformación sobrenatural, a menudo llamada regeneración; una conversión de la muerte espiritual a la vida espiritual. John Wesley describió esta experiencia como el “cambio completo de corazón y vida del pecado a la santidad”.
Esta doctrina del nuevo nacimiento ocupó un lugar central en la predicación entre los evangélicos y los protestantes conservadores de la era moderna; no se trataba de un énfasis meramente semántico. Inspiró a muchos a hacer del nuevo nacimiento algo esencial en sus vidas y ministerios, lo que a su vez configuró profundamente la trayectoria del evangelicalismo estadounidense a medida que se adentraba en el siglo XXI.
En los últimos veinte años, la frase ha perdido algo de popularidad, pero la doctrina del nuevo nacimiento sigue siendo un elemento crucial de la historia y el legado del evangelicalismo estadounidense. Las etiquetas adicionales vendrán y se irán, pero la doctrina –y lo que es más importante, la experiencia, si es genuina– permanecerá.
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*Born Again de Charles Colson fue publicado en español bajo el título Nací de nuevo.
**How to Be Born Again de Billy Graham fue publicado en español bajo el título Nacer a una vida nueva.
Este artículo fue traducido y ajustado por el equipo de redacción de BITE. El original fue publicado por Kenneth E. Ortiz en Desiring God, bajo el título The Birth of the ‘Born-Again’ Christian. Allí se encuentran las citas correspondientes.
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