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Muchos de nosotros estamos familiarizados con los símbolos cristianos típicos como la cruz o el pez. Sin embargo, es probable que no sepas que el símbolo del ancla también era muy popular entre los cristianos de los primeros siglos. ¿Cuál es la historia de este símbolo en la antigüedad y por qué terminó asociado con el cristianismo?
Antes de que el cristianismo adoptara el símbolo, se sabía que las anclas en el mundo antiguo representaban seguridad. Los viajes por mar eran muy comunes en el área mediterránea y las anclas eran un instrumento básico utilizado por cualquier marinero o pescador. Un ancla mantenía la nave firmemente plantada en un área específica y era una herramienta obligatoria.
¿De dónde surgió la idea de los cristianos de usar un ancla cómo símbolo? El ancla apareció como el emblema real de Seleuco I (358 a.C. - 281 a.C.), rey de la dinastía seléucida establecida después de las campañas de Alejandro Magno (356 a.C. - 323 a.C.). Se dice que Seleuco eligió el símbolo porque tenía una marca de nacimiento en forma de ancla. Los judíos que vivían bajo el imperio adoptaron el símbolo en sus monedas, aunque lo eliminaron gradualmente bajo el gobernante asmoneo Alejandro Janneo (127 a.C. - 76a.C.) alrededor del año 100 a.C.
Al parecer, a partir de este momento el uso del ancla como símbolo se popularizó. Pero un hecho posterior pudo haber hecho que los cristianos adoptaran este símbolo como suyo.
Alrededor del año 100 d.C., el emperador Trajano (53-117) desterró a Clemente, líder de la iglesia de Roma, a Crimea. Sin embargo, cuando Clemente (35-99) empezó a ganar conversos allí, Trajano ordenó que ataran a Clemente a un ancla de hierro y lo ahogaran. El martirio de Clemente, cuyo símbolo evidente fue el ancla, claramente pudo haber inspirado a una iglesia que sufría persecución en ese momento.
Otra explicación posible es que el uso del ancla para los cristianos primitivos, al parecer, siempre hizo eco del pasaje de Hebreos 6:17-20 que dice:
Por lo cual Dios, deseando mostrar más plenamente a los herederos de la promesa la inmutabilidad de Su propósito, interpuso un juramento, a fin de que por dos cosas inmutables, en las cuales es imposible que Dios mienta, los que hemos buscado refugio seamos grandemente animados para asirnos de la esperanza puesta delante de nosotros. Tenemos como ancla del alma, una esperanza segura y firme, y que penetra hasta detrás del velo, adonde Jesús entró por nosotros como precursor, hecho, según el orden de Melquisedec, Sumo Sacerdote para siempre.
La esperanza aquí mencionada obviamente no tiene que ver con lo terrenal, sino con las cosas celestiales, y el ancla como símbolo cristiano, en consecuencia, se relaciona solo con la esperanza de salvación eterna.
En los primeros siglos del cristianismo, el símbolo fue adoptado por los cristianos y utilizado a menudo en las catacumbas en la ciudad de Roma. Los epitafios sobre las tumbas de los creyentes que datan de fines del primer siglo con frecuencia mostraban anclas junto con mensajes de esperanza. Expresiones como pax tecum o pax tibi hablan de la esperanza que los cristianos sentían al anticipar el cielo.
Aunque el símbolo no era exclusivo de los cementerios, durante los siglos segundo y tercero, el ancla se reprodujo con frecuencia más en los epitafios de las catacumbas, y particularmente en las partes más antiguas de algunos cementerios.
Sin embargo, el símbolo no volvió aparecer en ninguna inscripción cristiana a partir del siglo IV, lo que siempre ha resultado enigmático. Entonces, ¿Cuáles son las posibles razones por las que el símbolo del ancla se desvaneció?
La primera explicación que los académicos han encontrado se basa en la evidencia de que sólo unos pocos ejemplos del símbolo del ancla datan de mediados del siglo III, y que no han encontrado ninguno después del 300 d.C. Su explicación más común a esto es que a medida que el Imperio pasó de perseguir a la iglesia a tomarla como suya, los cristianos ya no necesitaban símbolos secretos para identificarse. La cruz conquistadora de Constantino (272-337) reemplazó al ancla de forma definitiva.
La segunda explicación que otros eruditos argumentan es que el ancla perdió su uso porque el “símbolo” era en realidad un juego de palabras en griego. El juego consistía en que la palabra ankura (ἄγκυρα) o ancla, es muy parecida a kurios (κύριος), que quiere decir Señor. Al parecer este juego de palabras perdió sentido cuando los cristianos eligieron el latín sobre el griego como su idioma principal.
Cualquiera que haya sido la razón por la que se dejó de usar este símbolo, lo que sí debemos recordar es lo que significó para nuestros hermanos en el pasado: la esperanza de una resurrección final y definitiva para una eternidad con nuestro Padre. Pero, sobre todo, la seguridad que tenemos en Él de que esto es verdad.
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