El impacto de las experiencias digitales de adoración después de la pandemia
Han pasado tres años desde que la pandemia impactó la dinámica mundial y las iglesias tuvieron que llevar sus reuniones de adoración y prédica al mundo digital. Durante la Pascua de 2020, las iglesias cristianas vieron récords en la asistencia a sus eventos en línea y esto, sin lugar a dudas, marcó una nueva tendencia en los eventos de adoración y servicios dominicales. Aunque ya las puertas de las congregaciones se han abierto, la pandemia dejó un efecto duradero en la asistencia a servicios de adoración en línea.
Sandals Church, una iglesia con múltiples locaciones pero con base principal en Riverside, California, tiene cerca de 80 000 personas que vieron sus servicios durante los fines de semana de 2020. Esto es significativamente superior a las 3000 y 4000 personas que asistían antes. Como las demás congregaciones, Sandals vio caer la asistencia a sus eventos en línea y, luego, nivelarse una vez que las reuniones en persona regresaron. Sin embargo, aún registra de tres a cuatro veces más asistentes en línea que los que tenía antes de la pandemia del COVID-19.
Por eso, la congregación ha lanzado un campus en línea (Sandals Church Anywhere, que en español es Iglesia Sandals en cualquier lugar), diseñado para que lo vean pequeños grupos de personas en sus hogares. “Sandals Church Anywhere es una oportunidad para que un grupo se reúna en persona, aún cuando ellos no tengan cerca una locación de Sandals Church”, dijo el pastor Alfredo Ramos. “Ellos pueden ver el servicio juntos, procesarlo juntos, tener una comida juntos y un tiempo para facilitar las preguntas de grupo. Estos son los grupos que personalmente superviso y a los que les ofrezco cuidado pastoral”.
El personal de Sandals está mirando ahora el modelo de la microiglesia para sus reuniones de 12 000 y 13 000 personas en línea y ha adaptado un estilo diferente del servicio. En lugar de la típica estructura de unas cuantas canciones antes del sermón y unas después, los servicios en línea de Sandals tienen una introducción corta y un claro llamado a donar a la iglesia antes de comenzar rápidamente con el sermón. El servicio en línea concluye con una o dos canciones. “Hemos estado tratando de averiguar cómo dar un servicio honesto, que realmente tenga sentido para este ambiente particular y para una plataforma en línea”, dijo Ramos.
En cuanto a las iglesias en general, la participación en los servicios en línea no es tan alta como durante los confinamientos. Sin embargo, el 22 % de los cristianos dicen que ven transmisiones de ese tipo de manera más frecuente que antes de la pandemia, según un estudio publicado recientemente por el Pew Research Center. El centro de investigaciones encontró que el porcentaje general de estadounidenses que van a la iglesia en persona y de manera regular ha caído ligeramente. Además, la demografía de las personas con más probabilidades de asistir a la iglesia antes de la pandemia vio una caída significativa, el porcentaje de los evangélicos blancos disminuyó 5 puntos entre 2019 y 2022, mientras que el de los protestantes afromaericanos decayó en un 15 % en el mismo periodo.
Algunas claves del estudio del Pew Research Center sobre las nuevas formas de adoración
Al evaluar el impacto de la pandemia en la forma en que las personas asisten a la iglesia, el Pew Research Center estableció sus datos en cuatro formas diferentes:
- 5 sondeos llevados a cabo desde julio de 2020 muestran que cerca del 40 %, una proporción considerable de los estadounidenses, dijeron que han participado en servicios religiosos durante el mes más reciente, ya sea en persona o virtualmente, es decir, viéndolos en línea o por televisión.
- Más estadounidenses indicaron que sus hábitos de asistencia a reuniones religiosas han decaído. Los resultados dejan ver un contraste: para noviembre de 2022, el 20 % de las personas dijo que estaba asistiendo con menos frecuencia a los servicios presenciales, mientras que el 7 % aseguró que lo hacía con más asiduidad. Por otra parte, el 15 % afirmó que estaba viendo servicios virtuales o en televisión más reiteradamente, mientras que el 5 % sostuvo que lo hacía menos.
- La proporción de adultos estadounidenses que dijeron asistir a servicios religiosos una vez al mes o más ha caído ligeramente, pasó del 33 % en 2019 al 30 % en 2022.
- En encuestas anuales realizadas desde el 2019 hasta el 2022 a los mismos individuos, el 87 % (la mayoría) no reportó cambios en su asistencia a servicios de adoración durante ese periodo. Pero entre aquellos que indicaron un cambio, más personas reportaron que van a servicios religiosos con menos frecuencia (un 8 %) que los que reportan una asistencia más frecuente (4 %).
Un testimonio de primera mano sobre la asistencia en línea y en persona en una iglesia de Estados Unidos
No hay muchas personas llegando a los servicios dominicales de Woodland Park Community Church, de acuerdo al pastor, Kirk Greenstreet. Antes de la pandemia, la congregación ubicada en Colorado, Woodland Park, usualmente atraía a entre 550 y 600 personas para dos servicios en un domingo. 3 años después la asistencia promedio está entre 500 y 550 personas.
Al comienzo de la pandemia, la iglesia ya se estaba moviendo hacia el ofrecimiento de servicios religiosos en línea, y una vez que los confinamientos comenzaron, el personal fue capaz de poner la tecnología rápidamente en su lugar de manera que Woodland Park Church pudo entregar un servicio en línea para su Pascua de 2020. Aunque Woodland Park reabrió sus servicios presenciales en junio de 2020, ha mantenido sus servicios en línea, los cuales son vistos por entre 100 y 150 personas cada semana.
El modelo híbrido se ha convertido en la nueva normalidad para las iglesias. En el reporte tecnológico publicado en enero por Pushpay, se encontró que el 89 % de las congregaciones entrevistadas ofrecieron servicios a través del modelo híbrido. Pero con el componente del streaming también hay nuevos desafíos para las iglesias.
Considerando la experiencia y los desafíos de la iglesia digital
Ya sea que las congregaciones hayan añadido alternativas en línea por primera vez durante los últimos años o hayan visto un impulso en el compromiso de los creyentes debido a la pandemia, estas deben considerar los costos de la tecnología, las horas del personal y los principios del ministerio que se transmitirán a aquellos que sirven por medio de las pantallas. Ellos tienen que pensar a quiénes se están dirigiendo y cómo lo están haciendo.
“¿Cuántas personas llegan a sentarse en los bancos de nuestra iglesia en un domingo? ¿Cuántas reciben nuestro mensaje en línea? Es fácil juzgar el éxito espiritual de nuestra iglesia simplemente yendo desde la parte de adelante del centro de reunión hasta el final para contar cuántos asistentes se reúnen”, escribió Jeff Reed de thechurch.digital, quien tiene experiencia en el ministerio virtual desde el año 2000. “Contar el número de personas que llegan a un lugar es una gran manera de medir el éxito de una corporación. Pero la Gran Comisión de Mateo 28 nos coloca un estándar diferente, uno que toma más tiempo para poder medirlo y ha demostrado ser mucho más efectivo. Por supuesto, también es un estándar que toma también mucho más tiempo en ser logrado”, aseguró.
Reed ha pasado los últimos tres años ayudando a las iglesias a implementar nuevas estrategias y tecnologías para el ministerio digital. Por ejemplo, ha enseñado cómo sacar provecho a los números y análisis, cómo y qué hacer para combatir el agotamiento de las personas por mantenerse siempre conectadas, las maneras de repensar los grupos pequeños, y las estrategias para llegar a niños y adolescentes. Un tema común es cómo llevar a los participantes de las reuniones en línea a ser parte de las actividades de discipulado y a una auténtica transformación espiritual. “Lo digital tiene un elemento consumista”, dijo Reed. “El evangelio que escuchamos en nuestro mundo en línea tiene la capacidad de influenciar nuestras relaciones fuera de línea. De otra manera, todo lo que estamos haciendo es simplemente crear nuevos consumidores”.
Tanto el pastor Greenstreet como Ramos han visto esto de primera mano. Mientras muchos nuevos miembros que han llegado a la iglesia desde la pandemia se han conectado por primera vez a través de los servicios en línea, Greenstreet dice que pocos congregantes se están uniendo a grupos pequeños y sirviendo en las actividades de la iglesia. Él cree que la iglesia digital también es responsable de este tipo de tendencias. “Es simplemente tan fácil estar en casa, permanecer con tu pijama, servirte un café, ver la transmisión en vivo y sentir que hiciste parte de la iglesia, pero sin conectarte jamás de modo real con otros creyentes, sin animar a otros y sin mostrar aprecio por los miembros de tu comunidad”, dice Greenstreet. “Este ha sido uno de los peligros más grandes que he visto de los servicios en línea”.
Para Ramos, quien está pastoreando una congregación donde la mayoría de los miembros nunca han colocado un pie en una iglesia física, estos retos son quizás más pronunciados. “El principal desafío continúa siendo cómo medir efectivamente el discipulado entre los asistentes a los servicios en línea y ayudar a las personas a tomar pasos más comprometidos y que vayan más allá de ser simples espectadores y consumidores”, dijo Ramos. Para este fin, Ramos y su equipo en Sandals Church están creando mucho contenido en forma de videos cortos sobre diferentes prácticas espirituales y así ayudar a las personas a crecer en su fe. Además, han procurado que las personas puedan conectarse en pequeños grupos y que tengan oportunidades claras para dar a la iglesia, así como de escuchar historias sobre lo que Dios está haciendo en la congregación.
Con todas estas estrategias, la esperanza es que aquellos que están asistiendo a servicios virtuales no sean simples consumidores de contenido sino que participen realmente en la iglesia, y que las nuevas formas de congregarse lleven a más oportunidades de evangelizar y hacer discípulos. “Hay todo un campo de misión en el mundo digital. Las misiones de los próximos 10 años pueden ser encontradas en la realidad virtual”, dijo Reed, cuyo sitio web y podcast discute el involucramiento de la iglesia en el metaverso y en las plataformas de streaming como Twitch. “Es increíble, las oportunidades que tenemos para comprometernos en el diálogo con las personas a lo largo de todos estos espacios”, afirmó.
La importancia de los espacios digitales como recursos confiables
Tanto Reed como Ramos son conscientes del declive en la confianza institucional, especialmente en los años recientes. Muchas de las personas que tienen inquietudes espirituales no están yendo a las iglesias o a los pastores para encontrar respuestas, sino a internet. Con esto en mente, Ramos también cree que el espacio digital ofrece una plataforma importante para el evangelismo. “El espacio digital, entonces, se convierte en un lugar realmente natural para las personas que van en busca de recursos de autoridad. ¿Por qué no nos involucramos en esos espacios, somos curiosos, honestos y de ayuda en la forma en que ofrecemos contenido para tratar de alcanzar a las personas que podrían estar a un paso de la iglesia?”, señaló.
Las iglesias todavía están tratando de averiguar cuál es la mejor manera de involucrarse en el espacio digital, permaneciendo fieles a los estándares que la Biblia establece para la iglesia; en ella se ordena alcanzar a aquellas personas que aún no han oído el evangelio. Aún así, la pandemia ha dejado bastante claro que ignorar los componentes digitales de la iglesia y el discipulado ya no es una opción. En los años venideros, la iglesia necesitará ambos. “Necesitamos lo digital y lo físico. Necesitamos ambas formas para poder cumplir con la Gran Comisión”, dijo Reed.
Las barreras en la adopción de las nuevas tecnologías
Mientras que llegar a más personas por medio de las nuevas tecnologías es un desafío y una necesidad crucial para la iglesia de hoy, muchas congregaciones siguen sin poder adaptarse plenamente a esta nueva normalidad. Para empezar, siempre tendrán recursos limitados: hay un trabajo impresionante y necesario por hacer en las comunidades, y nunca hay suficiente tiempo o dinero para lograr todo lo que los pastores y líderes desearían. Una iglesia basada en la tecnología crea nuevos desafíos y paradojas. Las soluciones digitales pueden ahorrar tiempo de trabajo en equipo, impulsar la generosidad de las personas y elevar muchos aspectos del ministerio pastoral, pero adoptar e implementar estas soluciones requiere una inversión inicial considerable de recursos.
El reporte de este año del estado tecnológico de las iglesias mostró que el costo inicial ha sido mucho más preocupante que antes. La cantidad de tiempo necesaria para implementar las nuevas tecnologías también permanece como una gran preocupación. Además, al llegar al 2023, los datos mostraron que un impresionante número de iglesias no estaban 100% seguras de cómo sería el formato de las reuniones: presencial, solamente en línea o híbrido. En medio de la incertidumbre, y quizás debido a ella, se ha identificado otra tendencia. Cuando se les pregunta cuáles factores fueron “extremadamente importantes” al considerar nuevos productos de software, las iglesias respondieron que optaron por aquellos que ofrecían ayuda de escritorio, en persona o en un centro tipo autoservicio, en el que pudieran encontrar respuestas a las dudas más comunes.
Lo anterior dice mucho sobre la forma en que los líderes religiosos están considerando la tecnología. No están buscando simplemente un proveedor, están buscando un socio. Esto, si es que se logra, podría ser especialmente beneficioso para muchas iglesias. El equipo de Pushpay, entidad que desarrolló el informe del estado tecnológico eclesial y que trabaja en cinco oficinas diferentes de forma remota desde todo el mundo, se esfuerza constantemente por ser más que un proveedor de herramientas digitales. La compañía señala que quiere caminar junto a los ministerios y apoyar su gran labor. También pretende colaborar, explorar e innovar para promover la misión de la Iglesia. De esto, se concluye que la formación de iglesias en línea y las tecnologías de transmisión en vivo han llegado para quedarse, así que las congregaciones inevitablemente tendrán que recurrir a ellas. La gran pregunta es cómo lo harán.
La importancia de crear conexiones reales
Como señalaba el pastor Kirk Greenstreet, asistir a un servicio en línea puede ser muy fácil. Ves el servicio desde la comodidad de tu casa, pero este modo de congregarse también puede tener grandes peligros. El más importante es la pérdida de conexiones reales entre las personas y que el servicio de adoración se convierta simplemente en un proceso de transmisión de información. Ser iglesia es mucho más que confesar una doctrina común y participar de un servicio de adoración juntos. Ante todo, implica la capacidad de conectarse con otros y crecer, al tiempo que se forma parte de una comunidad de discipulado.
Una de las características fundamentales del ministerio de Jesús es que lo desarrolló a través de una red de personas que se conocían mutuamente y compartían preocupaciones y necesidades en común. En definitiva, ser iglesia implica desarrollar profundas conexiones personales y crecer juntos, conociéndonos mutuamente. Por supuesto, esto es algo que difícilmente, o casi nunca, se puede lograr por medio de las conexiones 100 % virtuales. Una posible consecuencia de todo esto es que se termine creando una iglesia con reuniones virtuales, pero en la que sus miembros no se conocen realmente ni se interesan de forma genuina por los demás.
La pérdida de conexiones significativas que dejan las reuniones virtuales es un desafío importante para los líderes y pastores, que al final son las personas encargadas de brindar cuidado pastoral y promover las tareas y acciones de discipulado. Esto, claramente puede llevar a que se pierda un sentido de humanidad en el proceso. Si no conocemos a nuestros hermanos en la fe, ¿cómo podemos servirles realmente y estar al tanto de sus necesidades espirituales y materiales?
¿Qué actitud pueden tomar las iglesias ante la emergencia del cambio tecnológico?
Si bien es claro que la tecnología ha llegado para quedarse en la vida de la iglesia y que, al mismo tiempo, las conexiones de las reuniones presenciales son vitales para una auténtica vida en comunidad, el discipulado y el crecimiento en la fe, la gran pregunta parece ser: ¿cómo abordar el cambio tecnológico sin que la iglesia pierda su sentido, misión y propósito en el proceso? Es preciso reconocer los beneficios que aporta la tecnología. Se sabe que más personas están usándola para buscar respuestas sobre la fe y adentrarse en la vida de iglesia (especialmente los no creyentes). Entonces, contar con recursos digitales puede ser ideal para atraer nuevos miembros al cuerpo de Cristo, también para brindar respuestas rápidas y sistematizadas frente a diversos temas. Sin embargo, la tecnología por sí misma no funciona cuando se trata de actividades de discipulado o de promover una auténtica comunión eclesial.
Entonces, la iglesia puede atraer nuevos creyentes e involucrar más activamente a quienes dejaron de congregarse. Aún así, esto no puede sustituir el encuentro personal ni la comunión fraternal de las comunidades cristianas. Un discipulado involucra a personas que se conocen mutuamente y que pueden confiar las unas en las otras. Al mismo tiempo, la presencialidad se hace necesaria para el cuidado pastoral, proceso por el cual los líderes guían a personas en su crecimiento y les acompañan en su lucha contra conductas pecaminosas. En esto es necesario caminar junto a la persona discipulada. Además, una iglesia que desea comprometerse activamente en la expansión del Reino de Dios de un modo concreto, mediante la ayuda social o el establecimiento de ministerios de misericordia, necesita también del encuentro personal entre hermanos y entre los que aún no conocen el evangelio.
Conclusiones
Si retomamos las experiencias de los pastores Jeff Reed y Alfredo Ramos, es claro que la iglesia del presente siglo necesita ambas formas de congregarse, tanto la física como la digital. Las formas actuales de comunicación y conexión demandan que las iglesias puedan crear y dominar canales eficaces para comunicarse con el mundo exterior y expandir el conocimiento de la Palabra de Dios. Tales canales son herramientas tecnológicas de diversos tipos y no solo nos referimos a servicios de streaming como Zoom, YouTube o Facebook, también hablamos de formas de comunicación para alcanzar a nuevos creyentes, como los reels de Instagram, los shorts de YouTube, las historias de Facebook, la plataforma TikTok o los artículos de noticias en páginas web propias.
Aún así, comunicar el evangelio no es el único objetivo de la iglesia. Esa es solo una parte de la Gran Comisión. La otra gran tarea es la de hacer discípulos, y para desarrollarla es imprescindible el encuentro en persona, el cual permite tener una comunión espiritual y física con los hermanos en la fe. Conocerse mutuamente, aprender de los otros, apoyarse cuando hay luchas y dificultades, llorar con los que lloran y alegrarse con los que se alegran, estos todavía son elementos fundamentales de la vida en comunidad que no pueden llevarse a cabo de manera virtual.
Todo esto indica que la iglesia no tiene la obligación de optar por un modelo u otro. El modelo híbrido se impone como el más deseable y razonable, al tiempo que presenta desafíos para que se le dé un uso adecuado, en conformidad con las necesidades de quienes buscan respuestas en el evangelio.
Texto redactado con información de Christianity Today, PushPay, y el Pew Research Center.
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