Cómo la iglesia puede contribuir (o afectar) el cuidado de los huérfanos

En mayo de 2021 publicamos un artículo titulado 3 claves para comprender la relación de la iglesia con el cuidado al huérfano. En él discutimos algunas reflexiones alrededor de una serie de conversatorios online enfocados en Latinoamérica sobre la iglesia local y el vulnerable. BITE participó en estos conversatorios junto a ACH, SOMOS, ACTS29 y (un)adopted. Una de las ideas centrales que discutimos en este artículo es que el cuidado del huérfano es parte del ADN de la iglesia. Como pueblo de Dios, estamos llamados a representar a nuestro Rey al actuar de manera acorde con su carácter y corazón. Desde Éxodo hasta Santiago, la Escritura habla del cuidado del huérfano como una señal clave de la obediencia sincera del pueblo de Dios. 

Los conversatorios siguieron durante los meses de junio y agosto de 2021. En la serie de agosto, discutimos sobre cómo la iglesia local puede mejorar su cuidado del huérfano. Si en la serie de abril estuvimos hablando del por qué la iglesia debe cuidar del huérfano, en la serie de agosto discutimos el cómo. Queremos resaltar aquí tres grandes herramientas prácticas que van a ayudarnos a ejercer un mejor cuidado del huérfano.

1. La educación como herramienta fundamental

El primer aspecto práctico que nos va a guiar en el cuidado de huérfanos es el tener el hábito de educarse continuamente. Sin una preparación inicial y un proceso de aprendizaje continuo, es peligroso hacerlo y será probablemente infructífero. Pensemos por un momento en la predicación de la Palabra de Dios. La enseñanza de la Escritura es fundamental para el sano crecimiento de la iglesia, y justamente por eso es necesario que un pastor o maestro no lo haga a menos de que se prepare primero y esté dispuesto a seguir estudiando y practicando por el resto de su vida. 

Sara de Ruano, directora de la Asociación de Hogares Cristianos de Guatemala (ASOCRIGUA), mencionó en su conversatorio algunos peligros que tiene el carecer de educación a la hora de cuidar del huérfano. El primero es la revictimización. Una persona, quizá con las mejores intenciones del mundo, pero sin educación, puede llegar a un niño que está en cuidado y preguntarle por su historia personal. Siendo que esta persona probablemente no es el padre/madre del niño o el cuidador que pasará más tiempo con él, eso solo causará que el niño vuelva a introducirse en el recuerdo de aquellos sucesos que lo pusieron en una situación de vulnerabilidad, haciendo que las heridas y traumas que tiene sigan dañándolo.

Un segundo peligro es la descontextualización. Cuando un niño está recibiendo la atención de un voluntariado o está en una familia de acogida, es posible que comience a recibir regalos costosos a los cuales se acostumbre. Luego, cuando el niño es reintegrado a su familia biológica, su relación se verá afectada por lo que recibió en el poco tiempo que fue servido por personas que, sin educación, le hicieron un mal al darle posesiones que no tendrá más en su hogar permanente. 

Un tercer peligro está en afectar la situación legal del niño. Una persona que sirve a un niño durante un voluntariado puede tomarse fotos con él y subirlas a las redes sociales por la alegría de haber compartido un lindo tiempo juntos. Esto puede llevar a la familia biológica del niño que está en un proceso de restablecimiento de derechos, a entrar en un conflicto legal con el sistema gubernamental.

Un cuarto peligro, quizá el más grave de todos, es el causar un desvío en las creencias centrales del niño. Una persona que quiere servir, pero no está dispuesta a entregar su tiempo a largo plazo y con un propósito significativo, todo por la falta de educación, puede causar un gran daño. Un niño que está en una situación de vulnerabilidad ya ha formado creencias con respecto al mundo por causa de sus vivencias, tales como “yo no valgo” o “el mundo no es un lugar seguro” o “los adultos no son dignos de confianza y me abandonan.” Si una persona va a visitar a un niño únicamente durante la navidad, solo con la intención de hacer una buena acción social, pero luego no continúa el proceso de servicio por un tiempo significativo, lo que hará es reforzar en el niño la idea de que él no es digno que se le invierta tiempo o de que no es posible confiar en los adultos, así se les llame ‘papás’.

2. Las necesidades específicas de la comunidad

El segundo aspecto práctico que nos va a guiar en el cuidado de huérfanos es el tener presente las necesidades específicas de la comunidad a la cual queremos servir. Claudio Moya, pastor de la Iglesia Anglicana Pablo Apóstol en Valparaíso, Chile, quien ha servido a la niñez vulnerada y ha guiado a la iglesia en esta labor por años, contó durante su conversatorio que para él fue fundamental entender que alrededor del 2016 comenzaron a salir a la luz muchos problemas y abusos por parte de quienes protegían a los niños vulnerables en el gobierno chileno.

Aunque era lamentable escuchar que en el estado tuviera lugar ese tipo de hechos, Claudio sabía que había allí una oportunidad clave para que la iglesia se involucrara en el ministerio de la acogida temporal y brillara con la luz del evangelio. Si bien el llamado a cuidar del huérfano es general para todo el cuerpo de Cristo, los hermanos en Chile tuvieron una oportunidad única de llevar el evangelio en el 2016 y hasta el día de hoy. ¿Qué oportunidades únicas hay en nuestro propio país y en nuestra propia comunidad?

Esta conciencia de las necesidades específicas también llevó a Claudio a ver la importancia de acercarse al gobierno chileno para hallar cómo poder servir. El llamado de Santiago 1:27 no es una invitación a salir de afán a ayudar a los huérfanos de cualquier forma que se nos ocurra. Por el contrario, así como hizo Claudio, es importante ir al sistema de protección de cada gobierno y preguntar cómo es posible servir y qué pasos hay que tomar para que la iglesia se vincule al cuidado de huérfanos. 

Lastimosamente, en las últimas décadas la iglesia no ha actuado de manera acorde con su responsabilidad de cuidar del huérfano, por lo que ya no somos, ni los expertos en ello, ni los más involucrados. En el primer siglo los cristianos eran conocidos por adoptar a los huérfanos desinteresadamente y servir con el evangelio de todo corazón a los necesitados. Si bien hay un sinnúmero de esfuerzos hechos por la iglesia a favor de los vulnerables hoy, también es innegable que nos hemos recargado demasiado en las organizaciones gubernamentales y ONGs, por lo que no tenemos el mejor testimonio para liderar este trabajo. Sin embargo, nuestro deseo es llegar a ser el principal referente de cuidado al vulnerable en nuestros países y, para llegar allá, es necesario ir con humildad a los gobiernos y poner nuestro tiempo y esfuerzos al servicio de los niños según las leyes locales.

3. Un cuidado holístico del huérfano

El tercer aspecto práctico que queremos considerar es la importancia de buscar un cuidado holístico del huérfano. Hazel Cedeño, quien ha trabajado por años en el ministerio de Casa Viva Soluciones en Costa Rica, en su conversatorio partió de la idea fundamental de que el ser humano tiende a ser más reactivo que preventivo. En otras palabras, la gran mayoría de los esfuerzos humanos se centran en buscar soluciones a los problemas presentes en lugar de prevenir problemas futuros. Eso también sucede en el cuidado del huérfano.

Hazel afirma que lo mejor que le puede ocurrir a un niño es que sea criado y formado al interior de su hogar biológico. Por eso es mucho mejor tratar de intervenir una familia que está pasando por una crisis, llevarla al evangelio y guiarla para que sea funcional, a esperar a que el niño sea tomado por las autoridades gubernamentales y puesto en el sistema de protección. Cada niño que está en el sistema viene de una familia en la cual se pudo intervenir con el evangelio. Hazel resalta que la iglesia está equipada con una gracia enorme para intervenir en familias en crisis, quizá mucho mejor de lo que está para servir a niños que ya están en el sistema de protección. ¿No tiene la gran mayoría de iglesias un ministerio o sistema de enseñanza para ayudar a matrimonios con el evangelio? ¿Por qué no llevar eso fuera de la iglesia a familias en crisis?

Ahora, una vez que un niño ha sido llevado al sistema, ¿cómo intervenir de manera holística? Hazel resalta la importancia de tener cuidado con solo enfocarnos en la satisfacción de las necesidades inmediatas. Ella habla de su experiencia como directora de un hogar de cuidado y cuenta que allí vio las consecuencias de dar a los niños solo lo que como adultos pensamos que es lo mejor para ellos. Su consejo es que la iglesia siempre debe pensar más allá de solo proveer educación, comida y refugio. Sin el evangelio y toda la enseñanza espiritual y emocional que vienen de la Escritura, los niños no serán verdaderamente cuidados. Cualquier esfuerzo que hagamos, por pequeño que parezca, debe encajar en un servicio más grande que tenga como centro la satisfacción de las necesidades del alma y el corazón. 

Ir más allá…

Estas cortas meditaciones no pretenden sino despertar en el lector el deseo de continuar su proceso de formación y práctica en el cuidado del vulnerable. Como se dijo en el primer punto, es clave que la iglesia siga accediendo a libros, artículos, conferencias, webinars y todo tipo de capacitación relacionada con el cuidado del huérfano. Sin duda podríamos poner aquí una lista extensa de recursos a los cuáles acceder, pero siempre es mejor comenzar por algo pequeño. Por eso consideramos que el lector interesado puede seguir su proceso de formación a través de los conversatorios a los cuales hicimos referencia en este artículo, los cuales a su vez los dirigirán a nuevas oportunidades de aprendizaje. Además, la Alianza Cristiana para los Huérfanos (ACH) estará realizando su cumbre en noviembre de 2021, a la cual esperamos de sumen muchos en Latinoamérica. Sea el Señor utilizando estos pequeños regalos de gracia para que la iglesia alumbre fuertemente con la luz del evangelio en el cuidado del huérfano.