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El llamado “scroll infinito” es una técnica de diseño web que permite a los usuarios continuar viendo contenido sin interrupciones al desplazarse hacia abajo en una página. Esta técnica elimina la necesidad de actualizar la página y de usar botones de “siguiente” y “anterior” para navegar por el contenido. En la comunidad de código, se le conoce simplemente como un “plugin” de JavaScript, y su uso es común en las redes sociales, en las páginas de noticias y en las plataformas de comercio electrónico.
Esta es una reflexión sobre los peligros del scroll infinito, las posibilidades de que se convierta en una función prohibida y las implicaciones de este tema para la iglesia.
¿Qué hay detrás de esta técnica?
El propósito del scroll infinito, además de evitar interrupciones, es brindar una experiencia continua y fluida al usuario. También reduce los “costos de interacción”, es decir, el número de acciones que el usuario debe realizar para que el contenido cargue en la pantalla, permitiéndole acceder a una mayor cantidad de información en un tiempo mucho menor. Los desarrolladores web han visto en esta técnica de diseño el formato más adecuado para muchas aplicaciones de dispositivos móviles.
Sin embargo, a pesar de las ventajas en términos de la cantidad de información a la cual es posible acceder, el scroll infinito también tiene peligros. De acuerdo con un artículo de Gulf News, hay al menos cuatro grandes:
- Adicción: está diseñado para ser altamente atractivo y mantener a los usuarios en la plataforma durante períodos más largos de tiempo. Varios estudios advierten que esto puede llevar a un comportamiento similar al que genera una adicción.
- Comparación social: puede exponer a los usuarios a un flujo constante de contenido sobre la vida de otras personas, lo que puede provocar comparaciones sociales y sentimientos de inadecuación, envidia y baja autoestima.
- Sobrecarga de información: el scroll infinito llega a abrumar a los usuarios con un flujo constante de información, lo que puede provocar sentimientos de estrés, ansiedad y fatiga.
- Pérdida de tiempo: es probable que genere una gran pérdida de tiempo; los usuarios pueden pasar horas navegando por el contenido en lugar de participar en otras actividades más productivas o satisfactorias.
Psychology Today explicó en el 2012 la razón por la que el scroll infinito resulta ser tan adictivo para sus usuarios desde el punto de vista del cerebro:
…nada atrapa nuestra atención mejor que lo desconocido. Las cosas que nos cautivan, absorben y entretienen, todas tienen un elemento de sorpresa. Nuestros cerebros no se cansan de intentar predecir lo que vendrá a continuación, y nuestro sistema de dopamina se activa al máximo cuando esperamos para saber si nuestro equipo logrará el gol, cómo caerán los dados o cómo termina la trama de la película. Como una máquina tragamonedas, el scroll infinito brinda a los usuarios un acceso rápido a recompensas variables.
Curiosamente, nuestro cerebro no está conectado solo para buscar placer. De hecho, gran parte de nuestra motivación proviene de aliviar el dolor del deseo. Los niveles de dopamina se disparan justo antes de encontrar la recompensa y caen abruptamente después de recibirla. Para lograr que hagamos casi cualquier cosa, la evolución utiliza esta cascada química para inducir anticipación, motivación y, finalmente, alivio del dolor. De alguna manera, llamamos a este carrusel interminable “diversión”.
Por estos y otros peligros, ya hay un plan en marcha para regular el uso del scroll infinito.
Proyecto en Europa
El pasado 25 de octubre de 2023, la Comisión de Mercado Interior y Protección del Consumidor de la institución legislativa del Parlamento Europeo aprobó un proyecto para investigar la “naturaleza adictiva de determinados servicios digitales”. Con él, pretenden “examinar y prohibir las técnicas nocivas y desleales”, que no están reguladas actualmente en el ámbito comunitario. La propuesta contó con 38 votos a favor y ninguno en contra.
Entre estas técnicas se encuentra el scroll infinito en redes sociales, pues, según señalan los representantes, juega con las vulnerabilidades y los deseos de las personas, empujándolas a dedicar más tiempo a esas plataformas. Los niños y jóvenes son las poblaciones más vulnerables ante este fenómeno.
En días recientes, el Parlamento Europeo afirmó la importancia de desarrollar nuevas reglas que regulen el uso de este tipo de técnicas en su sitio web:
Los miembros del Parlamento Europeo (MEPs) consideran que normativas recientes como la Ley de Servicios Digitales (DSA) y la Ley de Inteligencia Artificial no son suficientes para regular el problema del diseño adictivo. Instan a la Comisión a cerrar las lagunas legales existentes y presentar nueva legislación sobre el tema. Aseguran que si esto no se aborda, el Parlamento debería usar su derecho de iniciativa legislativa.
De alguna manera, es como si el Parlamento estuviera batallando contra el uso de una droga que se ha convertido en un problema de salud pública. La eurodiputada neerlandesa Kim Van Sparrentak, quien desarrolló un reporte sobre la necesidad de combatir el diseño adictivo de los smartphones, afirmó lo siguiente con respecto a la naturaleza adictiva del scroll infinito y los teléfonos en general:
No hay autodisciplina que pueda superar el diseño adictivo al que todos estamos sujetos hoy. El uso problemático de los teléfonos inteligentes afecta a la capacidad de atención y al desarrollo del cerebro desde una edad temprana. Este es uno de los desafíos de nuestro tiempo. Si no intervenimos ahora, esto tendrá un enorme impacto en las generaciones venideras.
Pero el scroll infinito no solo ha encontrado oposición en el Parlamento Europeo, sino en su propio creador. Aza Raskin, el ingeniero que inventó esta función en 2006, ha afirmado que su intención nunca fue que las personas alcanzaran los niveles de adicción que evidenciamos en la actualidad. Incluso, la comparó con la cocaína:
Es como si estuvieran tomando cocaína conductual y esparciéndola por toda tu interfaz, y eso es lo que te mantiene volviendo una y otra vez. (…) Detrás de cada pantalla de tu teléfono, por lo general hay literalmente como mil ingenieros que han trabajado en esto para tratar de hacerlo lo más adictivo posible.
Además del scroll infinito, los eurodiputados han señalado otras prácticas en el uso de plataformas digitales que también pueden generar adicción. Algunos ejemplos de ello son el acto de refrescar la pantalla a la espera de nuevas notificaciones y reacciones de “Me gusta”, la reproducción automática de videos, como ocurre en el caso de YouTube, y las notificaciones constantes de mensajes y publicación de contenido.
Opositores a la prohibición del scroll infinito
A pesar del consenso generalizado que hay alrededor de los peligros de esta función, hay quienes se oponen a que sea regulada por la ley. Por ejemplo, Irina Madrilley, supervisora de social media de la empresa de marketing Online Rocket Digital, le dijo al periódico ABC que esta decisión generaría rechazo por parte de los usuarios de redes sociales, quienes podrían ver la medida como un atentado al uso autónomo de su tiempo:
Al final, es una forma de restringir su decisión a usar su tiempo en lo que ellos quieren. Es cierto que se deberían tomar medidas para proteger a los más vulnerables, como niños y jóvenes, pero eso depende mucho más de la educación. Si se educa con un consumo responsable de las tecnologías, no debería ser necesaria esta restricción con el scroll.
De acuerdo con esta perspectiva de Madrilley, la solución al scroll infinito está en enseñarle a la gente a usar sus escenarios con cautela, sin dejarse llevar por el instinto de navegar indefinidamente. Sin embargo, esto hace que nos preguntemos: ¿todos los países tienen los medios necesarios para ofrecer una educación que les permita, tanto a jóvenes como a adultos, tener una postura crítica e informada frente a los peligros de las tecnologías actuales?
De hecho, resulta interesante que este proyecto surja en Europa, uno de los territorios con los índices más altos de calidad en educación. En cambio, en una región como Latinoamérica hay desafíos importantes en esa área y, como contraste, una gran facilidad de acceso a teléfonos inteligentes y conexión a internet, así como índices altos de uso de redes sociales.
Pero, además del argumento a favor de que la gente se entretenga autónomamente, hay implicaciones en términos financieros. Nacho de Pinedo, director de la escuela de negocio digital ISDI, le dijo a ABC que la desaparición del scroll infinito afectaría al modelo de comercio actual en las redes sociales, el cual “está basado precisamente en que el usuario encadene un contenido detrás de otro sin encontrar un límite. Esto permite que cada nuevo contenido sea soporte de ingresos publicitarios”. Así, en términos económicos, se verán afectados tanto las marcas y tiendas que usan las redes para dar a conocer sus productos, como las redes que reciben sus ingresos al ofrecer publicidad.
Esto nos lleva a pensar en dos posturas similares dentro del pueblo de Dios frente a este tipo de proyectos de ley. Por un lado, quizás haya padres que celebren la medida como una forma de proteger a sus hijos. Por otro, están los cristianos que utilizan el scroll infinito dentro de sus contextos de trabajo. Definitivamente no se trata de un asunto fácil de abordar.
¿Una solución definitiva?
Quisiera cerrar este artículo analizando qué tan definitivo es un proyecto como el propuesto por el Parlamento Europeo para abordar los problemas alrededor del scroll infinito.
En el contexto específico del componente adictivo que tiene esta función, Josué Barrios, en su BITE Talk de 2018, nos invitaba a pensar que las redes sociales “quieren nuestros corazones”, pues nosotros mismos somos el producto u objeto que es conseguido por ellas. “Así como en Matrix las personas eran entretenidas en un mundo digital para que las máquinas pudieran alimentarse de ellas, de manera parecida las redes sociales nos quieren metidos más y más en ellas para su propio beneficio”, dijo..
También hemos reflexionado en que hay algunas opciones para utilizar las redes sociales glorificando a Dios. Por ejemplo, en nuestro artículo sobre BookTok, vimos que TikTok puede ser el medio para promover literatura cristiana.
Sumado a eso, las palabras de Nicolás Osorio –en Cómo internet está arruinando nuestro dominio propio– resumen el balance que hemos presentado en BITE a largo de nuestras reflexiones de los últimos años:
Necesitamos mantener presente el principio de Pablo, todo puede ser usado, pero nada debe dominarnos. Entonces la pregunta tiene lugar: ¿estoy siendo dominado de alguna manera por las redes sociales? Y sobre todas las cosas: ¿Mi uso de las redes está dando gloria a Dios como el dueño de mi vida?
Pero, a la luz del nuevo proyecto del Parlamento Europeo, el cual será puesto a votación en diciembre de 2023 y llevado a cabo en el 2024, ¿cómo puede reaccionar la iglesia? Considero que es clave recordar que las leyes pueden tener efectos positivos sobre la sociedad, pero el problema de fondo está en el corazón. Como lo afirmaron Barrios y Osorio, cuando una persona está dominada por el scroll infinito y consume contenido en una red social de manera ilimitada, es porque hay idolatría en su corazón.
En ese sentido, no hay nada nuevo bajo el sol; las redes sociales son solo otra opción para formar un ídolo. Incluso si prohíben la utilización del scroll infinito y otras prácticas diseñadas para generar adicción, el creyente siempre tendrá la oportunidad de consumir aquello que desee su corazón. Nuestras acciones no dependen principalmente de las regulaciones legales, sino de la voluntad de Dios revelada en su Palabra y de cuánto queremos ajustarnos a ella.
Como dice Pablo en Romanos 12:2, necesitamos que nuestra mente compruebe lo que es bueno a los ojos de Dios. Todas las adicciones, desde las más simples como las redes sociales y la comida, pasando por el uso de sustancias como el alcohol y el tabaco, hasta llegar a las abiertamente pecaminosas como la pornografía, siempre estarán disponibles, ya sea que se prohíban en el ámbito legal o no.
De acuerdo con la reconocida compañía de marketing digital Smart Insights, en la actualidad, 4800 millones de personas (60 % de la población mundial) utilizan redes sociales, y el tiempo promedio de uso en todo el planeta es de 2 horas y 24 minutos al día. ¿La iglesia marca una diferencia en esa tendencia actual? Si una ley para prohibir el scroll infinito es aprobada en nuestra región, ¿daremos muestra de que Dios es nuestro más grande tesoro, o nos lamentaremos por ello?
Referencias y bibliografía
- Infinite Scroll: The Web's Slot Machine - Psychology Today
- El Parlamento Europeo aprueba un proyecto para prohibir el scroll infinito
- New EU rules needed to make digital platforms less addictive - European Parliament
- Kim van Sparrentak - Twitter (X)
- Social media apps are 'deliberately' addictive to users - BBC News
- La UE estudia acabar con el 'scroll' infinito, la auténtica «cocaína» de las redes sociales - ABC
- Global social media statistics research summary 2023 - Smart Insights