Debido a las tensiones sociales, económicas, políticas y religiosas de la región, los cristianos en Líbano se encuentran en una difícil situación. El ascenso del fundamentalismo islámico, las condiciones de pobreza y las divisiones sociales amenazan de nuevo con futuros conflictos en los que incluso se habla de una guerra civil. El siguiente es un panorama de la situación que enfrentan los cristianos en Líbano, cómo las comunidades cristianas evangélicas y no denominacionales se han comprometido a trabajar por un futuro mejor para los más vulnerables en este país y cuál podría ser el futuro del cristianismo evangélico allí.
Líbano vuelve a ser tendencia en las noticias del mundo después de que el líder máximo del grupo paramilitar Hezbollah acusará a las fuerzas del ejército libanés, el cual está compuesto por un amplio número de cristianos, de disparar a varios miembros de Hezbollah durante enfrentamientos que tuvieron lugar en la segunda semana de octubre.
Sayyed Hassan Nasrallah, quien comanda a Hezbollah, una organización islámica paramilitar chiita que ha sido catalogada por el Departamento de Estado de los Estados Unidos como un grupo terrorista, ha dicho que el partido cristiano libanés y su líder, el líder maronita Samir Geagea estaban tratando de iniciar un nuevo conflicto con Hezbollah.
La situación y la tensión vuelven a empeorar y con ella las perspectivas para la minoría protestante del país no son las mejores.
Los enfrentamientos entre las fuerzas del ejército y Hezbollah tuvieron lugar cerca del palacio de justicia de Beirut, donde ciudadanos libaneses protestaban por la negligencia judicial y las obstrucciones a la investigación correspondiente a la explosión ocurrida en el mes de agosto de 2020 en un puerto de Beirut.
Las heridas abiertas tras la explosión de agosto de 2020
Más de 200 personas murieron en la explosión del año pasado y cerca de 6500 resultaron heridas cuando toneladas de fertilizante de nitrato de amonio, el cual es altamente explosivo, que estaba almacenado durante años en el puerto de Beirut se incendió el 4 de agosto de 2020. La explosión destruyó varios vecindarios de la capital y hasta el momento ningún funcionario del gobierno, el cual es responsable por la administración del puerto, ha sido encontrado culpable por la judicatura.
El 3 de agosto de este año, un informe de Human Rights Watch señaló que las autoridades gubernamentales habrían cometido actos de “negligencia criminal”, ya que los responsables libaneses del puerto “sabían del riesgo que representaba el nitrato de amonio almacenado” y “no tomaron ninguna medida para proteger a la población”. Los comportamientos de negligencia de parte de los administradores del puerto pueden constituir una “violación al derecho a la vida”. Según la ley libanesa, tales actitudes podrían constituirse como homicidio voluntario.
La explosión y las posibles consecuencias penales han agudizado las tensiones políticas y religiosas ya existentes en Líbano, país que cuenta con un frágil equilibrio político entre cristianos y musulmanes chiítas y sunitas. Hezbollah. Tras la guerra civil libanesa que enfrentó a cristianos y musulmanes, el Acuerdo de Taif fijo un equilibrio multiétnico y religioso que reordenó el número de participantes en el parlamento y fijo una paridad completa en el número de cristianos y musulmanes en el legislativo.
¿Una nueva guerra civil?
Líbano es posiblemente el país de Oriente Medio con mayor diversidad religiosa y en el que los cristianos gozan de las mayores libertades. Según datos de la CIA, el número de cristianos (entre católicos maronitas, melquitas, armenios, caldeos, ortodoxos, ortodoxos armenios, protestantes y fieles de la iglesia asiria del Oriente) asciende al 40% de la población. Sin embargo, las tensiones existentes entre los diversos grupos religiosos, existentes desde antes de la guerra civil libanesa y que se han agudizado tras los enfrentamientos políticos después de la explosión del 2020, frente a la cual aún no se han hallado responsables, amenazan con desatar una nueva ola de tensiones y posiblemente una “guerra civil”.
La última guerra civil de Líbano, que finalizó en 1990, dejó un saldo de 120.000 muertos y se estima que todavía más de 50.000 personas continúan desplazadas. El escenario de una nueva guerra civil podría ser, como en la década de los ochenta, un conflicto en el que las identidades religiosas sean usadas como excusas para conquistar victorias políticas y militares y en el que los cristianos, especialmente las corrientes minoritarias como el protestantismo, pueden verse perseguidos y con pocas rutas de acción.
Las tensiones políticas ya se encontraban agudizadas desde el 2019, cuando cientos de miles de libaneses salieron a las calles a protestar contra la corrupción política y la crisis económica. Hoy, con la crisis económica agudizada por la pandemia y con facciones políticas acusándose mutuamente por el manejo y la investigación de la explosión de toneladas de nitrato de amonio en el puerto de Beirut, las perspectivas de una guerra civil son mucho más ciertas que en el pasado.
En medio de este escenario, los cristianos se encuentran en una posición débil, ya que cada vez son más minoritarios debido a la migración y al creciente ascenso del Islam en un país que una vez fue ejemplo para el mundo debido a su carácter laico y multiétnico.
El cristianismo en Líbano
El cristianismo en Líbano tiene una larga y continua historia. La Biblia indica que Pablo y Pedro evangelizaron a los fenicios en la zona, y que rápidamente se constituyó allí una iglesia vibrante y firme bajo el patriarcado de Antioquía. La expansión del cristianismo en Líbano fue especialmente lenta en aquellas regiones en donde persistían los credos paganos. Un estudio de 2015 mostró que en el país solamente cerca de 2500 cristianos tenían un ancestro musulmán y que la mayoría de los cristianos libaneses descendían directamente de los cristianos primitivos. Así mismo de manera proporcional, Líbano tiene la tasa más alta de cristianos del mundo árabe, pues allí el número de cristianos oscilaba entre el 36% y el 40%.
Historia de los cristianos en Líbano
Antes de que la fe cristiana alcanzara el territorio de Líbano, Jesús había viajado hacia las partes del sur del país, cerca de Tiro, donde la Escritura dice que él curó a un niño cananeo poseído por un demonio. Así, según los registros históricos se indica que el cristianismo en Líbano es tan antiguo como el cristianismo gentil descrito en la Biblia. Pablo predicó en el territorio libanés, habiéndose reunido con los primeros cristianos en Tiro y en Sidón.
La tradición maronita
La tradición cristiana más primitiva e indisputable en Líbano se puede rastrear hasta Maron, un monje ermitaño del siglo IV, cuyos seguidores fundaron el movimiento religioso nacional conocido como maronismo. Los maronitas fueron ampliamente ignorados por la tradición eclesiástica vigente del Imperio Carolingio y del Imperio bizantino durante la Edad Media y fue solo hasta las cruzadas, en el siglo XVI, que fueron reconocidos oficialmente por la iglesia latina. Debido a su turbulenta historia, tras el paso de varios imperios como el bizantino y el otomano, los maronitas formaron una identidad propia, siguiendo la voz de su propio patriarca y admitiendo su autoridad en asuntos de fe.
Los cristianos maronitas desempeñaron un rol muy importante en la creación del Líbano moderno. El estado moderno de Líbano fue establecido por Francia en 1920, después de la instigación de varios líderes maronitas liderados por el patriarca (obispo metropolitano) Elias Peter Hoayek, quien presidió varias delegaciones a Francia después de la Primera Guerra Mundial y la solicitud del re-establecimiento de una entidad jurídica propia para Líbano (el principado, que había existido entre el 1515 y el 1840).
Con la creación del estado libanés, el movimiento árabe fue superado por el movimiento libanés en el país, el cual enfatiza la herencia cristiana del país y la preeminencia de la cultura mediterránea y fenicia. En el Pacto Nacional, un acuerdo verbal, que estableció al Líbano como una nación independiente en 1943, un presidente maronita y un primer ministro suní, acordaron dividir el parlamento entre las distintas confesiones religiosas y acordaron que el presidente siempre sería un cristiano maronita.
Confesiones cristianas en Líbano
Desde la fundación del estado moderno libanés, los cristianos han sido la confesión religiosa más grande. Sin embargo, el número de cristianos ha venido disminuyendo de forma constante, pasando de ser el 65% de la población en 1932 a no ser más del 40% en el año 2018. El descenso del número de cristianos en Líbano ha venido acompañado con un crecimiento constante del Islam, que ha pasado de se la religión profesada por el 35% de la población en 1932 a ser hoy cerca del 60%. Los musulmanes de Líbano están divididos demográficamente de forma igualitaria entre suníes y chiíes, cada grupo contando por cerca del 30% del total de la población.
De entre los cristianos el 52% se confiesa como maronita, el 20% como ortodoxo griego (bajo la autoridad del patriarca Bartolomé de Constantinopla), el 12% son melkitas, un 10% son armenios ortodoxos, un 2.5% protestantes, y un restante 2.5% pertenece a otras confesiones cristianas minoritarias.
El impacto del movimiento protestante en Líbano
La mayoría de cristianos protestantes residen principalmente en la capital, Beirut, y constituyen menos del 1% de la población.
Los protestantes están conformados por una serie de denominaciones, incluyendo los presbiterianos, congregacionales, carismáticos y pentecostales. Algunos dentro de la sociedad civil perciben su influencia como “desproporcionadamente alta entre la clase media profesional”.
Una gran proporción de los protestantes de Líbano se convirtió por la influencia de misioneros ingleses y americanos durante el siglo XIX y el siglo XX. Estos misioneros llegaron principalmente de Europa y de los Estados Unidos, llevando con ellos la idea de la Reforma como un fundamento de libertad de conciencia y de una vida centrada en la Biblia. Allí los misioneros fundaron escuelas y universidades, construyeron hospitales y comenzaron un amplio trabajo social. Aunque el trabajo de los protestantes estuvo mezclado con elementos del imperialismo cultural occidental, su obra comenzó una transformación de la sociedad que todavía es evidente hoy.
En el Medio Oriente, la Reforma se mantiene de pie defendiendo un fuerte legado, aunque todavía con un futuro incierto, pues los protestantes constituyen una minoría dividida, incluso entre el amplio grupo de cristianos que cada vez es también más minoritario.
Bajo los términos del acuerdo, no escrito, del Pacto Nacional, que dio lugar al nacimiento de Líbano como nación, la comunidad protestante recibió un asiento en el parlamento, el cual ha permanecido garantizado pese a los múltiples conflictos civiles y militares por los que ha atravesado el país. Esta disposición legal le ha permitido a la comunidad protestante participar activamente en las discusiones nacionales y ser una voz vital en la defensa de la libertad religiosa y los derechos de los protestantes. Sin embargo, los ciudadanos protestantes de base no han estado de acuerdo con la situación, ya que los acuerdos de cuotas fijas para los políticos de las distintas comunidades religiosas han permitido la corrupción y la negligencia de la clase política tradicional.
La respuesta de los movimientos evangélicos y protestantes a la crisis generada tras la explosión del 2020
Tras la explosión del 2020 en el puerto de Beirut, las comunidades protestantes pidieron la renuncia del miembro protestante en el parlamento, Edgar Traboulsi, quien es pastor de una iglesia bautista de Líbano, esto debido a la incapacidad de los líderes políticos de actuar de manera decisiva para resolver los problemas que agobian a la nación como la corrupción, el sectarismo y la división y por permitir que el país haya caído en un estado de estancamiento luego de la explosión en el puerto y como resultado de la crisis del COVID-19. Muchos protestantes del país no quieren que los líderes evangélicos tengan nada que ver con la clase política a la que ven como intrínsecamente corrupta, sin embargo, el representante evangélico señaló que su misión política es concebida como “parte de su responsabilidad espiritual”. En declaraciones que concedió a Christianity Today en agosto de 2020, el pastor Traboulsi indicó: “No soy el tipo de pastor que abandonará mi papel y que sería infiel a mi llamado, en un momento de calamidad y necesidad. Mi circunscripción es mi rebaño, tanto como mi congregación”.
En medio de la crisis de la explosión en el puerto de Beirut en el 2020 y tras la pandemia del coronavirus, los protestantes respondieron solidariamente ante las necesidades de refugio y de atención médica de varios segmentos de la población. Sin embargo, varios grupos y organizaciones que estaban ubicados cerca del lugar de la explosión sufrieron graves afectaciones. Christianity Today reportó en 2020: “City Bible Church fue la congregación más cercana a la explosión, a solo un cuarto de milla de distancia. En un video, el pastor Marwan Abou-Zelouf mostró el daño estructural masivo a su iglesia que había sido construida con las propias manos de la comunidad”.
Pero el apoyo de las comunidades evangélicas y protestantes no se ha limitado a los eventos de crisis recientes. Muchas organizaciones cristianas de ayuda venían trabajando sobre el terreno desde hacía bastante tiempo.
Camille Melki, una activista cristiana, dirige la organización Heart for Lebanon, que comenzó a servir a los libaneses desplazados por la invasión israelí en 2006, y ahora ministra a los refugiados sirios, tras la guerra que ha devastado al vecino país.
Los 60 voluntarios de Heart of Lebanon se han colaboraron activamente para hacer limpieza de viviendas y sitios de acogida tras la explosión del puerto y su apoyo ha sido bien recibido por la comunidad libanesa.
Otro grupo evangélico que ha tenido una presencia importante en Líbano es la organización Christian Aid, una ONG que ha estado trabajando durante más de 30 años en el país y que ha estado respondiendo a la crisis migratoria siria desde el 2012. La organización trabaja con socios de largo plazo y su programa de ayuda se enfoca en temas como el desplazamiento forzado y el conflicto con el fin de enfrentar las causas estructurales de los problemas que aquejan a la población libanesa como la pobreza y las desigualdades que agobian a los más vulnerables y marginados: Los cuales generalmente son refugiados de Siria y Palestina, así como los libaneses más pobres.
Un país atravesado por toda una serie de conflictos y problemas históricos en el que los cristianos están cooperando para lograr sanar heridas e impulsar la recuperación
La situación en Líbano es la consecuencia de un conjunto de crisis agudas que se han gestado en el largo plazo: desplazamiento forzado, corrupción, crisis económica, la pandemia, el terrorismo islámico y las consecuencias de la explosión en el puerto de Beirut en el 2020. Durante el último año, la creciente inflación ha llevado a un alza generalizada en los precios de los alimentos, al tiempo que la inseguridad alimentaria se ha extendido, mientras que el sustento de los hogares se ha visto erosionado y la pobreza entre los libaneses asciende ahora al 52% y hasta el 83% entre los refugiados sirios. Esta situación es preocupante especialmente para los niños y los jóvenes, muchos de los cuales han tenido que dejar la escuela para ayudar a sus padres en las labores del hogar y obtener algún sustento en empleos informales.
Líbano acoge a la proporción de refugiados más grande del mundo en comparación con el número de ciudadanos locales. Desde la creación del estado de Israel en 1948, Líbano ha sido el hogar de refugiados provenientes de Palestina. Y sumándose a la crisis de desplazamiento desde territorio palestino, Líbano hoy es el hogar de al menos 1 millón de refugiados sirios. Los refugiados palestinos tienen un acceso muy limitado al mercado laboral y frecuentemente quedan atrapados en empleos de baja cualificación, mientras que los refugiados sirios carecen de campos formales de refugio por parte de las Naciones Unidas y también se han visto enfrentados a políticas altamente restrictivas por parte del gobierno.
Y es en este contexto en el que organizaciones de ayuda internacional como Christian Aid están trabajando para enfrentar los problemas que agobian a los refugiados. Allí, las organizaciones cristianas de ayuda proveen educación y apoyo psicológico a los palestinos, concretamente en el campo Nahr El Bared, donde viven muchas familias desplazadas.
En la medida en que la crisis de Líbano empeora, tanto a nivel político como socio-económico, Christian Aid también ha estado apoyando a sus socios que proveen kits de comida de emergencia, kits de higiene, sábanas y colchones, así como ayuda en efectivo para asistir a los hogares afectados.
Pero la ayuda de organizaciones como Christian Aid no se queda ahí: Hay un trabajo enfocado en el largo plazo, proveyendo educación a través de centros comunitarios con el apoyo del Mouvement Social con el fin de apoyar a los niños y jóvenes más pobres a alcanzar sus metas de vida. Así mismo Christian Aid ha estado comprometida a ofrecer apoyo psicosocial a los niños sirios y libaneses que viven en los suburbios de Beirut, Sidón, Akkar, Trípoli y el Valle de la Becá, con el fin de lograr que se inscriban en la escuela, tengan éxito económico y mejoren sus niveles de bienestar.
Christian Aid también informa que ha trabajado con cientos de menores sirios y libaneses que se encuentran en centros correccionales con el fin de que se puedan reconciliar con sus familias y comunidades y asegurar su pleno reintegro a la sociedad.
El futuro del protestantismo en Líbano y las relaciones con las iglesias locales
El futuro del protestantismo en el país sigue siendo cuestionado hoy más que nunca. En todos los países de la región, los cristianos representan una pequeña minoría y los protestantes entre ellos son incluso un grupo más pequeño y dividido. Entre las preocupaciones de las iglesias protestantes se encuentran la migración, especialmente porque los protestantes jóvenes están emigrando en grandes números.
“Nosotros, históricamente, teológicamente y litúrgicamente tenemos nuestras raíces en Occidente y no en Oriente como las demás iglesias de la región”, afirma George Sabra, Presidente de la Escuela de Teología del Cercano Oriente. “Para nosotros, las relaciones con Occidente son una bendición, por supuesto -¿Somos occidentales o extranjeros? ¿Deberíamos entonces orientar nuestra identidad? Algunos nos hacen sentir como si nosotros fuéramos un error occidental en la historia de la Iglesia”, dice Sabra.
En el siglo XIX, las relaciones del protestantismo con las iglesias locales fueron tensas e incluso agresivas, ya que los misioneros protestantes vieron a las comunidades locales como un campo de misión en el cual hacer proselitismo. Sin embargo, con el tiempo la llegada del protestantismo enriqueció el debate teológico local y aunque las iglesias locales no habían tenido una experiencia de la Reforma, los protestantes han generado un efecto positivo que ha sido reconocido tanto por líderes de las iglesias católicas como por las ortodoxas. Los líderes maronitas y ortodoxos reconocen que los cristianos locales no leían la Biblia, pero que tras la llegada de los protestantes han empezado a hacerlo y ahora tienen mayor estima por la Palabra de Dios.
Las iglesias evangélicas y las universidades han tenido un gran impacto en los estudiantes que provienen de diferentes orígenes. Esto ha creado una especie de sana competencia entre las escuelas evangélicas y católicas. Incluso hoy todavía muchos musulmanes insisten en enviar a sus hijos a escuelas cristianas debido a la calidad que caracteriza a la educación que allí se brinda.
La persecución continúa siendo una realidad presente para algunas comunidades cristianas
Sin embargo, a pesar de las relaciones cordiales con los musulmanes del común, la iglesia afronta hoy en Líbano uno de sus momentos más difíciles. De acuerdo a Voice of The Martyrs, varios grupos extremistas islámicos, incluyendo Hezbollah en el sur y en otras regiones mayoritariamente chiítas persiguen activamente a los cristianos. También las células terroristas afiliadas al Estado Islámico, Al-Qaeda y otros grupos suníes patrullan activamente en la frontera con Siria. Los cristianos, especialmente los conversos del Islam enfrentan también la persecución de las tribus y sus familias.
Mientras que las áreas urbanas se encuentran con una gran influencia cristiana y occidental, en las zonas rurales donde hay mayoría islámica, los cristianos enfrentan amenazas significativas y oposición. Aquellos que han nacido en familias cristianas tienen permitido practicar abiertamente su fe, pero esto no quiere decir que vivan allí libre de acoso, pues en muchas ocasiones se les niega la adquisición de tierras y otras propiedades, o ven incrementados sus impuestos. Las formas más severas de persecución ocurren cuando los creyentes comparten su fe y cuando los musulmanes se convierten.
En este escenario, la oración por nuestros hermanos en Oriente Medio y especialmente en Líbano es hoy urgentemente necesaria. Aunque la guerra civil sea solo una amenaza incierta, realidades patentes como el crecimiento del fundamentalismo islámico, la pobreza, las crisis políticas y sociales, así como la migración misma ponen en peligro la existencia de las comunidades cristianas en aquellas tierras que una vez fueron objeto de predicación y construcción de las primeras iglesias de la historia.
Con información de Voice of The Martyrs, Christian Aid, CNN, y Christianity Today
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