El pasar largos lapsos frente a las pantallas de los dispositivos tecnológicos se convirtió en un fenómeno que parece no tener límite. ¿Son adictivos estos dispositivos? ¿Es sano para nuestra vida cristiana consumir por horas contenidos virtuales? ¿Cómo puede el evangelio ayudar a superar este flagelo? A través de este artículo trataremos desde voces dominantes del tema dar claridad a estas preguntas.
Un reciente estudio de Barna Group, la agencia de encuestas cristianas en Estados Unidos reveló cifras interesantes pero a la vez alarmantes acerca de los adolescentes y jóvenes, mejor conocidos como la “generación Z”, con respecto al uso inadecuado de los dispositivos tecnológicos. Paradójicamente estas herramientas que se supone nos unirían mucho más con otras personas en cualquier parte del mundo, se ha convertido en un distractor y distanciador de las personas que nos rodean.
El estudio que se realizó a través de dos muestras de aproximadamente 1.500 jóvenes y adolescentes cada una, demostró que la “generación Z” (personas entre los 13 - 21 años) reconocen que pasan mucho tiempo frente a sus dispositivos móviles. Según los encuestados, tres de cada cinco integrantes de este rango de edad (60%) aceptan pasar largos lapsos frente a sus dispositivos tecnológicos. Es interesante la sinceridad demostrada por los encuestados, quienes además expresaron (un 53%) sentirse mal al pasar tanto tiempo frente a las pantallas.
El alto consumo de pantallas los ha llevado a distraerse de sus tareas o responsabilidades, y por lo menos la mitad de ellos culpan a los aparatos tecnológicos de esta problemática. Así mismo, se sienten menos productivos y han perdido su capacidad de atención sin contar las limitaciones para relacionarse con otras personas.
Al respecto, decidimos consultar algunos líderes cristianos en Latinoamérica que tienen experiencia con respecto al mundo digital, para conocer desde una perspectiva bíblica los efectos de esta realidad y cómo el evangelio puede ayudar a sobrellevar esta adicción.
Distraídos y alejados
Para el Blogger cristiano Josué Barrios, autor del libro Espiritual y conectado: Cómo usar y entender las redes sociales con sabiduría bíblica y miembro del equipo de editores de Coalición por el Evangelio, uno de los principales problemas que genera el estar mucho tiempo frente a las pantallas navegando es que el cerebro humano se fragmenta y nuestros pensamientos no tienen profundidad y constancia. “Cuando estamos leyendo algo en internet queremos irnos a otro enlace. Esas mini decisiones que tomamos comúnmente en internet hacen que nuestro cerebro se fragmente. Se está creando en nosotros el hábito de pensar en ráfagas y no profundamente”.
Por su parte, Gabriel Tellerias experto en temas de telecomunicaciones, manifestó que junto con todos los efectos positivos que brinda el desarrollo tecnológico, estas desplazan actividades y comportamientos que desarrollan el carácter. “Mientras más centralidad tienen los dispositivos en nuestras vidas, las actividades habituales se vuelven más fáciles, cada día más los dispositivos requieren menos de nosotros y al mismo tiempo necesitamos menos interacción y relación personal con otras personas”, apuntó.
Tanto Barrios como Tellerias expresaron que las consecuencias que trae el uso excesivo de las tecnologías en la vida de quienes la consumen están relacionadas con mostrar los pecados del corazón y sus verdaderas prioridades (o ídolos), así como la modificación de los hábitos y sobre todo, una visión distorsionada de la realidad.
En tal sentido, en el caso de las redes sociales, quienes las consumimos solo mostramos una parte de la realidad. Escasamente veremos a personas alardear de sus momentos tristes o malos episodios en sus perfiles sociales.
Por su parte, Jacobis Aldana, pastor de la Iglesia Bíblica Soberana Gracia en Santa Marta, Colombia, menciona que además de lo peligroso que es pasar largos lapsos frente a pantallas por ser estas una autopista para el ocio y el pecado de los ojos, recalcó en lo perjudicial que se convierten para nuestro cuerpo: “el exponerse a pantallas brillantes por largos períodos sin descanso produce dificultades en términos físicos y también a nivel de la respuesta cerebral, especialmente en lo relacionado a la liberación de dopamina y otros efectos que desencadenan adicción”.
Entonces, ¿somos adictos y no lo sabíamos? Tal parece que sí. El hecho de que no podamos estar largos tiempos lejos de los dispositivos también demuestra que nuestro uso no está siendo el correcto. ¿Acaso no te pasa que te sientes incompleto cuando estás lejos del móvil? o ¿has tenido dificultad para comunicarse naturalmente en persona con los demás? cosa que no sucede cuando te comunicas por chat o llamadas.
Estos eventos que parecen triviales, estarían mostrando que nuestros corazones están más alejados de lo que pensamos del propósito que Dios tiene para nosotros. “La visión correcta de Dios la encontramos acudiendo a su palabra, pero ¿cómo iremos a ella si estamos todo el día distraídos?” Cuestiona Josué Barrios.
Aldana también comenta al respecto lo siguiente: “Hay varias cosas que pueden estar sucediendo en las dinámicas del corazón. Desde la idolatría hasta algún déficit de identidad, y todo pasa a depender de lo que consuma el tiempo de exposición. Una persona puede estar adicta a su trabajo, lo que lo lleva a estar sentado por horas sin descanso y eso es solo el reflejo de un problema de avaricia. O alguien que está en videojuegos refleja el ocio y la poca estima del mandato de la laboriosidad. Y otro puede consumir redes sociales por horas y esto puede ser el reflejo de una búsqueda de identidad y aprobación u orgullo arraigado. Así que, exponerse a las pantallas por largos periodos puede ser solo el síntoma de una enfermedad peor”.
“Aunque no hay nada de malo en usar dispositivos móviles, alguien puede incluso hacer algo tan piadoso como escribir un mensaje de aliento o un devocional, pero el corazón pecaminoso es experto en fabricar ídolos incluso de las cosas moralmente neutras. No cabe duda entonces que un uso descontrolado de los dispositivos tecnológicos puede llevar a alguien a abandonar los hábitos piadosos por la sencilla razón de que el tiempo que debería invertirse en lo que aprovecha se desperdicia en cosas que no son de ganancia para la eternidad. Creo que se trata de mantener la mirada puesta en lo que es realmente valioso y eterno y no aquello que es efímero, pasajero”, acota Jacobis.
Gabriel manifiesta un punto importante, y es que a pesar de que el estudio que motivó este artículo enfoca como objetos de seguimiento a los adolescentes y jóvenes, otras generaciones están sufriendo de adicción por las pantallas. “Sin importar la cohorte generacional a la que pertenezcamos, debemos ver la tecnología y el contexto a través de las verdades bíblicas, debemos conocer el impacto y las implicaciones de la transformación digital en nuestras familias y en nuestros corazones. Debemos ser conscientes de que, aunque el contexto es altamente disruptivo, la condición humana se mantiene sin alteración desde Génesis 3, tenemos una naturaleza caída y somos pecadores que necesitan un salvador”.
“El problema de la disfuncionalidad que experimentan muchos de nuestros jóvenes hoy en día con respecto al uso de la tecnología es un problema del corazón humano, el cual (producto de la caída) busca facilidad, distracción, entretenimiento, placer y llegará a dar adoración a la fuente de todo esto, aún sea algo tan frío e impersonal como una pantalla”, expresó el experto en telecomunicaciones.
La relación entre lo que somos y a quien adoramos es estrecha, para Josué Barrios pasar mucho tiempo frente a una pantalla refleja un problema del corazón y manifiesta uno de los principios teológicos de la adoración: “nos convertimos en lo que adoramos” y el Salmo 115 es un ejemplo de esto:
Los ídolos de ellos son plata y oro,
Obra de manos de hombre.
5 Tienen boca, y no hablan;
Tienen ojos, y no ven;
6 Tienen oídos, y no oyen;
Tienen nariz, y no huelen;
7 Tienen manos, y no tocan;
Tienen pies, y no caminan;
No emiten sonido alguno con su garganta.
8 Se volverán como ellos los que los hacen,
Y todos los que en ellos confían.Salmo 115: 4-8 (NBLA)
¿Acaso lo que estamos hablando acerca de la frialdad y alejamiento de la realidad que producen las redes sociales y el internet no es lo que vemos en el salmo en mención?
¿Qué solución nos ofrece el evangelio?
Gabriel Telleras citó para este artículo otro estudio de Barna Group que nos muestra cómo están los jóvenes cristianos invirtiendo su tiempo: “en rangos de edades de 15 a 29 años, se refleja que un joven pasa un estimado de 2,767 horas al año utilizando pantallas, mientras solo dedica 291 horas al consumo de contenido espiritual, la realidad es que existe un desbalance entre la ingesta de contenido espiritual y el tiempo dedicado al consumo digital”.
Esto demuestra que el uso excesivo de los dispositivos no solo están alejando las responsabilidades como personas sino también las que nos corresponden como creyentes, y ahí está la gravedad de este flagelo. Desafortunadamente, la generación “nativa digital” es la que demuestra estar más alejada de una cosmovisión bíblica.
Ante esta realidad, la biblia tiene también una respuesta. Según Josué Barrios, el evangelio hace 3 cosas: Primero nos perdona por lo mal mayordomos que somos, por usar las pantallas para no edificarnos. Cristo vino a morir por ese tipo de personas.
En segundo lugar, el evangelio nos motiva y nos da esperanza de ser diferentes ahora. A pesar de nuestras fallas, siempre hay oportunidad para arrepentirnos. Nuestras vidas ya no nos pertenecen, sino a Dios, y debemos honrarlo, en este caso con las pantallas. Pero también el evangelio nos satisface, Cristo merece más atención que las pantallas, Él nos libra de todo temor y nos sacia, cosa que nunca producirán los dispositivos electrónicos.
“La palabra es muy precisa acerca de estar alertas y no permitir que ninguna cosa nos domine. Dentro de esas cosas que pudieran no ser de provecho están las pantallas de nuestros móviles y otras plataformas que pudieran dejar de ser distracciones y convertirse en adicciones”, afirmó Telleras, quien también citó:
“Todas las cosas me son lícitas, pero no todas son de provecho.
Todas las cosas me son lícitas, pero yo no me dejaré dominar por ninguna”.1 Corintios 6:12 (NBLA)
El pastor Aldana también se refirió sobre este texto: “La enseñanza del Nuevo Testamento parece directa. Como se ve, hay un sentido de libertad en el ejercicio de lo que hacemos pero debemos tener la conciencia de que no debemos ponernos debajo del yugo de nada. La Biblia se refiere a esa capacidad de resistir como dominio propio y es una virtud que proviene de la obra del Espíritu. Por otro lado, los vicios pueden esconder un problema de idolatría la cual es también condenada entre los primeros mandamientos de la ley de Dios como un pecado grave delante del Señor”.
¿Pero cuáles serían esas prácticas que se deben empezar a hacer para salir de la adicción a las pantallas?
Jacobis Aldana mencionó algunos pasos a seguir para aquellos que están luchando con este problema:
Lo primero, reconocer que evidentemente hay un problema, por lo que sí hay una lucha no puede provenir de otro lado sino del Señor. Lo segundo, es que encuentre cuáles son las cosas específicas que están consumiendo su tiempo para poder tener un mejor diagnóstico y luego de identificar el problema. También es importante que busque la ayuda de alguien maduro de su iglesia local, de modo que pueda reemplazar hábitos no saludables por hábitos santos en su lugar. Y finalmente lo animaría a rendir cuentas. Esto no es algo que podamos pelear solos, necesitamos ánimo y también exhortación. Si ya hay un problema de adicción eso implica que la situación se ha superado y requiere trabajar en ello con intencionalidad.
En el caso de Gabriel Telleras, anima que además de identificar y aceptar el problema se hagan las siguientes preguntas para entender la dimensión de la lucha espiritual:
- ¿Qué dispositivos llenan mi vida actualmente?
- ¿Qué han reemplazado estas pantallas?
- ¿Qué interacciones, actividades o hábitos se hubieran dado si estas pantallas o dispositivos no existiesen?
- ¿Cómo han cambiado estos dispositivos o plataformas el que pueda florecer, desarrollarme de acuerdo con el diseño perfecto de Dios?
- ¿En mi relación o uso de estos dispositivos veo evidencias espirituales coherentes con el fruto del espíritu?
Finalmente, Josué Barrios motiva a que se ponga en práctica Mateo 18:7-10, actuando de manera radical con aquello que puede ser ocasión para caer. Sin duda, las pantallas no son malas en sí mismas, los malos son nuestros corazones, pero si los dispositivos son ocasión para tropezar, es mejor cortar con eso. Barrios dice que un evento práctico podría ser probar 30 días sin consumir redes sociales y en su lugar aumentar la vida de iglesia, servir en ella, comprometerse con las misiones, leer y perseverar en las disciplinas espirituales, pero sobre todo no hacerlo solo, siempre con la ayuda o compañía de alguien más.
Nadie ha dicho que es fácil afrontar nuestros pecados, pero siempre encontraremos gracia en medio de todo este mundo cargado de placeres vanos y efímeros. Es necesario que tomemos acciones si las pantallas nos están alejando de Dios pero no desaprovechemos tampoco la gran oportunidad que nos brinda el Señor a través de la tecnología. Si no fuera por ella, hoy no estarías leyendo este artículo.
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