Durante décadas hemos creído que las mujeres son más religiosas que los hombres. Sin embargo, esta perspectiva está siendo cuestionada por los estudios demográficos y de creencias más recientes.
Los resultados de encuestas tradicionales, la sabiduría convencional, y las perspectivas anecdóticas a lo largo de las congregaciones evangélicas han mostrado que las mujeres se preocupan más de su fe, aunque los investigadores no han sido capaces de desentrañar completamente las causas para esta variación de género entre las tradiciones religiosas y alrededor del mundo.
Sin embargo, ahora los datos más recientes están mostrando que esta tendencia de larga data podría finalmente estar cambiando: En los Estados Unidos, las mujeres jóvenes tienen menos probabilidades de identificarse con una religión que los hombres jóvenes.
Estos descubrimientos podrían tener un impacto profundo en la demografía de las iglesias americanas en el futuro.
Diferencia en el grado de religiosidad de hombres y mujeres en Estados Unidos
De forma tan reciente como el último año, las brechas de religión por género han persistido entre los estadounidenses mayores. Esto quiere decir que las mujeres de mayor edad continúan siendo más creyentes que la mayoría de los hombres. Los datos de encuestas de octubre de 2021 encontraron que entre aquellos nacidos en 1950, cerca de un cuarto de los hombres se identificaron como ateos, agnósticos o nada en particular, en comparación con sólo un 20% de las mujeres de la misma edad que manifestaron las mismas creencias. Esa variación de cinco puntos porcentuales es evidente también entre aquellos nacidos en 1960 y 1970 también.
Para los millennials y la Generación Z, los datos muestran una historia diferente. Entre aquellos nacidos en 1980, la brecha comienza a estrecharse en cerca de los dos puntos porcentuales. Para los nacidos en 1990, la brecha de género respecto a la religión desaparece, y para aquellos que nacieron desde el 2000 y en adelante, se observa claramente que las mujeres tienen más probabilidades de decir que no creen en Dios o que no tienen una afiliación religiosa concreta.
Entre los que tienen de 18 a 25 años de edad, el 49 por ciento de las mujeres se declaran no afiliadas a ninguna religión, en comparación con sólo el 46% de los hombres que hacen la misma declaración.
También hay una brecha de género en la asistencia a la iglesia. Este patrón de comportamiento ha sido tan fuerte que el Centro de Investigación Pew encontró en el 2016 que las mujeres cristianas alrededor del mundo tienen más probabilidades, en cerca de 7 puntos porcentuales, que los hombres de asistir a los servicios religiosos; no hay países en donde los hombres tengan más probabilidades de asistir a los servicios religiosos, o ser afiliados a alguna religión, que las mujeres creyentes.
En los Estados Unidos, los hombres mayores tienen más probabilidades de decir que ellos nunca asisten a los servicios religiosos cuando son comparados con las mujeres de la misma edad. Entre los hombres de 60 años, el 35% reportó nunca asistir a la iglesia; entre las mujeres de la misma edad esta cifra es de apenas el 31%.
Las mujeres más jóvenes tienen más probabilidades que los hombres de no estar afiliadas a la iglesia
Mientras que las diferencias entre hombres y mujeres identificados como nones, o no afiliados, no desaparecen sino hasta aquellos nacidos en 1990, aquellos que tienen 30 años de edad, vemos que la brecha de género en la asistencia a la iglesia también se ha cerrado para las generaciones anteriores. Por ejemplo, para aquellos nacidos en 1973, los que tienen 40 años hoy, se observa un patrón de asistencia casi igual entre los hombres y mujeres que nunca asisten a la iglesia. Los adultos jóvenes tienen menos probabilidades de reportar que nunca asisten a los servicios religiosos en comparación con aquellos que tienen entre 35 y 45 años de edad.
La gran pregunta hoy es: ¿Qué factores demográficos podrían estar llevando a esta emergente diferencia entre géneros en la religiosidad de las generaciones más jóvenes? Esta diferencia claramente es que ahora son las mujeres las que reportan ser menos religiosas que los hombres.
No hay una diferencia real en la porción de hombres y mujeres no afiliados entre los negros, asiáticos y otros grupos raciales. Pero entre el grupo de jóvenes hispanos, los hombres tienen mayores probabilidades, un 8 por ciento más, de ser no afiliados a la religión que las mujeres.
Entre los encuestados blancos, las mujeres tienen un 9 por ciento menos de probabilidades de decir que ellas no tienen una afiliación religiosa en comparación con los hombres blancos. La brecha entre los encuestados blancos de la Generación Z es una gran parte de la historia, dado que los encuestados blancos conforman la mitad del grupo poblacional de entre 18 a 25 años de edad.
Diferencias de religiosidad entre hombres y mujeres según su nivel educativo
La educación podría ser otro factor significativo que se correlaciona con las respuestas de religiosidad entre las mujeres jóvenes estadounidenses. Entre las mujeres universitarias menores de 25 años, se observa que ellas tienen ligeramente menos probabilidades de decir que ellas no tienen una afiliación religiosa en comparación con los hombres (el 39% de ellas son afiliadas a alguna religión vs el 45% de los hombres que están afiliados a alguna religión).
Sin embargo, entre aquellos que no han completado una carrera de cuatro años, pero que están cursando una, hay una clara diferencia en las respuestas. 57% de las mujeres de la generación Z con diplomas de preparatoria son no afiliadas, en comparación con sólo el 52% de los hombres. Entre aquellos que han tomado cursos universitarios pero no han completado un grado universitario, hay una brecha de 7 puntos porcentuales entre hombres y mujeres.
¿Qué están haciendo las iglesias para abordar la falta de religiosidad de hombres y mujeres?
Los cristianos han notado esta diferencia de larga data entre las actitudes de hombres y mujeres hacia la fe y están tratando de abordarla. Los ministerios de hombres se enfocan en el discipulado masculino y llevan a los padres y esposos de vuelta al campo de la fe, pero las mujeres continúan superando a los hombres como miembros de las iglesias evangélicas por cerca de un margen del 10%.
Algunos líderes influyentes del cristianismo evangélico han llamado específicamente la atención sobre el papel de los hombres jóvenes y han señalado su falta de responsabilidad y devoción religiosa. Mark Driscoll ha predicado acerca de la “masculinidad bíblica”, Owen Strachan dijo que “la virilidad masculina está haciendo cosas difíciles para la Gloria de Dios y por el bien de los otros”, y el ascenso de Jordan Peterson a la fama está basado principalmente en el “evangelio de la masculinidad”.
Estas voces y otros esfuerzos para mantener a los hombres jóvenes en el campo de la fe podrían haber afectado el involucramiento masculino en la iglesia durante los años recientes, pero estos podrían haber sido un factor negativo al momento de intentar llevar mujeres de vuelta a la asistencia en la iglesia. Como una reciente revisión de Christianity Today Book lo destaca:
“Las mujeres evangélicas han asistido a la iglesia durante un largo tiempo a unas tasas más altas que los hombres evangélicos. Pero hoy esa brecha se está estrechando, no por el hecho de que más hombres están de vuelta a la iglesia sino por que las mujeres están abandonando la iglesia. Tales mujeres están, de modo creciente, 'deconstruyendo su fe o identificándose como 'no afiliadas', lo cual está llevando a un crecimiento de la población no afiliada a la iglesia”.
Como Lyman Stone escribió hace dos años; “Hacer que tu iglesia sea más masculina no la hará más grande”. Podría, de hecho, ser un factor que la haga más pequeña.
La caída en la asistencia y la afiliación a la fe de las mujeres jóvenes deja el futuro de la iglesia americana en una posición precaria. Para los pastores de congregaciones antiguas, no es algo raro mirar a sus congregantes el domingo y ver que las mujeres superan a los hombres en un ratio de dos o tres. Si esta tendencia continúa y las mujeres de Generación Z no vuelven a la iglesia en la medida en que ellas llegan a su mediana edad, esto podría significar una crisis real para las congregaciones que dependen del liderazgo y el servicio que provee esta parte vital (las mujeres) de la comunidad eclesial.
Esta tendencia de la caída en la religiosidad de las mujeres jóvenes, quienes cada vez se declaran como no afiliadas, tiene una relación con una tendencia general mucho más amplia. De acuerdo a un estudio presentado por el Pew Research Center en el 2021, cada vez más personas se declaran como no afiliados y menos personas afirman profesar la fe cristiana.
Una sociedad más secularizada
De acuerdo al Pew Research Center, solamente el 63% de los estadounidenses se identifican como cristianos en el 2021, lo cual marca una caída de más de 10 puntos respecto al 2011 cuando el 75% de la población se declaraba o identificaba como cristiana.
El declive en el número de quienes se declaran a sí mismos cristianos es compensado por el ascenso de quienes se declaran ateos, agnósticos o personas que no pertenecen a una religión en particular. Los estadounidenses no afiliados conforman hoy el 29% de la población estadounidense, un ascenso de 10 puntos porcentuales, ya que en el 2011 solamente eran el 19% de la población.
“Los cambios en la secularización son evidentes en la sociedad americana que hasta ahora, en el siglo XXI, no muestran signos de desaceleración”, concluyeron los investigadores del Pew Research Center. “La proporción de los no afiliados a ninguna religión es un 6% más alta de lo que era hace 5 años y 10 puntos más alta de lo que era hace una década”.
Caída en el número de cristianos en la sociedad estadounidense
Aunque los cristianos todavía son una mayoría saludable, su declive se ve reflejado en dos preguntas principales de la encuesta de Pew: cuán frecuentemente las personas oran y cuán importante es la religión en sus vidas. Solo el 45% de los adultos estadounidenses dicen que rezan/oran diariamente (lo cual es un porcentaje inferior al 58% que respondió de modo similar en la encuesta del 2007). Y el número de estadounidenses que dice que la religión es “muy importante” en sus vidas también está cayendo: El 41% de los estadounidenses consideran que la religión es “muy importante en sus vidas”, lo cual es inferior al 56% que dijeron lo mismo en el 2007.
Los protestantes son la población religiosa más golpeada por el declive en la religiosidad - con una caída de cuatro puntos porcentuales en comparación con hace cinco años y de diez puntos en comparación con hace diez años, tanto los protestantes evangélicos y no evangélicos han caído hasta solo conformar el 40% de la población estadounidense. Los católicos por su parte se han mantenido relativamente constantes en un 21%.
Las explicaciones en esta caída de la población protestante abundan y una de ellas tiene que ver fundamentalmente con la política. “Esto es al menos una reacción al ambiente político”, dijo David Campbell, profesor de Democracia Americana en la Universidad de Notre Dame, quien ha escrito acerca de la secularización de la sociedad estadounidense. “Mucha gente se está alejando de la religión debido a que ellos piensan que es una expresión del conservatismo político o a que es un ala del partido republicano. Esto es especialmente cierto para los estadounidenses blancos. Entre más la religión está enfrascada en una perspectiva política, más personas no comparten esa perspectiva política”.
El declive general de la creencia en Dios en la sociedad estadounidense
Sin embargo, a pesar de la caída del número de crisitanos en Estados Unidos, no hay un ascenso en la adherencia a otras religiones. Un total del 6% de los estadounidenses se identifican como pertenecientes a religiones no cristianas, incluyendo un 1 por ciento que se describen como judíos, un 1 por ciento que son musulmanes, un 1 por ciento budistas, un 1 por ciento hiduistas y un 2 por ciento que se identifican a sí mismos como pertenecientes a otra amplia variedad de creencias (Nueva Era, neopaganismo, Sikhs, animistas, vudú, sincréticos, etc).
Pero notablemente, el número de ateos y agnósticos se dobló respecto a la década anterior. Hace una década los ateos eran el 2% mientras que los agnósticos eran el 3%. Hoy el 4% de los estadounidenses se declaran ateos y el 5 % se declaran agnósticos, lo cual nos lleva a un 9% de la población estadounidense que hoy se declara abiertamente como no creyente.
Algunos académicos afirman que este ascenso del ateísmo y el agnosticismo podría no ser un cambio tan grande en términos numéricos como lo es culturalmente.
“Hay menos estigma atado al hecho de ser un ateo”, dijo Ryan Burge, profesor asistente de ciencia política en la Universidad Eastern Illinois y autor del libro “Los nones”, o los no afiliados religiosamente. Es revelador lo que ha estado pasando durante un largo tiempo, se trata más de un gran cambio. Las personas podrían no haber respondido honestamente hace 20 o 30 años”.
Pero Burge dijo que el descenso del cristianismo protestante del 52% al 40% es muy significativo.
“Hay más evidencia de que Estados Unidos va a ser mucho más diferente en el futuro”, dijo Burge. “Piensa en la historia estadounidense. Para una gran variedad de americanos decir que la religión no es importante, eso es un gran cambio en la forma en que pensamos acerca de nosotros mismos”.
Un estudio del Instituto Público para la Investigación de la religión (el PRRI) encontró que los no afiliados a alguna religión habían pérdido terreno (al menos hasta el 2021), conformando solo el 23% de la población del país. Pero el estudio del Pew Research Center encontró poca evidencia para esa conclusión. El número de personas sin religión creció constantemente desde el 16% en el 2007 hasta el 29% en el 2021, indicó el Centro de Investigación Pew.
A pesar del crecimiento de los estadounidenses seculares, los cambios en la cultura americana y la política no han mostrado ser siempre similares, dijo Hemant Mehta, un popular blogger sobre temas de ateísmo que ha estado reportando sobre temas concernientes a la comunidad atea.
Mehta es la representación viva del ateísmo militante y lo afirma tajantemente:
“Todos estos cambios son insignificantes a menos que los convirtamos en poder político”, dijo Mehta hablando del 29% de las personas que no tienen una afiliación religiosa. “Los cristianos fundamentalistas continúan siendo muy elocuentes y marcando el ritmo de la agenda política. Ellos todavía tienen todo el poder. Nosotros estamos creciendo en números pero no tenemos el poder político. A menos que podamos descubrir cómo llegar allí y hacer que los políticos se interesen en los temas que más nos importan a nosotros, ¿cuál es el punto?”.
La encuesta del Pew Research Center es parte de un Estudio de Referencia de Opinión Pública Nacional y fue llevada a cabo en línea entre Mayo y Agosto del 2021. El estudio fue conducido entre 3937 encuestados quienes tomaron la encuesta por cuenta propia (no en respuesta a un entrevistador). La encuesta tiene un margen de error de 2.1 puntos porcentuales.
Las mujeres han sido más religiosas a lo largo de la historia
A pesar de la reciente caída en el número de mujeres creyentes jóvenes, históricamente esto no ha sido así. Las mujeres siempre han tendido a mostrar mayores signos de religiosidad y adherencia a las prácticas religiosas. Gallup, la firma encuestadora que revela los nuevos descubrimientos sobre la religiosidad de las mujeres americanas, señala que los historiadores, los científicos sociales y los líderes religiosos largamente han debatido sobre por qué las mujeres se sienten más atraídas hacia la fe que los hombres.
La religiosidad de las mujeres tiene muchas y muy importantes implicaciones para las iglesias y otras comunidades de fe. Las mujeres pueden ser la columna vertebral de una congregación, pero la presencia de un número significativo de hombres frecuentemente es el indicador clave de una salud espiritual de las congregaciones. Como el reverendo John Belmont, rector de la Iglesia Episcopal de San Mateo en Pennington, comenta: “Ambos, hombres y mujeres, son necesarios en llevar vitalidad y plenitud a la vida comunitaria dentro de una iglesia”.
Una gran cantidad de datos de Gallup atestigua que las mujeres tradicionalmente han sido más religiosas que los hombres, ellas sostienen sus creencias más firmemente, practican su fe de forma más consistente y trabajan de forma más activa para sus congregaciones. De hecho, las diferencias basadas en las respuestas por género a las preguntas relacionadas con la religión son más pronunciadas que aquellas basadas en otras categorías demográficas, tales como la edad, el nivel de educación, o la región geográfica. La tendencia hacia una religiosidad más alta en las mujeres se ha manifestado de forma consistente en estudios de más de siete décadas y de datos de las mismas iglesias.
Razones por las cuales las mujeres históricamente han sido más religiosas
Históricamente, las diferencias de roles sociales podrían haber animado una mayor participación religiosa de las mujeres: por ejemplo, las madres han tendido a gastar más tiempo que los padres en la crianza de sus hijos, lo cual frecuentemente tiene que ver con supervisar su involucramiento en las actividades de la iglesia. Y aunque los hogares de dos ingresos son la norma hoy, en el pasado las mujeres tenían horarios más flexibles que los hombres, lo cual les permitía un mayor involucramiento en las actividades de la iglesia durante la semana.
Pero factores más complejos, relacionados con la psique de los hombres y las mujeres podrían estar contribuyendo en las actuales actitudes hacia la fe. El estudio de Gallup señala los siguientes elementos:
- Las mujeres tienden a ser más abiertas cuando se trata de hablar de sus problemas personales.
- Las mujeres son más sociables que los hombres. La investigación de Gallup muestra que una proporción más alta de mujeres tiene una “mejor amiga o amigo” en su congregación.
- Más que los hombres, las mujeres tienden a tener una aproximación más empírica, que racional, hacia su fe.
¿Qué hacer para responder a la secularización de hombres y mujeres hoy?
Durante décadas, las congregaciones se han preguntado qué pueden hacer para atraer más hombres hacia los templos. Sin embargo, la realidad nos muestra hoy que con las tendencias de secularización en curso es vital que las iglesias se esfuercen activamente por atraer hombres y mujeres de forma indistinta. Hoy las mujeres, especialmente las más jóvenes y con títulos universitarios, se han alejado de las iglesias.
En este sentido es vital que las comunidades religiosas puedan tener en cuenta cuáles son las necesidades de los hombres y mujeres que asisten a sus congregaciones y cuáles son las mejores formas de atenderlas para responder a estas de forma caritativa y respondiendo fielmente al llamado de ser el cuerpo de Cristo.
Asimismo, es vital que las iglesias desarrollen respuestas claras y contundentes a los interrogantes que la sociedad secular plantea al hombre y la mujer de la modernidad. En este sentido, una formación catequética en la doctrina y su respectiva apologética es crucial para que todos puedan dar razón de su fe en medio de una sociedad que en muchas ocasiones es hostil a la fe cristiana. En muchas ocasiones las personas se alejan de la iglesia, o no se involucran en ella, debido a que tienen una visión distorsionada de lo que la fe en Cristo implica para ellos y sus vidas.
Las iglesias deben también ser capaces de comprometer a sus congregantes de una forma activa e intencional. Todas las personas, hombres y mujeres, jóvenes y mayores tienen un rol que desempeñar en la vida de las iglesias. En la medida en que las personas encuentren formas de ser reconocidas como servidores con propósito dentro de sus comunidades, más alta será su actividad en la vida de la iglesia. Así, las iglesias centradas en las actividades que pueden realizar el pastor y unos pocos líderes, y que no brindan espacios de participación a los demás congregantes dentro de sus comunidades, se encuentran en desventaja en medio del actual proceso de secularización de la sociedad americana.
Igualmente, los pequeños grupos de ministerios pueden ayudar a los participantes a volverse más comprometidos en sus congregaciones. En tales grupos, usualmente de 10 o 12 personas, los participantes descubren cómo la Biblia y otros textos religiosos se relacionan con su vida diaria, las personas aprenden cómo compartir con otros en un nivel más profundo; y para ellos se vuelve mucho más cómodo rezar u orar con otros. Animar a los miembros de una comunidad eclesial, así como a las personas que han dejado de asistir a la iglesia y neófitos en la fe, a participar de tales grupos puede ayudar a las personas a que se vuelvan más comprometidas en sus congregaciones.
En definitiva, en medio del actual proceso de secularización que parece afectar más a las mujeres que a los hombres, las iglesias evangélicas y protestantes necesitan redescubrir su compromiso con el evangelio, ser capaces de evangelizar de forma más activa y consistente, dar testimonio de fe y apoyo a las personas cansadas y agobiadas por el ajetreo de la vida, así como saber reconocer los desafíos que el secularismo presenta a todos los creyentes en un mundo en el que los paradigmas científicos, tecnológicos y políticos continúan presentándose, en algunas ocasiones, erróneamente con la antítesis de la fe cristiana.
Nota: redactado con información de Christianity Today, Gallup y The Washington Post.
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