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La Biblia habla claramente acerca de la necesidad de delegar en el liderazgo y de pasar el legado a otros. En el Antiguo Testamento, Moisés recibió una exhortación por parte de su suegro Jetro para que se apoyara en otros líderes (Éxodo 18). El apóstol Pablo también fue claro en su mandato a Timoteo de extender el ministerio a nuevas generaciones de pastores: “Lo que has oído de mí en la presencia de muchos testigos, eso encarga a hombres fieles que sean capaces de enseñar también a otros” (2 Tim 2:2, NBLA).
En términos prácticos, esta sucesión se ve en pastores que han liderado a una iglesia local por años y preparan a otros líderes para continuar con su trabajo después de su retiro. Bob Rusell, autor de Transition Plan [en español, Plan de transición], explicó cuál es la importancia de la sucesión en el liderazgo de una iglesia y su relación con la gloria de Dios:
[La sucesión] brinda a la congregación un sentido de seguridad y le recuerda que el enfoque está en Cristo y no en el líder. Es saludable para el pastor principal, ya que lo humilla al recordarle que es mortal y que, mientras que la iglesia de Cristo continuará, su ministerio es temporal. Es saludable para los otros pastores ya que experimentan roles con más responsabilidad y se convierten en líderes mejor capacitados. Es saludable para los ancianos, diáconos y líderes laicos de la iglesia, ya que los obliga a pensar a largo plazo en lugar de centrarse solo en las crisis inmediatas. Es un testimonio positivo para la comunidad, ya que ven principios de liderazgo sabios aplicados.
Un juez local que no es miembro de nuestra iglesia me dijo dos años después de que me retiré: “Admiraba tu ministerio desde lejos, pero lo que más admiré fue la forma en que te retiraste”. Los incrédulos observan con atención para ver si la iglesia es un viaje del ego o si realmente busca glorificar a Dios.
¿Cuál es la situación de la sucesión pastoral en las iglesias cristianas de la actualidad?
Números y crisis
Aunque Ezequías fue un rey ejemplar en Judá, cometió el error de mostrarles a los babilonios todos los tesoros que le pertenecían al Señor. Cuando Isaías le advirtió al rey que en el futuro los babilonios iban a llevarse todo ese tesoro e iban a exiliar a varios de sus hijos, Ezequías respondió: “‘La palabra del Señor que has hablado es buena’. Pues pensaba: ‘Habrá paz y seguridad en mis días’” (Isaías 39:8). ¡Qué egoísmo! Lastimosamente, muchas iglesias cristianas no parecen darle la suficiente importancia a preparar a las siguientes generaciones.
Del 6 al 16 de septiembre de 2022, Barna llevó a cabo 585 entrevistas en línea con pastores protestantes en los Estados Unidos acerca de la sucesión en el liderazgo pastoral. La muestra incluyó a los líderes principales de diferentes denominaciones, regiones y tamaños de iglesia, e incluso se incluyeron pastoras. Los resultados dejaron ver que hay una crisis en la sucesión del liderazgo en las iglesias cristianas de hoy:
- Más de la mitad de los pastores encuestados (54 %) no estuvieron de acuerdo con la afirmación “mi iglesia le da una prioridad significativa a capacitar y desarrollar a la próxima generación de líderes”. Esto representa un aumento del 22 % desde el 2015, cuando solo el 32 % no estuvo de acuerdo con la misma afirmación en una investigación similar que Barna realizó ese año.
- El 75 % de los pastores estuvo de acuerdo o algo de acuerdo con la afirmación “se está haciendo más difícil encontrar cristianos maduros que quieran volverse pastores”. En comparación con la investigación de 2015, hubo un aumento del 8 %.
- El 71 % de los pastores encuestados estuvo de acuerdo o algo de acuerdo con la afirmación “estoy preocupado por la calidad de los futuros líderes cristianos”.
- Para el 2022, solo el 16 % de los pastores protestantes principales en la congregación tenían 40 años o menos. La edad promedio de todos los pastores es 52.
¿Por qué no se están formando nuevas generaciones de pastores?
Por el carácter del pastor
En su libro De pastores y predicadores, el teólogo Miguel Núñez mencionó algunas actitudes y características presentes en algunos ministros que les impiden formar a las nuevas generaciones que quizás los precederán:
Créase o no, hay pastores que, teniendo el tiempo y las posibilidades de equipar a otros líderes, se niegan a hacerlo por diversos motivos. A veces es el ego del pastor el que le impide reconocer que él no puede hacerlo todo en la iglesia y que necesita de otros hombres en quienes delegar algunas funciones ministeriales (…) Otras veces, la falta de motivación para desarrollar líderes es provocada por las inseguridades que el pastor tiene y que le hacen temer la pérdida de su liderazgo (…) Por otro lado, el temperamento rígido e inflexible de algunos pastores hace que se le dificulte tener líderes a su alrededor porque todo tiene que ser hecho única y exclusivamente como él quiere. Nadie tiene toda la sabiduría, ni todo el discernimiento, ni todos los dones, ni todos los talentos, ni todas las ideas para poder pastorear solo. Este es el deseo de alguien que, en su inseguridad, prefiere hacerlo de esta manera, pero un pastor inseguro tendrá grandes dificultades en formar ovejas que caminan en fe.
Los líderes en el mundo luchan para que nadie más tome su lugar y para trabajar en un ambiente en el cual no sean desafiados. De acuerdo con Núñez, los pastores deben ser diferentes al priorizar el trabajo en equipo y no perseguir los logros personales sobre los colectivos.
Comunicación en la congregación
Cuatro de cada cinco pastores encuestados (79 %) estuvieron de acuerdo con la afirmación “las iglesias no están cumpliendo con sus responsabilidades de formar a la próxima generación de líderes cristianos”. Son pocas las congregaciones que están siendo intencionales en dicha preparación y, aunque es un trabajo que debe comenzar por el pastor, también ha de ser un esfuerzo conjunto de toda la comunidad.
David Kinnaman, CEO del Grupo Barna, explica que la comunicación es un factor muy influyente a la hora de hacer una sucesión exitosa en el liderazgo:
La evidencia de una buena comunicación, especialmente entre el liderazgo de una iglesia y la congregación, es el factor más importante en una transición de liderazgo fluida, y a menudo ocurre lo contrario (...) Una y otra vez vemos que las emociones, decisiones y resultados más positivos de una transición de liderazgo están asociados con iglesias que se comunican de manera efectiva a lo largo del proceso.
Una visión incorrecta de la iglesia
Una tercera razón es que los pastores pueden tener una visión incorrecta de la iglesia. Bryant Wright, autor del libro Succession [en español, Sucesión], explicó que el delegar un ministerio de forma correcta requiere una visión de la iglesia que vaya más allá de los límites de la vida de un ministro:
Si una iglesia va a perdurar (y ciertamente esperas que así sea), te das cuenta de que existirá por mucho más tiempo que el ministerio de cualquier pastor. Ya sea un pastorado temporal de seis meses o uno temporal como el que tuve durante 38 años, se nos confiere una administración en la cual Dios nos encomienda el liderazgo de una iglesia y una congregación. Es por un período de tiempo. Es más saludable vernos a nosotros mismos como pastores interinos que desean aprovechar al máximo ese papel y liderar fielmente en la voluntad de Dios en ese período interino, mientras Él lo permita.
En otras palabras, los pastores deben tener una visión de la iglesia completamente contraria a la que tenía Ezequías. Lo importante no es solo buscar que la generación actual perdure, sino invertir fielmente en la siguiente, pues la iglesia le pertenece al Señor desde antes del servicio de un ministro y seguirá siendo suya después del mismo.
Tiempo y prioridades
Una cuarta razón es la falta de tiempo y el desorden en las prioridades de algunos pastores e iglesias. Los ministros tienen muchísimas responsabilidades y es difícil dejar de poner atención a lo urgente en el corto plazo, para invertir en lo importante en el largo plazo. El 38 % de los pastores afirmó que desarrollar una línea de liderazgo es una “prioridad personal principal”, otro 40 % dijo que ha considerado la necesidad, pero simplemente tiene “demasiadas preocupaciones ministeriales”. Por último, el 14 % dijo que ha delegado la tarea a otros, y un 7 % que “no es una gran prioridad para mí”.
Estos porcentajes plantean varias preguntas en cuanto al tiempo. ¿Por qué los pastores no se pueden enfocar en asuntos prioritarios? ¿Existe la necesidad de que los congregantes se involucren más en el ministerio y puedan sumarse a otras formas de liderazgo, como el diaconado? En cuanto a las prioridades, ¿qué cambio debe ocurrir para que los pastores no piensen solo en la generación actual sino también en las futuras?
Al respecto, el pastor Miguel Núñez dijo:
Los pastores con dos vocaciones tienen grandes dificultades en encontrar el tiempo para hacer esta tarea [de formar un equipo ministerial]. Pero mientras menos tiempo tenemos, mayor es la necesidad de contar con ayuda. La iglesia debe hacer esfuerzos extremos para sostener a su pastor inicial a tiempo completo para que él pueda desarrollar el ministerio que a ellos les bendecirá.
El futuro de la sucesión pastoral
El reporte de Barna termina su análisis con la siguiente conclusión:
En este momento, el futuro del liderazgo cristiano en los Estados Unidos es incierto. Pasar el relevo requerirá más esfuerzo del que actualmente estamos viendo en la mayoría de las iglesias. Es esencial que sus planes surjan no solo del deseo de honrar a los líderes experimentados que se van, sino también de una comprensión informada de la generación emergente y de una visión proactiva para formar pastores resilientes.
¿Qué podemos aprender de lo que sucede actualmente en los Estados Unidos para procurar una sucesión saludable en Latinoamérica? ¿De qué forma las iglesias pueden comenzar a trabajar desde ya en un plan efectivo de transición?
Bibliografía y referencias
- Transition Plan: A Conversation with Bob Russell
- The Pastoral Succession Crisis Is Only Getting More Complicated
- How to Pass the Baton to the Next Pastor: A Q&A With Bryant Wright
- De pastores y predicadores, Miguel Nuñez.
- Succession, Bryan Wright.
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En Cristo,
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