Espero que los músicos, o cualquier persona con nociones musicales, me disculpen por la torpeza de mis palabras y las descripciones, quizás pobres e ignorantes, de semejante obra musical como El Mesías de Handel. Sin embargo, creo que vale la pena el esfuerzo por poner en palabras simples, de alguna manera, y para los muchos seres humanos comunes como yo, la belleza que hay en El Mesías y que, a pesar de mis limitaciones, he podido contemplar y disfrutar como un niño que apenas descubre los charcos de agua.
La obra musical titulada El Mesías empieza con una apertura dramática llena de instrumentos que suenan como una preciosa armonía que capta la atención. Una melodía que se siente como el inicio de algo, como el preámbulo de lo que ha de venir y, de repente, más o menos un minuto después de que la obra ha iniciado, la música cambia. Esta se torna alegre y juguetona y se va transformando en una canción con picos altos y bajos hasta llegar a un cierre aún más dramático que el inicio. En ese momento surge una melodía nueva, un tipo de música que, tal como lo anuncian las palabras del solista, genera consuelo. Una voz profunda se eleva con amor y nostalgia y proclama en inglés antiguo el texto bíblico de Isaías 40:1-3:
Consuelen, consuelen a mi pueblo —dice su Dios—. Hablen con ternura a Jerusalén y díganle que se acabaron sus días tristes y que sus pecados están perdonados. Sí, el Señor le dio doble castigo por todos sus pecados. (NTV).
Así empieza la historia que, con mucho cuidado e intencionalidad, compiló el libretista Charles Jennens (1700-1773) y que, con altas expectativas, entregó a uno de los mejores músicos de la historia universal: George Friedrich Handel (1685-1759).
Aunque no sea posible abordar la totalidad de la riqueza de esta obra, hay mucha belleza que sí es posible apreciar no solo al escucharla, sino también al conocer sus características, su tema principal, su alcance, el objetivo de sus creadores, lo que se requiere para interpretarla, su complejidad, la lucha del momento histórico en que se construyó y la atípica —para el mundo de hoy— pero tan gloriosa visión del arte.
El Mesías es una de las obras musicales más importantes de la historia de la música clásica. Es, sin duda, una sin paralelo y la que llevó a Handel a ser reconocido no solo como uno de los mejores músicos, sino como un genio compositor y creador. El Mesías es un oratorio, es decir, un género musical que consiste en historias dramáticas íntegramente musicalizadas para solistas vocales (cantantes), coros e instrumentos. Es un género muy parecido a la ópera pero uno que no incluye actuación, ni vestuario ni utilería escénica y, a diferencia de la ópera, suele contar historias del Antiguo Testamento y de los primeros cristianos.
De acuerdo con Calvin R. Stapert, músico, profesor y autor del libro Handel's Messiah: Comfort for God's People, tanto la ópera como el oratorio se originaron en Italia durante el Renacimiento tardío y el Barroco temprano en la historia de la música, una época interesada en musicalizar los textos dramáticos. Las primeras obras de este tipo —explica— llegaron a llamarse “oratorios”, ya que se realizaban en oratorios o salas de oración, que se desarrollaron como parte de un movimiento devocional liderado por San Felipe Neri (1515-1595) durante la Contrarreforma Católica-Romana. Los primeros oratorios y la ópera se hicieron posibles a finales del siglo XVI en Florencia, Italia, y la primera ópera que se realizó fue en 1598.
Al igual que las óperas, los oratorios suelen contar historias emocionantes de héroes antiguos, con la única diferencia de que los héroes que aparecen en el oratorio provienen del Antiguo Testamento y de los apócrifos (en lugar de la historia antigua pagana). Sin embargo, aunque Handel llegó a ser uno de los músicos que dejó un mayor legado en términos de un oratorio, este en particular, El Mesías, era distinto a los demás. Si bien los protagonistas siempre eran héroes de la Biblia, esta obra no pretendía contar la historia de uno más. El Mesías de Handel cuenta la historia del Héroe de la historia humana: Jesús el Cristo; el Mesías prometido, profetizado, anunciado y cumplido.
En palabras del señor Stapert:
El Mesías cuenta la historia de un héroe, aunque un héroe incomparablemente mayor a cualquier otro. Su héroe, aunque humano como los demás, también es divino, a diferencia de los héroes de otros oratorios, que son meros —e imperfectos— mortales. El Mesías no es simplemente la historia de un rey, juez o general; es la historia del Rey de Reyes y Señor de Señores. Como otros oratorios, El Mesías ofrece drama, pero mientras que otros oratorios presentan una acción limitada en el tiempo y el espacio, este cuenta un drama cósmico que trasciende tanto el tiempo como el espacio. Aunque su trama contiene una acción exterior mínima y pocos eventos históricos, no obstante, es dramática. Es el increíble drama de la liberación de la humanidad de la tiranía de Satanás, el pecado y la muerte, por parte del Mesías prometido desde hace mucho tiempo.
Esta historia, que se va entretejiendo entre melodías que cautivan el corazón y la mente, consta de tres actos que duran aproximadamente dos horas y media y que narran la profecía, el nacimiento, el sufrimiento, la muerte, la resurrección y la ascensión del Salvador del mundo, junto con la resurrección final de sus santos y su reino eterno.
La complejidad, profundidad y gloria de la obra no es solo musical, sino también bíblica y vocacional. El anhelo del libretista Jennens era escribir una obra que tratara el tema que supera todos los demás temas, y esperaba, gracias a la capacidad de Handel, que esta composición superara todas las demás del músico. Y así fue. El libreto de El Mesías consiste únicamente de textos bíblicos del Antiguo Testamento que van narrando el drama salvífico que Dios planeó desde antes de la fundación del mundo y que llevó a cabo a través de Jesús de Nazaret. Si hay algún tema que es mayor a todos y que nos excede como seres humanos es el misterio del Dios eterno que se encarnó para salvarnos. Si hay una historia de amor que supere a las demás es esta, y si hay algún acto heroico digno del primer lugar, es la vida, muerte, resurrección y ascensión de Cristo.
Los textos bíblicos usados y su conexión dejan ver la perfecta coherencia y dirección de Dios en la historia para orquestar la salvación de su pueblo. El Mesías cuenta, con lujo de detalles, la historia y el plan del Dios de la Biblia; la historia de un Dios que no tiene sueños sino planes que se llevaron y se llevarán a cabo porque Él es uno con todo el poder, la voluntad y los recursos para hacerlo. El tema de El Mesías y su libreto es uno digno de meditar y de cantar. Es, efectivamente, como Jennens había escrito a Handel cuando le envió el libreto, “algo mayor”. Jennens dijo a Handel que su objetivo se resumía en dos palabras latinas: Majora canamus, o “cantemos de cosas mayores”, y creo que con cosas mayores se refería a Dios, o más bien, al Hijo de Dios. Además, agregó a su carta un texto bíblico particular que probablemente inspiró su libreto:
Sin duda alguna, el gran misterio de nuestra fe es el siguiente: Cristo fue revelado en un cuerpo humano y vindicado por el Espíritu. Fue visto por ángeles y anunciado a las naciones. Fue creído en todo el mundo y llevado al cielo en gloria. (1 Ti 3:16, NTV).
Handel, de acuerdo con Stapert, se alegró de haber recibido el libreto de Jennens y comenzó a trabajar en el arte de convertirlo en música, el 22 de agosto de 1741, y para el 14 de septiembre del mismo año ya había terminado. Le tomó exactamente 24 días crear una obra de tal complejidad que ni aun los mejores músicos se atreven siquiera a copiar de un papel a otro en ese lapso de tiempo. Y aunque muchos especulan del por qué de la rapidez de Handel para crear El Mesías, Stapert asevera que este tipo de habilidad y capacidad para componer en lapsos tan cortos de tiempo no era rara en él. De hecho, era un ritmo típico para él. Incluso, una vez terminó esta composición, continuó con otro oratorio de la vida de Sansón.
Sin embargo, aunque para Handel fuese algo común crear partituras musicográficas con tal facilidad y rapidez, no es posible creer que hacer lo que él hizo es cualquier cosa. Sin duda, Handel había sido dotado con dones especiales y con capacidades que no produjeron frutos simples, sino robustos, que exaltan la belleza del pensamiento complejo. Imagine la cantidad de hojas que puede tener un libro con las partituras de El Mesías, que dura dos horas y media, si tan solo una hoja atiborrada de pentagramas y notas musicales cuenta apenas unos segundos, menos de cinco, del drama de salvación. Ahora imagine, si alguna vez ha visto un pentagrama para tocar cualquier instrumento, que Handel no solo tuvo que crear un pentagrama para un instrumento, sino miles de pentagramas para dirigir a cada solista, cada instrumento y cada porción del coro que incluye su obra.
Para interpretar El Mesías se requiere, como mínimo, cuatro solistas vocales: un soprano, un alto, un tenor y un bajo; un coro de número variable de personas distribuidas según los cuatro rangos vocales mencionados; una orquesta compuesta por cuerdas frotadas mediante arcos con grupos de violines, violas, violonchelos y contrabajos; algunos instrumentos de viento como dos oboes, un fagot y dos trompetas, además de dos timbales. Asimismo, como en toda obra del período Barroco, se necesita también un bajo continuo, que es ejecutado por varios instrumentos como un clavicordio, pianoforte, clavecín u órgano, y que es tocado de manera improvisada.
Handel tuvo que hacer las partituras con cada uno de sus detalles para esta cantidad de músicos, que en su tiempo podrían haber sido alrededor de 30 o 50 personas entre solistas, coro y orquesta, pero que luego de su muerte han ido aumentando. Aunque El Mesías puede interpretarse con un mínimo de 18 personas, de acuerdo con el maestro Gustavo Yepes, quien es músico, docente y magíster de Artes de la Carnegie-Mellon University, las interpretaciones de El Mesías, aún hoy se hacen hasta con más de 200 personas. De hecho, si el libro de los Guiness Records tuviera una categoría para la interpretación más grande de extractos de El Mesías, allí estaría escrita la ocasión en la que diez mil voces y quinientos instrumentos interpretaron el tan famoso “Aleluya” de la obra en la celebración del “jubileo nacional de la paz” que conmemoró el fin de la guerra civil americana en Boston durante 1869.
La inauguración de El Mesías se llevó a cabo por primera vez en Dublín, el 13 de abril de 1742 en Fishamble Street, y fue todo un éxito. Días antes se había anunciado en el diario de Dublín que el concierto tendría un componente de ayuda que pretendía, con los fondos recaudados, proveer alivio a los prisioneros en las varias cárceles, apoyar el Mercer's Hospital en Stephen's Street y a la enfermería benéfica en Inns Quay. Luego de esta primera interpretación, se tocó por segunda vez el tres de junio del mismo año, para cerrar la temporada de conciertos en Dublín. La primera vez que se tocó en Londres fue el 23 de marzo de 1743 pero no tuvo tal acogida. Por el contrario, generó una controversia por el hecho de que muchas personas estaban en contra de que un oratorio, con un tema tan sagrado como ese, se interpretara en un lugar secular como un teatro. Según Stapert, esta temporada de conciertos y la polémica alrededor de El Mesías generó tanto estrés a Handel que volvió a sufrir de una enfermedad que había experimentado en el pasado, y que le generaba un trastorno paralítico que afectaba su cabeza y su habla, según lo describía Jennens.
Sin embargo, El Mesías no dejó de interpretarse y resurgió un año después durante Semana Santa sin aparente polémica de ser llevado a cabo en un teatro secular. Durante esos años empezó a gestarse una práctica que luego sería característica en las interpretaciones futuras de El Mesías: la de recoger fondos con el fin de apoyar las diversas causas de los necesitados. Aunque Handel había hecho esto desde años atrás, no fue sino hasta 1739 que se llevó a cabo una serie de conciertos benéficos que empezaron a marcar una tradición que luego se hizo propia de El Mesías, pues se convirtió en la principal obra utilizada en la recaudación de fondos de caridad.
Charles Burney, un historiador de la música del siglo XVIII, comentó que “esta gran obra ha sido escuchada en todas partes del reino con gran reverencia y deleite; ha alimentado a los hambrientos, vestido a los desnudos, cuidado a los huérfanos y enriquecido a los directores sucesivos de los oratorios más que cualquier producción individual en este o cualquier país”. Además, en la ayuda generosa que Handel brindó a los pobres con sus conciertos, Marian Van Til —autora del libro George Frideric Handel: A Music Lover’s Guide— afirmó que estaba siguiendo los pasos de su padre, un cirujano generoso que claramente tomó en serio la enseñanza de Jesús de que “a quien se le ha dado mucho, mucho se le pedirá a cambio”. (Lc 2:48). El padre de Handel ayudó a brindar alivio a las víctimas de la peste en 1682 y, a lo largo de su carrera, “brindó atención médica gratuita a quienes no podían pagarla”, cuenta Van Til, y señala, además, que “el famoso hijo de este cirujano proporcionaría lo equivalente a ‘atención médica gratuita’, alimentando y cuidando a los huérfanos de Dublín y Londres a través de conciertos benéficos de muchas de sus obras, sobre todo de El Mesías”.
Aunque El Mesías no se realizó en el primer concierto benéfico del hospital de niños huérfanos que Handel llevó a cabo, sí se realizó durante el siguiente en 1750, y luego se convirtió en un concierto tradicional benéfico con representaciones anuales hasta 1777. Y a pesar de que nueve años después, la vida terrenal de Handel llegó a su fin, El Mesías y sus interpretaciones siguen vivas. El Mesías marcó el inicio de la música clásica en el sentido de que nunca ha tenido que ser revivida.
Según Stapert,
desde su primera representación en Dublín en 1742 no ha habido año en el que no se haya representado, y para 1750 ya estaban en marcha las representaciones anuales de El Mesías en Dublín y en el hospital de niños huérfanos. Durante la década de 1750 se representó en Salisbury, Oxford, Bristol, Bath y Cambridge. Se convirtió en un elemento básico en el festival de “Los tres coros”, que comenzó en 1757 y se llevó a cabo todos los años en un calendario rotativo en Hereford, Gloucester y Worcester. Antes de que terminara el siglo, se representaba en todas las islas británicas y se había extendido por el Canal, e incluso por el Atlántico.
La primera representación alemana se realizó en Hamburgo durante 1772 y la primera interpretación estadounidense en 1770, la cual solo consistió de extractos, pero El Mesías se extendió, incluso, más allá del mundo occidental. De hecho, una interpretación tuvo lugar en la India tres décadas antes que la primera puesta en escena americana.
En 1812, John Nichols, autor de Literary Anecdotes, citando a uno de sus corresponsales, dijo lo siguiente:
Los oratorios de Jennens y Handel pueden haber contribuido más que cualquier sermón moderno a difundir el conocimiento de las partes más finas e interesantes de las Escrituras, ¡a las que muchos, además del Gran Mundo, podrían haber prestado poca o ninguna atención! No sabemos cuán ampliamente pueden extenderse los efectos de una buena acción. En algunos viajes recientes he leído que los oratorios de Handel eran la música favorita en las islas filipinas.
La expansión y el alcance de una sola buena obra, como la llamaba John Nichols, tuvo tal impacto que ha llegado hasta nuestros días, y probablemente su influencia continuará. Los luteranos tenían una comprensión tan rica de sus vocaciones y dones que muchas de sus obras, en cualquier ámbito del trabajo, permanecen hasta hoy. Handel no fue la excepción dentro del cúmulo de hombres que aportaron grandes cosas al mundo, entre ellas una música excelente en todo el sentido de la palabra. Música que no solo estaba muy bien creada y era agradable, sino música que trascendía la labor mínima de deleitar a los oyentes.
La música de Handel y los libretos de Jennens tenían adheridos a su ADN un entendimiento y visión del arte que, aun para su tiempo, ya empezaba a ser contracultural. Hay una conocida historia en la que Handel había recibido un cumplido de la obra de El Mesías, por parte de Lord Kinnoull, por el excelente entretenimiento que su obra había brindado a la audiencia. Ante esto se dice que el músico respondió: “Debería arrepentirme si solo los entretuve, deseo hacerlos mejores”.
Aunque no se sabe con certeza si Handel en realidad dijo esas palabras, ellas concuerdan sin ningún ruido con la comprensión que tanto él como Jennens tenían del arte. Ambos creían, y era propio de su tiempo, antes de que las influencias y comprensión del arte de la Ilustración dañaran semejante entendimiento, que el arte no solo debía deleitar o entretener, sino también, incluso como fin principal, enseñar.
En palabras de Stapert:
Durante el siglo XVIII, la palabra “entretenimiento” aún no se usaba solo para diversiones que eran simplemente excitantes, sin sentido y sin propósito moral. No todo el entretenimiento estaba destinado solo a divertir. Los pasatiempos entretenidos podían ser nobles, sanos e intelectualmente estimulantes, incluso espiritualmente instructivos y edificantes. De hecho, dicho entretenimiento se consideraba un dominio especial de las artes.
Esta comprensión del arte venía de una de las teorías más antiguas del arte que aún estaba vigente en el tiempo de Handel, aunque estaba siendo fuertemente desafiada por la Ilustración, y sostenía que el arte debía enseñar y deleitar, pero no solo enseñar información sino específicamente doctrina moral, la cual consideraban era el más importante de los conocimientos. Esta visión iba totalmente en contravía de las teorías que empezaban a reinar gracias a las corrientes de pensamiento de la Ilustración en la que se creía que el propósito del arte era el arte por el bien del arte mismo.
Aunque estas nuevas teorías del arte se adentraron en la cultura y dieron como fruto obras como The Beggar’s Opera, la cual, como muchas otras, fue claramente escrita para divertir, sin ningún propósito moral, sin embargo, Handel no cedió en su comprensión del arte como algo no trivial, como algo que importaba en la vida y que su fin último de enseñar no excluía la labor de entretener o deleitar.
Handel y Jennens fueron incluso más allá del propósito de enseñar y deleitar con El Mesías. El contexto de su tiempo religioso también había estado impactando sus vidas y tocando ciertas fibras que los hizo llegar a luchar en contra de la corriente del “deismo”, que planteaba que sí había un dios creador de todas las cosas, pero que luego de crearlo todo nos había dejado solos. Los deistas, además, consideraban que los seres humanos eran buenos por naturaleza y tenían todos los recursos para resolver sus problemas sin intervención divina. Por lo tanto, el deísmo estaba fundamentalmente en desacuerdo con las creencias cristianas de que los seres humanos somos pecadores, incapaces de salvarnos a nosotros mismos y, por lo tanto, necesitados de un salvador. En otras palabras, los deístas no creían en la necesidad de un Mesías.
Pero eso no los detuvo para crear semejante obra maestra en la que se proclamaba al Mesías histórico que irrumpió en la vida humana, no solo para enseñarnos de la salvación, sino para él mismo ser y llevar a cabo nuestra salvación. Los anhelos de Jennens, entre los otros mencionados, eran fortalecer a los cristianos de ese entonces, pero también presentar esta obra como un argumento que pudiera persuadir a todos aquellos que no creyeran que Jesús es el Mesías, incluyendo tanto a algunas personas dentro de la misma iglesia cristiana como a judíos, musulmanes, ateos o cualquier persona que no fuera cristiana. Jennens buscaba, además, prevenir las dudas y la desesperanza que podrían arraigarse en los corazones de muchos creyentes, como sucedió con su hermano, debido al creciente número de incrédulos en Europa durante la Ilustración, que promovían una religión “natural” y que proclamaban una moralidad social de sentido común y una visión optimista de la naturaleza humana.
El propósito principal de El Mesías era demostrar que Cristo es el Mesías profetizado. Este propósito no solo pretendía, como ya se dijo, alcanzar a los no creyentes, sino también afirmar la fe de los cristianos dentro de la Iglesia.
El Mesías fue y sigue siendo hoy una obra digna de admiración y meditación. Una obra digna de seguir en cuanto a sus convicciones y comprensión de la vocación. Y, por supuesto, una obra en la que nos será más que provechoso meditar palabra por palabra a fin de hallar el consuelo que trasciende nuestra existencia: Cristo.
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A continuación, te compartimos el libreto de El Mesías de Handel con el propósito de que puedas disfrutar cada parte cuando tengas la oportunidad de oírlo o aun de verlo interpretado por músicos, y para que puedas, además, meditar en cada porción de la Escritura.
Parte 1
- Orquesta: Obertura (la introducción instrumental a un oratorio)
Escena 1
- Aria: Isaías 40:1–3
Comfort ye, comfort ye my people, saith your God. Speak ye comfortably to Jerusalem, and cry unto her, that her warfare is accomplished, that her iniquity is pardoned.
- Recitativo: The voice of him that crieth in the wilderness, “Prepare ye the way of the Lord, make straight in the desert a highway for our God.”
- Aria: Isaías 40:4
Every valley shall be exalted, and every mountain and hill made low, the crooked straight, and the rough places plain.
- Coro: Isaías 40:5
And the glory of the Lord shall be revealed, and all flesh shall see it together, for the mouth of the Lord hath spoken it.
Escena 2
- Recitativo:Hageo 2:6–7
Thus saith the Lord of Hosts; yet once, a little while, and I will shake the heavens, and the earth, the sea, and the dry land; And I will shake all nations; and the Desire of All Nations shall come.
- Malaquías 3:1
The Lord, whom ye seek, shall suddenly come to His temple, even the messenger of the covenant, whom you delight in: behold, He shall come, saith the Lord of hosts.
- Aria: Malaquías 3:2
But who may abide the day of His coming? and who shall stand when He appeareth? For He is like a refiner’s fire.
- Coro: Malaquías 3: 3
And He shall purify the sons of Levi, that they may offer unto the Lord an offering in righteousness.
Escena 3 - Sección 1
- Recitativo: Isaías 7:14; Mateo 1:23
Behold, a virgin shall conceive, and bear a son, and shall call His name Emmanuel. “God with us.”
- Aria y coro: Isaías 40:9
O thou that tellest good tidings to Zion, get thee up into the high mountain. O thou that tellest good tidings to Jerusalem, lift up thy voice with strength: lift it up, be not afraid: say unto the cities of Judah, Behold your God!
- Isaías 60:1
Arise, shine, for thy light is come, and the glory of the Lord is risen upon thee.
Escena 3 - Sección 2
- Recitativo: Isaías 60:2-3
See, darkness covers the earth and thick darkness is over the peoples, but the Lord rises upon you and his glory appears over you. Nations will come to your light,
and kings to the brightness of your dawn.
- Aria: Isaías 9:2
The people that walked in darkness have seen a great light, and they that dwell in the land of the shadow of death, upon them hath the light shined.
- Coro: Isaías 9:6
For unto us a child is born, unto us a Son is given: and the government shall be upon His shoulder: and His name shall be called Wonderful, Counsellor, The Mighty God, The Everlasting Father, The Prince of Peace.
Escena 4
- Orquesta: Pifa - Sinfonía Pastoral
- (A)Recitativo:Lucas 2:8
There were shepherds abiding in the field, keeping watch over their flocks by night.
- (B)Recitativo:Lucas 2:9
And lo, the angel of the Lord came upon them, and the glory of the Lord shone round about them, and they were sore afraid.
- Recitativo:Lucas 2:10–11
And the angel said unto them, Fear not; for, behold I bring you good tidings of great joy, which shall be to all people. For unto you is born this day in the city of David a Saviour, which is Christ the Lord.
- Recitativo:Lucas 2:13
And suddenly there was with the angel a multitude of the heavenly host praising God, and saying:
- Coro:Lucas 2:14
Glory to God in the highest, and peace on earth, good will towards men.
Escena 5
- Aria: Zacarías 9:9–10
Rejoice greatly, O daughter of Zion! Shout, O daughter of Jerusalem! Behold, thy King cometh unto thee! He is the righteous Saviour, and He shall speak peace unto the heathen.
- Recitativo: Isaías 35:5–6
Then shall the eyes of the blind be opened, and the ears of the deaf unstopped. Then shall the lame man leap as an hart, and the tongue of the dumb shall sing.
- Aria: Isaías 40:11
He shall feed His flock like a shepherd, and He shall gather the lambs with His arm, and carry them in His bosom, and gently lead those that are with young.
- Mateo 11:28–29
Come unto Him, all ye that labor, come unto Him ye that are heavy laden, and He will give you rest. Take His yoke upon you, and learn of Him, for He is meek and lowly of heart, and ye shall find rest unto your souls.
- Coro:Mateo 11:30
His yoke is easy, and His burthen is light.
Parte 2
Cordero de Dios, Rey de reyes
Escena 1
- Coro: Juan 1:29
Behold the Lamb of God that taketh away the sin of the world.
- Aria: Isaías 53:3
He was despised and rejected of men, a man of sorrows, and acquainted with grief.
- Isaías 50:6 - He gave His back to the smiters, and His cheeks to them that plucked off the hair: He hid not His face from shame and spitting.
- Coro: Isaías 53:4
Surely He hath borne our griefs, and carried our sorrows. He was wounded for our transgressions, He was bruised for our iniquities, the chastisement of our peace was upon Him.
- Coro:Isaías 53:5
And with His stripes we are healed.
- Coro:Isaías 53:6
All we like sheep have gone astray; we have turned every one to his own way, and the Lord hath laid on Him the iniquity of us all.
Escena 1, sección 2
- Recitativo:Salmos 22:7
All they that see Him, laugh Him to scorn; they shoot out their lips, and shake their heads, saying:
- Coro: Salmos 22:8
He trusted in God that He would deliver Him; let Him deliver Him, if He delight in Him.
- Recitativo: Salmos 69:20
Thy rebuke hath broken His heart; He is full of heaviness; He looked for some to have pity on Him, but there was no man, neither found He any to comfort Him.
- Aria: Lamentaciones 1:12
Behold, and see if there be any sorrow like unto His sorrow.
Escena 2
- Recitativo:Isaías 53:8
He was cut off out of the land of the living: for the transgression of Thy people was He stricken.
- Aria: Salmos 16:10
But Thou didst not leave His soul in hell, nor didst Thou suffer Thy Holy One to see corruption.
Escena 3
- Coro: Salmos 24:7–10
Lift up your heads, O ye gates, and be ye lift up, ye everlasting doors, and the King of Glory shall come in. Who is this King of Glory? The Lord strong and mighty, the Lord mighty in battle. Lift up your heads, O ye gates; and be ye lift up, ye everlasting doors; and the King of Glory shall come in. Who is this King of Glory? The Lord of Hosts, He is the King of Glory.
Escena 4
- Recitativo: Hebreos 1:5
Unto which of the angels said He at any time, Thou art My Son, this day have I begotten Thee?
- Coro: Hebreos 1:6
Let all the angels of God worship Him.
Escena 5
- Aria: Salmos 68:18
Thou art gone up on high, Thou hast led captivity captive, and received gifts for men; yea, even for Thine enemies, that the Lord God might dwell among them.
- Coro: Salmos 68:11
The Lord gave the word; great was the company of the preachers.
- Aria: Isaías 52:7; Romanos 10:15
How beautiful are the feet of them that preach the gospel of peace, and bring glad tidings of good things!
- Coro: Romanos 10:18; Salmos 19:4
Their sound is gone out into all lands, and their words unto the ends of the world.
Escena 6
- Aria:Salmos 2:1–2
Why do the nations so furiously rage together? and why do the people imagine a vain thing?
The kings of the earth rise up, and the rulers take counsel together against the Lord, and against His anointed.
- Coro: Salmos 2:3
Let us break their bonds asunder, and cast away their yokes from us.
Escena 7
- Recitativo: Salmos 2:4
He that dwelleth in Heaven shall laugh them to scorn; the Lord shall have them in derision.
- Aria: Salmos 2:9
Thou shalt break them with a rod of iron; Thou shalt dash them in pieces like a potter’s vessel.
Escena 8
- Coro: Apocalipsis 19:6
Hallelujah! for the Lord God Omnipotent reigneth.
- Apocalipsis 11:15
The kingdom of this world is become the kingdom of our Lord and of His Christ; and He shall reign forever and ever.
- Apocalipsis 19:16
King of Kings, and Lord of Lords.
Parte 3
Resurección de los muertos, adoración del Codero
Escena 1
- Aria: Job 19:25–26
I know that my Redeemer liveth, and that He shall stand at the latter day upon the earth.
And though worms destroy this body, yet in my flesh shall I see God.
- 1 Corintios 15:20
For now is Christ risen from the dead, the firstfruits of them that sleep.
- Coro: 1 Corintios 15:21–22
Since by man came death, by man came also the resurrection of the dead. For as in Adam all die, even so in Christ shall all be made alive.
Escena 2
- Recitativo:I Corintios 15:51–52
Behold, I tell you a mystery; we shall not all sleep, but we shall all be changed. In a moment, in the twinkling of an eye, at the last trumpet.
- Aria: I Corintios 15:52–53
The trumpet shall sound, and the dead shall be raised incorruptible, and we shall be changed. For this corruptible must put on incorruption; and this mortal must put on immortality.
Escena 3
- Recitativo:I Corintios 15:54
Then shall be brought to pass the saying that is written, Death is swallowed up in victory.
- Dueto: I Corintios 15:55–56
O death, where is thy sting? O grave, where is thy victory?The sting of death is sin, and the strength of sin is the law.
- Coro: I Corintios 15:57
But thanks be to God, Who giveth us the victory through our Lord Jesus Christ.
- Aria: Romanos 8:31
If God be for us, who can be against us?
- Romanos 8:33–34
Who shall lay anything to the charge of God’s elect? It is God that justifieth. Who is he that condemneth? It is Christ that died, yea rather, that is risen again. Who is at the right hand of God, Who makes intercession for us.
Escena 4
- Coro: Apocalipsis 5:12–14
Worthy is the Lamb that was slain, and hath redeemed us to God by His blood, to receive power, and riches, and wisdom, and strength, and honor, and glory, and blessing. Blessing and honor, glory and power, be unto Him that sitteth upon the throne, and unto the Lamb, for ever and ever.
Amen.
Agradecimientos: A Gustavo Yepes, músico y docente de teoría musical y estética de la Universidad Eafit (Medellín, Col) y Magíster en Artes de la Carnegie-Mellon University (Pensilvania, EEUU).
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