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A medida que se continúan levantando las restricciones por el COVID-19 y algunas iglesias comienzan a reunirse en persona una vez más, los pastores y miembros tienen la tarea de abordar las diversas preguntas asociadas con el regreso al espacio físico de adoración. Si bien las medidas de seguridad y distanciamiento físico están presentes en las mentes de las congregaciones, hay otros temas que la iglesia aún no ha abordado. Uno de ellos es que los niños puedan congregarse en el futuro.
¿Han hecho las iglesias un buen trabajo manteniendo los programas para niños y jóvenes en funcionamiento durante el distanciamiento social? ¿Cómo se ve el futuro de los programas para niños en la iglesia? Analizaremos cinco cosas que la iglesia debe tener en cuenta sobre los programas de niños en este tiempo.
1. El contacto con los niños y sus padres es vital
En los días posteriores a la implementación de las cuarentenas, las iglesias empezaron a ejecutar acciones que buscaban fortalecer su presencia en línea para emitir sus servicios de adoración y eventos. Mucho se decía sobre los servicios de adoración para adultos en ese momento, pero en las semanas posteriores se empezó a generar la inquietud sobre cómo las iglesias ajustarían sus programas para los niños.
Una encuesta reciente de Barna1 encontró que entre el 35% y el 37% de los pastores protestantes dijo que la iglesia no ha cambiado su enfoque hacia el ministerio de jóvenes o niños desde que comenzó el COVID-19. Mirando específicamente al ministerio de niños, el 34% de las iglesias ahora ofrece recursos digitales de uso en casa, un 26% aumentó su presencia en las redes sociales y un 25% ofreció clases de Biblia en línea o escuela dominical.
Mientras las escuelas, colegios y universidades luchan por mantener sus programas activos para sus estudiantes, las iglesias pueden también usar la tecnología para mantener el contacto con los padres y los niños, entretanto siguen ofreciendo formación bíblica a distancia. Es importante que la iglesia ejerza su llamado a pastorear a los más pequeños, incluso en tiempos de distanciamiento.
2. Conectarse con los niños y sus familias también es difícil para los maestros
Para algunas iglesias, pasar a los servicios en línea para adultos durante la pandemia ha sido un desafío que se convirtió en el foco de atención. Si bien el uso de recursos virtuales para el ministerio de niños no se hizo esperar, muchas iglesias no han tenido la capacidad o el tiempo para mantenerse comprometidas con padres e hijos semanalmente, lo cual ha sido difícil para las familias con niños pequeños.
El estudio de Barna arrojó que el 34% de las iglesias tiende a inclinarse más hacia el Intercambio de recursos digitales con familias de niños pequeños, mientras otro 34% de iglesias ahora ofrece contacto individual a través de llamadas telefónicas, mensajes de texto o chats de video. Este dato, no solo habla de la diferencia que hace la edad en las decisiones tomadas para los ministerios en la iglesia, sino que también hace eco de la necesidad de que los voluntarios de los programas infantiles, que no son personal de la iglesia, ayuden a los líderes de la próxima generación a conectarse regularmente con las familias y los niños.
En este momento no podemos permitir que los servicios para adultos acaparen toda nuestra atención. Es importante detenernos a pensar en las formas en las que podemos llevar alimento espiritual a los más pequeños.
3. Las iglesias deberían prepararse para las vacaciones
En general, las iglesias informan una disminución en la participación de los niños desde que hicieron cambios en sus programas por la pandemia. Solo el 9% de las iglesias informa que el compromiso con los niños pequeños ha aumentado, mientras que el 21% dijo que se ha mantenido igual y el 62% dijo que ha disminuido.
Al mirar hacia el futuro, el 33% de los pastores continúa eligiendo contenido y recursos digitales como una de las principales formas en que su iglesia ministrará a los niños durante las vacaciones. El 26% incluirá actividades en persona y el 22% videollamadas. El 27% de las iglesias no ofrecerá ninguna de estas opciones para las vacaciones y el 18% no está seguro de sus planes.
En los Estados Unidos y en muchos países de habla hispana, estamos muy cerca de las vacaciones, y los campamentos acostumbrados ya no se realizarán. Entonces, ¿las iglesias están preparadas para guiar y brindar acompañamiento a los niños incluso en tiempos de vacaciones y distanciamiento físico?
4. Programas de niños sí, pero no pronto
Todos, padres y líderes por igual, podemos estar ansiosos por tener a nuestros hijos en la escuela dominical o en las actividades de los programas para niños, pero probablemente tendremos que esperar, incluso si las iglesias tienen planes de reabrir pronto. El 52% de los pastores y líderes encuestados en los Estados Unidos dijo que la escuela dominical para niños pequeños no estará disponible en los próximos meses.
Mucho se ha hablado de cómo la crisis del COVID-19 cambiará los entornos de trabajo, los espacios educativos y hasta los servicios de adoración en las iglesias, pero poco se ha hablado de cómo esto afectará la forma en la que vemos los programas infantiles de la iglesia. Mientras muchos padres no se sienten seguros de que sus hijos regresen a la escuela, vale la pena preguntarnos si se sentirán igualmente inseguros de que sus hijos asistan de manera presencial a las actividades de su iglesia.
5. Los padres están llevando una carga pesada y buscan ayuda
Datos recientes muestran que los padres, en general, están abrumados. Los pastores informan que, con base en todo lo que han visto y escuchado de personas en sus iglesias, el 94% de los padres ha sentido mayor carga de lo normal. De este porcentaje, el 40% se ha sentido poco abrumado, el 36% algo abrumado y el 18% muy abrumado.
Los niveles elevados de estrés y ansiedad en los padres pueden darse por varias razones, incluyendo la presencia del COVID-19, los problemas en su trabajo y una serie de incertidumbres propias de la crisis. Las iglesias deben estar al lado de los padres, no solo para aliviar la carga de la vida cotidiana, sino también para proporcionarles recursos que les ayuden a manejar las conversaciones difíciles con sus hijos sobre las circunstancias actuales.
Entretanto, la mayoría de los padres deben trabajar y también deben ocuparse de supervisar la educación de sus hijos y de proporcionarles a la vez formación espiritual, así que la necesidad de ayuda puede llegar a ser muy grande. Debemos pensar cómo los hermanos pueden ofrecer voluntariado para servir y apoyar a otros padres cuyas cargas son más pesadas de lo normal.
Sin embargo, también es importante resaltar lo evidente que se empieza a hacer la necesidad de que los padres asuman la educación y la formación espiritual de sus hijos con un sentido de responsabilidad mucho más profundo. Nunca ha sido tan relevante, al menos para esta generación, la necesidad de que los padres sean los primeros pastores de sus hijos, transmitiéndoles el evangelio. A pesar de que la iglesia haga mucho por apoyar a los padres, al final la impartición y ejemplificación de esa formación espiritual recaerá sobre los padres, hoy más que nunca, gracias al Señor.
¿Y tú? ¿Qué piensas? ¿Tienes hijos pequeños o conoces a hermanos con hijos pequeños? ¿Qué tan cerca ha estado la iglesia de los niños en tu congregación? ¿Qué tan difícil ha sido para los maestros o líderes de los programas infantiles sortear los retos de este tiempo y poder cumplir con su llamado? Si las iglesias reabrieran pronto, ¿llevarías a tus hijos allí? ¿Cómo puedes servir a otros hermanos con hijos pequeños? ¿De qué forma crees que Dios está utilizando el distanciamiento social para que los padres se responsabilicen de su labor de pastorear a sus hijos?
1 Disponible en: https://www.barna.com/research/future-kids-ministry/.
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