El declive del cristianismo en Estados Unidos parece no dar signos de estarse deteniendo al tiempo que cada vez más personas abandonan las iglesias y se declaran como “no religiosas”. Aún así, el Centro de Análisis e Investigación sobre Tendencias culturales, religiosas y políticas Pew, no descarta que en el futuro podamos ver un resurgir del cristianismo en América
Sin embargo, dadas las constantes tendencias de alejamiento de la fe, los expertos no pueden describir cómo podría darse ese retorno.
En el 2070 solo el 46% de los estadounidenses serán cristianos
Al analizar encuestas y estudios sobre la identidad religiosa y el cambio de creencias que datan desde al menos 1972 y al tratar de proyectar el paisaje religioso de Estados Unidos para el año 2070, los expertos no pueden decir qué tipos de signos demográficos podrían indicar de dónde podría venir la próxima oleada de conversiones a la fe cristiana. En este sentido, todo apunta a que para los próximos 50 años veremos una sociedad en la que la proporción de cristianos como parte del conjunto de la población sea bastante inferior a la que es hoy.
“Nunca lo hemos visto, y no tenemos datos sobre un modelo de regreso religioso”, dijo la investigadora senior de Pew Research Center, Stephanie Kramer, en una entrevista con Christianity Today. “Hay algunos que dicen que un avivamiento religioso no ocurre en una economía avanzada. Después de que la secularización ocurre, tú no puedes volver a poner la pasta de dientes de vuelta al tubo. Pero no sabemos qué podría ocurrir. Nosotros simplemente no tenemos los datos”.
Los datos que ellos tienen, sin embargo, después de 50 años de investigación de General Social Survey y de la propia encuesta del Centro Pew de 15000 adultos en 2019, indican que la actual tendencia es inexorable, no se puede cambiar, al menos de momento. Las personas están renunciando al cristianismo. Ellos continúan haciéndolo en la medida en que el tiempo avanza. Y si tú estás tratando de predecir el paisaje religioso de los Estados Unidos del futuro, de acuerdo con el Centro Pew, la cuestión no es si el cristianismo declinará, la cuestión es cuán rápido y qué tanto.
En un nuevo estudio publicado en la segunda semana de septiembre, Pew proyecta que para el 2070 los cristianos (contando católicos, protestantes y otras denominaciones) conformarán menos de la mitad de la población estadounidense.
Actualmente el 64 por ciento de las personas dicen que son cristianos, pero cerca de un tercio de aquellos que fueron criados como cristianos eventualmente se convierten en “no religiosos” o en “nada en particular”, mientras que solamente el 20 por ciento de aquellos que fueron criados sin religión se convierten al cristianismo. En definitiva, más cristianos están abandonando el cristianismo en comparación con las personas sin religión que se están convirtiendo en cristianas. Si el actual ratio de cambio continúa a un paso constante, entonces en aproximadamente la mitad de un siglo, solamente el 46 por ciento de los estadounidenses se identificarán como cristianos.
Si la tasa de cambio continúa acelerándose, como lo ha hecho desde 1990, el porcentaje de los que se identifican a sí mismos como cristianos podría caer hasta el 35 por ciento.
La tasa de cambio también podría desacelerarse. “Las tendencias no tienden a continuar indefinidamente”, dijo Kramer, “y hay probablemente núcleo de cristianos que están bastante comprometidos y no se irán a ninguna parte”. Si el futuro toma ese camino, Pew predice que ligeramente menos del 40 por ciento de la población se identificará a sí misma como cristiana en el 2070.
“Mientras que los escenarios en este reporte varían en el alcance de la desafiliación religiosa que ellos proyectan”, dice el estudio, “todos ellos muestran que el cristianismo continúa decreciendo como proporción de la población estadounidense, incluso bajo el supuesto contrafactual de que todo el cambio de creencias se detuvo en el 2020”.
¿Hacia dónde van las personas que dejaron de identificarse como cristianas?
Pocas de las personas que abandonaron el cristianismo parecen estar uniéndose a otras religiones. Hoy, los judiós, los musulmanes, los hinduistas, y todas las confesiones de fe no cristianas cuentan solamente por el 6% de la población de Estados Unidos. No hay suficiente información para que los investigadores den una respuesta particular para cada grupo religioso concreto, lo que sí saben es que las demás religiones no muestran un crecimiento sustancial. En consecuencia, las personas que están abandonando el cristianismo o bien se convierten mayoritariamente en “creyentes no afiliados”, agnósticos o ateos.
Respecto al crecimiento de las religiones no cristianas, los investigadores proyectan que su población se doblará en Estados Unidos para el 2070, principalmente al tener más hijos y criarlos en su propia religión en lugar de por un cambio de creencias.
El cambio dramático, de acuerdo a Pew, vendrá con los denominados “nones”. Los nones, las personas que dicen que ellas no tienen una identidad religiosa, aunque pueden todavía abrazar algunas de las creencias cristianas y comprometerse en prácticas religiosas, están proyectados para ver un incremento de cerca del 30 por ciento que representan hoy a tanto como el 52 por ciento en 50 años.
“Modelando el Futuro de la Religión en Estados Unidos” es un nuevo proyecto del Centro de Investigación Pew, el cual previamente se había enfocado en el paisaje de la región en América, pero sin tratar de predecir en qué dirección irían las cosas. La imagen que el estudio proyecta, no es tan diferente de lo que otros investigadores de la religión y Pew han estado diciendo en los años recientes.
El fundador del Instituto Público para la Investigación de la Religión, el doctor Robert P. Jones escribió un obituario para “el cristianismo blanco en Estados Unidos” en 2019, con base en las tendencias demográficas raciales y las tendencias de desafiliación religiosa.
Gallup por su parte, comenzó regularmente a dar a las personas la opción de identificarse como “nones” - no afiliados- en sus encuestas sobre preferencias religiosas desde el 2008. El número de personas dando esta respuesta comenzó a incrementarse inmediatamente desde entonces. En 2012, Pew reportó que los no afiliados estaban en ascenso, impulsando todo un conjunto de análisis sobre el fenómeno.
Pero, ¿se trata esto de algo más que un fenómeno propio de las encuestas? ¿Han creado las encuestas esta realidad o hay más detrás de las cifras? Ryan Burge, un profesor de Ciencia Política en la Universidad de Eastern Illinois, escribió en su libro de 2021 Los Nones que hubo un tiempo en que los no religiosos aparecían simplemente como “no más que un error de redondeo en las encuestas”. Pero entonces, “ellos empezaron a conformar hasta el 10 por ciento de la población para 1996, cruzaron el umbral del 15 por ciento una década después, y pudieron alcanzar el 20 por ciento para el 2014”. Cuando Burge descargó los datos base de General Social Survey en 2018, los no afiliados aproximadamente igualaban a los católicos y a los evangélicos en tamaño.
El gran cambio: los cristianos han decidido dejar de ser cristianos
El nuevo reporte de Pew, sin embargo, claramente identifica el mecanismo que está impulsando el cambio. Al aislar diferentes factores demográficos, muestra que el declive de la tasa de nacimientos entre los cristianos y los inmigrantes no cristianos no son causas suficientes del cambio en Estados Unidos.
La principal razón del cambio es que muchos cristianos han decidido ya no ser cristianos. Esto sucede principalmente entre las personas con edades de 15 a 29 años de acuerdo al reporte, con un adicional 7 por ciento de cristianos alejandose de su fe a la edad de 30 años.
“El cambio ha estado ocurriendo de forma constante, lo cual no solía suceder antes”, dijo Kramer a Christianity Today. “Solía ocurrir que si tú conocías a alguien en la calle, y que su padre y su madre eran cristianos, entonces esa persona era cristiana también. Eso ya no es verdad ahora. Para cerca de una tercera parte de las personas, eso ya no es verdad hoy”.
Pew no tiene una teoría acerca de por qué las personas están dejando su fe. El centro de investigación se enfoca en los datos, las explicaciones se dejan para otros.
Algunos, basándose en el trabajo del fallecido sociólogo Rodney Stark, han argumentado que este cambio se ha dado cuando las denominaciones cristianas se han vuelto más liberales. Ellos señalan el decrecimiento en las iglesias de corriente principal. La Iglesia Unida de Cristo, la primera denominación en abrazar el matrimonio de parejas del mismo sexo, perdió más del 40 por ciento de sus miembros en 17 años después de esa decisión. De acuerdo a este argumento, si una iglesia enfatiza en los mismos temas o preocupaciones que los activistas políticos de izquierda, entonces no hay una razón extra para pertenecer a la iglesia.
En pocas palabras, según este argumento, no es que las iglesias se están reduciendo simplemente por volverse más liberales sino por el hecho de que no ofrecen nada más a sus congregantes que el activismo típico de izquierdas que ya ofrecen los grupos políticos seculares. Hay una pérdida del sentido de trascendencia de la fe y las iglesias liberales se han convertido simplemente en entidades políticas que están únicamente tratando de transformar el mundo a su alrededor.
Otros han conectado la tendencia a las políticas conservadoras, argumentando que la asociación evangélica con los republicanos está alejando a la gente jóven de la iglesia. El incremento de los ex-evangélicos y el crecimiento de los nones en algunos años electorales es citado para apoyar el argumento.
Podría ser que la derecha y la izquierda estén teniendo este efecto, pero Kramer alertó que la tendencia en Estados Unidos parece ser similar a lo que los investigadores han visto en otros países, donde el paisaje político es completamente diferente. Quizás no son las decisiones de las iglesias las que están impulsando el cambio, sino desarrollos sociales más amplios.
El papel del paradigma científico y tecnológico actual
Muchos sociólogos, yendo incluso hasta Max Weber, han argumentado que la secularización es inevitable en la medida en que la sociedad avanza a nivel científico y tecnológico. La globalización, la industrialización y la tecnología hacen que cada vez sea más difícil para la gente creer. El gran cambio que nosotros estamos viendo hoy, sin embargo, no es realmente un cambio rápido en lo que se refiere a las creencias de las personas. Los ateos permanecen como un grupo de solo dos dígitos en Estados Unidos. Pero mientras muchos “no religiosos” aún creen en la existencia de Dios e incluso oran, ellos no parecen querer estar conectados a un grupo o identidad religiosa en particular.
¿Puede haber una reversión de las tendencias de alejamiento de la fe?
“No sabemos concretamente lo que está impulsando todo esto”, dijo Kramer. “Hay algunas teorías que tienen sentido, pero todavía no sabemos a ciencia cierta cuáles son las causas principales del fenómeno”.
En la medida en que los investigadores intentan dilucidar los posibles caminos para el futuro, ellos tratan de mantener presente que hay datos que ellos no tienen. Extrapolar las tendencias no da cuenta del tipo de eventos dramáticos que pueden cambiar a las generaciones.
“Es posible”, dice el reporte, “que eventos por fuera del modelo de análisis, tales como una guerra, una depresión económica, una crisis climática, cambios en los modelos de migración o la innovación religiosa, podrían dar vuelta atrás a las actuales tendencias religiosas de cambio”.
Un avivamiento religioso es algo que puede ocurrir. Simplemente que no hay nada en los datos actuales que diga que ocurrirá.
Actitudes por sexo en relación a la religión
Si bien estudios recientes, como una encuesta de la firma Gallup, han señalado que las mujeres jóvenes están abandonando la iglesia rápidamente, especialmente entre quienes hacen parte de la Generación Z, el último estudio de Pew indica que los hombres siguen siendo más propensos a abandonar la religión.
Mientras que hoy son las mujeres de la Generación Z las que están dejando la iglesia, especialmente entre aquellas con educación universitaria, en el largo plazo son los hombres los que abandonan la fe. Muchos creyentes generalmente regresan a la iglesia cuando llegan a la edad media adulta, y esto podría ser cierto para las mujeres de las nuevas generaciones también. Pero en cuanto a las personas de mayor edad, son las mujeres las que continúan formando parte de la iglesia en mayor proporción.
El cambio religioso de los Estados Unidos en contexto
Las proyecciones sobre el abandono de la fe cristiana hechas por el Pew Research Center indican que Estados Unidos podría seguir el camino que durante los últimos 50 años tomaron las naciones de Europa Occidental que tenían abrumadoras mayorías cristianas para la mitad del siglo XX y en donde hoy los cristianos ya no son mayoría. En Gran Bretaña, por ejemplo, “los no afiliados” sobrepasaron a los cristianos al convertirse en el grupo más grande en el 2009, de acuerdo con la Encuesta de Actitudes Sociales de los Británicos. En Países Bajos, la desafiliación se ha acelerado desde los años setenta, y sólo el 47% de los adultos dicen hoy que ellos son cristianos.
Mientras que el cambio en las tasas de afiliación religiosa en Estados Unidos es principalmente debido a que las personas están dejando voluntariamente su religión, el cambio individual de fe no es el principal impulsor del cambio de la composición religiosa a nivel mundial. Por ejemplo, las diferencias en las tasas de fertilidad explican la mayoría de los recientes cambios religiosos en India, mientras que la migración ha alterado la composición religiosa en muchos países europeos durante el último siglo. Las conversiones forzadas, las expulsiones masivas, las guerras y los genocidios también han causado cambios en la composición religiosa de las naciones a través de la historia.
No obstante, los escenarios planteados en este reporte están limitados a la identidad religiosa y no proyectan cómo las prácticas religiosas y las creencias podrían cambiar en las próximas décadas.
Al mismo tiempo que se observa un declive en el porcentaje de adultos estadounidenses que se consideran cristianos en los últimos años, las encuestas del Pew Research Center también han encontrado un declive en la proporción de la población que dice que ora diariamente y que considera que la religión es importante en sus vidas. Aún así, hay una cuestión abierta sobre si la población cristiana en el futuro estará más o menos comprometida que los cristianos de hoy.
Por otra parte, dentro de cada generación, los cristianos con niveles de compromiso más bajo son los más propensos a renunciar a su identidad religiosa y a convertirse en no afiliados, mientras que los nuevos conversos al cristianismo podrían tener un celo más grande por su fe. Estas dinámicas podrían llevar a un incremento en los niveles de compromiso en los cristianos que permanezcan dentro de las iglesias. Sin embargo, el compromiso religioso podría debilitarse de generación en generación si las personas continúan identificándose como cristianas pero son menos devotos que sus padres y sus abuelos. Esta dinámica podría llevar a un constante declive en los niveles de creencia y práctica.
Mientras tanto, los no afiliados a una religión hoy no son uniformemente no creyentes o no practicantes. Muchos “no afiliados” toman parte en prácticas religiosas tradicionales a pesar de su carencia de identidad religiosa, incluyendo una sólida mayoría que cree en algún tipo de “poder superior” o “fuerza espiritual”. Tampoco es claro cuánto de esto podría cambiar en el futuro, y si las conexiones de estas creencias se debilitarán si la desafiliación religiosa se convierte en algo más común en la sociedad. Al mismo tiempo, muchos observadores se han preguntado qué tipos de prácticas espirituales, si alguna, podrían llenar el vacío que están dejando las iglesias organizadas. Pew Research planea continuar explorando esto en el futuro.
Muchos “nones” (no afiliados a ninguna religión) siguen creyendo
Ryan Burge es pastor en una iglesia bautista de un pueblo en Illinois. Cuando su actual iglesia fue dedicada en 1968, habían más de 300 feligreses. Para finales de los años noventa, había cerca de 100 congregantes. Cuando él se convirtió en pastor de la iglesia en el 2006, habían solo 50. Ahora, en un buen domingo, desde el púlpito solo se llegan a observar a 20 congregantes. Sin lugar a dudas se trata de un declive notorio.
Burge se convirtió en un científico social, en parte, para tratar de averiguar qué era lo que estaba sucediendo con los cristianos en América. En su libro: “Los nones. De dónde vienen, quiénes son, y a dónde van ellos”, el pastor Burge documenta en detalle por qué muchos estadounidenses son hoy contados entre los no afiliados.
Lo que descubrió el pastor Burge es que mientras muchas personas han dejado las afiliaciones religiosas tradicionales, ellas no han dejado todos los aspectos de la religión y la espiritualidad atrás. De manera que mientras un creciente número de estadounidenses no se identifican como cristianos, ellos todavía pueden aparecer en los servicios religiosos unas cuantas veces al año o mantener su creencia en Dios.
Así para Burge, la realidad es que muchos de los nones, son en realidad personas de fe y deberíamos aprender a acercarnos a ellos de nuevo si deseamos que se reencuentren con el evangelio.
A través de su estudio, el pastor Burge ha documentado tres tipos de nones o no afiliados, lo cual le ha llevado a entender cada vez más cómo se ha producido el declive del cristianismo en Estados Unidos y cómo contrarrestarlo.
Esto fue lo que él descubrió:
Nones por pertenencia
La desafiliación religiosa está en sus máximos históricos, conformando casi un cuarto o más de la población. Por ejemplo, un estudio de General Social, hizo la pregunta común: “¿Cuál es tu preferencia religiosa?” Los encuestados escogieron de una larga lista de opciones, incluyendo “sin religión”.
En 1972, sólo uno de cada veinte estadounidenses no tenían afiliación religiosa. Esa proporción se incrementó sólo marginalmente durante las siguientes dos décadas, antes de comenzar a ascender en los años noventa. Los no afiliados saltaron cerca de 4 puntos porcentuales entre 1993 y 1996, hasta conformar casi uno de cada seis (cerca del 15%) para el nuevo milenio.
El número de encuestados indicando que ellos no tenían religión continuó creciendo, alcanzando a ser uno de cada cinco en 2012 (19.6 por ciento) y cerca de uno de cada cuatro (23.7 por ciento)) en la más reciente ola de encuestas disponibles.
Hay una amplia evidencia de que el Estudio de General Social subestima la proporción de estadounidenses que no tienen una afiliación religiosa porque algunos encuestados podrían ser reacios a decir en una entrevista personal que ellos no son afiliados a ninguna religión. Aún así, todas las encuestas están de acuerdo en este punto: aquellos sin afiliación religiosa están creciendo año tras año, el denominado ascenso de los nones.
En su libro, Burge nota cómo las únicas tradiciones religiosas que están cambiando su tamaño significativo son los protestantes históricos (tales como los Metodistas Unidos y los Episcopales). Los datos indican que muchos no afiliados son personas que fueron criados en estas tradiciones, pero se alejaron de ellas en la adultez.
Nones por comportamiento
Mientras que la pertenencia es la forma más popular para medir la religiosidad, hay otras dimensiones de la vida religiosa. Si creemos que las acciones hablan más fuerte que las palabras, podemos mirar si el comportamiento de las personas en términos religiosos ha cambiado dramáticamente.
Un buen lugar para mirar es la asistencia a los oficios religiosos. La ciencia social sabe que las reuniones de culto comunal son una forma crucial de generar capital social, proveer educación teológica, y animar a los fieles a permanecer devotos a los mandamientos de su tradición de fe.
Al igual que la afiliación religiosa, la asistencia a los cultos y servicios religiosos ha venido decayendo en Estados Unidos desde los años setenta, pero de forma incremental.
En los setenta, cerca de 3 de cada 10 estadounidenses indicaron que ellos asistían a los servicios de culto al menos una vez por semana. En el otro lado del espectro, cerca de 2 de cada 10 dijeron que ellos nunca o rara vez asistían a los servicios de la iglesia. El porcentaje de estadounidenses que caían dentro de la categoría de asistencia más baja a la iglesia permaneció estable hasta 1980 y desde ahí en adelante comenzó a incrementarse. Para finales de los años 2010, cerca de un tercio de los estadounidenses dijeron que ellos nunca asistían a la iglesia o que asistían menos de una vez al año.
Al mismo tiempo, la proporción de estadounidenses que asistían semanalmente ha decrecido lentamente. Entre los años noventa y los 2010, la proporción en esta categoría cayó cerca de 2.5 puntos porcentuales. Actualmente, un cuarto asiste semanalmente o más, y dos tercios asisten a un servicio religioso al menos una vez al año.
¿Qué está impulsando esta caída en la asistencia a la iglesia? Por décadas, los científicos sociales creían que la gente joven podría alejarse de la iglesia en la adultez temprana, pero que entonces regresarían cuando ellos se casaran, tuvieran hijos y se establecieran. Eso fue verdad para los baby boomers, pero ahora los datos indican que entre las cohortes de generaciones más jóvenes, esto no está sucediendo mucho. Más personas jóvenes han dejado de asistir a la iglesia en sus años veinte y nunca regresan.
Nones por creencia
La dimensión final de la religiosidad es la creencia religiosa. Para este caso es difícil hacer preguntas a las personas en las encuestas que reflejen adecuadamente sus creencias, pero La Encuesta de Social General comenzó a explorar este tema en 1988.
Los encuestados pueden seleccionar entre seis opciones a la pregunta “¿Cuál declaración es más cercana para usted cuando se trata de expresar su creencia sobre Dios?”, las respuestas varían desde “Sé que Dios realmente existe y no tengo dudas al respecto”, hasta la opción atea, “No creo en dios alguno”, y una que se podría describir como una creencia agnóstica, “Yo no sé si hay un dios, pero no creo que haya una forma de descubrirlo”. Es razonable asumir que aquellos con cualquiera de estas opciones son o bien ateos o agnósticos, opciones que podrían ser contadas como “no afiliación religiosa” cuando se trata de la creencia religiosa.
En 1988, sólo el 5.1 por ciento de los estadounidenses escogieron la opción atea o agnóstica en el estudio. Veinte años después, esa cifra se había incrementado hasta llegar al 8 por ciento, con el 3 por ciento eligiendo la opción atea. Desde ese entonces, la proporción que tenía estas creencias se ha incrementado hasta llegar a cerca del 11 por ciento en las dos últimas ediciones del estudio.
Perspectivas para el futuro
A diferencia del estudio del Pew Research Center, la investigación del pastor Burge provee un punto de esperanza para el cristianismo y la fe. No se trata de que de repente las personas hayan dejado de creer en Dios. De hecho, a pesar del fuerte declive del cristianismo, el ateísmo y el agnosticismo no han crecido en las mismas proporciones. Muchas personas no afiliadas aún sostienen creencias cristianas y asisten al menos una vez al año a la iglesias a eventos como bodas, servicios fúnebres o bautismos de familiares y amigos. En este sentido, más que un abandono de la fe es posible que estemos presenciando una protesta de los creyentes contra las formas de religión organizada en Estados Unidos.
Así, desde una protesta contra el cristianismo politizado, bien sea de izquierda o de derecha hasta una protesta contra los abusos sexuales y el abuso espiritual por parte de los líderes religiosos, los creyentes estadounidenses no están dispuestos a tolerar actitudes que no sean coherentes con la fe y en consecuencia prefieren abandonar los bancos de las iglesias.
De modo que si bien la inmigración, las altas tasas de natalidad en los creyentes de otras religiones, el paradigma cientificista de la modernidad y otros factores parecen estar alejando a las personas de las iglesias, también podemos ver que la gran proporción de quienes se han alejado de la fe institucional lo pueden estar haciendo porque las iglesias no han sido consecuentes con el ministerio evangélico que anuncian.
¿Qué pueden hacer las iglesias en medio de las actuales tendencias de cambio religioso en América?
Desde esta perspectiva, y al tener en cuenta quiénes son los no afiliados, el grupo demográfico que más crece hoy en Estados Unidos, se puede vislumbrar que una respuesta efectiva al actual declive del cristianismo pasa por lo que sucede en las iglesias mismas.
En primer lugar, la iglesia no puede equiparar el Reino de Dios a ningún sistema político terrenal, sea cual sea este (2 Timoteo 4:18). En la mayoría de los casos, las personas sentirán que el mensaje que se predica en las iglesias, en lugar de ser profético (de denuncia de los sistemas terrenales y anuncio del Reino de Dios que está por venir), se transforma en una convivencia interesada con ciertos grupos políticos y en una actitud de desprecio radical hacia otros. En respuesta a esto, la iglesia debe anunciar la llegada del Reino de Dios reconociendo las limitaciones propias de los órdenes políticos actuales, que nuestros intentos por hacer presente ese Reino en la realidad terrena siempre serán defectuosos y que esperan por una realización definitiva que sólo es posible por la Gracia de Dios. En el caso de las últimas elecciones presidenciales, la asociación de muchas iglesias conservadoras con las políticas y el ideario del Partido Repúblicano pudieron alejar a las personas más jóvenes de la fe.
En segundo lugar, es claro que los creyentes no querrán hacer parte de instituciones que son corruptas y que no muestran señales de enmendarse. En los últimos años Estados Unidos vio una oleada de exposición de casos de abusos sexuales por parte de líderes religiosos tanto en la Iglesia Católica como en la Convención de Iglesias Bautistas del Sur, la mayor denominación protestante de Estados Unidos, y en otras denominaciones como la Iglesia de los Santos de los Últimos Días y los Testigos de Jehová. Es preciso que las iglesias puedan dar cuentas efectivas del comportamiento de sus líderes y renueven su moralidad para que puedan ser la guía moral real que pretenden ser a la luz de los valores del evangelio.
Por otra parte, la iglesia también debe saber dar respuesta a las inquietudes intelectuales de sus fieles. Temas como la evolución darwiniana, el origen del universo y las declaraciones cientificistas de quienes se declaran no creyentes necesitan ser respondidas desde una perspectiva apologética coherente, racional y sólida. Cuando los creyentes perciben que sus creencias ya no se pueden conciliar con la visión científica que tienen del mundo, la reacción natural de muchos es abandonar la iglesia. Los pastores deben ser audaces en sus exposiciones bíblicas y discipulado para hacer ver que ciencia y fe no son dos escenarios excluyentes. Los cristianos ciertamente estamos llamados a dar razón de nuestra esperanza (1 Pedro 3, 15).
Un aspecto adicional que los creyentes deben considerar es su compromiso con el anuncio evangélico. Un reciente estudio de Evangelism Explosion descubrió que más de un 50% de los cristianos no están compartiendo su fe con personas desconocidas. Si las personas no escuchan el evangelio, es apenas lógico que no se conviertan ni crean (Romanos 10:17). Por este motivo, un renovado impulso misionero y evangelístico podría ayudar a dar vuelta a las tendencias de secularización en Estados Unidos.
Igualmente la iglesia necesita dar testimonio moral para que pueda ser vista como la luz que se enciende y es puesta en lo alto para alumbrar a todos (Marcos 4:21). Si bien la iglesia no puede identificarse con un proyecto político concreto y la llegada definitiva del Reino de Dios es algo que aún esperamos, los creyentes sí deben dar testimonio del Reino de Dios en el mundo viviendo vidas ejemplares, socorriendo a los necesitados y animando a los que no tienen esperanza. En una sociedad marcada por el relativismo moral y en la que la alienación económica, la soledad y otros males dejan a muchos sin un sentido de orientación de sus vidas, la Iglesia está llamada a anunciar a Cristo como luz del mundo y el agua viva que puede saciar de verdad la sed de paz que tienen todos los hombres. Este anuncio tiene implicaciones reales para los que más sufren a través de los ministerios de misericordia de las iglesias. Si la iglesia deja de dar testimonio por medio de la misericordia, las personas que están fuera de ella y que sufren no podrán sentir que el evangelio tenga algo real y consistente para ellos.
Considerando todos estos aspectos en su conjunto, es posible ver que la Iglesia en Estados Unidos, y muy seguramente en otras partes del mundo, necesita una renovación para poder dar un testimonio genuino del anuncio evangélico y ser relevante en la sociedad sirviendo de manera auténtica a los valores del Reino de Dios. Aunque los investigadores y sociólogos no ven posible, al menos por ahora, un despertar de la religión cristiana en América, este avivamiento puede suceder de nuevo si los creyentes se dejan inundar por la acción del Espíritu Santo y dejan que sus comunidades sean transformadas por el evangelio.
Con información de Christianity Today.
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