Escucha este artículo en formato podcast:
Según muchos expertos, medios de comunicación, gobiernos y organizaciones que se dedican a medir la situación de los cristianos alrededor del mundo, ser cristiano en Corea del Norte es casi imposible. La presión del gobierno, la vigilancia extrema, el ateísmo y la adoración a una familia de dictadores es un caldo de cultivo ideal para que la práctica de la fe sea prácticamente imposible.
Los cristianos en Corea del Norte sufren por su fe más que en casi ningún otro lugar del mundo. ¿Qué sucede en Corea del Norte? ¿Por qué es tan pesadamente complejo ser creyente en este territorio? ¿Qué podemos hacer por ellos?
Open Doors, una organización dedicada a apoyar a los creyentes que son perseguidos en todo el mundo, ha creado una lista de los 50 países donde es más peligroso ser cristiano. Por muchos años consecutivos, Corea del Norte ha liderado este listado. Los cristianos en este país sufren por su fe más que en ningún otro lugar del mundo. ¿Qué sucede en Corea del Norte? ¿Por qué?
La decisión de ser cristiano
Aquel que decide ser un fiel creyente de Cristo en Corea del Norte lo hace a un alto precio. Si las autoridades del país llegan a enterarse de la fe de una persona, esta corre el peligro de ser llevada a una prisión política por oponerse a los valores del estado. Dichas prisiones retienen a todos aquellos que con su pensamiento político o religioso pueden representar en algún momento una amenaza para el gobierno.
Pero, ¿qué sucede en las prisiones políticas? Las personas son sometidas a trabajos forzados, de la misma forma que lo eran los prisioneros judíos en los campos de concentración nazis. El solo hecho de vivir en Corea del Norte implica sufrir de una gran escasez de alimentos, medicinas y recursos básicos para la supervivencia, por lo que el ciudadano promedio trabaja incansablemente para darle de comer a su familia. Sin embargo, la situación en las prisiones hace que esto sea peor: las personas deben laborar día y noche mientras todos sus derechos son vulnerados y su salud se deteriora. Quienes han podido cumplir su sentencia y salir con vida, describen cada día en esos lugares como una pesadilla interminable.
Pero quienes sufren la peor parte de las prisiones son los cristianos o los que representan sospecha de conspiración. Estos son llevados a Kwan-li-so, un famoso campo de concentración en donde las personas son sentenciadas a trabajar de por vida mientras reciben torturas y toda clase de tratos inhumanos. Este lugar tiene condiciones inhumanas, al nivel de Auschwitz, donde las personas son abusadas, torturadas, golpeadas, usadas para experimentos químicos y asesinadas todos los días.
Ahora bien, ningún cristiano piensa en los riesgos de su fe de manera individual en Corea del Norte. Aquella persona que es llevada a una prisión, corre el terrible riesgo de que toda su familia sea también llevada con ella. Quienes van a Kwan-li-so tienen que ver a su familia ser torturada de por vida, sin esperanza de salir jamás.
Por eso todos los cristianos deben vivir su fe de forma clandestina. Incluso sus familiares más cercanos representan un gran peligro al tener la potestad de entregarlos. Aquellos que colaboran con el gobierno en su labor de espionaje reciben privilegios y pueden salvarse a sí mismos. La policía tiene control sobre todo el pueblo, de forma que hacen redadas para capturar cristianos y generan presión en las escuelas para que los niños entreguen a sus padres. Esto hace que el reunirse en comunidad, una parte esencial de la vida del cristiano, sea cada vez más difícil.
¡La decisión de ser cristiano tiene un alto precio! Pero, ¿por qué el país representa tan increíble riesgo para la vida del creyente?
Divinidad estatal
Todo es un asunto de religión. El Estado norcoreano rinde culto a la familia Kim, particularmente a Kim Il-sung (1912-1994), el llamado «Presidente eterno de la República», por liderar a la nación por casi 50 años desde su creación hasta el final del siglo XX. Su hijo Kim Jong-il (1942-2011), llamado «héroe de la república» y «amado líder», también es objeto de culto por sus contribuciones al desarrollo del partido. Hoy, Kim Jong-un (1984), descendiente de los hombres ya mencionados y actualmente considerado líder supremo de Corea del Norte, se encarga de que el país le rinda culto a él y a sus predecesores.
Estos tres hombres, junto con sus respectivos gobiernos, han creado y desarrollado desde el inicio de la nación una ideología llamada juche, que significa «autoconfianza». Esta filosofía concibe al ser humano, no individualmente sino en masa, como el dueño y motor del mundo, capaz de crear para sí mismo una sociedad. Esta teoría persigue el objetivo de que todo el país comparta una misma ideología y se aísle del ámbito internacional.
El gran problema de esta forma de pensar es que la política y la cosmovisión se convirtieron en un fin en sí mismo. La vida de la gente dejó de ser valorada y la ideología, junto con sus creadores, llegó a ser prioritaria e idolatrada. Por eso el gobierno no ha escatimado en violar los derechos humanos de los habitantes, en mantenerse en oposición a otras naciones en detrimento del bienestar de las personas, y en imponer el culto para la familia Kim.
Tal es el extremo del fanatismo enseñado en Corea del Norte que las personas no tienen acceso a las ideas del exterior, sino que el gobierno ha decidido contar la historia a sus niños solo desde su perspectiva y ha prohibido el uso de internet y de redes digitales para todos sus ciudadanos. Es prioridad para el gobierno el adoctrinar a todos sus habitantes en su ideología, eliminando cualquier otra posible creencia.
Aunque el juche tuvo su origen en el comunismo y el leninismo, hoy en día es criticado incluso por los adherentes al comunismo, pues resulta ser una teoría cruel, fanática y totalmente centrada en el bienestar del gobierno y no de las personas. El atraso de Corea del Norte en términos políticos, económicos, sociales, tecnológicos y de relaciones internacionales, muestra que el gobierno solo da continuidad a su cosmovisión por amor a la tradición y a la familia Kim, y nunca en favor de los ciudadanos.
Para comprender el contexto mucho mejor, debemos responder algunas preguntas: ¿qué religión se practicaba en Corea? ¿Cómo llegó el cristianismo a la península? ¿Y qué llevó a la situación actual de los cristianos allí?
Caída junto a la Unión Soviética
El trasfondo religioso de Corea del Norte comenzó en la antigüedad con una religión tradicional. En el siglo cuarto de nuestra era, el budismo fue introducido a través de China. Después del año 1.000, el confucianismo proveniente de China empezó a ganar popularidad en el país. En adelante, una mezcla entre confucionismo citadino y budismo rural marcó la pauta de la cultura religiosa coreana.
Pero a finales del siglo XVIII, y especialmente a partir del siglo XIX, el cristianismo empezó a ganar terreno en el país. Con algún tipo de promoción estatal, los misioneros cristianos, especialmente protestantes, ingresaron en el territorio fundando iglesias, escuelas, hospitales y editoriales. El cristianismo se hizo especialmente popular en el noroeste del país y particularmente en Pionyang, que se convirtió en el bastión principal del cristianismo coreano. Por ello Pionyang fue llamada la «Jerusalén del Este».
Las religiones tradicionales, como el chamanismo, el budismo y el confucianismo palidecían ante el crecimiento del cristianismo. Pero en 1910 los japoneses invadieron la península de Corea mientras trataban de imponer el sintoísmo, su religión tradicional. Es entonces cuando el cristianismo se empieza a asociar con el nacionalismo coreano, impulsando aún más la asociación de Corea con el cristianismo.
Cabe destacar que antes de 1945 el cristianismo se había extendido especialmente en el norte de la península de Corea, en lo que hoy precisamente es Corea del Norte.
Después de la segunda guerra mundial, en 1945, la Unión Soviética y los Estados Unidos dividieron la península de Corea en dos. Después de varios intentos de unificación, en 1948 los estadounidenses crearon la República de Corea del Sur y, como respuesta, unos meses después los soviéticos reconocieron la República Popular Democrática de Corea. El gobierno fue encabezado por Kim Il-sung, considerado uno de los líderes guerrilleros coreanos más populares en el momento.
Durante la Guerra Fría (1945-1991), Corea del Norte vivió un gran desarrollo económico y social, llegando a ser una de las economías más florecientes de Asia. Con sus aliados de la Unión Soviética, principalmente China, pudo enfrentarse a la nación del Sur, apoyada por Estados Unidos y la ONU, en lo que se llamó la famosa «guerra de Corea». Esta terminó en un armisticio luego de que ninguno de los dos países logró conquistar al otro, dejando millones de muertos y el recuerdo de una de las guerras más sangrientas de la historia.
Sin embargo, al finalizar la Guerra Fría y al disolverse la Unión Soviética, Corea del Norte quedó muy debilitada en sus relaciones internacionales. Al sentirse amenazada por Estados Unidos, comenzó un desarrollo nuclear muy acelerado durante la última década del siglo pasado y las dos décadas del siglo veintiuno. Esto llevó a las organizaciones internacionales a poner sanciones sobre la nación, aislándola del resto del mundo en términos de comercio y deteniendo su desarrollo a nivel internacional.
La ideología juche llevó al gobierno norcoreano a buscar su independencia después de la Guerra Fría, centrando la gran mayoría de su comercio en China y Rusia, y trabajando en su filosofía de «armas primero», la cual pone el desarrollo militar como prioritario por encima del bienestar de la gente. Corea del Norte quiere tener suficiente fuerza para defenderse de cualquier ataque y entrar en una guerra con Estados Unidos, al tiempo que su economía le permita ser autosuficiente. Sin embargo, por causa de las sanciones internacionales y el gasto excesivo en armas, su economía es precaria.
Por la débil economía del país, no solo los cristianos, sino prácticamente todos los ciudadanos de Corea del Norte, viven en situación de pobreza y vulnerabilidad, quizá exceptuando a las élites gubernamentales. No parece haber cambios en el futuro cercano, pues desde el siglo pasado la dinastía Kim eliminó a toda la oposición interna, y no ha mostrado disposición a negociar en el ambiente internacional, aparte de algunos intentos infructíferos en la última década.
Con la llegada de Kim Il-sung al poder, la mayoría de los coreanos cristianos que habían estado hasta entonces en la mitad norte de la península, huyeron a Corea del Sur. Durante los últimos 70 años, Corea del Norte ha sido gobernada por la familia Kim. Kim Il-sung gobernó al país desde 1948 hasta 1994, su hijo Kim Jong-il desde 1994 hasta 2011, y el hijo de este último, Kim Jong-un, gobierna el país desde 2011 hasta la actualidad. Los cristianos que permanecen en Corea del Norte viven escondidos o intentan escapar, pues el cristianismo sigue considerándose occidental y hostil.
¿Qué hacer?
El gobierno norcoreano, por su ideología centrada en la lealtad a la dinastía Kim, considera el escape de cualquier ciudadano como un acto de traición. Así, pues, los cristianos solo tienen la opción de intentar escapar por la frontera con China, pues la frontera con Corea del Sur es la zona más militarizada del planeta, o la opción de vivir su fe en el más absoluto secreto
Muchos ministerios a nivel internacional, varios con base en China y Corea del Sur, intentan apoyar a los cristianos perseguidos en Corea del Norte. Parte del trabajo implica el envío de comida y medicina básica, el ingreso ilegal de recursos cristianos al país por la frontera con China o por aire, y el ser una voz a nivel internacional para mover a creyentes en todo el mundo a donar y orar por la situación.
Si alguien en la lectura de este artículo quisiera apoyar esa situación, tiene tres caminos inmediatos. El primero es continuar informándose, pues este artículo constituye un panorama muy general de la situación de los cristianos en Corea del Norte. El segundo es donar, pues hay organizaciones como Open Doors y Voz de los Mártires que reciben ayudas en todo el mundo para apoyar a los creyentes allí. Y el tercero y último es orar por nuestros hermanos en la opresión norcoreana.
La pregunta final es: ¿cómo un cristiano cualquiera como tú o como yo puede contribuir a mejorar la situación de nuestros hermanos norcoreanos? Podemos proponerte tres caminos inmediatos. El primero es continuar informándote, pues este video constituye un panorama muy general de la situación de los cristianos en Corea del Norte. El segundo es donar, pues existen diversas organizaciones que reciben ayudas en todo el mundo para apoyar a los creyentes allí. Y el tercero y último es orar por nuestros hermanos, que bien sea de forma directa o indirecta, están sufriendo la pesada opresión en Corea del Norte por causa de seguir a Jesucristo.
¿Y tú? ¿Qué piensas? ¿Qué acciones concretas estás dispuesto a realizar por nuestros hermanos en Corea del Norte? ¿De qué forma conocer la realidad de los creyentes en este país afecta tu fe? ¿Qué crees que sucederá con la iglesia norcoreana en los próximos años?
Apoya a nuestra causa
Espero que este artículo te haya sido útil. Antes de que saltes a la próxima página, quería preguntarte si considerarías apoyar la misión de BITE.
Cada vez hay más voces alrededor de nosotros tratando de dirigir nuestros ojos a lo que el mundo considera valioso e importante. Por más de 10 años, en BITE hemos tratado de informar a nuestros lectores sobre la situación de la iglesia en el mundo, y sobre cómo ha lidiado con casos similares a través de la historia. Todo desde una cosmovisión bíblica. Espero que a través de los años hayas podido usar nuestros videos y artículos para tu propio crecimiento y en tu discipulado de otros.
Lo que tal vez no sabías es que BITE siempre ha sido sin fines de lucro y depende de lectores cómo tú. Si te gustaría seguir consultando los recursos de BITE en los años que vienen, ¿considerarías apoyarnos? ¿Cuánto gastas en un café o en un refresco? Con ese tipo de compromiso mensual, nos ayudarás a seguir sirviendo a ti, y a la iglesia del mundo hispanohablante. ¡Gracias por considerarlo!
En Cristo,
Giovanny Gómez Director de BITE |