A muchos les gusta ver al movimiento reformado, protestante o evangélico como una corriente que emergió de un solo hombre, o en una sola región, o con una sola línea de pensamiento. Sin embargo, los pre reformadores son un ejemplo de que no fue así, ya que algunos de ellos fueron claves en el surgimiento de los primeros grupos protestantes. Por ejemplo, el grupo de los valdenses, que surgieron por la predicación y el ministerio de Pedro Valdo, o el movimiento del que hablaremos en este video, que le debe mucho a Valdo, pero también a un pre reformador posterior.
Inspirado en los ideales espirituales husitas que surgieron en Bohemia a mediados del siglo XV, la Hermandad de Moravia es uno de los grupos protestantes más antiguos de la historia de la iglesia.
David Bebbington, profesor de Historia en la Universidad de Stirling (Escocia), ha argumentado que desde 1734 el mundo de habla inglesa vio un desarrollo sin precedentes del Evangelicalismo, influenciado por el Pietismo Continental Europeo, la era del Gran Despertar en América y el Avivamiento Evangélico en el Reino Unido en el siglo xᴠɪɪɪ.[1]
En la actualidad los moravos son una congregación internacional, con iglesias en América del Norte, Centro y Sur; el Caribe; África y Europa; y ministerios especializados en Palestina e India. En este panorama, los moravos norteamericanos representan menos del 10% de su membresía total; así tres de cada cinco moravos viven en Tanzania y Sudáfrica.[2]
Este movimiento protestante le debe su nombre a la zona geográfica en la que nació, por eso, es importante comenzar por este punto.
Gran Moravia
Geográficamente Moravia es uno de los países checos históricos. Originalmente habitada por culturas poco conocidas, se sabe que alrededor del año 60 a.C. el pueblo celta de los boios se retiró de la región y fue sucedido por la tribu germánica de los cuados; luego fue absorbido por Roma y reemplazado en el siglo VI d.C. por tribus eslavas.
En el año 833 se fundó el estado de la Gran Moravia. El rey de ese lugar invitó a los misioneros Cirilo (826-869) y Metodio (815-885), quienes tradujeron los libros litúrgicos al lenguaje eslavo. A partir del siglo xɪ, Moravia se unió permanentemente a Bohemia y formó la base de los llamados Países Checos y del Reino Checo, lo que permitió que continuara dentro de la historia de la República Checa.
El primer grupo de protestantes
Gran Moravia fue una de las regiones más propicias para la evangelización valdense. Visitada por el mismo Pedro Valdo (1140-1205), quien según la tradición murió allí en 1217, hacia mediados del siglo contaba con más de cuarenta localidades ocupadas por valdenses en Bohemia.
El movimiento que vendría a llamarse Iglesia o Hermandad de Moravia comenzó a finales del siglo xɪᴠ de la mano de un sacerdote checo, maestro y rector de la Universidad Carolina de Praga llamado Jan Hus (1370-1415), quien quiso alejarse de lo que entendía como una corrupción en la Iglesia y volver la práctica religiosa a las raíces del cristianismo —las que consideraba más puras—. Estas consistían en que la liturgia fuera en el lenguaje del pueblo, que los cristianos laicos recibieran la comunión en forma de pan y vino, y que se eliminaran las indulgencias y la creencia en el purgatorio.
A causa de su predicación y acciones, Hus fue quemado vivo por hereje en el Concilio de Constanza el 6 de julio de 1415. Este hecho provocó un levantamiento en el Reino Checo. El movimiento Husita ganó el apoyo del Rey Wenceslao IV (1361-1419) y adquirió cierta independencia de la Iglesia de Roma durante un tiempo, se extendió gradualmente hasta Polonia y se dividió en las facciones: utraquistas, taboritas y huérfanos.
Un grupo de seguidores de Hus llegó a un trato con Roma: se le permitía practicar sus ritos y doctrinas, pero debía reconocer la supeditación a la Iglesia católica. A ellos se les llamó utraquistas o moderados. El resto de los husitas —los taboritas— continuaron alejados de esta Iglesia. Al cabo de cincuenta años después de la muerte de Hus, en 1457, habían formado Unitas Fratrum (unión, o comunidad, de hermanos) en Kunvald (Bohemia). Esta Iglesia, liderada entonces por su fundador Petr Chelčický (1390-1460), formó la base de la Hermandad de Moravia internacional actual.
La Unión de Hermanos, que mantuvo una teología husita, acabó incorporando ideas luteranas, aunque mantuvo la jerarquía episcopal —incluso durante su persecución—. Por ello, algunos autores consideran que los moravos fueron el primer grupo de protestantes.
Si se considera el contexto del origen del movimiento, uno de los aspectos más llamativos de estos primeros moravos —además de su defensa por una educación universal— fue la protección de la hermandad por nobles locales que querían desmarcarse de la Viena de los Habsburgo.
Dentro del movimiento, Chelčický representaba las tradiciones del Puritanismo Oriental y la ausencia de control oficial en cuestiones de religión. La Unitas Fratrum fue fundada, en medio de estas influencias, bajo el liderazgo de Gregorio el Patriarca (1400?-1473) con un ideal de fe dividido en tres aspectos: comunión, libertad y un marcado énfasis en la vida práctica cristiana más que en el pensamiento doctrinal o la tradición eclesiástica. Para 1467 la Iglesia morava había establecido su propio ministerio, y en los años siguientes definió tres órdenes de ministerio: diácono, presbítero y obispo.[3]
Después de la Reforma
Durante el período turbulento de reacción contra la Reforma, la persecución alternó con la relativa calma, hasta que en 1620 la Unitas Fratrum y otros organismos protestantes fueron totalmente suprimidos.
El líder de la Unitas Fratrum en esos años tempestuosos fue el obispo John Amos Comenius (1592-1670). Se hizo mundialmente conocido por sus innovadores puntos de vista sobre la educación. Vivió la mayor parte de su vida en exilio en Inglaterra y Holanda, donde murió. Su oración era que algún día la “semilla escondida” de su amada Unitas Fratrum volviera a brotar a una nueva vida.[4]
Después de la Reforma, y especialmente al finalizar la Guerra de los Treinta Años (1618-1648), la mayor parte de los moravos fue absorbida por Iglesias de tradición Luterana o Calvinista.
Sin embargo, en Bohemia y Moravia sobrevivió la semilla escondida, que se revelaría cien años más tarde en la Iglesia renovada.[5] Entre 1722 y 1727, algunas familias de Moravia que habían mantenido las tradiciones de la antigua Unitas Fratrum se refugiaron en Sajonia (Alemania).
El Conde protector y misionero
En 1722, el conde Nicolaus Ludwig von Zinzendorf (1700-1760) acogió en una finca de la Alta Lusacia, en la actual frontera germano-polaca, a un grupo de protestantes perseguidos de Moravia. Cerca de la localidad de Bertheldsdorf fundaron la comunidad de Herrnhut o Hermandad de Moravia. Otras personas —de opiniones divergentes— también encontraron allí un lugar de libertad religiosa. El 13 de agosto de 1727 se registra lo que se consideró un movimiento del Espíritu Santo y con ello una decisiva experiencia de unidad. De este suceso surgió un afán de proyección misionera sorprendente que comenzó entre los esclavos de la isla de Santo Tomás en las Indias Occidentales en 1732.
Con la misma motivación, esta hermandad también llevó su mensaje a América, especialmente a Surinam donde había muchas haciendas con esclavos africanos. Además de la Biblia, les otorgaron asistencia médica, escuelas y conocimientos técnicos; ocupándose primero de los esclavos cimarrones, quienes se habían fugado a las profundidades de la jungla. Actualmente, existen sesenta y siete congregaciones de la Hermandad en Surinam.[6]
Señaló un autor que la espiritualidad morava es esencialmente misionera pues se manifiesta en un activismo sacrificial por la conversión de los paganos, creciente en su entusiasmo por el cordero inmolado como tipo revelado y sombra a través de las páginas de las Escrituras. La espiritualidad del conde Zinzendorf influenció a los moravos en una religión de corazón cálido que persistió en oración de día y noche, y fue manifestada en un fervor misionero sin par. La piedad morava es a veces vista como extremista y aunque Zinzendorf no haya apoyado intencionadamente prácticas excesivas, su personalidad excéntrica atrajo seguidores que explotarían la singularidad de su piedad en detrimento de la sana doctrina bíblica y práctica.[7]
Los moravos y Wesley
Los moravos llegaron por primera vez a América durante el período Colonial. En 1735 formaban parte de la empresa filantrópica del general James Edward Oglethorpe (1696-1785) en Georgia. El intento de establecer una comunidad en Savannah no triunfó, pero sí impactó en el joven John Wesley (1703-1791) que había ido a Georgia durante una crisis espiritual personal.
Después del fracaso de la misión de Georgia, los moravos establecieron una presencia permanente en Pensilvania en 1741 al ocupar la propiedad de George Whitefield. Los colonos moravos compraron quinientos acres para establecer el asentamiento de Belén ese mismo año. Pronto adquirieron los cinco mil acres de la Baronía de Nazaret al gerente de Whitefield, y las comunidades de Belén y Nazaret se vincularon en su economía agrícola e industrial.
Los moravos hasta hoy
Después de la Segunda Guerra Mundial, fuertes presiones para la extensión de la Iglesia llevaron a la Provincia del norte hacia el sur de California —donde solo había existido una misión indigena desde 1890—, así como a algunos sitios del este, medio oeste y Canadá. La Provincia del sur agregó numerosas iglesias en el área de Winston-Salem, en toda Carolina del Norte, Florida y Georgia. En América del Norte, la Iglesia morava tiene congregaciones en dieciséis estados, el Distrito de Columbia y en dos provincias de Canadá.
En la época Contemporánea, los moravos estuvieron entre los primeros miembros del Consejo Nacional y Mundial de Iglesias. La Iglesia estableció varias escuelas en Estados Unidos, entre las más importantes están: Salem Academy and College, Moravian College and Theological Seminary, y escuelas preparatorias en Lititz y Belén.
En 1957, la Iglesia morava mundial se reorganizó en más de una docena de provincias semiautónomas —aún parte de una Iglesia global—. Un Sínodo de Unidad se lleva a cabo cada siete años para decidir asuntos que afectan a la Iglesia.
En la actualidad los moravos son una congregación internacional, con iglesias en América del Norte, Centro y Sur; el Caribe; África y Europa; y ministerios especializados en Palestina e India.
Hoy en día existen aproximadamente 750 000 miembros de la Iglesia Morava en todo el mundo que procuran continuar con el principio misionero, educativo y social de la denominación. Para su trabajo global, la Iglesia está organizada en Provincias de Unidad, Provincias de Misión y Áreas de Misión.
En cuanto a sus principios, la Iglesia Morava enseña la necesidad del nuevo nacimiento, la piedad, el evangelismo y las buenas obras. Como tal, los Hermanos Moravos sostienen firmemente que el cristianismo es una religión del corazón. Enfatizan la grandeza de Cristo y sostienen que la Biblia es la fuente de todas las verdades de la fe.
Pero ante todo, la Iglesia Morava debe ser considerada protestante, ya que acepta, entre otros, documentos históricos como los Credos Apostólico, Niceno y Atanasiano; los primeros 21 artículos de la Confesión de Augsburgo; el Catecismo Menor de Martín Lutero; los Treinta y Nueve Artículos de la Iglesia de Inglaterra; y el Catecismo de Heidelberg.
La Iglesia Morava nos enseña la importancia de la preservación de nuestra herencia protestante, especialmente en el impulso de la piedad personal, el fervor misionero y el servicio a los más necesitados.
[1] David W. Bebbington, Evangelicalism in Modern Britain: A History from the 1730s to the 1980s (London: Routledge, 1989), 20.
[2] «A Brief History of the Moravian Church», The Moravian Church, acceso en mayo de 2022.
[3] «A Brief History of the Moravian Church», The Moravian Church, acceso en mayo de 2022.
[4] «A Brief History of the Moravian Church», The Moravian Church, acceso en mayo de 2022.
[5] «Iglesias históricas de paz y iglesias moravas», Consejo Mundial de Iglesias, acceso en mayo de 2022.
[6] «Cuestión de fe - Tras el rastro de los moravos en Surinam», Deutsche Welle (DW), acceso en mayo de 2022.
[7] Evan Burns, «Moravian Missionary Piety and the Influence of Count Zinzendorf», Journal of Global Christianity 1, n.° 2 (2015): 23.
[8] «A Brief History of the Moravian Church», The Moravian Church, acceso en mayo de 2022.
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